Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón


Comparecencias - Del Presidente del Gobierno de Aragón

Comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón al objeto de informar sobre la entrevista que mantuvo con representantes de la Santa Sede en el Vaticano el pasado día 22 de noviembre.

Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón n°: 081 de Plenos (VI Legislatura)
Intervinienen: Iglesias Ricou, Marcelino - Barrena Salces, Adolfo - Allué Sus, Javier - Bernal Bernal, Chesús - Alcalde Sánchez, Gustavo - Franco Sangil, Jesús

El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión [a las dieciséis horas y cincuenta y cinco minutos].

Comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón, a petición propia, al objeto de informar sobre la entrevista que mantuvo con representantes de la Santa Sede en el Vaticano el pasado día 22 de noviembre.

Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.

Comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón al objeto de informar sobre la entrevista que mantuvo con representantes de la Santa Sede en el Vaticano el pasado día 22 de noviembre.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Señor presidente. Señorías.

Mi intención hubiera sido informarles a ustedes de este viaje justamente después de producirse, pero no fue posible. En cualquier caso, sí que tenía interés, y así lo solicité al parlamento, en poder informar de un viaje que suponía el cumplir un compromiso que había asumido en las diferentes reuniones que hemos mantenido, unas veces con los responsables de los grupos parlamentarios, otras veces con los responsables de los grupos parlamentarios y los alcaldes de la zona oriental de Aragón que están afectados por este asunto. En todas ellas se me pidió que nos pusiéramos en contacto con el Vaticano para transmitirles nuestra preocupación como consecuencia de una serie de resoluciones que vienen desde el año 1995, cuando se hicieron coincidir los límites aragoneses tanto políticos como eclesiásticos. Y, en ese sentido, desde que se produjeron esas reuniones, y especialmente desde la última reunión con los alcaldes de la zona afectada, me comprometí a hacer una visita a la Santa Sede para plantear este problema.

Así lo hicimos, lo preparamos con el Ministerio de Asuntos Exteriores y con el propio embajador de España ante la Santa Sede para poder reunirnos exactamente el día 22 del mes de noviembre con monseñor Parolin, que, como ustedes saben, porque se ha publicado en todos los medios de comunicación, es el subsecretario para las relaciones con los Estados. El objetivo de esta reunión es transmitirle la situación que se estaba produciendo en Aragón como consecuencia del incumplimiento de los diferentes decretos y resoluciones dictados por la Santa Sede desde el año 1995 hasta el último, en el mes de septiembre de 2005, los cuales, todos ellos, atribuían la propiedad, atribuyen la propiedad de esos bienes eclesiásticos a la diócesis aragonesa de Barbastro-Monzón.

Y así es como hicimos el viaje, el día 22 de noviembre, acompañado por la consejera de Educación y Cultura y por el embajador de España ante la Santa Sede, para transmitirle al señor Parolin nuestra preocupación y nuestra exigencia para que hicieran cumplir los compromisos que desde hace más de diez años se vienen manteniendo respecto a la propiedad de esos bienes.

Bien. Tengo que decirles, y es lo que les hubiera dicho hace ya unos días, que la recepción y la preparación de la visita fueron, desde mi punto de vista, muy positivas y creo que la contestación también, creo que también porque el compromiso que asumió el subsecretario fue precisamente que se comprometían a que los decretos y las resoluciones se cumplieran. Es verdad que me solicitaron que entendiéramos que sus tiempos no eran los mismos que los tiempos políticos pero que, en cualquier caso, era su responsabilidad que sus resoluciones se cumplieran.

Nosotros les planteamos que en nuestra comunidad autónoma se creaban problemas serios, se creaban problemas importantes como consecuencia de la demora y de la obstinación del Obispado de Lérida de no cumplir esos decretos desde hacía diez años y que entendíamos que había unas maniobras dilatorias. La contestación, como les digo, fue que, una vez que se terminaran de estudiar los recursos... En este momento hay dos recursos, que, desde mi punto de vista, y así lo transmití, creo que tienen una finalidad exclusivamente para dilatar la finalización del proceso, y son dos recursos, uno ante el Tribunal de La Rota, que, siendo como, es un tribunal inferior al Tribunal de la Signatura Apostólica, creemos que no hay ninguna razón para que vea ese asunto, y, por otro lado, hay un recurso ante el plenario del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.

Lógicamente, como les he dicho, yo he planteado que creo sinceramente que estas son maniobras dilatorias, y, en cualquier caso, la contestación rotunda ha sido que en el momento en que los recursos sean estudiados por parte del Tribunal, el compromiso de la Santa Sede es hacer cumplir los decretos y las diferentes resoluciones.

Eso es lo que les quería transmitir. Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Se va a producir la intervención de los grupos parlamentarios de acuerdo con la ordenación del debate en esta cuestión.

Empezaremos por Izquierda Unida. El señor Barrena tomará la palabra a continuación.

El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señor presidente.

Señor Iglesias, si no me equivoco, creo que esta va a ser la sexta vez que sesenta y siete diputados y diputadas vamos a utilizar nuestro tiempo en hablar de los bienes eclesiásticos de la Iglesia. En este caso [rumores]... sí, sí, eclesiásticos de la Iglesia, evidentemente, [rumores]... sí... podrían ser de otra cosa. [Rumores.] ¿Qué? ¿Me dejan seguir o seguimos perdiendo el tiempo? [Protestas.] [Pausa.]

Yo, señor presidente, cuando vi que pedía su comparecencia para informarnos de lo que ya sabemos por la prensa, ¿qué quiere usted que le diga? Pues vale, lo ha pedido, pues vamos a ser educados y responderemos a las informaciones que nos dé el señor presidente.

Usted ha ido a Roma a un viaje a la Santa Sede con preocupación por el grave problema que afecta a algunas parroquias de la zona de la Franja de poniente, la zona catalanohablante. Lo digo porque también conviene empezar a situar las cosas en su justo término, para ver si nos empezamos a aclarar. Son aquellas parroquias, las que estaban en la diócesis de Lleida, y son las que, por segregación de esa, pasan a la diócesis de Barbastro-Monzón. Pero pregúntenles a los parroquianos y parroquianas si estarían dispuestos y dispuestas a que los bienes que ahora están en Lleida estén en Monzón o estén en Barbastro, pregúntenles, algunos ya lo hemos hecho porque nos hemos preocupado del tema.

La sensación que tengo, y me van a permitir, es que a mí, como me interesa hablar de otros bienes, voy a utilizar una fórmula de información subliminal y, mientras sigo hablando de los bienes de la Franja, voy a estar hablando también, me permiten ustedes, de las otras cosas que creo que en esta cámara habría que hablar, ¿no? [Rumores.]

