El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor consejero.
Interpelación número 12/03, relativa a la política de fomento de industrias culturales del Gobierno de Aragón, formulada por el diputado del Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista señor González Barbod.
Para la exposición de la interpelación, tiene la palabra el señor González.
Interpelación núm. 12/03, relativa a la política de fomento de industrias culturales del Gobierno de Aragón.
El señor diputado GONZÁLEZ BARBOD: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Señor consejero.
En esta última sesión de Pleno, vamos a hablar de cultura, y dadas las circunstancias de barbarie en las que nos encontramos en estos momentos, me parece que es un buen tema para acabar esta legislatura.
En todo caso, en estos momentos en que los ojos del mundo, y no solamente los ojos del mundo, sino también el corazón, están mirando hacia Bagdad, después de dos bombardeos y tal como publica o titula un editorial de El País, «Lo peor todavía está por venir», pues quizá puede parecer hasta un tanto frívolo estar hablando de discos, de libros, que ese es el tema que traemos hoy aquí. Por lo tanto, ya desde el principio anuncio que voy a renunciar al turno de réplica. Quizás la beligerancia o la tensión que hemos tenido en anteriores interpelaciones, desde luego, por mi parte la voy a desechar desde el principio.
Queremos hoy hablar, bajo la denominación de «industrias culturales», que quizá es una terminología un tanto críptica, nos estamos refiriendo realmente a la producción editorial, a la producción discográfica y a la producción audiovisual por parte de pequeñas y medianas empresas aragonesas de productos de servicios, que consideramos que son importantes en nuestra sociedad porque tienen un doble valor: tienen un valor cultural en sí mismas, en cuanto a enriquecimiento de esta sociedad, pero también tienen un valor económico que consideramos que es importante y tiene su relieve.
Creemos que se trata de un sector que, en una sociedad que cada vez está más caracterizada por el ocio, va a tener una importancia y va a ser un sector en auge. Y, por lo tanto, debido a esta doble función que tiene (por un lado, la creación de productos culturales de calidad y, por otro lado, esa repercusión económica), es importante que en Aragón tengamos un tejido necesario que lo sustente.
En este caso, estamos hablando de empresas editoriales, pero no solamente de las empresas editoriales, que quizá es el lado más conocido por parte de la sociedad, sino también de las empresas distribuidoras, las librerías; en el sector del libro, estamos hablando también de empresas auxiliares, como son todas las empresas de artes gráficas, los estudios de diseño, las empresas de maquetación, las imprentas; en el tema de la producción discográfica, estamos hablando de sellos discográficos, de estudios de grabación...
Estamos hablando de un número importante de pequeñas y medianas empresas que realizan su labor con verdaderas dificultades, ya que sus productos no son, precisamente, los que tienen una mayor acogida en el mercado y quizá no son los que están lo mejor valorados económicamente. Por lo tanto, normalmente, son empresas que encuentran muchas dificultades para sacar adelante su labor.
Su Gobierno, el Gobierno PSOE-PAR, estableció un compromiso con la sociedad, con el pacto que firmó al comienzo de la legislatura, en el cual, dentro de las distintas materias en las que realizaron este compromiso, una de ellas, en el apartado cultural, era realizar, dentro del programa director de industrias culturales, el fomento de la producción cultural aragonesa en el sector editorial, en los medios de comunicación y en el sector audiovisual, dentro de un epígrafe concreto, que era el número setenta.
Lo cierto es que desconocemos si, a lo largo de la legislatura, ha habido algún programa propio del Gobierno de Aragón, un plan denominado «programa director de industrias culturales». En todo caso, de lo que sí estamos seguros es de que no ha tenido ninguna repercusión que haya sido pública. En ese sentido, nos gustaría saber cuáles han sido los resultados del denominado, y hasta la fecha desconocido, «programa director de industrias culturales», recogido en el pacto de gobierno que fue firmado ya en el mes de julio de 1999.
También queremos hacer referencia a una cuestión muy concreta, y es, dentro del sector audiovisual, que es un sector que tiene una pujanza importante, que está siendo fomentado dentro de las políticas de la Unión Europea, saber exactamente cuáles han sido las políticas en ese sentido, porque lo que sí verificamos al final de la legislatura es que un compromiso muy importante, que era el sacar adelante una televisión aragonesa, un proyecto audiovisual propio de la comunidad autónoma, ha sido un proyecto totalmente frustrado, y, a nuestro juicio, este es un incumplimiento importante. El que en Aragón hubiéramos contado con un proyecto de este tipo hubiese tenido una importancia fundamental para este sector, puesto que hubiese arrastrado de muchas pequeñas y medianas empresas vinculadas al sector audiovisual.
