El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, ocupen sus escaños. Vamos a proseguir la sesión plenaria [a las diez horas y diez minutos].
En primer lugar, en el turno de preguntas formuladas al presidente del Gobierno, tomará la palabra el Grupo Parlamentario Popular para formular la pregunta número 315, relativa al uso de fondos públicos con fines partidistas.
Para formular la pregunta, tiene la palabra el señor Alcalde en nombre del Grupo Parlamentario Popular.
Pregunta núm. 315/02, relativa al uso de fondos públicos con fines partidistas.
El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ [desde el escaño]: Muchas gracias, señor presidente.
¿Considera adecuado el presidente de Aragón utilizar fondos públicos para incitar a los aragoneses a participar en actos de apoyo a los fines políticos que persiguen los partidos que conforman el Gobierno?
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Alcalde.
Señor Iglesias.
El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU) [desde el escaño]: Señor presidente.
Señor Alcalde.
Efectivamente, coinciden los fines que persigue el Gobierno con lo que manifiesta una inmensa mayoría de aragoneses que se han manifestado ya por octava vez en la plaza del Pilar y en las principales ciudades aragonesas y españolas. Y, en ese sentido, yo creo que no solamente está justificado que informemos a los aragoneses, sino que sería una grave responsabilidad por parte del Gobierno no hacerlo; me refiero a lo grave que para el futuro de Aragón es el propuesto trasvase del Ebro al Mediterráneo. De eso es de lo que informamos, y creo que sería gravísimo, señor Alcalde, si el Gobierno no lo hiciera.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Señor Alcalde, para réplica.
El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ [desde el escaño]: Muchas gracias, señor presidente.
Lo cierto, señor Iglesias, es que no me sorprende en absoluto su respuesta, porque usted está utilizando el dinero de todos los aragoneses reiteradamente para sufragar campañas de apoyo a los fines partidistas que persiguen -usted mismo lo ha reconocido- los partidos que configuran el Gobierno. Ahora nos anuncian una campaña publicitaria de mil millones de antiguas pesetas, casualmente, hasta las próximas elecciones, en la que irremediablemente vamos a volver a ver el uso torticero de los fondos públicos, que ya está siendo escandaloso; incluso en la prensa nacional ha sido reflejado.
Señor Iglesias, emplee usted correctamente el dinero de todos los aragoneses. Con los seis millones de euros (dos mil millones de pesetas) que se va a gastar en esta campaña para mayor gloria del Partido Socialista y del Partido Aragonés, podría usted comprar, equipar y mantener durante todo un año diez UVI móviles en el territorio aragonés, por citarle solamente un ejemplo.
La última demostración de su estilo, un estilo que me recuerda al de otro presidente también socialista, la hemos tenido estos pasados días al enviar ustedes cuatrocientas cincuenta mil cartas a los hogares aragoneses, incitándoles a participar en sus movidas políticas. Lo que después se ha dado en llamar movilización espontánea ha sido, en realidad, una movilización espontáneamente engrasada con ciento veinte mil euros desde el Gobierno de Aragón. El contenido de esa carta, señorías, no tiene desperdicio. Ni Dante con su pluma ni El Bosco con sus pinceles eran capaces de describir una situación tan devastadora, tan horrenda, tan infernal como la que describe usted, la que pronostica usted, la que vaticina usted para los aragoneses en su carta.
¿Me puede explicar por qué se tiene que gastar un euro público en pretender convencerme a mí o al resto de los aragoneses de que somos un pueblo oprimido, perseguido y expoliado; por qué se tiene que gastar usted un solo euro público en intentar engañar a los aragoneses; por qué tiene usted que utilizar mi dinero y el dinero de todos los aragoneses en introducirse en mi casa para intoxicarme a mí y a mi familia con su demagogia y con su propaganda? [Rumores.] ¿Quién o qué le da derecho a usted a hacer eso? ¿Es que no tiene usted carreteras que arreglar, es que no tiene usted instalaciones en la nieve que impulsar, patrimonio que restaurar o regadíos que realizar? ¿Es que no sabe hacer política sin caer en el discurso apocalíptico, en un mesianismo más propio de otros tiempos y lugares?