Entonces, a mí me parece, señor Iglesias, que ir a Roma para que le digan en la Santa Sede que no se meta usted con los designios de la Iglesia porque la Iglesia tiene... -oigan, ¿quieren que grite más o...?- porque los designios de la Iglesia llevan su ritmo, llevan su tiempo, llevan su marcha, tienen sus tribunales, tienen todos sus sistemas... y, por lo tanto, usted ha ido allí a que le dijeran algo que ya sabíamos, algo que Izquierda Unida ha venido diciendo en esta tribuna desde el primer momento. [Rumores.]

Entonces, resulta [rumores] [pausa]... Oigan, que estamos hablando de algo muy serio, ¿eh?

El señor PRESIDENTE: Señor Barrena, no se preocupe, que ya le ampararé cuando esté en peligro. [Rumores.]

Silencio, por favor. Señorías, la sobremesa es proclive pero... [Aplausos.] [Rumores.]

El señor diputado BARRENA SALCES: Les veo celosillos, ¿eh?, celosillos y celosillas. [Rumores.]

El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.

El señor diputado BARRENA SALCES: Les decía que yo discrepo de usted, señor Iglesias. La Iglesia no está utilizando tácticas dilatorias, la Iglesia está posicionándose a favor de la derecha más reaccionaria, que es lo que suele hacer, y lo que está haciendo es mantener un conflicto abierto porque ese conflicto abierto está sirviendo de excusa para empezar a plantear peleas entre comunidades autónomas, para empezar a culpabilizar a un Gobierno de progreso que hay en una comunidad autónoma, para erosionar a esta sociedad civil, que, afortunadamente y en aras a la democracia, está consiguiendo leyes como el aborto, está consiguiendo que se puedan casar las parejas homosexuales, está cuestionando la enseñanza de la religión y la educación en el sistema público de enseñanza... Y, entonces, a partir de ahí, la Iglesia, claro, mete el dedito en el ojo y esto le viene muy bien. Si no, ¿por qué se cree usted que son capaces, sabiendo que el tribunal de La Rota es un tribunal de ámbito inferior al de la Signatura Apostólica, de admitir el recurso? Pues, evidentemente, lo admiten para tener una excusa más para seguir sin resolver el problema, para seguir viendo cómo... bueno, en sitios como este hablamos de cosas divinas.

Esa es la sensación que nosotros tenemos. Mire, luego vamos a hablar otra vez de otro debate que ya tuvimos cuando el anterior Parlament de Cataluña, porque ya saben ustedes que ahora es el nuevo, estuvo tomando una decisión inadecuada, que, evidentemente, la respondimos desde aquí. Pero después vamos a volver a hablar otra vez de ese mismo tema. Bueno, pues así seguiremos estando. Yo no sé si es que a ustedes les interesa estar hablando de estos temas y no hablar de estos otros. Entonces, bueno, ¡pues qué le vamos a hacer!

Nosotros no vamos a dejar de insistir en que, además de que hay que resolver el problema de los bienes de las parroquias de la Franja, que son bienes que la Iglesia está impidiendo que vuelvan a su legítimo propietario, que son bienes que están sirviéndole para no cumplir sus mandamientos, para demostrar que uno de sus súbditos, el señor obispo de Lleida, no cumple ni acata las decisiones de los altos tribunales... Pues, entonces, vistas así las cosas, nosotros creemos que habría una forma muy fácil de arreglarlo. Y, mire usted, como estamos en el aniversario de la República española, [rumores] a lo mejor si nuestra Constitución tuviera lo que decía el artículo 26 de la Constitución de la República no tendríamos estos problemas. Pero fíjese en lo que decía, fíjese: «Todas las confesiones religiosas serán consideradas como asociaciones sometidas a una ley especial». Dice: «Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del clero». Decía más: «Las [...] órdenes religiosas se someterán a una ley especial votada por estas Cortes constituyentes y ajustada a las siguientes bases:...».

El señor PRESIDENTE: Señor diputado, le ruego que concluya, por favor.

El señor diputado BARRENA SALCES: Ya acabo, señor presidente.

«Incapacidad de adquirir y conservar, por sí o por persona interpuesta, más bienes que los que, previa justificación, se destinen a su vivienda o al cumplimiento directo de esos fines privativos.»

Seguramente, no tendríamos el conflicto que tenemos si las cuestiones discurrieran por aquí. Pero, como vamos a seguir hablando de la Iglesia y luego, después, de la financiación de la Iglesia, no se preocupen, que seguiremos de paso hablando de otros problemas y hablando de la financiación de la Iglesia.

Gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno del Partido Aragonés.

El señor diputado ALLUÉ SUS: Gracias, presidente.

Señor Barrena, ya sabe cuál es la foto mañana, ¿eh?, la foto es, señor Barrena: IU, OTAN... Se ha equivocado con el papel, que le han hecho la foto con OTAN sin decir si «no» o si «sí», y, ante la duda, será «sí». Pero bueno, como tenía tantos papeles, al final no sé de lo que estábamos hablando.

Señor Iglesias, ya no sé qué decir... usted ha ido al Vaticano y ha estado ahí, en esos lugares tan hermosos... [Risas.] Merece la pena ir, sobre todo las galerías del Vaticano, es lo más bonito del Vaticano, las galerías de Vaticano. [Rumores.] Claro, porque nos está hablando del viaje al Vaticano y nos ha recorrido el viaje al Vaticano, ¿verdad? A ver si vamos a tener como solución que perder la fe para poder incentivar a la Iglesia para que resuelva. Vamos a ver si nos hacemos una rebelión y vamos a perder la fe a aquellos a los que nos queda fe y creemos, efectivamente, en la Iglesia.

Yo, que soy creyente pero rezo poco, ahora rezo... a cada uno le toca la edad que le toca vivir y yo ahora tengo niños pequeños... bueno, pues rezo, y me parece bien, cada uno decide en este sentido, ¡faltaría más!, rezas un padrenuestro, rezas el avemaría, e incluso alguna oración que para mí es novedosa, que dice: Cuatro angelitos / tiene mi cama, / cuatro angelitos / que me la guardan. Entonces, habrá que decir: ciento trece obras / tenemos en Lérida, / ciento trece obras, /que me las devuelvan. / Amén. [Risas.] Porque, si no, ya no sé qué caminos más tendremos que perseguir para que nos devuelvan los bienes.