Este incumplimiento de tener un proyecto audiovisual, además, está refrendado por un compromiso de una moción aprobada en estas Cortes, a propuesta de nuestro grupo parlamentario, en el año 2000, por la cual el Gobierno se comprometía a sacar adelante ese proyecto y a crear un consejo audiovisual en Aragón.
A nuestro juicio, las escasas ayudas o actuaciones que ha habido en esta materia se han limitado a una línea de ayudas que viene de legislaturas atrás, que son la convocatoria anual de ayudas a la producción editorial y audiovisual, y, a nuestro juicio, son unas actuaciones muy raquíticas estas ayudas, que se convocan conjuntamente. Se hace una caja en la que se presentan los proyectos editoriales, audiovisuales, discográficos..., no se distingue entre las distintas variedades, no se distingue dentro de la producción editorial lo que pueden ser libros de ensayo, libros de literatura..., es un tótum revolútum.
Y tiene una dotación, a nuestro juicio, muy raquítica: son diez millones de pesetas anuales más o menos, sumando las dos convocatorias anuales que hay, las dos comisiones que se celebran al año, y la suma de lo que se publica en el BOA da esa cifra. Va variando un poquito de año en año, pero no va más allá de un millón arriba o un millón abajo. Por lo tanto, a nuestro juicio, dentro de un presupuesto que en el último año ha sido de catorce mil millones de pesetas, la verdad es que no llega ni al uno por ciento. A nuestro juicio, es una cifra un tanto raquítica y que, desde luego, no da para sacar adelante un apoyo a estas empresas.
Además, es una ayuda que realmente es a la adquisición de ejemplares, no es una ayuda propiamente dicha. Bueno, nos parece un mecanismo que puede ser apropiado, pero la dotación nos parece totalmente ridícula.
En todo caso, creemos que otras comunidades autónomas sí que vienen avanzando en esta materia. Cataluña ha legislado; ha creado un Instituto de Industrias Culturales, ha diseñado una estrategia a medio plazo con la elaboración de un libro blanco que está analizando cuáles son las nuevas tendencias de los mercados a la hora de la producción, de la distribución...
La revolución digital va a modificar muchos de los aspectos que tradicionalmente conocíamos, tanto en la producción editorial como en la discográfica, también en la distribución; en la comercialización hay que diseñar estrategias para que las librerías, las pequeñas tiendas de discos, puedan moverse en ese gran mercado de las grandes superficies. Creemos que el Gobierno de Aragón quizá ha dejado de hacer una estrategia para estas empresas que, a nuestro juicio, tienen un valor añadido en cuanto a la producción de cultura, pero también esa función económica.
Por lo tanto, me gustaría conocer exactamente qué ha pasado con este programa, cuáles han sido sus resultados.
Y, para acabar, también creemos que en Aragón existen unos indicadores positivos, con los pocos datos que tenemos del Instituto Nacional de Estadística. En cuanto a los mercados que existen, los aragoneses que consumimos libros, discos, que acudimos al cine, a los conciertos, y existen unos indicadores en algunas de estas modalidades que son realmente positivos. Son datos un poco viejos, son del año 2000, pero, por ejemplo: en asistencia media por habitante al cine, Aragón ocupa la cuarta plaza, después solamente de Madrid, Cataluña y País Vasco (no son valores absolutos, sino en relación al número de habitantes), y, por ejemplo, ese es un dato muy positivo; en la venta del número medio de discos por hogar, nos vamos al octavo puesto; pero, por ejemplo, en asistencia al teatro ocupamos una destacadísima posición, el tercer lugar, o también en cuanto a la danza; en conciertos de música clásica, Aragón se sitúa entre las primeras comunidades autónomas. Sin embargo, cuando acudimos al porcentaje de ocupados en actividades culturales sobre el total de ocupados (estamos hablando ya en términos de contrataciones laborales), también descendemos muchísimo.
