PRESIDENCIA DE LAS CORTES DE ARAGON
De conformidad con lo establecido en el artículo 172 del Reglamento de la Cámara, se ordena la publicación en el Boletín Oficial de las Cortes de Aragón, de la Comunicación remitida por la Diputación General de Aragón «Hacia una política demográfica en Aragón», que ha sido admitida por la Mesa de las Cortes de Aragón en sesión celebrada el día 15 de enero de 1999, y, a solicitud de la Diputación General de Aragón, ordena su remisión a la Comisión Institucional
Zaragoza, 27 de enero de 1999.
El Presidente de las Cortes
EMILIO EIROA GARCIA
Comunicación a las Cortes de Aragón
«Hacia una política demográfica en Aragón»,
en cumplimiento de la Moción núm. 2/97,
dimanante de la Interpelación núm. 20/96
INDICE
La situación demográfica de Aragón
— Escaso volumen de la población absoluta
— La emigración, factor desencadenante de la situación de declive de la población
— Caída de la fecundidad
— Envejecimiento de la población
— Tasa de dependencia
— Desequilibrios territoriales en el reparto de la población
Una política aragonesa de población
— Medidas de apoyo a las familias
— Medidas para el fomento del asentamiento de la población
El Gobierno de Aragón ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación por el hecho demográfico aragonés, por los efectos que el envejecimiento progresivo de la población y el descenso de la densidad humana tienen en el desarrollo de la Comunidad Autónoma
. Con 47.560 km 2 , Aragón es la cuarta Comunidad Autónoma en cuanto a superficie; ocupa un 9,5% del territorio nacional. La población aragonesa (1.187.000 habitantes, según el Padrón municipal de 1996) representa un 3% de la española, lo que se traduce en una densidad media de 25 habitantes por km 2 , frente a los 80 habitantes por km 2 que tiene España.
El Gobierno ha abordado el estudio del problema demográfico, algo que, entre otros efectos, dificulta la insoslayable vertebración del territorio, con una implantación equitativa de servicios e infraestructuras para todos los ciudadanos.
Las Cortes de Aragón han sido sensibles al problema. Se deben destacar las iniciativas del Grupo Parlamentario Mixto (CHA), formulando la interpelación núm. 20/96 sobre política demográfica (BOCA núm. 65, de 21-10-1996). Como resultado del debate parlamentario se adoptó por el Pleno de la Cámara, en su sesión de 27 de febrero de 1997, la moción núm. 2/97 (BOCA núm. 94, 6-3-1997), con el mandato político de que el Gobierno presentase a la Cámara una comunicación sobre política demográfica. Esta cuestión también ha sido tratada con ocasión del debate sobre el estado de la Comunidad Autónoma, celebrado los días 16, 17 y 18 de septiembre de 1998.
El Gobierno de Aragón ya tomó la iniciativa de organizar unas «Jornadas sobre Políticas de Población y Demografía» que se celebraron los días 2 y 3 de octubre de 1997. Su propósito era que la opinión pública tomase conciencia de la situación demográfica de Aragón y que se reflexionase sobre propuestas de solución. En estas Jornadas, junto a los expertos regionales participaron especialistas del Consejo de Europa, Francia y Suecia. El debate social se suscitó, basta con repasar la hemeroteca.
El Gobierno de Aragón, en su reunión del día 23 de diciembre de 1998, aprobó la presente comunicación y su remisión a las Cortes de Aragón, para su debate y, en su caso, para que los Grupos Parlamentarios presenten propuestas de resolución, de conformidad con los artículos 172 y 173 del Reglamento de las Cortes de Aragón.
En cualquier caso, las soluciones a la cuestión demográfica en Aragón no pueden ser taumatúrgicas. Deben partir de las siguientes premisas:
a) En todos los casos la eficacia de las políticas de población debe estar coordinada y ejercerse en tres niveles: estatal, autonómico y local. Debe ser un programa global, pluridisciplinar y coordinado entre todas las Administraciones públicas.
b) Debe contar con el consenso político más amplio y leal posible para un problema que afecta a todos, y cuyas soluciones se aplicarán necesariamente a medio y largo plazo.
c) Deben partir de la base de cualquier medida que se aplique en el terreno fiscal, económico, laboral, de bienestar social necesitará un cambio de mentalidad, de actitud social y en el hecho cultural respecto a la maternidad o la paternidad.
d) Otra premisa debe ser el respeto de la libertad individual de las personas sobre el derecho a tener hijos.
