Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón


Comparecencias - Del Presidente del Gobierno de Aragón

Comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón al objeto de informar sobre el acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Aragón y la Generalitat de Cataluña en relación con las 113 obras de arte sacro aragonesas depositadas en Lérida.

Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón n°: 061 de Plenos (VI Legislatura)
Intervinienen: Alcalde Sánchez, Gustavo - Iglesias Ricou, Marcelino - Barrena Salces, Adolfo - Usón Laguna, Marta - Ibeas Vuelta, María Nieves - Franco Sangil, Jesús

El señor PRESIDENTE: Punto siguiente del orden del día: comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón, a petición de los veintidós diputados del Grupo Parlamentario Popular, al objeto de informar sobre el acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Aragón y la Generalitat de Cataluña en relación con las ciento trece obras de arte sacro aragonesas depositadas en Lérida.

Intervención de un representante del Grupo Popular. Su presidente tiene la palabra.

Comparecencia del presidente del Gobierno de Aragón al objeto de informar sobre el acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Aragón y la Generalitat de Cataluña en relación con las 113 obras de arte sacro aragonesas depositadas en Lérida.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Gracias, señor presidente.

Lamentable la tocata y fuga que en estos momentos está protagonizando el presidente del Gobierno de Aragón, el señor Iglesias. Me da la impresión -no lo sé si es así, señora Almunia- de que es a usted, fiel escudera del señor Iglesias, a la que ha trasladado los papeles, abandonando vergonzosamente el terreno, el campo de batalla, de esta batalla que llevamos junto a la sociedad aragonesa, que es recuperar las piezas que nos ocupan.

Es evidente, señorías -y no he hecho yo la comparación con el partido de fútbol de ayer, la ha hecho el señor Iglesias-, que, en el terreno que nos ocupa, este asunto de los bienes... Bueno, parece que se reincorpora. [Rumores.] Pues bueno, en ese terreno, en el terreno que nos ocupa, en el terreno de los bienes, señor Iglesias, y ha hecho usted la mención futbolística, usted ayer no hubiera sido precisamente Milito, que es el que metía los goles, sino que más bien, en esta cuestión de los bienes, es Casillas, el que ha recibido la auténtica goleada. Usted está recibiendo en esta cuestión de los bienes una goleada desde las instancias homólogas catalanas.

Mire, parece que fue ayer, pero no fue ayer: han transcurrido ya cuatro meses, cuatro meses desde el 8 de septiembre, fecha del decreto de la congregación de obispos de Roma. El contumaz obispo leridano, una vez conocida aquella sentencia, trasladó la solución del problema a la Generalidad con el argumento de que eran bienes catalogados que necesitaban autorización del Gobierno catalán para su devolución. Desde entonces, señorías, la Generalitat o Generalidad se ha concedido, uno tras otro, se ha autoconcedido dos plazos de tres meses para tomar una decisión al respecto. Es evidente que la Generalitat no ha pretendido otra cosa que ganar tiempo. Ganar tiempo, ¿para qué?, se podrá preguntar cualquiera. Pues yo se lo voy a decir: ganar tiempo para, entre otras cosas, sentarlo a usted en la mesa de negociación, para eso, para sentarlo a usted en la mesa de negociación. Porque usted, señor Iglesias..., ya sé que no le importa lo que estoy hablando, pero usted, tras sus declaraciones de hace cinco años en una emisora catalana ofreciendo la cogestión de los bienes aragoneses, usted se ha convertido, para las instituciones catalanas, en una perita en dulce; es usted una perita en dulce, una fruta madura a la que exprimir, una presa fácil a la que conquistar, en eso se ha convertido. Ya sé que no le importan, señor Iglesias, estos comentarios.

¿Qué había que negociar, señor Iglesias? Para la Generalitat, está claro que sólo había un objetivo con que negociar: no ejecutar en sus propios términos la sentencia. Pero, para el Gobierno de Aragón, ¿qué había que negociar? Yo entiendo que no había nada que negociar, señor Iglesias, pues nuestra situación era impecable: limitarnos a cumplir la sentencia. Y mire, ya mi abuela tenía un dicho, que es que donde no hay ganancias, señor Iglesias, la pérdida es segura, y usted ha ido a negociar sin tener ninguna ganancia que obtener, sino todo lo contrario: lo único que ha podido conseguir han sido pérdidas.