Por lo tanto, en el diagnóstico sí que parece que en Aragón existe un mercado, una demanda de estos productos culturales de calidad, pero, a la hora de la verdad, este mercado está copado por grandes empresas multinacionales, que es una realidad en todas las comunidades autónomas y en toda Europa. Pero las pequeñas empresas aragonesas que se dedican a esta actividad quizá no se encuentran con los suficientes apoyos, no se encuentran acompañadas debidamente por las administraciones.
Y esto es lo que demandamos y sobre lo que nos gustaría que, en su respuesta, de alguna forma, nos facilitase más información.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Para responder en nombre del Gobierno de Aragón, el señor consejero de Cultura tiene la palabra.
El señor consejero de Cultura y Turismo (CALLIZO SONEIRO): Muchas gracias, señor presidente.
Señorías.
Quiero, como he hecho anteriormente también, en primer lugar, agradecer al señor González y a su propio grupo parlamentario la deferencia que tuvieron en aceptar el aplazamiento de esta interpelación. Sabe su señoría que el motivo era la apuesta que el Gobierno de Aragón ha hecho, precisamente, por la difusión del arte mudéjar, compareciendo por primera vez en la Feria de Turismo de Berlín, en el pabellón cultural, para presentar un proyecto al margen de la presencia general del Gobierno, que también ha existido en el pabellón de Turespaña, pero era la manera de entrar en un gran hall cultural donde están representados los grandes productos de turismo cultural de la comunidad autónoma.
Su interpelación, señor González, me ha suscitado una cuestión conceptual previa. Yo creo que su señoría se ha referido al principio a la expresión crítica de industria cultural. Sigo las recomendaciones de Williams, de uno de los estudiosos de patrimonio cultural, que define en uno de sus trabajos qué cosa sea la industria cultural. Lo define, probablemente, con un sesgo muy anglosajón, que quizá no coincida con lo que su grupo entiende por industria cultural: la industria cultural no es sino la interacción, el cluster -como dicen los anglosajones-, la interacción entre patrimonio cultural, acción cultural y economía, es decir, todo aquello que es capaz de generar una actividad económica a partir de contenidos generales, en muchas ocasiones relacionados con el heritage, con el patrimonio, o, en otras ocasiones, con la creatividad cultural de una sociedad.
Desde ese punto de vista he abordado la respuesta a su interpelación, pero, naturalmente, hablaremos también del papel del Gobierno de Aragón en la industria discográfica, audiovisual y editorial. Aunque entiendo que la expresión «industria cultural» es más amplia -coincido justamente con la concepción anglosajona-, es mucho más amplia que lo que, por reduccionismo, se entiende en algunas ocasiones en esta cámara.
Y, realmente, es evidente que la mayor parte del enorme esfuerzo inversor llevado a cabo por el Gobierno de Aragón en esta legislatura, esfuerzo inversor también y esfuerzo de fomento a través de las transferencias corrientes y de capital a las administraciones locales, ha ido encaminado a alentar sinergias entre la cultura y la actividad económica de la comunidad autónoma. Así se explicó al comienzo de esta legislatura en las primeras comparecencias que tuve el honor de celebrar ante sus señorías, y yo entiendo que el balance -ya sé que su señoría no lo comparte plenamente-, desde este punto de vista, es muy satisfactorio.
Vayamos por partes.
Desde luego, no creo que pueda negarse que, para que esa interacción económica entre el patrimonio y la acción cultural y la actividad económica se produzca, igual que sucede en el mundo industrial, los productos deben ser producidos en algún lugar, en esas factorías. Por lo tanto, una política, un plan de industrias culturales comporta actuar en dos direcciones: en primer lugar, en los continentes, que actúan a manera de factorías capaces de producir contenidos culturales, y, por supuesto, también en los contenidos culturales propiamente dichos.
Todo ello sin olvidar que hay, en nuestro caso, elementos que se comportan a un tiempo como continentes y contenidos, como, por ejemplo, el propio patrimonio mueble/inmueble, patrimonio cultural convencional, cuya puesta en valor es capaz de generar inmediatamente una actividad económica capaz de crear empleos directos y también de convertirse en una importante fuente de ingresos para muchos municipios, complementaria en algunos casos y, en algunos casos, felizmente determinante, como única salvación en este momento.