Está claro que el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica ya parece que va a resolver definitivamente la última resolución del precepto de Roma después de diez años... Bueno, seguimos no perdiendo la fe. La Iglesia, además, según nos transmite usted, señor Iglesias, nos pide que dejemos que resuelva en consecuencia y que ya veremos. La verdad es que esta es una reflexión que creo que hemos hecho todas las formaciones políticas, es un conflicto eclesiástico pero a veces es muy difícil que la sociedad civil y, por lo tanto, los políticos, los grupos parlamentarios no entremos en este debate. Y tanto se alargan las soluciones que al final tenemos que entrar, pero yo creo que a partir de ahí todos, al final, acabamos haciendo la misma reflexión: es un conflicto eclesiástico, lo que querríamos sería que se resuelva.

Lo que ocurre es que, una vez resuelto... y ya estaríamos hablando de unos meses, que, por cierto, desconocemos, supongo que eso es... yo entiendo que usted nos transmite realmente que el Vaticano le transmite a usted que esto va a resolverse en consecuencia con todas las resoluciones anteriores, a todos nos hubiese gustado un plazo decidido, esta es la declaración que hicimos en su momento. Pero, claro, ¿qué pasará cuando se produzca esa resolución? ¿Se inmiscuirán las instancias civiles institucionales catalanas? ¿Se inmiscuirá la jurisdicción civil? Desde mi punto de vista, yo creo que sí, lo intentarán, efectivamente, lo intentarán.

Insisto, cuando hablamos de este tema, a algunos nos gusta recordar cuando fuimos a Lérida, porque algunos sí que fuimos a Lérida, a entrevistarnos con todas las formaciones políticas catalanas, todas las formaciones políticas catalanas, todas, y todos conocemos quiénes están ahí representados, cuestionan los títulos de propiedad, todas. Por lo tanto, no valoran realmente los reconocimientos, las resoluciones de la Iglesia. Y otras, especialmente... y en ese caso, en la medida en que tuvimos oportunidad de entrevistarnos también con ERC, con Esquerra Republicana de Cataluña, que creo que ahora va a tener las responsabilidades de Cultura en el nuevo Gobierno de la Generalitat, pues ellos nos decían que les importan un pimiento las resoluciones del Vaticano, un auténtico pimiento, o sea, no reconocen de ninguna manera las resoluciones de la Iglesia. Lo triste es que no solo les importan un pimiento a ERC y quizá a todas las formaciones políticas catalanas, no le importan un pimiento ni al propio Obispado de Lérida, que es lo grave, que es lo que nos molesta, efectivamente, porque está desobedeciendo también al Vaticano.

Por lo tanto, siempre nos gusta decir desde el Partido Aragonés -y, además, salvaguardando las acciones que está estableciendo este Gobierno de impulso para resolver este problema-, y que hemos decidido: resuelva, efectivamente, la Iglesia y luego ya veremos qué acciones tenemos que determinar. Pero, efectivamente, nos gustaría que el Estado se implicase un poco más, de forma más decidida. Ya sabemos las declaraciones que ha hecho la ministra responsable de turno, que está a favor de las tesis, pero de una forma más decidida, porque seguramente llegará el momento en que es posible que se cree ese conflicto definitivo entre dos territorios, en este caso Cataluña y Aragón, y en que, efectivamente, el Estado tenga que decidir.

Que se implique, como decimos siempre en estos temas desde el Partido Aragonés, que se implique el Estado como se implicó, aunque no es el mismo tema, en los papeles de Salamanca, en la devolución de los bienes de nuestras parroquias, pero que se implique de forma decidida. Porque estamos absolutamente convencidos de que, sin la implicación del Estado, los papeles de Salamanca no estarían hoy en Cataluña, y, por lo tanto, reclamamos la implicación del Estado para hacer valer los concordatos y, efectivamente, para poder evitar que las instituciones catalanas, que las instituciones civiles o que la jurisdicción ordinaria catalana puedan comenzar, una vez que se resuelva por la Iglesia, a retrasar de nuevo sine díe este conflicto.

Esto es lo que le pedimos, esto es lo que le exigimos, señor Iglesias.

Nada más y muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno de Chunta Aragonesista. El señor Bernal hará uso de la palabra a continuación.

El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.

Señorías. Señor presidente del Gobierno.

Veo que la comparecencia va discurriendo acorde a la intensidad con la que el Gobierno entiende este problema y a la decisión y al empuje con los que su presidente del Gobierno asume este problema. La inacción del Gobierno en este asunto casi, casi, casi no sé si es una bendición -digo, por hablar de la Santa Sede- o es otra cosa, porque la verdad es que, cada vez que se ponen a hacer algo, casi, casi es como para reclamarles la inacción.

Aquel borrador al que llegó su consejera respecto al asunto de los bienes de las parroquias orientales o ese parto de los montes que supuso la cumbre que usted convocó en el Pignatelli el 2 de noviembre son como para echarse a temblar, porque, claro, que después de que gimieron los montes, de que se abrió el cielo, al final se parió un borrador de manifiesto, ¿esa es toda la fuerza política que tiene el Gobierno de Aragón? ¿Esa es toda la decisión política que acompaña a la ambición política de su presidente?

Para hacer un manifiesto no hace falta correr en Roda de Isábena. Mi partido, un simple partido humilde, lo hizo hace cuatro años; el Partido Popular, que es menos humilde, que es más grande quiero decir, lo hizo hace un año y medio. Claro, convocar una cumbre de dirigentes políticos y parlamentarios y de alcaldes con el presidente y el vicepresidente esta vez también, al máximo nivel, para decir al final y proponer como conclusión hacer un manifiesto o irse a leerlo a Roda de Isábena... es como para tentarse las ropas.

Pero le voy a decir más: lo mismo ocurre con su viaje, lo mismo ocurre con su viaje. Para este viaje a Roma no hacían falta alforjas. Para ir a dirigirse y entrevistarse con el sustituto del secretario de sesiones de las relaciones con los Estados... Ciudadanos aragoneses a miles le mandaron directamente cartas a Benedicto XVI, a más alto nivel. Claro, después de eso [rumores], después de eso, después de eso... después de eso, no hay cómo entender que el presidente del Gobierno no quisiera comparecer al respecto en la sesión pasada: a través de los grupos parlamentarios que le apoyan, lo impidió en la Junta de Portavoces. Porque, para contar el resultado de este viaje, no hacía falta mucha cosa, era mejor no venir. O para lanzar un manifiesto que los alcaldes habían redactado ya en el mes de febrero pasado... porque ahora se nos ha mandado un borrador de manifiesto que estaba redactado, con un mes y pico de retraso, por cierto, desde el mes de febrero, que conocimos en los medios de comunicación desde el mes de febrero. ¡Y ahora se nos da como gran novedad el manifiesto que ya habían redactado esos alcaldes en el mes de febrero del año 2006!