Usted, desde el 8 de septiembre, en lugar de utilizar todos los medios a su alcance, a su disposición, para exigir la ejecución inmediata de esa sentencia (que entonces era el momento en el que usted tenía que haber denunciado a la nunciatura apostólica que, inmediatamente, ejecutara la misma, era el momento de dirigirse al obispo de Lérida, al Gobierno de la Generalitat, al Gobierno de la nación y a todos los lugares a los que tuviera que dirigirse), pues no, usted no: usted, durante todos estos meses, durante cuatro meses, se ha aplicado únicamente a seguir la hoja de ruta que le han marcado desde Barcelona de intentar llegar a un acuerdo del que ningún beneficio, repito, podíamos obtener; usted, señor Iglesias, ha picado el anzuelo, ha entrado en la muleta que, hábilmente, le ha tendido su compañero y amigo el señor Maragall; usted ha caído en la misma trampa que usted mismo se tendió hace cinco años cuando planteó la gestión.

A partir de ahí, ¿qué podemos esperar? Pues nada, señor Iglesias, nada material, pero sí podemos esperar lo que tenemos: la frustración moral de ver cómo nos toman el pelo, de ver nuestra dignidad pisoteada por el egoísmo insaciable de aquellos que, además de no querer contribuir a la solidaridad nacional, pretenden quedarse con lo ajeno; de ver además cómo nuestro Gobierno parece más preocupado en salvar la cara del señor Maragall que en defender los intereses de los aragoneses.

Mire, en todos estos meses, usted no ha hecho más que secretismo de todas esas interminables conversaciones y negociaciones que ha mantenido con la Generalitat. No hemos recibido ni una sola explicación de su señoría al respecto.

Yo le envíe una carta el 15 de noviembre en la que le mostraba mi preocupación, la de mi partido, por la solución a esa sentencia, y le pedía yo en mi carta que liderara su señoría la movilización política y social que requería, desde nuestro punto de vista, esta cuestión. Sin embargo, usted me contestó limitándose a decir que la solución debía encontrarse, solamente, en el ámbito propio de la Iglesia.

Pero, paralelamente, mantenía reuniones semiclandestinas con el Gobierno de la Generalitat para buscar un acuerdo. Han trascendido, usted ha reconocido muchas de ellas, han trascendido singularmente dos: una, en diciembre, en Villanueva de Sijena, que genera lo que se publicita el día 4 de enero, y otra, que dice el señor Maragall en su carta, el 18 de enero.

Y sin embargo, el señor Iglesias ha venido continuamente negando, tajantemente, que hubiera ningún acuerdo. Entonces, ¿por qué el 3 de enero, señor Iglesias, ustedes trasladan que han llegado a un principio de acuerdo, lo trasladan, además, de una forma exultante, de una forma repleta de energía y de alegría, ese principio de acuerdo que esperan que respalde al día siguiente, el día 4, en su reunión, el patronato del Museo Diocesano de Lérida? Todo eran felicitaciones por parte del Gobierno de Aragón -no hay más que ver los teletipos-, por parte del Gobierno de la Generalitat.

¿Cómo van a vender, señor Iglesias -no los considero tan absolutamente irresponsables-, cómo van a vender un acuerdo que no existía?, ¿cómo van a vender un acuerdo que no existía?

Y si existía ese acuerdo, si existía ese principio de acuerdo, como han reconocido hasta ustedes en sus comunicados oficiales desde el Gobierno de Aragón, yo le exijo, señor Iglesias, que haga llegar al resto de grupos de esta cámara ese principio de acuerdo. Y si resulta que ese principio de acuerdo es un incunable que no se puede exponer ni siquiera a los rayos del sol, pues le exijo a usted que nos lea, concretamente, el párrafo, la cláusula en la que decía que el retorno de los bienes, de las piezas, de las ciento trece piezas a Aragón era una condición sine qua non y anticipada a la elaboración de cualquier otra de las cláusulas de ese convenio. ¡Enséñelo! Yo le emplazo y le exijo que exhiba ese principio de acuerdo, porque, si no nos lo enseña, si no lo lee tampoco, es que ese párrafo no existía, es que ese párrafo no existía en ese principio de acuerdo, no existía la devolución de los bienes de Aragón... [El diputado señor FRANCO SANGIL, del Grupo Parlamentario Socialista, se manifiesta desde su escaño en los siguientes términos: «¡Pero si no existía!»] ¡Claro que existía! ¡Pero si ahí tiene los teletipos, señor Franco! ¡Claro que existía! Y si no existía, es porque no estaba dispuesta la otra parte a aceptar esa condición.