Puesto que su señoría ha renunciado al segundo turno, voy a centrarme fundamentalmente en las tres áreas, pero, naturalmente, me va a permitir que, aunque sea telegráficamente, hablemos también de todo.
Por lo que a los continentes se refiere, no podemos hablar de industrias culturales sin mencionar la política llevada a cabo por el Gobierno de Aragón en una serie de importantes actuaciones que han tenido como destino, precisamente, construir o reforzar o modernizar esos continentes.
Me refiero al Centro Aragonés de Arte Contemporáneo que se construye en Huesca a partir, en primera instancia, de los fondos de la colección del pintor Beulas, pero que recibirá en su segunda pieza otras colecciones, y que está llamado a jugar un importante papel como promotor de la industria cultural relacionada con el arte.
Me refiero al proyecto de ampliación del Museo Pablo Serrano, que se ha encargado en esta legislatura al arquitecto autor del proyecto, a Pérez Latorre.
Me refiero a la ampliación del Museo de Zaragoza, sin la cual es difícil poder abordar una ambiciosa política en relación con las artes plásticas.
Me refiero a las intervenciones de modernización llevadas a cabo en los museos del Gobierno de Aragón, al Centro de Interpretación del Megalitismo en el valle de Hecho, que va a poner en valor el enorme patrimonio que significa todo ese conjunto de dólmenes, menhires, cistas, círculos, sepulcros de corredor, etcétera, etcétera, y que va a hacer que el valle tenga ahí no solamente un motivo de orgullo y de referencia a su pasado, sino también una fuente de ingresos.
Me refiero a nuestra colaboración en el Centro Buñuel de Calanda, que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Calanda con la colaboración del Ministerio de Fomento a través del 1% cultural.
Me refiero al Centro de Gestión del Patrimonio Mundial, con su red de centros en los cuatro principales hitos del mudéjar del Sistema Ibérico, con los centros de interpretación de Calatayud, ya en marcha, de Teruel, que muy pronto, en las próximas semanas, va a conocer un nuevo impulso en virtud de la colaboración entre la Diputación Provincial y el ayuntamiento, y, naturalmente, de los otros dos, de Tarazona, que está supeditado a la marcha de las obras de la catedral, pero que está contemplado, y el de Daroca, para el que en este momento trabajamos con el ayuntamiento en un espacio que pueda albergar esos centros y que se conviertan en auténticos motores no solo de dinamización cultural y de interpretación del patrimonio, sino también en centros de dinamización económica, porque son los vehículos de la puesta en valor de lo que significó la ampliación de la declaración de patrimonio mundial por la Unesco a todo el mudéjar de Aragón.
Como tampoco podemos calificar de otra manera que no sea industria cultural a Dinópolis. Yo creo que Dinópolis es el mejor ejemplo también de una apuesta por la puesta en valor del patrimonio paleontológico, capaz de convertir esos contenidos culturales en una importante fuente de ingresos para la provincia de Teruel, puesto que en este momento está ya culminada la primera pieza, el nodo central, pero Dinópolis y la sociedad que la gestiona está creando ya, como sus señorías saben, el resto de los centros de interpretación de los pequeños museos en Concud, en Galve, en Albarracín, etcétera, etcétera. Más la Fundación Conjunto Paleontológico, que, creada por la propia Dinópolis, yo creo que es un buen ejemplo de interacción justamente entre un proyecto comercial y un proyecto científico, que se alimentan mutuamente.
Por no hablar de las sinergias cultura-turismo, en una relación circular de feedback, que, en torno a la empresa pública Turismo de Aragón, va a poner en marcha en el próximo mes de abril la hospedería del monasterio de Rueda y que ha licitado ya y está adjudicada la de San Juan de la Peña, con inversiones, en un caso, de nueve millones de euros y, en otro, de doce millones de euros.
Por no hablar también de lo que significa la puesta en valor del castillo de Loarre, con su proyecto de adecuación de entornos de programas de visitas guiados.
Y por no hablar también de la participación de Turismo de Aragón, de la implicación por primera vez en la campaña de festivales de Aragón del año pasado.