El crecimiento vegetativo negativo, las migraciones hacia el medio urbano, el envejecimiento de la población y la despoblación del medio rural son fenómenos demográficos básicos para entender la dinámica y el presente de la población de Aragón.
Estos fenómenos han sido analizados por estudiosos. Así, entre otros, Vicente BIELZA DE ORY ( La población aragonesa y su problemática actual , Ed. Librería General, Zaragoza, 1977); José Antonio BIESCAS FERRER («Las gentes y su actividad económica» en AA.VV., Los aragoneses , Ediciones Istmo, Madrid, 1977); Antonio HIGUERAS y María Carmen FAUS PUJOL ( Estructuras y perspectivas demográficas de Aragón , Ibercaja, Zaragoza, 1988); Luisa María FRUTOS MEJIAS («Población y mercado de trabajo», Papeles de economía española. Economía de las Comunidades Autónomas. Aragón, 10 [1991]); María Carmen FAUS PUJOL y Antonio HIGUERAS («El envejecimiento de la población aragonesa», Papeles de economía española. Economía de las Comunidades Autónomas. Aragón, 10 [1991]); José Antonio BIESCAS y Javier FRANCO ( Aragón: territorio, población y actividades económicas, Mira Editores, Zaragoza, 1997); Luisa María FRUTOS MEJIAS («Los espacios en declive demográfico: problemas y posibilidades de recuperación», Economía Aragonesa, Ibercaja, núm. 2, [1998]); Javier CALLIZO SONEIRO, («La población aragonesa en los años noventa. Envejecimiento, reestructuración espacial y nuevas tendencias migratorias», Situación. Serie Estudios Regionales. Aragón , Banco Bilbao Vizcaya, Bilbao, [1998]), a los que cabe remitirse in extenso .
En cuanto a los datos demográficos aragoneses, una fuente de conocimiento son los Indicadores demográficos de Aragón 1975-1991, del Instituto Aragonés de Estadística, así como los datos municipales, comarcales y provinciales del padrón municipal de 1996, que ofrece este Instituto en sus publicaciones en soporte papel y en la dirección electrónica en Internet del Gobierno de Aragón (http:www.aragob.es/eco/estadística). No obstante, conviene presentar algunos datos y realizar algunas reflexiones sobre la situación demográfica de Aragón.
La situación demográfica de Aragón
Durante los últimos cincuenta años en todos los países desarrollados del mundo se han practicado «políticas de población» con el propósito declarado de modificar la estructura demográfica de la población a fin de mejorar su situación socioeconómica, grado de desarrollo y disminuir las desigualdades sociales. En este sentido, el éxito de una política de población se mide en términos de salud de la población, nivel educativo, empleo, posibilidad real de acceder a servicios sociales, etc. En definitiva, toda política de población debe ir encaminada, inexcusablemente, a mejorar las condiciones de vida de la población.
Dentro de este marco general y ratificando el propósito de que la finalidad de la política de población es la mejora de las condiciones de vida, conviene reflexionar sobre las actuales características demográficas de Aragón.
Escaso volumen de población absoluta
Según la rectificación padronal de 1996, Aragón cuenta con una población ligeramente inferior a 1.200.000 personas, que viven sobre 47.650 km 2 . La densidad de población es, pues, de 25 hab./km 2 , que es una de las más bajas de España; que se convierte en 12 hab./km 2 si se excluye del cálculo la población de Zaragoza capital.
El escaso volumen de población absoluta en una región tan extensa supone un punto débil de la estructura socioeconómica de Aragón. Esta situación no es nueva. A lo largo del siglo XX Aragón ha perdido progresivamente peso demográfico en relación al conjunto nacional. A comienzos del siglo la población aragonesa representaba el 3,54% de la población española. Al finalizar la centuria, dicha proporción será inferior al 2,9% con tendencia a seguir disminuyendo, si los aragoneses no actuamos.