Y entonces, esto sólo puede significar una cosa: que su Gobierno mintió, mintió antes o miente ahora, mintió cuando dijo que habían alcanzado un acuerdo o miente después cuando niega que existe un acuerdo, un acuerdo que han reconocido que existía, prácticamente, todas las partes, y que, sin embargo, ese principio de acuerdo ha propiciado que la consejera Mieras, que la consejera Mieras... [el diputado señor FRANCO SANGIL, del Grupo Parlamentario Socialista, se manifiesta desde su escaño en términos que resultan ininteligibles], sí, se lo explicara detenidamente a los miembros del consorcio del Museo de Lérida, y sin embargo, aquí, en Aragón, nadie conoce, en absoluto, los detalles de ese acuerdo.

Mire, tardó usted cuatro o cinco días en condicionar el pacto al retorno de las obras, tardó cuatro o cinco días. Tuvo que ser ante la presión del propio obispo de Barbastro y de la oposición lo que le impulsaran a sacar la patita que había metido, y todavía sigue empeñado en decir que no existe ese acuerdo. ¿Quién mintió pues?, ¿ustedes o la consejera Mieras? ¿Quién mintió? Alguien de los dos mintió, porque el acuerdo existía.

¡Y claro que había un acuerdo!, ¡leonino!, eso sí, ¡leonino para los intereses de Aragón! Pero existía ese acuerdo que le impusieron a su señoría. Y no tiene más que leer los teletipos del día 5 de enero, cuando, en el propio Diario del Segre dice que el consorcio del Museo Diocesano bendice, fíjese, llega a bendecir el pacto que se ha alcanzado con Aragón para compartir el arte, señora Almunia, para compartir el arte, dejando muy claro que las obras se mantenían en el recinto del museo leridano...

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor Alcalde, debe ir concluyendo, por favor.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Voy concluyendo, pero el tiempo que marca el documento que nos han dado son quince minutos, señoría, y no creo que los haya acabado todavía.

Mire, usted, que es tan recalcitrante [rumores] como el señor Ciuraneta, el día 18 de enero volvió a las andadas, según nos explica la carta del señor Maragall. Y yo le tengo que insistir en una cuestión, señor Iglesias: ¿por qué tiene usted esa obsesión por alcanzar un acuerdo previo a la devolución de las piezas?, ¿por qué?, ¿por qué ese empecinamiento, señor Iglesias? Porque ¿desde cuándo la ejecución de una sentencia obliga a firmar un convenio entre los que están, de alguna manera, implicados indirectamente en la ejecución de esa sentencia? ¿Por qué? ¿Dónde dice que tiene que firmarse un convenio para ejecutar una sentencia en sus propios términos?

Señor Iglesias, mire, yo sé que usted se escudará, se viene escudando ya en esa carta que le ha escrito el señor Maragall, que parece, como le decía, redactada y enviada para ganar tiempo. No me cite usted esa carta, señor Iglesias. El señor Maragall, en estos momentos ya, me da la impresión de que no goza de la credibilidad ni de su propio partido; parece ser que tampoco goza de la credibilidad de un alcalde del Partido Socialista de Cataluña, como es el de Lérida, que dice que no, que no, que él sabe que eso no es lo que van a hacer; que no goza de la credibilidad de su propia consejera Mieras, que ha dicho que, de devolver las obras, nada; que ha dicho textualmente la señora Mieras -hoy lo publican los periódicos- que el acuerdo o el pacto que se cierre con la DGA será siempre siguiendo los acuerdos del consorcio del Museo de Lérida, o sea, no devolviendo las piezas, no rompiendo la unidad de ese museo. Si el propio señor Maragall se desdecía en TV3 cuando hablaba ya de sedes compartidas, de sedes dobles o de sedes itinerantes. Mire, que no: si el propio Ciuraneta ha dicho que el convenio al que se refiere Maragall en su carta no incluye, y lo ha dicho el obispo de Lérida, que no incluye la entrega de las obras.

No sé, señoría si usted es consciente del barro en el que se ha metido, no lo sé si es usted consciente, pero usted sigue dando más crédito a Maragall que al clamor que hay en Aragón. Y ahora, sólo cuando ha visto el ridículo que ha alcanzado su Gobierno, es cuando pretende hacernos entender que está buscando otra cosa.

Mire, lo que tiene que hacer usted, además de esas cosas que ha hecho, tarde, pero que las ha hecho, esas cartas, lo que tiene que hacer usted es decirle al señor Maragall que Aragón no va a permanecer ni un minuto en una organización como la Eurorregión, impulsada por él, mientras los socios de dicha organización no se comporten con la lealtad debida hacia los aragoneses. Mientras no devuelvan esas piezas, Aragón no puede permanecer ni un minuto, señor Iglesias, ni un minuto en esa Eurorregión «maragaliana», buscando, simplemente, satisfacer los delirios de grandeza del nacionalismo catalán.