Otro de los grandes proyectos que son el continente capaz de producir grandes e innovadores productos culturales es, sin duda, el Gran Teatro Fleta, uno de los proyectos más importantes desde el punto de vista económico y en el que tendrá su sede, entre otros, el Centro Dramático de Aragón. El Centro Dramático de Aragón, creado en esta legislatura en un tiempo récord, ha vivido ya sus dos primeras producciones, con éxito absoluto de crítica y público. Tanto es así que, de resultas de la segunda producción, el gran sanctasanctórum del teatro contemporáneo español, que es el Teatro de la Abadía de Madrid, nos hace ya un hueco para presentar La agonía de Proserpina de Tomeo en la programación de esta misma primavera en Madrid, y el Ricardo III tiene ya una serie de compromisos importantes en la mayor parte de las salas de teatro españolas. Está ya ultimado el texto de la tercera producción propia, que creo que, finalmente, vamos a coproducir con el propio Centro Dramático Nacional, en lo que significa toda una consolidación y todo un espaldarazo, y en esta ocasión, además, sobre un texto escrito por encargo para la ocasión por Fernando Fernán Gómez, como parte del homenaje, que el Centro Dramático de Aragón va a tributar a Cervantes en el centenario del Quijote que se celebra el año 2005.
Todo eso, además, sin ningún quebranto de la política de ayudas a la producción teatral, que ese es otro sector que su señoría no ha mencionado, pero que entendemos que es muy importante dentro de las industrias culturales, la producción de contenidos teatrales. Y, curiosamente, el Centro Dramático, que ha nacido para dinamizar el tejido teatral, ha demostrado que no solamente no es un obstáculo, sino que, además, ha permitido a la comunidad autónoma añadir también toda una política de refuerzo de las compañías existentes.
Para dar unos datos, desde 1999, las ayudas a la producción teatral, excluido el Centro Dramático, que tiene presupuesto propio en este momento de 1,1 millones de euros, pues, excluido el Centro Dramático, las ayudas a la producción teatral no solo no han disminuido, sino que han aumentado el 30% desde 1999, y esto tanto en lo que se refiere al capítulo de ayudas a la producción como las ayudas a la concertación, a las giras y a las salas; más la Feria de Teatro de Huesca, que ha sido ampliamente reforzada también por la participación del Gobierno de Aragón, más importante que en el pasado; la conversión de la Muestra de Teatro de Alcañiz en un Festival del Teatro Aragonés, o los intercambios de producciones con el mejor teatro europeo, con espléndidas compañías polacas o con algunas importantes compañías francesas.
En el capítulo de contenidos, y voy a ir muy telegráficamente, la apuesta ha sido muy importante. Los festivales de Aragón significan realmente una parte importante de esa producción de contenidos inmateriales. Ahí deberíamos hablar también del ambicioso Plan de exposiciones, que ha permitido en esta legislatura poder admirar importantes colecciones, que han sido muy bien negociadas por nuestros servicios, como las de Pérez Serra o la colección AENA, o importantes exposiciones monográficas como las de Miró, Mompó, Mira, Rivera, o el convenio firmado con la región italiana de Las Marcas, Il segno nel tempo, para poner en marcha una colaboración en la que también participa la Diputación Provincial de Zaragoza, de intercambio con grabadores italianos a partir de la figura de Goya, del máximo interés, siempre también fuera de nuestras fronteras.
Por no hablar de las exposiciones no de artes plásticas, pero sí histórico-conmemorativas, que han tenido como resultado grandes afluencias de público y que han permitido también actuar como auténtico motor de producciones culturales.
Pero, por lo que su señoría se refiere más estrictamente a industrias culturales, le diré que las ayudas a la producción audiovisual en los últimos ejercicios han rondado los veinte millones de pesetas, y que este año, además, vamos a duplicar esa cantidad gracias a un convenio cuyo borrador está en estos momentos redactándose y en el que participan el Departamento de Industria, Comercio y Desarrollo y el Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Aragón. Juntos podemos ir muchísimo más lejos en ese esfuerzo que debe estar dirigido a la totalidad del sector, a las empresas ya constituidas y también a aquellos proyectos que -digamos- no tienen el formato empresarial convencional, pero que tienen grandes posibilidades de salir adelante.