La densidad de habitantes por km 2 era en 1996 de 13,33 en la provincia de Huesca; en la provincia de Teruel de 9,33 y, en la provincia de Zaragoza de 48,77 hab./km 2 . La media española es de 78,56 hab./km 2 .
Dentro del conjunto de más de 200 regiones europeas, existen varias regiones de la Unión Europea con una densidad de población igual e inferior a 25 hab./km 2 . En el Anuario Estadístico de Eurostat sobre las regiones (Comisión Europea, 1997) sobre datos de 1994, se expresan las siguientes densidades de población para las diferentes regiones comunitarias: Aragón (España), 25 hab./km 2 ; Castilla-La Mancha (España), 21 hab./km 2 ; Alentejo (Portugal), 20 hab./km 2 ; Highlands (Reino Unido), 9 hab./km 2 ; Guayana (Francia), 2 hab./km 2 . A estas regiones habría que añadir un número importante de regiones de los países recientemente incorporados a la Unión, Suecia y Finlandia, con densidades inferiores a 25 hab./km 2 . De entre las regiones españolas, sólo Castilla-La Mancha tiene una menor densidad de habitantes por km 2 que Aragón.
La emigración, factor desencadenante de la situación de declive de la población
Esta situación es el resultado de una evolución demográfica muy compleja cuyo denominador común ha sido la emigración, particularmente intensa en tres momentos: a principios de siglo por la epidemia de filoxera; durante la guerra civil y años posteriores, y, sobre todo, durante las décadas de los años cincuenta y sesenta. Solamente en el quinquenio 1961-65 abandonaron Aragón más de 50.000 personas, la mayoría jóvenes de menos de 25 años. Las consecuencias inmediatas de aquella emigración, cuyos efectos se dejan sentir ahora, han sido la caída de la fecundidad y el envejecimiento relativo de la población. Al ser selectiva la salida de población, que afectó especialmente a los grupos de jóvenes en edad activa y fecunda, desciende la nupcialidad y la natalidad.
Caída de la fecundidad
La caída de la fecundidad es un fenómeno que afecta a toda España como resultado de la evolución demográfica propia de los países desarrollados, pero en Aragón el descenso de la fecundidad ha sido más rápido que en otras partes y ha alcanzado también niveles más bajos.
La disminución de la natalidad suele verse como una situación de «progreso» social y cultural, ya que se da una clara correlación negativa entre alta natalidad y nivel de vida: los países más desarrollados son los que tienen índices de fecundidad más bajos, y al contrario. Para que las generaciones se sucedan unas a otras es necesario que el índice de fecundidad [número de hijos por mujer a lo largo de toda su vida fecunda] sea de 2,1. En estos momentos ningún país desarrollado alcanza estas cifras, aunque se mantienen próximas a 2 (entre 1,5 y 1,7). España es, en estos momentos, el país con menor índice de fecundidad (1,18) de Europa. Dentro de España, el índice de fecundidad de Aragón, con ligeras variaciones de unos años a otros, es de 1,12. Esto significa que el crecimiento natural de la población aragonesa [diferencia entre nacimientos y defunciones] es negativo. Hacia 1975 el crecimiento natural de la población aragonesa era de 7.100 personas por año. En 1991 dicho crecimiento era ya negativo (—2.187) y sigue aumentando de año en año: —3.067 personas en 1995. Como muestran otras variables demográficas, Aragón pierde población.
En épocas de crisis económica generalizada la disminución de la natalidad se percibe como un hecho positivo, porque a medio plazo hace que disminuya también la presión demográfica sobre el mercado de trabajo. Pero a largo plazo es el origen del envejecimiento de la población, que crea un problema no resuelto en ninguna parte, como es el de la «población pasiva». La «ley» del demógrafo francés Sauvy se cumple inexorablemente en todas las sociedades: «crecer o envejecer».
