PRESIDENCIA DE LAS CORTES DE ARAGON
La Mesa de las Cortes, en sesión celebrada el día 4 de marzo de 1999, ha admitido a trámite la Proposición no de Ley núm. 27/99, presentada por el G.P. Izquierda Unida de Aragón, sobre la seguridad en materia de alimentos transgénicos, y ha acordado su tramitación ante la Comisión de Medio Ambiente, en virtud de la voluntad manifestada por el Grupo Parlamentario proponente.
De conformidad con lo establecido en el artículo 201.3 del Reglamento de la Cámara, las señoras y señores Diputados y los Grupos Parlamentarios podrán presentar enmiendas a esta Proposición no de Ley hasta veinticuatro horas antes de la hora fijada para el comienzo de la sesión en que haya de debatirse.
Se ordena su publicación en el Boletín Oficial de las Cortes de Aragón, de conformidad con lo establecido en el artículo 201.1 del Reglamento de la Cámara.
Zaragoza, 4 de marzo de 1999.
El Presidente de las Cortes
EMILIO EIROA GARCIA
A LA MESA DE LAS CORTES DE ARAGON:
D. Miguel Angel Fustero Aguirre, Portavoz del Grupo Parlamentario Izquierda Unida de Aragón, de conformidad con lo establecido en los artículos 200 y siguientes del Reglamento de las Cortes de Aragón, presenta la siguiente Proposición no de Ley sobre la seguridad en materia de alimentos transgénicos, solicitando su tramitación ante la Comisión de Medio Ambiente.
EXPOSICION DE MOTIVOS
La reciente cumbre de Cartagena de Indias (Colombia), que trataba de negociar un Protocolo de Bioseguridad en el marco de las Naciones Unidas, celebrada entre los días 14 y 23 de febrero de 1999, se ha saldado con un rotundo fracaso. Con toda claridad se ha demostrado que «bioseguridad plena y libre comercio no son compatibles, al menos por ahora» (cita del periódico El País , de fecha 25 de febrero).
Los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y los principales países productores de alimentos genéticamente modificados (Canadá, Argentina, Uruguay, Chile y Australia) han impedido que se alcanzara el primer protocolo de seguridad sobre los alimentos transgénicos, a pesar del consenso alcanzado por otros 132 países, entre ellos los de la Unión Europea. En definitiva se ha demostrado que el poder del dinero, que es el que mueve hoy a la biotecnología, no ha permitido que se pudiesen poner en práctica cosas tan sensatas como el «principio de precaución», es decir, no dejar circular libremente aquello sobre lo que se sospecha que puede perjudicar a la salud humana y al medio ambiente. Finalmente se han impuesto los criterios del libre cambio y de la Organización Mundial del Comercio.
El desarrollo de la genética y de la biología molecular ha alcanzado un importante crecimiento del saber sobre los seres vivos y ha proporcionado nuevos instrumentos para intervenir sobre ellos. Así, se abren nuevas e incalculables perspectivas científicas, industriales y sociales.
La ingeniería genética tiene repercusiones en la agricultura, la ganadería, la sanidad, la industria química y farmacéutica, la minería y la protección del medio ambiente. Sus impactos sitúan el debate en torno a la biodiversidad, las relaciones Norte-Sur, el desarrollo sostenible, las transferencias de tecnologías, los derechos de propiedad industrial, el poder patriarcal sobre la reproducción humana o los derechos de generaciones futuras.
Las perspectivas, en todo caso, son grandes, como lo son los riesgos intrínsecos que conllevan los nuevos desarrollos científicos.
Los alimentos transgénicos son todos aquellos obtenidos por manipulación genética y que proceden de organismos en los que se han introducido genes de otras especies por medio de la ingeniería genética, con el objetivo de conferirles ciertas características como la resistencia a determinados herbicidas o plaguicidas, retraso en la maduración...
El riesgo viene dado por la dificultad de controlar los resultados de los organismos manipulados genéticamente, el desconocimiento de los efectos de las modificaciones y sus repercusiones una vez se haya producido su liberación al medio ambiente.
El catálogo de problemas previsibles (de salud pública, medioambientales, sociales y económicos) es muy amplio:
- En materia de salud, pueden surgir problemas derivados de los efectos tóxicos de herbicidas y pesticidas que han de emplearse en mayores dosis con las variedades transgénicas resistentes (por ejemplo la aparición de malas hierbas tolerantes al herbicida) o debidos a nuevos metabolitos que se acumulen inadvertidamente. También se describe la aparición de alergias asociadas al consumo de estos alimentos. Ha de tenerse, asimismo, en cuenta que las plantas transgénicas suelen portar genes de resistencia a antibióticos, que pueden acabar incorporándose a bacterias patógenas, originando un serio problema de resistencia a antibióticos.