Además de una política de ayudas a la producción de grandes metrajes, en muchas ocasiones auténticos motores y vehículos de la mejor publicidad del Gobierno de Aragón por lo que se refiere a nuestra cultura. Me refiero a lo que significó la colaboración en el audiovisual a propósito de Luis Buñuel, de Rioyo y López Linares, en el centenario de Buñuel; la colaboración en la producción de la película de Saura La mesa del rey Salomón; la recuperación de una cinta espléndida de uno de nuestros malditos, el turolense Maenza, El lobby contra el cordero; el apoyo decidido que se ha prestado por parte del Gobierno al Festival de Cine de Huesca, o, sin duda alguna, la presencia del Gobierno de Aragón en el Festival du Cinéma Espagnol de Nantes el año pasado, que fue uno de los grandes escaparates de la mejor producción audiovisual aragonesa...
El señor PRESIDENTE: Vaya concluyendo, señor consejero.
El señor consejero de Cultura y Turismo (CALLIZO SONEIRO): Voy concluyendo, señor presidente.
Por lo que se refiere al sector editorial, yo debo decirle con satisfacción a su señoría que el esfuerzo que ha hecho el Gobierno de Aragón en esta legislatura ha sido importantísimo, y voy a dar, simplemente, unos datos. Yo creo que eso, mejor que ninguna otra consideración, explica muy bien cómo ese plan tenía verdaderamente una inequívoca voluntad.
Fíjese, en 1999, el Gobierno de Aragón solamente subsidiaba diecisiete empresas editoriales, en el año 2002 eran veintinueve; en 1999 se editaron con ayuda del Gobierno de Aragón ochenta y un títulos, en el año 2002 eran doscientos sesenta y cuatro títulos, más de tres veces el número de volúmenes editados. Y eso, naturalmente, tiene una explicación: pasamos de veintisiete mil seiscientos euros a cincuenta y ocho mil seiscientos en el mismo período. Todo esto son, simplemente, subvenciones.
A todo ello habría que añadir las coediciones, que han sido muy importantes en esta legislatura, con empresas editoriales aragonesas: con Mira Editores, con La Val de Onsera, con la Librería General, con Prames, con la Institución Fernando el Católico (numerosísimas las colaboraciones a propósito de los centenarios, por ejemplo, de Gracián o Sender), con el Instituto de Estudios Altoaragoneses (con el que editamos, como su señoría sabe, aparte de con la Universidad, la colección Larumbe), con la propia Universidad de Zaragoza... O la propia apuesta por los disco-libros de Prames, en los que el Gobierno de Aragón actuaba doblemente: como accionista de la propia empresa y también a través de una subvención.
Nuestra colaboración también, a través de la actividad editorial, con importantes revistas aragonesas: Tropelías, Artigrama, Trébede, La magia de Aragón (que ha supuesto que el Gobierno de Aragón rehúse editar su propia revista, en beneficio de una revista de todos, a partir de la antigua cabecera de la Diputación Provincial de Huesca), o la doblada ayuda que se ha prestado a la revista Turia, y que yo creo que ha sido enormemente acertada, entre otras cosas porque la revista Turia es, probablemente, la más importante de nuestras apariciones editoriales en este ramo.
Sin contar con otra importante actividad de producción de contenidos que va a presentar muy pronto su primer producto: me refiero a la colección que el Gobierno de Aragón ha puesto en marcha con el Arzobispado de Zaragoza para la edición -programa ambicioso de edición- de contenidos a partir del archivo de cantorales de La Seo, y que va a presentarse muy pronto con una obra espléndida, con las lamentaciones de Rodríguez de Ledesma...
El señor PRESIDENTE: Señor consejero, ahora debe terminar.
El señor consejero de Cultura y Turismo (CALLIZO SONEIRO): Termino inmediatamente, señor presidente.
En fin, yo creo que el balance, señorías, el balance, señor González, con todos los matices que legítimamente quiera apreciar su grupo, yo creo que es altamente positivo, a condición, naturalmente, de que entendamos, como le decía al principio, que la industria cultural no solamente se refiere a la actividad empresarial que lleva a cabo una serie de pequeñas empresas, sino que se refiere también a la producción de contenidos culturales y a esa interacción capaz de poner en valor esos contenidos culturales y hacerlos si no rentables desde el punto de vista económico, sí hacer lo posible para que muchos de nuestros municipios tengan ahí una importante fuente de ingresos, una fuente de creación de riqueza, y que Aragón tenga, además, un motivo más de reencuentro con su pasado, que es la mejor forma de abordar el futuro.
Muchas gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
¿Señor González?
Finalizado este punto del orden del día, señorías, suspendemos la sesión durante quince minutos.