Mire, ¿acaso, señor Iglesias, los acuerdos del Estado español con la Santa Sede no vinculan a Cataluña? ¿El territorio catalán está excluido de los acuerdos con la Santa Sede? Pues, que yo sepa, de momento, no, de momento, no. Y digo «de momento» porque, a lo mejor, con ese intento de ganar tiempo, lo que están pretendiendo algunos es, precisamente, eso: esperar a que se apruebe la reforma estatutaria en curso en el parlamento nacional y, a partir de ahí, incluyendo el blindaje de competencias, negarse a obedecer cualquier otro tipo de instancia, de mandato, bien sea de la Administración central, bien sea del Vaticano. ¿No será eso, señor Iglesias, lo que está pasando, y usted está haciéndole el juego tranquilamente a su amigo del Partido Socialista, el señor Maragall...?

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor Alcalde, debe concluir, por favor.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Mire, usted ha estado -concluyo ya, señora presidenta-, ha estado en Babia, ha tardado en reaccionar; en última instancia, cuando ya se ha visto agobiado por la presión, ha pedido la intervención del Gobierno central, un Gobierno que decía no tener competencias y ahora, ¡milagro!, parece que, milagrosamente, ya tiene esas competencias. Y usted, en este caso acertadamente, hace uso de ese Gobierno de la nación, que tiene, lógicamente, la obligatoriedad de cumplir sus propios acuerdos internacionales, porque, ¿quién va a ejecutar esa sentencia? Yo no veo a la guardia suiza viniendo aquí a hacer el traslado de las obras, señor Iglesias, tendrá que ser el Estado, con su propia Administración, el que tendrá que ejecutar esa sentencia, no tenga ninguna duda.

Sin embargo, su actuación en esta cuestión -y ya acabo, señora presidenta- ha sido patética, señor Iglesias, patética. ¿Insiste en decir que lo único que pretende es apoyar a la diócesis de Barbastro? Pues, entonces, limítese a hacerle caso a su obispo, que ha dicho que, de gestión compartida con Lérida, nada de nada, textualmente, es lo que ha dicho el obispo.

No se empeñe en buscar fórmulas de cogestión, pues aquí no hay nada que cogestionar, y sí que hay una sentencia que ejecutar, y ahí, en la ejecución de esa sentencia y en su defensa, la unidad que está solicitando la tiene usted garantizada, señor Iglesias.

Muchas gracias.

[Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Gracias.

Para respuesta, tiene la palabra el Gobierno. En su nombre, la consejera señora Almunia... No, el presidente del Gobierno es quien va a intervenir. [Rumores.]

Silencio, señorías, por favor.

Puede intervenir, señor presidente.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Señora presidenta... [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señorías, por favor, silencio.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Señora presidenta.

Le pido disculpas a la consejera, pero, mire, está de una pesadez... [rumores], está de una pesadez que es que no...

Me veo en la obligación de volver a insistir, de volver a insistir en que una cosa son las fantasías... Esta ha sido una mañana de fantasías, el señor Bernal nos ha hecho un cuento precioso respecto al cambio de Gobierno, con una gran imaginación, y usted está en otra fantasía, que no puedo aceptar, imaginándose exactamente lo que sucede en las conversaciones que han mantenido la consejera de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, con el señor obispo de Barbastro, señor Alcalde, con el señor obispo de Barbastro o con sus representantes en todas las conversaciones, y la Administración catalana. Pero, querida presidenta, fantasear es una de las libertades que tenemos.

Usted puede seguir subiendo a esta tribuna... [El diputado señor ALCALDE SÁNCHEZ, del Grupo Parlamentario Popular, se manifiesta desde su escaño en términos que resultan ininteligibles.] Señor Alcalde, usted puede seguir subiendo a esta tribuna a replicarme porque esta es un tribuna democrática y usted tiene todo el derecho del mundo a seguir fantaseando con lo que usted imagina. Está muy bien, está dentro de un orden, pero es una sarta de falsedades, de fantasías, de cuentos chinos. [Risas.] Eso es lo que es.

Mire, si este Gobierno hubiera adoptado algún acuerdo, si este Gobierno hubiera firmado algún documento, tendríamos algo para exhibir, para traer aquí.

Y escúcheme una cosa: fantasías aparte, mientras el Gobierno no tome un acuerdo o firme un documento, todo lo demás son meras especulaciones, que dentro... [Rumores.] Todo lo demás...

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señorías, por favor, no hablen entre ustedes.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Son meras especulaciones o planteamientos de la otra parte, que no han sido aceptados [rumores], que no han sido aceptados por la parte aragonesa.