Mire, para que no me entienda mal... bueno, no me entiende mal, para que no me malinterprete, le dije algo semejante en el pasado debate de política general sobre su visita a París para solucionar el Canfranc, y son dos ejemplos similares y paralelos. Le dije: nos parece muy bien... Porque dice: ¡huy!, ustedes, aragonesistas, ¿y no quieren que vaya yo a París? ¡Claro!, vaya a París, y a Londres, y a Nueva York, ¡si se lo dije al vicepresidente cuando fue a Nueva York, que hay marcha en Nueva York! Le digo a usted lo mismo: muy bien con que vaya a París, muy bien con que vaya a la Santa Sede, pero es lamentable que a París, para solucionar el problema del Canfranc, no fue ni con don Víctor Morlán ni con doña Magdalena Álvarez... Y aquí no fue con el señor Moratinos, el señor Moratinos fue la víspera de ir usted, la víspera, y el sí que se reunió con el secretario de Estado, y él sí que se reunió con el responsable de Exteriores de la Santa Sede, usted no; usted, con un subsecretario para las Relaciones de los Estados, sin respaldo del ministro de Asuntos Exteriores y sin respaldo del señor Zapatero y sin respaldo público en la nota oficial por parte del Gobierno español. Y no me sirve eso, porque, claro, esas tácticas que ustedes utilizan con los medios de comunicación, que... bueno, le voy a nombrar al gurú de la comunicación, que se encarga de llamar a todos los directores para decirles lo que tienen que decir y para decirles que, en realidad, aunque en la nota oficial no decía esto Moratinos, «en realidad, Moratinos ha hablado de esto, ¿eh?, ¡huy!»

Señor presidente del Gobierno, esto es una tomadura de pelo, esto es una tomadura de pelo a la cámara, es una tomadura de pelo a la ciudadanía... Pero, mientras a usted le valga seguir tomando el pelo respecto a determinados asuntos, pues, mientras el viento, que dice el señor Biel, le acompañe y mientras lo flor siga brillante en salva sea la parte, ¡pues genial para usted! [Risas.] Pero eso cambia, eso cambia. Porque que, después de todo su viaje, al final consista la gran conclusión... dos conclusiones: una, que estos asuntos no son de este mundo, que estos asuntos dependen del ámbito eclesial... sabía hasta el último aragonés y hasta la última aragonesa que este era un ámbito eclesial; y el segundo, la segunda gran conclusión que yo le leí a usted y que usted ha repetido hoy aquí: es que la resolución corresponde a los jueces de la Signatura Apostólica pero, eso sí, la resolución no tiene ni fecha ni plazos ni novedad porque los tiempos de la Iglesia, como el reino de los cielos, no son de este mundo.

Pise tierra, usted es de este mundo; aunque últimamente comience a pensar que no, usted, usted es de este mundo. Pise tierra porque esto va como iba y como va el Canfranc. Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno del Grupo Popular. El señor Alcalde tiene la palabra en su nombre.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Sí, muchas gracias, señor presidente.

Señor Iglesias, yo quiero comenzar mi intervención felicitándole, felicitándole porque por fin ha logrado satisfacer ese deseo irrefrenable que tiene su señoría por comparecer en esta cámara [risas], deseo irrefrenable, desde luego, siempre cuando le da la gana a usted, nunca respetando el Reglamento y haciendo caso a las comparecencias que solicita en este caso la oposición.

Mire, estos días son días navideños y en estos días se estrena una película -lo hemos visto todos anunciado-, una película que se titula Piratas del Caribe 2, y usted, sin lugar a dudas, [rumores] motivado por estas cuestiones, ha hecho un ejercicio de piratería o de filibusterismo político durante dos mesas y juntas de portavoces al evitar la comparecencia a petición de mi grupo, a petición del Grupo Parlamentario Popular, e inventarse el otro día, de una forma absolutamente antirreglamentaria, intentar comparecer un viernes, cuando usted sabe perfectamente que los plenos comienzan los jueves y que usted, el jueves, podría haber recurrido a dos cuestiones, si su voluntad y su interés era comparecer en esta cámara, a dos cuestiones. Una, en primer lugar, cumplir el Reglamento, solicitar al comienzo de la sesión su comparecencia ante esta cámara, podría haber sustituido a su señoría el vicepresidente, en el acto que había, o en las maniobras militares que tenía el Príncipe de Asturias. Pero es que voy más lejos: es que, si usted pide aquí la comparecencia, perfectamente podríamos haber pactado entre todos el que su comparecencia, pedida en tiempo y forma reglamentariamente, se hubiera visto la tarde del jueves o la mañana del viernes, y usted sabe que no hubiera habido ningún problema por nuestra parte para cumplir esta cuestión.

Pero, mire, es que su señoría no quería comparecer. Yo le voy a recordar -perdóneme la expresión- sus hipócritas palabras, el día de esa cumbre de partidos y de ayuntamientos, cuando usted me dijo en el pasillo, y testigos había: ¡hombre!, si yo hubiera sabido que os creaba -tras el primer veto, tras el primer veto a nuestra comparecencia- esto tanto disgusto, yo no tengo ningún problema en comparecer. Segundo veto, a continuación en los días, segundo veto, señor Iglesias. Usted no quiere comparecer más que cuando a usted le interesa, usted entiende este parlamento como su juguete, y las reglas del juego las quiere marcar usted, y las reglas de juego las marca el Reglamento de esta cámara, señor Iglesias. Y usted, hoy, pretende resolver el asunto con dos trapazos, pretende hacer este victorino -que discrepo del señor Barrena, es un asunto muy importante porque afecta directamente a la dignidad de los aragoneses como pueblo-, solucionarlo ahora con dos trapazos, haciendo una comparecencia en la que nos va a contestar a todos en general, en genérico, y, si te he visto, no me acuerdo.

Y, mire, esta no es la cuestión. Nosotros vamos a hablar ahora de esta comparecencia a petición propia y vamos a hablar en la siguiente comparecencia de nuevo, ¿cómo no?, y espero que usted tenga la gallardía de quedarse aquí y volver a salir en la segunda comparecencia que hay pendiente.

Mire, decía el señor Bernal, y lo decía el también al día siguiente de su visita a Roma, al Vaticano, decíamos los dos que para este viaje no hacían falta alforjas, hoy se lo repetía el señor Bernal. Realmente, usted, para este viaje, solo necesitó el pijama, el cepillo de dientes y el álbum de fotos, y el álbum de fotos. [Risas.] Eso sí, el álbum vino un poco más engrosado a su vuelta, aunque también es cierto que, para ser recibido, como fue recibido, por un dignatario de tercer nivel del Vaticano, el señor Parodin, pues posiblemente hubiera sido más pintoresca su foto con un guardia suizo, probablemente [risas], probablemente, probablemente hubiera salido usted hasta en el ¡Hola! si hubiera salido con un guardia suizo.