A mediados de los años setenta, nacían en Aragón unos 15.000 niños/as. El índice de fecundidad era 2,1; el reemplazamiento generacional estaba asegurado, y la población podía considerarse estacionaria. Desde comienzos de la década de los noventa, el número medio de nacimientos por año es de 9.600, y el índice de fecundidad de 1,12, como se ha dicho. El «déficit» estimado de nacimientos es de 5.400 por año.
Envejecimiento de la población
La tasa de envejecimiento de Aragón [población de 65 años y más/población total x 100] es varios puntos superior a la española (15, 6% en 1991): Huesca, 21,86%; Teruel, 23,83%, y Zaragoza, 17,95%. La tendencia observada es que la tasa de envejecimiento aumenta en todo el país, pero en Aragón el ritmo de crecimiento es más rápido.
En 1991, el índice de envejecimiento [personas de 65 años y más/personas menores de 15] en España era de 0,79. En Aragón el índice ascendía a 1,30 en la provincia de Huesca; 1,41 en la de Teruel, y 1,00 en la de Zaragoza. La tendencia actual del envejecimiento indica que ese índice en el año 2001 será el siguiente: Huesca, 1,63; Teruel, 1,72; Zaragoza, 1,48 (España, 1,14).
Tasa de dependencia
A medida que aumenta la proporción de personas mayores aumenta también la tasa de dependencia por envejecimiento; es decir, la proporción de personas que, de una manera u otra, dependen de los estratos de población adulta, entre los cuales se encuentra la población teóricamente activa que, en situación laboral normal cotiza al sistema de la seguridad social. En 1991, la tasa de dependencia por envejecimiento [personas de 65 años y más/población entre 15 y 65 x 100] era del 32,08 en la provincia de Huesca; 35,73 en la de Teruel, y 24,51 en la de Zaragoza. En el 2001 se estima que estos porcentajes se habrán elevado hasta el 34,67 en Huesca, 39,35 en Teruel, y 28,25 en Zaragoza.
Si en vez de tomar la población adulta, los cálculos se realizan sobre la población activa, el índice de dependencia [número de mayores de 65 años que sostiene una persona activa] en 1991 era de 1,17 en la provincia de Huesca; 1,36 en la de Teruel, y 0,80 en la de Zaragoza. En el 2002 los índices serán respectiva y aproximadamente de 1,27; 1,62, y 0,98.
Esta situación no tendría demasiada importancia si el reparto territorial de la población fuera más armónico. Si el análisis demográfico se circunscribe a Zaragoza capital y a su entorno, el problema no es tan grave e incluso podría decirse que es inexistente, ya que los efectos de la caída de la fecundidad solamente se manifestarán a muy largo plazo. El problema está en algunas áreas rurales escasamente pobladas en las que el índice de fecundidad es inferior a 0,80 y la edad media de la población se aproxima a los 60 años.
Desequilibrios territoriales en el reparto de la población
Así, la situación creada por la baja natalidad y el envejecimiento de la población agrava los desequilibrios territoriales en el reparto de la población. Más de la mitad de la población aragonesa (52%) reside en Zaragoza capital, y si a la población capitalina se añade la de su área de influencia, aquel porcentaje se eleva hasta el 56 %. Eso significa que grandes extensiones del territorio aragonés aparecen semivacías con menos de 10 hab./km2, y aún menos (Monegros, 8,71 hab./km2, en 1991; Ribagorza, 5,10 hab./km2; Sobrarbe, 2,90 hab./km2). En cambio, el «eje del Ebro» se aproxima a los 450 hab./km2. La percepción visual que se tiene de Aragón al observar un mapa de población es la de un vacío demográfico cortado por una línea de alta o media densidad a lo largo del Ebro, en el que destacan las capitales de provincia y ocho ciudades medias (cabeceras supracomarcales en la Ley de directrices generales de ordenación del territorio).