Tengan en cuenta que, desde el primer día, hemos dicho que ninguna decisión iba a tomar Aragón ni tomará sin el beneplácito del dueño de las obras de arte, que es obispo de Barbastro-Monzón, porque además, señorías, si tomáramos una decisión que no fuera satisfactoria para el señor obispo de Barbastro-Monzón, ¡no tendría absolutamente ninguna validez! ¡Es como si yo mañana me vendo su piso, señor Alcalde! Mire usted, siendo presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, tengo algunas limitaciones: yo no puedo ir a un agente de la propiedad o a un notario a decir que me vendo un piso que no es mío, aunque sea presidente de la comunidad autónoma, ¡pues no lo puedo hacer! Ni en este caso ni el caso de unos bienes cuya propiedad reclama un obispo que tiene todo el apoyo del Gobierno de Aragón, y que he dicho siempre, ¡siempre!, que no tomaremos ningún acuerdo que no sea apoyar la posición de este obispado. Oiga, pero estas cosas referentes a lo que significa una propiedad privada, el Gobierno las tiene claras desde hace mucho tiempo.

Y entiendo también que, en las fechas en las que estamos, y contaminados con los debates nacionales que tenemos en este momento encima de la mesa, pues ustedes tengan la tentación de seguir esa estela para poder considerar o considerando que es rentable, políticamente, hacer estas cosas. ¡A mí me parece bien! No lo comparto, porque creo que enquista más el problema que lo soluciona y también la gente puede tener la sensación de que, en vez de buscar una solución, lo que buscan es ese bloqueo de los problemas.

A nosotros, sinceramente, nos interesa una solución, y nos interesa porque, hasta hoy, que todavía no tenemos los bienes, yo puedo presumir de que somos el Gobierno que más lejos hemos llegado en la negociación, que más lejos hemos llegado en la reivindicación de los bienes de las parroquias aragonesas desde que -quiero recordarlo aquí- Lajos Kada, el entonces nuncio de la Santa Sede en España, en el año 1995 -y en el año 1995, este que les habla estaba sentado en esa misma silla, pero era portavoz de la oposición-, tomó la decisión de adecuar los límites eclesiásticos a los límites políticos entre Aragón y Cataluña.

Y la posición que el Gobierno va a defender -hagan ustedes las lecturas que hagan, nos expliquen las fantasías que nos expliquen-, la posición que el Gobierno ha defendido y la que va a seguir defendiendo es, exactamente, la que yo les he explicado: el Gobierno de Aragón considera que las piezas de arte sacro en litigio pertenecen a las diócesis de Barbastro-Monzón, de acuerdo con lo proclamado por la signatura del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y por la congregación de los obispos.

Ustedes saben que ha habido, en el fondo, dos instancias vaticanas que se han pronunciado, por eso no estoy de acuerdo con quienes manifiestan que no hay una sentencia firme, yo no estoy de acuerdo... No, no, ya sé que usted no, pero no estoy de acuerdo con quienes manifiestan que no hay una sentencia firme, porque conozco muy bien los diferentes recursos que se han planteado, los conozco bien, y, como conozco bien esos recursos, sé que se ha planteado un recurso de gracia ante el anterior Sumo Pontífice Juan Pablo II, que denegó, y que, posteriormente, el señor obispo de Lérida planteó un contencioso-administrativo que contestó la Signatura Apostólica.

Y les voy a explicar una cosa: la congregación de los obispos es el órgano administrativo, y, hasta ese punto, tenían razón los que defienden que estábamos en una vía contencioso-administrativa. Hasta ese punto, era verdad. Pero la última contestación es una contestación de la congregación..., perdón, de la congregación de los obispos, no, de la Signatura Apostólica, que es el órgano judicial, y el órgano judicial ya tiene una resolución, ya ha dictado un decreto y, por tanto, una sentencia, y le ha dicho al obispo de Lérida, contestando a su recurso, le ha dicho al obispo de Lérida que le admite a trámite el recurso -fíjese, señor Alcalde-, que le admite a trámite el recurso, pero que la admisión a trámite del recurso no paraliza ni paralizará la ejecución de la sentencia, y que, por tanto, a partir del 8 de septiembre, el señor obispo de Lérida tiene treinta días para devolver los bienes. Eso, como contestación a un recurso por el máximo tribunal vaticano, es decir, por el Tribunal de la Signatura Apostólica, que, según nuestro concordato y nuestra Constitución y nuestras leyes, su sentencia es asimilable a una sentencia del Tribunal Supremo.

Y por eso yo no coincido con quienes piensan hoy que todavía queda un recurso por resolver. Es verdad que hay un recurso todavía en trámite, pero es verdad que el máximo tribunal, el más alto tribunal de la Santa Sede ha decretado ya que la resolución de ese recurso no paraliza la ejecución de la sentencia.