Mire, usted nos vendió que iba a exigir, a reclamar, y no sé cuántos verbos contundentes, al Vaticano, incluso hoy se le ha deslizado en su primera intervención uno de esos verbos. Sin embargo, tras la reunión ya solo hablaba de que había pedido que se cumpliera lo antes posible, lo antes posible, el decreto de hace diez años. ¡Hombre!, señor Iglesias, ir al Vaticano para pedir que se cumpla lo antes posible un decreto de hace diez años, como dijo usted públicamente ante todos los medios de comunicación, me parece que es muy fuerte, ¿no?, me parece que es muy fuerte, señor Iglesias.

Mire, usted, tras la reunión, y hoy lo ha ratificado, aseguró que el Vaticano le ha garantizado que se cumplirá el decreto emitido por el tribunal de la Signatura Apostólica que ordenó al Obispado de Lérida la devolución de ciento trece obras de arte a la diócesis de Barbastro-Monzón. Leo textualmente lo que dijeron, coinciden todos los medios del día siguiente: que le habían garantizado que se cumplirá el decreto. Pero, señor Iglesias, ¡si el decreto ya se ha incumplido desde hace un año! ¡Si el decreto marcaba treinta días, treinta días, en el mes de octubre de 2005, para la devolución de los bienes! ¡Si debía cumplirse el decreto devolviendo los bienes!, y luego que vinieran otro tipo de recursos ante La Rota o donde creyeran oportuno, pero el decreto era inexorable, el decreto exigía la devolución en treinta días de las piezas. ¡Si ya se ha incumplido, señor Iglesias, y flagrantemente!

Mire, usted también afirmó que no había ninguna autoridad civil que pudiera impedir el movimiento de piezas entre diócesis. Hoy lo ha obviado pero lo dijo al día siguiente o el mismo día en que estaba usted en el Vaticano. ¿Quiere decirme, quiere explicarnos a esta cámara, a este parlamento, qué garantías tiene del Gobierno de España en ese sentido? ¿Qué garantías tiene del Gobierno de la Generalidad en ese sentido? ¿Qué garantías le dio el señor Montilla el día que estuvo en su toma de investidura de que no se va a impedir el movimiento de piezas, de bienes, entre diócesis vecinas?

Usted también ha obviado hoy una afirmación categórica que dijo que le había dicho el señor Parodin... Porque, claro, esto es también todo muy subjetivo: aquí, usted nos cuenta una película, ya lo hizo cuando estuvo recientemente en París, ahora lo vuelve a hacer cuando vuelve de Roma, nos cuenta su película, su versión, nadie hemos oído la versión de la autoridad vaticana, [rumores] nadie oyó la versión de la autoridad... No estoy debatiendo con usted, tranquilo, no se ponga nervioso, yo entiendo que se ponga nervioso, porque estas cosas no les gustan, pero estoy debatiendo con el señor presidente. [Rumores.] No conocemos la otra versión.

Nos dice usted que les pidieron al señor ministro... perdón, al señor embajador ante la Santa Sede y a usted que este era un asunto, un conflicto exclusivamente eclesiástico, que no se politizara. Y yo le tengo que decir: señoría, y usted ¿no lo transmitió al conjunto de la sociedad aragonesa? «¡Por favor, seamos conscientes de que estamos ante un conflicto exclusivamente eclesiástico, no lo politicemos!» Mire usted, pero es que este es un asunto que es político desde hace cien años, desde que el obispo Meseguer fue recopilando una serie de obras de una serie de parroquias desde luego no con una finalidad exclusivamente de salvaguardarlas, sino con una finalidad, y usted lo sabe, política, dentro de esa vocación -y usted, que es de la zona oriental de Aragón- que tienen desde las instituciones, desde los poderes, en general, de todo tipo catalanes de afirmar el catalanismo de una zona que es aragonesa, que es exclusivamente aragonesa.

Pero es que el conflicto fue político en todo momento, desde el momento en que usted, o su señora consejera, buscó un principio de acuerdo, y lo alcanzó, aunque se abortó después, con la señora Mieras. Estaban haciendo política, señor Iglesias. Como es político el infame dictamen de la señora Mieras. ¿O no es político ese dictamen? Como es política también la moción que se aprobó en el parlamento catalán el 19 de mayo. ¿O tampoco es política esa moción, señor Iglesias? O como es política su propia visita al Vaticano el otro día, porque usted fue, creo yo, en calidad de presidente del Gobierno de Aragón. No fue a una romería, no fue de feligrés, ¿verdad?, fue de presidente del Gobierno de Aragón. Eso es un acto político. ¿Cómo nos puede venir ahora a decir que no politicemos una cuestión! ¡Pero si esto es política en rama! Esto es política en rama, el asunto este de los bienes de la zona oriental.

Mire, usted, su señoría, si me lo permite, ha venido haciendo en esta cuestión desde hace años, desde que tomó posesión como presidente del Gobierno de Aragón, y perdóneme la expresión, el ridículo una vez tras otra; consecutivamente, ha venido haciendo el ridículo. Mire, ofreció la cogestión de los bienes. Fíjese hasta qué punto ofreció la cogestión de los bienes a comienzos de su mandato que el Ayuntamiento de Bellpuig rinde homenaje a la catalanidad del presidente de Aragón y le concede el Premio Estel paralelamente, en 1999 [rumores], lea usted el Segre, de 1999, le dan a usted el Premio Estel a la catalanidad, señor presidente del Gobierno de Aragón, mientras paralelamente, le dan el premio Boira, el premio Niebla, se lo dan casualmente, casualmente, al nuncio apostólico entonces, el señor Lajos Kada. ¡Qué casualidad!, y se lo dan precisamente por su labor en favor de la cogestión de los bienes de la zona oriental. Ahí está el Segre del día, señor Iglesias, 13 de septiembre de 1999.

Pero es que le voy a decir más. Hizo también el ridículo cuando alcanzó ese principio de acuerdo la señora Almunia, y que incluso hablaron ya con una iglesia de Fraga para firmar ese acuerdo que iba a ser la gloria de las glorias.

Hizo usted el ridículo cuando calificó de «paso trascendental» el dictamen de la señora Mieras, y lo calificó de «paso trascendental».