- En materia medioambiental, la liberación indiscriminada de estos organismos resistentes a herbicidas pueden suponer graves alteraciones de los equilibrios ecológicos, ya que alteran los microsistemas del suelo.
- La sustitución de cultivos de variedades locales de una planta por cultivos a escala global de unas cuantas variedades manipuladas incidirá negativamente en la seguridad alimenticia y en la pérdida de biodiversidad.
- La introducción de transgénicos, controlada por una decena escasa de compañías transnacionales agroquímicas (Monsanto, Novartis, Rhône-Poulenc, etcétera), tendrá fuertes repercusiones sobre los países empobrecidos, llamados del Tercer Mundo. Las propias multinacionales del sector agrofarmaquímico son las encargadas de producir semillas resistentes a herbicidas y pesticidas que ellas mismas producen (por ejemplo, el famoso RoundUp Ready de Monsanto).
- El coste de semillas patentadas y las características de los nuevos cultivos aumentarán la marginación de los pequeños productores locales en el suministro de alimentos, amenazando la subsistencia de la mitad de la población mundial que vive de la agricultura.
- Aun cuando su principal argumento es «contribuir a solucionar los problemas del hambre», los transgénicos amenazan la agricultura sostenible y la seguridad alimenticia de todos los pueblos. El origen del hambre no es la escasez, sino la injusta redistribución de los alimentos a escala planetaria entre el Norte y el Sur.
Por lo que se refiere a Aragón, se vienen introduciendo de forma normalizada, en la agricultura y en el consumo humano, alimentos procedentes de semillas manipuladas genéticamente.
Destinadas a la agricultura, se están obteniendo plantas transgénicas con el fin de conseguir la producción de sustancias o la expresión de funciones nuevas, no presentes en la planta originaria. Por ejemplo, la variedad de maíz transgénico «Bt» de Novartis, cultivada y comercializada en Aragón como «Compa CB» y de la que ya se está recogiendo la primera cosecha, puede ser especialmente problemática. La incorporación de un gen de la bacteria Bacillus thuringensis (Bt) al genoma del maíz, con objeto de inducir en la planta la producción de una proteína insecticida contra el taladro, podría provocar graves daños en la salud y en los ecosistemas, así como en la agricultura biológica, ya que, si bien es una sustancia natural, su producción a gran escala en los cultivos transgénicos, con la producción incontrolable de toxinas en el medio, puede afectar a poblaciones de insectos beneficiosos y alterar cadenas tróficas y equilibrios ecológicos fundamentales.
La respuesta del Gobierno de Aragón a la preocupación que originan los cultivos transgénicos ha sido absolutamente insuficiente (Decreto 142/98, de 7 de julio). A la vista de la inexistencia de un protocolo internacional de bioseguridad y de las dudas respecto del cumplimiento del criterio de precaución y de la obligatoriedad del etiquetado de todos los productos transgénicos, se hace necesario que el Gobierno de Aragón avance un paso más en la dirección de establecer un observatorio permanente sobre la materia, totalmente transparente y abierto a la participación de los colectivos sociales interesados.
Por todo ello se formula la siguiente
PROPOSICION NO DE LEY
1. Las Cortes de Aragón expresan su preocupación por la introducción masiva de alimentos obtenidos a través de algún tipo de manipulación genética, sin que existan las necesarias garantías y controles, cuya incidencia puede ser muy negativa en los aspectos sanitarios, medioambientales, sociales y económicos.
2. Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón a fin de que se dirija al Gobierno central solicitando una moratoria de tres años para la importación, venta y cultivo de productos transgénicos en España y para que asegure la obligatoriedad del etiquetado de los mismos, como mecanismos de precaución necesarios.
3. Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón a fin de que constituya una Comisión de Seguimiento en relación con los organismos modificados genéticamente o de productos que los contengan, con carácter permanente, abierta a la participación, entre otros, de expertos científicos en la materia, organizaciones de productores, consumidores y de defensa de la naturaleza.
Zaragoza, 25 de febrero de 1999.
El Portavoz
MIGUEL ANGEL FUSTERO AGUIRRE