Por tanto, estamos siguiendo con precisión todo el proceso, estamos hablando con todas las autoridades, con todas, también con las autoridades civiles, como usted sabe, del Gobierno de la nación, para plantearles qué es lo que sucede, quién se responsabiliza de hacer cumplir una sentencia que es asimilable a nuestro Tribunal Supremo y que en este momento hay un obispado que no está acatando una sentencia que, desde nuestro punto de vista, ya es firme, por lo que le acabo de decir.

Por tanto, hemos mantenido esta posición. En ningún caso hemos pensado que una negociación supone el no cumplimiento de una sentencia. En todas las negociaciones que ha mantenido Aragón y en las que seguirá manteniendo, lo primero es el cumplimiento de una sentencia, y, a partir de ahí, si los señores obispos nos piden colaboración para, entre ellos, organizar como consideren oportuno los museos, nosotros estaremos dispuestos a colaborar con los obispos, pero en ningún caso a malinterpretar o a no tener en cuenta una sentencia de la Signatura Apostólica, que es el máximo órgano y que, por tanto, para nosotros obliga al obispo de Lérida.

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Gracias, señor presidente.

Turno de réplica para el representante del Grupo Popular. Señor Alcalde, tiene la palabra.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Gracias, señora presidenta.

En primer lugar, le diría que, cuando dice que no comparte la opinión de alguien que entiende que ese recurso ha de paralizar las cláusulas que contempla el decreto de 8 de septiembre, diga que la persona que está diciendo que hay un recurso por el que hay que esperar es la ministra de Cultura, la señora Calvo, dígalo… No, es que cualquiera puede pensar… que nos oiga y que no conozca esta cuestión… me lo dice refiriéndose y mirando a nuestros escaños. Reconozca que es la ministra de Cultura del Gobierno que preside el señor Rodríguez Zapatero.

Mire, señor Iglesias, usted ha hablado de que yo me dedico a fantasear, a contar cuentos chinos… Mire, señoría, usted tiene un problema, usted tiene un problema serio [rumores] [un diputado, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «¡si solo es uno!»]… no, no, pero tiene un problema especial particularmente serio. ¿Usted no lee los medios de comunicación ni escucha los medios de comunicación? Poco, ¿verdad?, poco, ¿para qué?, ¿para qué se va a amargar el día leyéndolos? Eso es algo que queda ahí para la señora Almunia o para otras cuestiones pero a usted no le pueden amargar el día. Porque, si usted leyera los medios de comunicación, vería que todos fantasean o cuentan cuentos chinos en esta materia, porque no tiene más que ver los titulares. Yo le enseño, y para que no se ofenda nadie, los de Aragón, dos de Aragón, perdón, que hay muchos más, pero los que más a mano he encontrado.

El día 4, titular [un diputado, desde su escaño y sin micrófono, pronuncia unas palabras que resultan ininteligibles]… ¿Quién lo filtra? ¿Quién lo filtra? ¡La señora consejera lo filtraría! [Rumores.] ¿Yo voy a filtrar unas reuniones en Villanueva de Sigena en las que no he estado? ¿Yo lo voy a filtrar? [Rumores.] Mire usted: «El Gobierno aragonés espera hoy un acuerdo que cierre el litigio de los bienes religiosos». Este medio se anticipa ese día [el señor diputado Piazuelo Plou, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos:«tú lo filtras, que se lo has dicho tú»] porque son… Yo, yo, claro, yo se lo he dicho, yo tenía ahí en Villanueva unos micrófonos siguiendo a la señora consejera. [Rumores.]

El día 5, coinciden todos los medios nacionales, regionales, tanto aragoneses como catalanes, absolutamente todos: «El Gobierno aragonés presenta un acuerdo con Cataluña que no aclara el litigio de los bienes». «Presenta un acuerdo», ¡pero si ustedes han presentado un acuerdo! [Rumores.]

El otro medio importante zaragozano: «Aragón acepta una salida negociada para las obras de arte que retiene Lérida». Fantasías, ¿no? ¡Fantasías animadas de ayer y hoy, dibujos animados son estos, señor Iglesias! No, no, distráigase, distráigase, distráigase con la que preparó el follón y la milonga… [Risas.] [El señor diputado Suárez Oriz, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «La pilota».] No, pilota no, pilota no, que «pilota» en catalán es «pelota», ¿no? [risas], la escudera. [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señorías, por favor, les ruego no intervengan. Está una persona hablando.