Distribución de la población aragonesa por tamaño de los municipios
Municipios | Huesca | Teruel | Zaragoza | Aragón |
De menos de 100 habitantes | 13 | 66 | 50 | 129 |
De 101 a 500 | 131 | 121 | 141 | 393 |
De 501 a 1.000 | 25 | 26 | 42 | 93 |
De 1.001 a 2.000 | 21 | 13 | 29 | 63 |
De 2.001 a 10.000 | 7 | 8 | 25 | 40 |
De 10.001 a 50.000 | 5 | 2 | 3 | 10 |
De 50.001 a 500.000 | 0 | 0 | 0 | 0 |
De más de 500.001 | 0 | 0 | 1 | 1 |
Total | 202 | 236 | 291 | 729 |
Fuente: INE. Padrón municipal de habitantes a 1 de mayo de 1996. [Total de municipios, 729, antes de crearse Marracos]
Del cuadro anterior se desprende que el 85% de los municipios aragoneses tienen menos de 1.000 habitantes, y de ellos, como consecuencia de su actual estructura demográfica excesivamente envejecida, unos 500 casi han perdido ya su capacidad endógena de crecimiento natural y han entrado en un proceso de declive y agotamiento poblacional.
Un 17,7% de los municipios no tienen más de 100 habitantes. Solo 51 tienen más de 2.000 habitantes (límite estadístico en España entre el poblamiento rural y el semi-urbano) y tan sólo 11, incluyendo las tres capitales de provincias, tienen más de 10.000 habitantes, y son plenamente urbanos (10.000 habitantes es el límite estadístico en España para el poblamiento urbano). Cada vez es más alto el número de municipios pequeños y muy pequeños que acogen a un porcentaje cada vez más bajo de la población aragonesa.
Entre los efectos socioeconómicos de la despoblación de grandes áreas y de la dispersión de los habitantes en municipios pequeños y muy pequeños es la dificultad de abastecer de servicios adecuados a toda la población. Así, por ejemplo, las carencias en las infraestructuras viarias porque, por la extensión territorial y dispersión de la población, sería precisa una red de carreteras muy densa, con cuantiosas inversiones en construcción, y, sobre todo, en mantenimiento, con escasos usuarios finales.
No hay que olvidar el efecto negativo de la pérdida relativa de peso de la población en una sociedad de democracia representativa.
Una política aragonesa de población
Conocidas las causas de la situación demográfica de Aragón, parece conveniente delinear una «política de población» que incida de manera positiva en los dos aspectos más débiles: el escaso volumen de población y los desequilibrios territoriales.
Por lo que se deduce de lo expuesto en la primera parte, una «política de población» abarca todos los aspectos de la gobernación y compromete a todas las Administraciones públicas. Sin embargo, es posible actuar sobre los aspectos más «sensibles» de la política demográfica. Para ello serían necesarias una serie de medidas de apoyo a las familias y otra de fomento de asentamiento de la población.
Medidas de apoyo a las familias
Todo lo que puede decirse a este respecto se halla recogido en el «Informe de la Subcomisión constituida en el seno de la Comisión de Política Social y Empleo del Congreso de los Diputados para analizar la situación actual de la familia en España y proponer las reformas y medidas que se consideren necesarias» (Boletín Oficial del Congreso de los Diputados, Serie D, núm. 137, 6-5-1997, páginas 2-22), al que cabe remitirse in totum. Entre otras medidas de política demográfica, la Subcomisión recomienda desarrollar una «política integral de apoyo a la familia» que se concreta en los siguientes puntos: redistribución de tareas; conciliación entre la vida laboral y las responsabilidades familiares; atención a las personas mayores; sanidad; atención al menor; educación; adopción; política fiscal; familias numerosas; televisión; conflictos familiares; vivienda; y, prevención de la violencia en la familia.
Como regla general las medidas deberían inscribirse en el marco de la legislación nacional, pero completándola, aumentando los beneficios que las diferentes leyes otorgan a las familias. En este sentido parece oportuno indicar los tipos de apoyo que se han revelado más eficaces en otros países —que, por otra parte, son los que demanda la sociedad, según el informe de la Subcomisión del Congreso—:
— Subsidios por natalidad en cuantía «suficiente», que se incrementarían con cada nuevo nacimiento, hasta un máximo a determinar.