Hizo usted el ridículo cuando apeló al Gobierno central, incluso nos vendió que la vicepresidenta del Gobierno tomaba cartas directas en el asunto porque era especialista en Derecho canónico, e incluso usted le mandó -y eso publicó, porque, estas cosas, usted las vende bastante bien- la sentencia en latín, porque se entendía y lo quería comprender en la lengua originaria de la sentencia, le mandó usted la sentencia en latín. Sin embargo, ya no hemos vuelto a saber nada de la vicepresidenta, no hemos sabido nada, ni en castellano ni en latín, en ninguna de las lenguas en las que parece ser que se expresa con toda fluidez la señora vicepresidenta.

Usted hizo el ridículo cuando dijo que implicaba al Gobierno de la nación y los ministros de Justicia y el de Cultura se le declararon incompetentes, por cierto, en un ejercicio de sinceridad que les honra, que se declararan incompetentes. [Risas.]

Hizo usted el ridículo cuando dijo que el señor Moratinos estaba también implicado en la solución, y estuvo el día anterior a estar usted y ni se mojó, fue a hablar de la alianza de civilizaciones o del problema de Oriente Medio, cosa que, desde luego, nos preocupa a todos muchísimo, pero también preocupan otras cuestiones más próximas a nuestras realidades como es la cuestión de los bienes de la zona oriental.

El señor PRESIDENTE: Señor diputado, por favor, le ruego que concluya.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Acabo, acabo ya, señor presidente, acabo ya.

Mire, usted ha hablado de la mesa de partidos. Usted se ha mofado, se ha mofado de la mesa de partidos, se ha mofado de los partidos que pertenecemos a esa mesa y, encima, utiliza como ariete de sus excusas a la asamblea, o llámele usted como crea oportuno, de alcaldes de la zona.

Mire, lo ha dicho el señor Bernal y no me voy a extender por rigor al tiempo, ha hablado usted de un manifiesto que ya viene sobre mojado, de un manifiesto que fue esa única cuestión que sacamos de una reunión, que llevábamos arrastrando días y días y semanas para conseguir que se reuniera, un manifiesto que me da la impresión -y se lo tengo que decir con toda sinceridad- que usted ha mandado directamente a los alcaldes, que usted ha mandado directamente a los alcaldes, porque es increíble como un texto, un borrador de ese manifiesto no cita a la DGA, como si no existiera. Son ustedes unos ángeles, ¿cómo que cuatro angelitos / tiene mi cama? Los ciento trece angelitos que guardan el Pignatelli deben de ser los que inspiran a ese alcalde que ha redactado ese manifiesto, que no cita ni siquiera las posibles competencias del Gobierno de Aragón, y muchísimo menos, Dios nos guarde, del Gobierno de la nación, que está excluido del problema; solamente hay un culpable: la malvada Iglesia. ¡Y claro que tiene mucha responsabilidad la Iglesia en esta cuestión!, era la que tenía que haberlo resuelto ya; pero los órganos políticos, en este caso su Gobierno, el que usted preside, y el Gobierno de la nación deben estar para salvaguardar la garantía de los ciudadanos y para estimular el celo también, ¿cómo no?, de las instituciones eclesiásticas para resolver un problema que hace tiempo teníamos que haber resuelto.

No obstante, como se me acaba el tiempo, tenemos la segunda comparecencia -que estoy seguro de que su señoría tendrá la amabilidad de estar presente en la misma- para seguir debatiendo de otras cuestioncillas que se han quedado en el tintero.

Muchas gracias, señor presidente. [Aplausos desde los escaños del G.P. Popular.]

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno del Grupo Socialista. Señor Franco, tiene la palabra.

El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, señor presidente.

Bueno, a nadie le extrañe el escenario en el que estamos, el tiempo en el que estamos y cómo a veces utilizamos este parlamento, reglamentariamente, para lo que todos queremos. Esto lo aguanta todo también, el parlamento lo aguanta todo.

Señorías, en Aragón, excepto aquí hoy, hay un único sentimiento: primero, que se devuelvan los bienes; segundo, un sentimiento de impotencia y a veces de rabia de que no se devuelvan como queremos todos, ya; y tercero, de intentar buscar soluciones, que, evidentemente, aquí la cámara hoy ha ofrecido por parte de los portavoces de la oposición un elenco importante de soluciones para resolver el conflicto. Con lo cual, señor presidente, me imagino que usted, a partir de hoy, no tiene ninguna dificultad en seguir el camino marcado, porque ese es el que ha marcado hoy la oposición. [Rumores.] No se me enfade nadie, es que esto es así, es este escenario!

Señorías, estamos todos sujetos a normas: al Reglamento de la cámara, todos. Es muy importante la oposición en esta cámara pero, al menos por la representación que a los ciudadanos hay que reconocerles, también los grupos que apoyan al Gobierno, en la misma medida, ni más ni menos. Por lo tanto, todo lo que se hace en esta cámara es reglamentario, está sujeto a normas. Y aquí, en este conflicto, hay que reconocer que estamos sujetos a una norma, que no sé si nos gusta o no, que no sé si nos parece adecuada, ágil... pero es así.

¡Hombre!, señorías, señor Gustavo, señor Alcalde, perdón, don Gustavo Alcalde, ustedes, teóricamente, están más cerca de la Iglesia... [Rumores y protestas.] [El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «yo no he ido al seminario, ¿eh?, yo no he ido al seminario, yo no he ido al seminario»] He dicho «teóricamente». [Protestas y rumores.] ¿Que el señor Iglesias tiene el apellido? ¡Claro, estoy de acuerdo! Señor Alcalde, «teóricamente» le he dicho!, ¿eh?, con todo mi respeto. [Rumores.] Pero usted ha dicho que esto es... Señor Alcalde, usted ha dicho que esto es un conflicto de cien años, pero ¿tantos años lleva usted en este Gobierno, señor presidente, que tantos conflictos genera? [Risas y rumores.]

Señorías, no seamos frívolos, no utilicemos esta tribuna para algo respecto de lo que sabemos todos dónde está el conflicto, la prudencia que tenemos que tener para resolverlo, para resolverlo bien. Y, evidentemente, estamos hablando de lo que tenemos que hacer a nivel político, y a nivel político se han conseguido los objetivos.

Primero, que no haya ningún motivo para que ninguna institución pueda agarrarse a el para decir que no estamos en condiciones de recibir los bienes. Eso es lo que ha hecho el Gobierno de Aragón, y eso es lo que ha hecho este grupo parlamentario: apoyar al Gobierno, apoyar al obispo, al señor obispo de Barbastro-Monzón, para que haga las gestiones necesarias. Hemos intentado... bueno, pues apoyar también el que se haga un museo para que cuando lleguen esas obras estén adecuadamente protegidas. Eso es lo que se puede hacer; pero, sobre todo, aunque aquí nadie lo quiera reconocer hoy -en el fuero interno todos porque, al final, somos todos creyentes- [risas y rumores]... hemos conseguido [risas y rumores] sí, todos somos creyentes... [risas y rumores] hemos conseguido, señoras y señores diputados, la unidad de acción, que todos los grupos parlamentarios, aunque aquí hoy parezca que no, estemos juntos, que con los alcaldes de la zona estemos trazando un camino para recorrer y para que se puedan devolver esos bienes.