Y, por favor, termine.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Mire usted, mire usted, mire usted lo que dice… ¿Fantasea también su Gobierno, señor Iglesias?, le pregunto. ¿Fantasea también su Gobierno? ¿Su Gabinete de Comunicación falsea y cuenta cuentos chinos? Explíquemelo, por favor, porque yo tengo aquí un comunicado de su propio Gobierno, del día 4 concretamente, arriba, en titulares: «Nota aclaratoria respecto a la decisión adoptada en el plenario del Consorcio del Museo Diocesano de Lérida», de su Gobierno, señor Iglesia. Y dice: «Los términos del principio de acuerdo alcanzado hoy entre las partes, que en Aragón cuenta con la aprobación del Obispado de Barbastro-Monzón, se fundamentan en los siguientes puntos...»; los tres puntos históricos que nos viene contado la señora consejera, y en ninguno de los tres puntos figura la devolución anticipada de las piezas ni se garantiza la devolución de las piezas a Aragón.

Esto es lo que dice su Gobierno. ¿También es una fantasía, señor Franco? ¿También es una fantasía? [Rumores.] ¿Son una fantasía todas las notas de ese día que dicen que el acuerdo, del que no se han facilitado detalles, ha sido fruto de una reunión de más de tres horas celebrada en la sede de Cultura de la Generalitat en Lérida, contempla la unidad del museo diocesano pero establece un marco de colaboración mutua entre los territorios? ¿Una unidad del museo diocesano sin salir las piezas del museo, señor Iglesias?

Cuando dice La Vanguardia, otro medio también que fantasea, otro medio que fantasea, «El principio de acuerdo se hace eco de una propuesta lanzada hace cinco años por el presidente aragonés, oriundo de Bonansa, en la Ribagorza aragonesa. Iglesias propuso entonces constituir un territorio museístico común», ¿todos fantaseamos aquí, señor Iglesias? ¿Todos fantaseamos, verdad?, todos. [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor Alcalde, debe concluir por favor.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Todos los medios de comunicación aragoneses -concluyo ya, señoría-, todos fantaseamos.

Pero, mire, aquí no hay más fantasía que la de un presidente del Gobierno de Aragón que se llama Marcelino Iglesias que se ha dedicado a meterse donde nadie le llamaba, a meterse a buscar un convenio para ejecutar una sentencia que nos era absolutamente favorable, que se ha metido a estorbar y a hacer concesiones a la otra parte [rumores] [varios diputados, desde sus escaños y sin micrófono, se manifiestan en los siguientes términos: «sí, señor»], que se ha metido a complicar una situación que en estos momentos no estaría tan complicada, porque han dado ustedes alas a la Generalitat, a la Diputación de Lérida, absolutamente a todo el mundo ha dado usted alas: hace cinco años, hablando de cogestión, y, ahora, metiéndose en un barro de llegar a un principio de acuerdo, como llegó la señora Almunia, principio de acuerdo por el que las obras… no venía explicitado. Y, si no, le pido, por favor, que saque ese documento aquí, que lo saque, lo comprobaremos con los que lo han visto, que a mí me lo han dicho los que lo han visto, y no figuraba esa cláusula, y no figuraba esa cláusula, señora Almunia. Si figura, ¿por qué no lo enseña?

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor Alcalde, debe concluir, por favor.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Fíjese si se lo pongo fácil: enséñelo. Y, si hace falta, le pediremos disculpas. Enséñelo, enseñe el principio de acuerdo. ¿Tan difícil es? [Rumores.] ¿Tan difícil es? Enséñelo. [Rumores.]

¡Hombre!, es que...

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor Alcalde, por favor, me escuchó: debe concluir.

El señor diputado ALCALDE SÁNCHEZ: Sí, sí, ya le he escuchado.

Enséñelo y pelillos a la mar, señor Iglesias, enséñelo y demuéstrenos como el presidente de Aragón defendía rigurosamente los intereses de todos los aragoneses en lugar de hacer concesiones gratuitas, como me temo que estaba dispuesto a hacer su señoría.

Nada más y muchas gracias. [Aplausos desde los escaños del G.P. Popular.] [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Gracias.

Turno de dúplica del señor presidente del Gobierno. Tiene la palabra, señor Iglesias.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Mire, señor Alcalde

-señora presidenta, señorías-, lo que publican los periódicos tiene para mí un respeto de entrada. Respecto a lo que usted dice, reconozco que tiene derecho a decirlo pero que no coincide con lo que pasa [rumores], hay un problema de sincronía. Usted puede venir aquí a decir lo que se imagina perfectamente, no pasa nada, quedará escrito en el Diario de Sesiones como queda escrito lo que yo le voy a leer ahora en el Diario de Sesiones, no en ningún otro sitio, en el Diario de Sesiones, que es lo que nosotros decimos aquí. Yo le leeré lo que decía de este tema cuando ustedes estaban en la mayoría y cuando el consejero del ramo era el consejero de Cultura. Le digo lo que piensa el Gobierno, lo que ha hecho el Gobierno, las sentencias que tenemos y que reconocemos, las reuniones que hemos tenido, las conversaciones que hemos tenido y le digo también los acuerdos a los que no hemos llegado. Y, cuando uno no llega a un acuerdo, ¡qué le voy a hacer!