— Beneficios fiscales por hijos complementarios de los que concede el Estado.
— Actualización autonómica de las condiciones de las familias numerosas.
— Beneficios en el transporte público urbano a familias numerosas.
— Concesión de créditos blandos para la adquisición de vivienda.
— Preferencia para el acceso a las viviendas sociales.
— Preferencia para ocupar puestos escolares, guarderías y jardines de infancia.
— Subsidios por embarazo.
— Prestación de servicios sociales a domicilio en el caso de que se junten varios niños pequeños o personas mayores en el hogar, especialmente atención médica.
— Atención especial a las madres solteras, separadas o con dificultades para educar a sus hijos.
— Atención especial a las familias con niños pequeños y personas mayores a su cargo.
— Cualesquiera otras medidas que se consideren oportunas, teniendo en cuenta las resoluciones que se adopten, en su caso, tras el debate de la presente comunicación.
El coste de una de estas acciones puede calcularse con relativa facilidad. El déficit de nacimientos se ha producido a lo largo de veinte años. No se puede esperar, pues, que se resuelva en menos de quince años, por lo menos, ya que para ello tiene que cambiar la actitud de la población joven. Para eso, precisamente, se establecen «estímulos». Si la futura acción diese el resultado apetecido, se podría incrementar la natalidad en unos 400 nacimientos «de más» cada año; esto es, 10.000 nacimientos el primer año; 10.400, el segundo y así hasta llegar a los 15.000 que serían necesarios para reponer el índice de fecundidad que garantice el reemplazamiento generacional. Si, por ejemplo, se acordase un subsidio de 10.000 pesetas por nacimiento, el coste sería de cien millones de pesetas el primer año. Sobre esta base se pueden hacer el ajuste presupuestario teniendo en cuenta los otros «beneficios» que podrían concederse.
Medidas de fomento de asentamiento de la población
Unas políticas públicas de esta naturaleza presenta muchas más dificultades que la anterior medida. Si en las medidas de «apoyo a las familias» los destinatarios son las personas, en este caso son las comunidades locales y comarcales. La finalidad de esta acción sería crear las condiciones objetivas de bienestar social para evitar la emigración, aunque es una tarea difícil.
Según se ha dicho anteriormente, más de 500 municipios aragoneses se hallan en fase de declive demográfico, algunos de ellos entrando en fase de agotamiento, lo cual plantea problemas de ordenación territorial de difícil solución. Es el caso, por ejemplo, de los problemas en la escolarización cuando el número de niños o/y niñas es pequeño.
En estos casos, la «política demográfica» debe ir acompañada de una «política territorial». Para ello, y como principio general, sería aconsejable: primero, conservar lo que se tiene; segundo, recuperar lo perdido; tercero, estimular las iniciativas locales; y, cuarto, asentar la población itinerante (inmigrantes).
Primero.— Para una mayoría de pueblos es difícil recuperarse demográficamente, pero hay que evitar que se pierdan. Para ello es aconsejable:
— Fijar la población permitiendo que tenga acceso a ciertos servicios sin cambiar de residencia; los servicios deben prestarse en áreas comarcales, siendo proveedores los municipios asociados en mancomunidades y a través de las comarcas, siguiendo las directrices generales de ordenación del territorio.
— Fomentar los retornos de antiguos emigrantes, aunque sean jubilados.
— Fomentar e incentivar la construcción de segundas residencias.
— Evitar el aislamiento, mejorando las actuales comunicaciones.
— Facilitar la escolarización de los niños y jóvenes de la zona rural, proveyendo a los centros de los servicios escolares necesarios (transporte y comedor) gratuitos, no sólo para los estudiantes en edad de escolarización obligatoria, sino también para los que cursen estudios post-obligatorios, o sufragando el internado cuando éste se haga necesario.
— Facilitar a la población el acceso a diferentes ofertas educativas, incluyendo la educación de adultos u otras ofertas de tipo deportivo o cultural.
Segundo.— Los núcleos de población abandonados son difícilmente recuperables, pero forman parte del patrimonio cultural de la Comunidad Autónoma, que hay que conservar.