Estas son medidas políticas. Pero es que, dígame usted, salvo que, ahora, la policía autonómica, señor vicepresidente, pueda resolver esto de otra manera, no hay manera más adecuada que lo que siempre se ha entendido como el lenguaje político y diplomático. En definitiva, de buscar, de intentar convencer, de limar asperezas políticas o motivos que pudieran tener aspiraciones de apoyo político.

Eso es lo que tiene que hacer un gobierno, eso es lo que ha hecho un gobierno, pero, evidentemente, eso ha sido hasta hoy. Hasta después de mañana, con las medidas que aquí se han hecho, el impulso al Gobierno ha sido tan importante que inmediatamente se va a resolver.

Muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

El señor presidente del Gobierno puede responder a las preguntas y cuestiones planteadas por los grupos parlamentarios. Tiene la palabra.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Señor presidente. Señorías.

Veo que el señor Alcalde es el que lo tiene más claro. Yo le invitaría, si lo tiene tan claro, a presentar una demanda por apropiación indebida, con la claridad con la que se expresa. A mí no me ha dado ninguna pista, ni usted ni el señor Bernal, que son los que lo tienen más claro. Aquí han tocado el tambor, les reconozco en eso su arte, ¿no? Ustedes me dicen a mí cositas... [risas] pero no me han dado ninguna pista. En cuanto a imaginación, tampoco veo que ustedes anden demasiado sobrados, o sea, las pistas, ustedes se las guardan, ni siquiera me dicen lo que hablan ustedes con sus respectivos partidos, que, por cierto, todos ellos defienden, señor Alcalde, con uñas y dientes la propiedad de esas piezas.

Y aquí todos podemos hacer cosas, aquí todos podemos hacer cosas.

Primero, entender bien el conflicto, lo primero que tenemos que hacer es entender bien el conflicto [rumores] porque a partir de ahí podremos resolverlo con más facilidad.

En segundo lugar, intentar convencer a nuestros próximos, a los partidos que tenemos próximos de la raya para allá. Ese es un trabajo que también sería, creo yo, muy útil para poder resolver el conflicto.

En tercer lugar, entender que este es un conflicto, señorías, del año 1995. Yo no gobernaba, esta coalición no gobernaba en el año 1995, gobernaba otra. No sé si desde 1995 hasta 1999, 3 de agosto, se hizo algo, eso no lo sé, pero los que no hicieron nada en esa etapa, ¡hombre!, palabras tan gruesas como las que se utilizan aquí, yo les rogaría que no utilizaran, a no ser que me puedan explicar, desde 1995, que es una legislatura entera, hasta 1999, cuánto les preocupó -señor presidente de las Cortes- cuánto les preocupo... [rumores] insisto, desde 1995 hasta 1999, cuánto les preocupó este conflicto. Algunos gobernaban aquí, algunos gobernaban aquí, algunos gobernaban aquí, pero también tenían la clave del Gobierno en Cataluña [rumores], insisto, también tenían la clave desde 1995 hasta 1999 de la mayoría parlamentaria en Cataluña. ¿Cuántas veces utilizaron esa palanca para resolver este conflicto? Yo no conozco ninguna.

Finalmente, hay que entender una cosa que parece de razón: ¿qué es lo que tienen que hacer los gobiernos frente a los tribunales en un régimen parlamentario democrático de separación de poderes? ¿Qué es lo que me propone alguno de ustedes? ¿Que nos dediquemos a presionar a los tribunales? ¿A los tribunales legítimos? ¿A los tribunales reconocidos en nuestra Constitución? ¿A los tribunales reconocidos en el concordato que emana de la Constitución? ¿Eso es lo que me proponen? Yo creo que no. Por eso, si ustedes se fijan, yo no he ido a ver a ningún miembro de un tribunal, he ido a ver a un ejecutivo del Vaticano, del nivel que he podido, señor Bernal, del nivel que he podido. El siguiente nivel era el secretario de Estado; si hubiera estado dispuesto a entrevistarse con el presidente de Aragón, no hubiera tenido ningún inconveniente, el siguiente nivel era el secretario de Estado.

Quiero decirles respecto a esta reunión, evidentemente, a la que voy acompañado por el embajador de España, quiero decirles a todos ustedes que el embajador de España no es un ectoplasma [rumores], el embajador de España, señor Bernal responde al Ministro de Asuntos Exteriores de España, con quien y con cuyo ministerio he dicho siempre que hemos preparado esta entrevista.

Cuarta cuestión. Ya sé que hacer referencia a estas cosas a unos meses de unas selecciones puede parecer un poco utópico y romántico por mi parte, pero les digo de verdad que, para solucionar este asunto, la mejor fórmula que tenemos en Aragón, y que hasta hoy se mantiene y espero que la mantengamos, es que hasta ahora hemos podido ir todos juntos, todos juntos, esa es una buena fórmula. Porque yo no sé cuál es la solución que ustedes proponen. Ustedes vienen aquí, hablan, consideran: si vamos a Roma, está mal hecho, si no vamos, está mal hecho; si hablamos con unos, está mal, si no hablamos, también; si intentamos mantener la unidad, que es lo que intento yo en este conflicto, está mal, si lo hacemos, también...

Mire, este Gobierno ha resuelto algunos conflictos importantes que tenía planteados Aragón, algunos conflictos importantes, y no es nuestra fórmula resolverlos haciendo ruido, ustedes me conocen, mi manera de trabajar es la que es y mi manera de trabajar no es haciendo ruido. Pero sin hacer mucho ruido hemos resuelto en esta etapa algunos problemas importantes. Por tanto, igual resulta que la fórmula da. El último, el problema grave y enquistado de más de veinte años, como el Archivo de la Corona de Aragón, por ejemplo; es una lástima para la oposición de esto, a partir del 20 de enero no podremos hablar más. O como el Plan hidrológico nacional [rumores]... si no cambiamos... [rumores] si no cambiamos las mayorías en Madrid, si no cambiamos las mayorías en Madrid, no podremos hablar más. ¡Ah!, si las cambiamos, es otra cosa, porque su situación de lo que dicen aquí los desautoriza cada día que habla algún responsable político de sus partidos en Madrid. [Aplausos, protestas y rumores.]