Usted se está comportando ya, señor Iglesias, como las nacionalistas de rompe y rasga, identificándose con el territorio, confundiéndose con el paisaje. Al menos, no nos dé lecciones ni de aragonesismo ni de defensa de los intereses de esta tierra: ni usted ni su partido están en condiciones de hacerlo. Usted cree que está tratando con un pueblo menor de edad, un pueblo al que hay que conducir y tutelar. Usted se cree que tiene la patria potestad del pueblo aragonés, y para ello tiene que evidenciar, tiene que declarar una situación de desamparo. Mi partido reivindica la mayoría de edad, la madurez de los aragoneses. Aragón no necesita ni edecanes ni caudillos que le indiquen el camino.
Señor Iglesias, permítame que le dé un consejo: quítese usted la boina roja, abandone ese populismo bananero al que es tan aficionado y empiece a hacer política, política con mayúsculas, política...
El señor PRESIDENTE: Concluya, señor Alcalde.
El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ [desde el escaño]: Ya acabo, señor presidente.
... política que genere optimismo en lugar de pesimismo, política que genere ilusión y no frustración.
Como no me va a hacer caso, puede usted seguir levitando sobre el Ebro, si así lo prefiere, pero hágalo a costa de su bolsillo o a costa del bolsillo de los partidos que conforman el Gobierno, no a costa del bolsillo de todos los aragoneses.
Señoría, su forma de hacer política podrá verse en algún responsable político, pero nunca la verá en un político responsable.
Muchas gracias, señor presidente. [Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Alcalde.
Para dúplica, el señor Iglesias tiene la palabra.
El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU) [desde el escaño]: Señor presidente.
Señor Alcalde.
De aragonesismo no quiero dar lecciones a nadie, pero, cuando se cita un pintor estando en Aragón, no hace falta citar a Giotto. Nosotros podemos citar perfectamente a Goya y no está en un escalón inferior [abucheos desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular] -o al Bosco, me da lo mismo, me da lo mismo El Bosco-, en Aragón podemos citar a Goya y no quedamos mal, señor Alcalde, y, cuando hablamos de un escritor, usted cita a Dante, y en Aragón podemos citar a Sender o podemos citar a Gracián, y no quedamos mal.
Mire, ya que ha citado usted a Dante, Dante escribió una obra que se llama la Divina comedia. Los condenados pasaban por una laguna, y al final de la laguna había un cartel encima de la puerta, cuando se entraba ya al infierno, que ponía: Ergo erravimus (luego nos hemos equivocado). [Risas.]
Ustedes no sé si van a reconocer después de tanto tiempo lo de Dante en la Divina comedia. No se equivocan. Yo tengo la sensación de que se están equivocando con esto, tengo sinceramente la sensación de que se están equivocando, como los condenados de Dante, se están equivocando. Mire usted, los aragoneses somos conscientes de la importancia que tiene el río Ebro y los aragoneses son conscientes de que nadie les engaña cuando salen a la plaza pública a manifestarse contra esa obra. Y el Gobierno de Aragón, señor Alcalde, señores del Partido Popular, cumple con su obligación cuando advierte a los aragoneses de lo grave del proyecto del señor Aznar y del Partido Popular, lo grave de ese proyecto. Ese proyecto limita nuestro desarrollo; ese proyecto, por mucho que ustedes se esfuercen, no es bueno para Aragón. No sé para quién es bueno; para nosotros no es bueno. Que nosotros invirtamos en advertir a los aragoneses de lo que consideramos que es el proyecto más nefasto para esta tierra que se haya planteado nunca me parece que no es solo cumplir con algo evidente, sino que es una obligación.
Mire, señor Alcalde, no solo entran en nuestra casa a quitarnos la cartera, que ya es grave: nos pretenden quitar la cartera y, además, nos insultan; además, nos llaman insolidarios, nos llaman bolcheviques, nos llaman desleales. [Rumores.] Es verdad. En la última que nos ha dirigido el señor Aznar nos ha dicho en un tono absolutamente barriobajero: «De esto me voy a acordar». Oiga, no se olviden ustedes tampoco. El señor Aznar puede tener buena memoria, pero es un político como los yogures: con dos años de caducidad. [Rumores.] Y los aragoneses tenemos memoria y seguiremos teniendo memoria dentro de dos años; se lo aseguro, señor Alcalde. [Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.]