También es patrimonio común el medio natural, interrelacionado con el medio rural. Es necesario potenciar la gestión del medio natural en sus múltiples facetas, para ralentizar el declive del medio rural, consolidando la población y, por otro lado, y a la vez, se conseguirá mantener durante el tiempo que se desarrolle esta estrategia un medio natural mejor conservado. Un medio natural sin población tenderá a la desertización y un medio rural que no actúe de forma compatible con el medio natural donde desarrolla su actuación tenderá al desdoblamiento.
Tercero.— El momento actual es inmejorable para estimular las iniciativas locales, entre las cuales pueden desempeñar un papel importante:
— Los programas «Leader» ( o los similares que los sustituyan).
— El turismo rural.
— Los parques culturales y el turismo que generan.
— Actividades agropecuarias innovadoras (cultivos en entoldados, etc.)
Todas estas iniciativas tienen valor en sí mismas, pero no resuelven más que a medias el problema del despoblamiento. El éxito de una futura política territorial y de asentamiento de la población descansa en las ciudades medias.
Sería necesario aplicar la teoría de los «polos de desarrollo» adaptada a una sociedad de servicios o servoindustrial que actualmente se concretaría en el impulso de los «parques tecnológicos», «parques de desarrollo», «parques de servicios, etc. Los criterios que se tienen en cuenta para establecer estos parques, si no hay una base local de materia prima, son la situación, las comunicaciones, y la accesibilidad.
Cuarto.— Fijación de población inmigrante, comunitaria y procedente de migraciones interiores. Aragón está experimentando en los últimos años crecientes necesidades de mano de obra temporal que no pueden ser atendidas con trabajadores de la Comunidad Autónoma. Estas necesidades —que se incrementarán en el futuro con el Plan PEBEA, por ejemplo— se están cubriendo de forma un tanto desordenada, lo que en ocasiones origina problemas económicos (carencia de mano de obra), sociales (hacinamiento) y legales (incumplimiento de la legalidad).
Parte de esta población temporal podría asentarse definitivamente en las zonas rurales aragonesas ya que existen necesidades de mano de obra para trabajos distintos de la recolección (poda, pastoreo, otras labores agrícolas) que permitirían la ocupación de estos trabajadores a lo largo del año.
Para ello, además de ser deseable la modificación de la Ley de Extranjería, es necesario ejecutar una serie de acciones coordinadas, cuyas fases fundamentales, serían las siguientes:
a) Contratación de los trabajadores en origen, de forma que se eviten desplazamientos masivos, desconectados en muchas ocasiones, por exceso o por defecto, de las necesidades reales. Al mismo tiempo, la contratación en origen, por sí misma, vincula más al trabajador con su empresa.
b) Una política de ayuda a los agricultores para que proporcionen alojamientos adecuados a los trabajadores que ocupan.
c) Acciones de formación profesional a la finalización de las campañas, para formar a estos trabajadores en otras labores agrícolas como las anteriormente citadas, en las que son necesarios sus servicios.
La población inmigrante extranjera debería fijarse a través de una idónea atención educativa a los hijos en edad escolar, facilitándoles los apoyos necesarios para su integración plena en nuestra sociedad.
Aragón debe articular y liderar la denominada «Diagonal continental europea» ante la reordenación de los Fondos estructurales de la Unión Europea. Además hay que participar intensamente en el proceso ascendente de formación de las decisiones estatales ante las Instituciones europeas, haciendo valer el hecho de la despoblación.
Creando, como en la actualidad está sucediendo, puestos de trabajo se fijará la población (e incluso crecerá). Junto a los factores exógenos de desarrollo (inversiones en infraestructuras, adecuados servicios, calidad de vida) es necesario un desarrollo endógeno, diversificando las actividades económicas, complementarias entre sí, elevando la formación de la población y desarrollando un espíritu emprendedor. Es necesario tener presente que «panton metron antrwpos» («el ser humano es la medida de todas las cosas»), como afirmó el antiguo filósofo heleno, Protágoras de Abdera.