Hemos encauzado problemas importantes con esta técnica de no necesariamente hacer ruido. El ruido también tiene un efecto medioambiental negativo, yo soy muy contrario a los ruidos, incluso en la política. Ustedes ya me conocen, hace ya casi ocho años, una eternidad para lo que es nuestra costumbre, que subo a esta tribuna para defender las posiciones del Gobierno, una eternidad para lo que es nuestra costumbre, y, sin embargo, hemos ido encarrilando algunos problemas. Hemos resuelto hace muy poco tiempo el problema de la General Motors, que no era fácil, que no era un problema fácil [rumores]. Y estoy seguro, señoras y señores diputados, señor presidente, estoy seguro de que con esa técnica de ir haciendo el trabajo aunque haga poco ruido resolveremos más pronto que tarde el problema de los bienes.

Quiero decirles, para que nadie tenga la sensación de que no le contesto, el problema de la comparecencia. Mire usted, ustedes me pidieron comparecer, y me parece bien, yo no tengo inconvenientes, muchas veces he comparecido... soy el presidente que más ha comparecido en estas Cortes, primera cuestión [rumores]... proporcionalmente, soy el presidente... [rumores]. Como estas cosas están escritas en los diarios de sesiones, vuelvo a insistir: proporcionalmente al tiempo, soy el presidente que más ha comparecido en estas Cortes, y creo que les he dado muestras de que no soy perezoso para comparecer. Pero, cuando ustedes me piden comparecer en vísperas de hacer un viaje, a mí no me parecía que fuera lo más razonable, yo les pedí comparecer cuando volví del viaje, y les pedí comparecer en el primer segundo que me senté en esa silla. A ustedes no les pareció bien porque no había podido asistir al parlamento el día anterior.

Ustedes vieron en los periódicos el día anterior que yo estaba con el príncipe en una visita a la base, ese día no podía estar aquí, y, por tanto, al día siguiente, cuando llegué aquí, pedí explicarles lo que les estoy explicando ahora. ¿Que a ustedes no les pareció bien? No digo nada, yo me senté... no he dicho ni una palabra. Ustedes han dicho que si esto era mi cortijo, que si yo quería mandar aquí.... El señor presidente del parlamento me dijo que no hablaba, no hablé, me senté y no dije ni un adjetivo. Por tanto, cada uno lo suyo, ¿no? No tengo ningún inconveniente en comparecer, como no tengo tampoco ningún inconveniente, cuando ustedes me pidan comparecer, en venir aquí, porque lo he hecho durante toda la legislatura y lo voy a seguir haciendo. ¡Hombre!, no me parece razonable que durante toda esta tarde esté yo hablando de un tema que ya he tenido la oportunidad [protestas]... pero, si quieren, puedo seguir, ¿eh? [Rumores.] Pues, mientras el señor presidente me dé tiempo, no tengo inconveniente. [Rumores.] [El señor diputado FRANCO SANGIL se pronuncia desde su escaño en términos que resultan ininteligibles.]

Como ustedes saben, como ustedes saben, soy partidario de que mantengamos la unidad en este conflicto, y conseguiremos el éxito, y conseguiremos el éxito, y conseguiremos el éxito, porque no por hacer más ruido, señor Bernal, se avanza más.

Defiendo la implicación de los alcaldes. Y ¿por qué defiendo la implicación de los alcaldes? Pues muy sencillo: porque son los que tienen más relación directa con los conflictos. Y, señor Alcalde, entre los alcaldes hay alcaldes de todos los grupos políticos y creo que nos están dando a todos una demostración de responsabilidad, nos están transmitiendo a todos una demostración de gran responsabilidad. Porque, cuando tuvimos la reunión, las dos reuniones que hemos tenido en el Pignatelli, por unanimidad, por unanimidad, no por mayoría, no hubo ninguna posición en contra. Ustedes, después, después pueden salir y hacer ruedas de prensa y desdecir lo mismo que ustedes han dicho en la rueda de prensa, eso lo puede hacer y está dentro del orden de las cosas en la política, pero en la reunión, en las dos reuniones que hemos tenido, y se lo agradezco, en las dos reuniones que hemos tenido los grupos políticos más los alcaldes más el presidente y el vicepresidente de la Diputación General de Aragón, todos los partidos políticos representados en el parlamento han estado de acuerdo en esta estrategia, y se lo agradezco. Después, ustedes han dicho lo que han dicho pero esa es la realidad, y, como esa es la realidad, la puedo decir aquí en voz alta, la puedo decir en voz alta.

Y les digo que ese es el único camino que a nosotros nos permitirá que podamos conseguir lo que debemos conseguir. Porque, entre otras cosas, el conflicto no está centrado entre la diócesis de Lérida y la diócesis de Barbastro-Monzón, no hay ningún conflicto jurídico entre la diócesis de Lérida y la diócesis de Barbastro-Monzón, ni siquiera es parte la diócesis de Barbastro-Monzón. Entonces, es importante que sepamos exactamente, señor Bernal, dónde está el problema si lo queremos resolver: no hay un conflicto jurídico entre la diócesis de Barbastro y la diócesis de Lérida, no lo hay. La diócesis de Lérida se resiste a cumplir un decreto de la Congregación para los Obispos y recurre al Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica. Es bueno, les digo, que sepamos exactamente dónde está centrado el problema jurídico para poder atacarlo, y para poder atacarlo sabiendo exactamente con qué estamos peleando. Por tanto, el conflicto es un conflicto interno en un único ente, que es la Iglesia católica, que uno de sus obispos se resiste a cumplir un decreto de la Congregación para los Obispos, este es el problema. Y, por tanto, no hay dos partes jurídicas, y, por tanto, ni ha habido ni es de esperar que haya sentencias, porque es un conflicto interno entre la Iglesia.

De ahí que, sabiendo como sabemos cuál es el problema, tenemos, primero, que acatar nuestro ordenamiento jurídico, que reconoce al Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica con la misma autoridad para conflictos entre religiosos que el Tribunal Supremo, y, como Gobierno, nosotros, el Gobierno de España y el Gobierno de Cataluña, respetar las decisiones de los tribunales. Y, respetando las decisiones de los tribunales, nosotros hemos ido a Roma a exigir que se cumplan las decisiones de estos tribunales, y la contestación de Roma, que es lo que yo les dije a través de los periódicos, y no tengo inconveniente en seguir insistiendo aquí, es que, una vez vistos los recursos, el compromiso es de hacer cumplir los decretos que en su día se dictaron por parte de la Congregación para los Obispos y del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.

Muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Iglesias.

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