A usted le molesta muchísimo que no haya un documento. Mire, mientras no haya un documento, mientras no… señor Alcalde, mientras no haya un documento que nosotros aceptemos, todos los papeles que haya por ahí serán un papel mojado, serán una posición de parte pero no una posición del Gobierno de Aragón. Pero, vamos a ver, si la administración de la Diócesis de Lérida tiene una propuesta de acuerdo, tiene un borrador de acuerdo [un diputado, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «comunicado»]… sí, sí, y lo manifiesta en una reunión en la que no se llega a coincidir, ¿eso qué es? Pues, ¡hombre! [el señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes término:«llegaron, coincidían»]… ¡ah!, ¿llegaron y firmaron? Eso no me lo había dicho la consejera, hasta ahí la consejera no me había informado… Señor Alcalde, la información que tengo como presidente del Gobierno es que ha habido conversaciones, que ha habido reuniones, que a las reuniones han asistido todas las partes, que en las reuniones no se podía hacer ningún acuerdo que no firmara el obispo de Lérida, porque es el propietario.

Segunda cuestión. Que, evidentemente, las partes que se reúnen tienen posiciones pero no llegan a acuerdos porque la otra parte no los acepta. Y que la Diócesis de Lérida y la Administración de Lérida tenga una posición es una posición respetable pero que no hemos compartido. Quédese ahí. A partir de ahí, le digo: todo lo demás, todo lo que no está acordado, todo lo que no está firmado, todo lo que no se ha llegado a terminar no es un acuerdo. Por eso le digo [el señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, pronuncia unas palabras que resultan ininteligibles]… discúlpeme cuando hablo de fantasías, no lo digo en negativo, lo digo…

Yo represento a un Gobierno, a una comunidad autónoma, no puedo hablar de qué es lo que se propone… sí puedo hablar pero ¿qué sentido tiene si no lo hemos aceptado? ¿Qué sentido tiene si las dos partes que se sentaban representando a Aragón no lo han aceptado? ¿Que ustedes quieran sacralizar esa posición? Pues la pueden sacralizar, ¡qué quiere que les diga! Y, oiga, yo tengo que irme de viaje y, precisamente, había pensado que usted se quedaría satisfecho explicándole yo -¡hombre!, ya sé que satisfacer a la oposición no es fácil- a primera hora de la mañana, porque tenía que irme de viaje y tenía bastantes cosas paralelas que hacer esta semana [rumores]… esta mañana… Pero escúcheme, que estoy muy a gusto aquí; si quieren ustedes, seguimos por la tarde… [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señorías, silencio. Por favor, silencio. [Rumores.]

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Pero escúcheme [rumores], pero escúcheme… [Rumores.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señorías, silencio, por favor.

Un momento, señor presidente del Gobierno. [Rumores.]

Puede continuar.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): ¿Puedo continuar, presidenta?

¿Puedo continuar, señor Alcalde?

Hasta aquí los hechos, hasta aquí los hechos. Nadie me va a hacer apear de una posición de este Gobierno, que es el que más lejos ha llegado y el que más lejos está dispuesto a llegar para resolver este problema. Y, además, señor Alcalde, yo le invitaré el día que -creo que será pronto, creo que será pronto- terminemos este conflicto, porque habremos terminado este conflicto.

Quiero dejar dos temas resueltos en esta legislatura, estoy empeñado en dejar dos temas resueltos que dificultan, que enrarecen las relaciones de esta comunidad autónoma con Cataluña: uno es este y otro es la conformación del patronato del Archivo de la Corona. No me escondo de los problemas, los quiero afrontar y, además, no para tocar el tambor, no para conseguir simplemente beneficios políticos electorales, sino para dejar temas resueltos, porque son temas que, evidentemente, llevan desde que se conformó esta comunidad autónoma unos, y, otros, desde el año 1995 encima de la mesa. Y estoy convencido de que estamos en la recta final para encontrar una solución porque, cuando veo las sentencias, también estoy convencido de que un eclesiástico terminará acatando esas sentencias, no puede ser de otra manera, no puede ser de otra manera. Y estoy convencido porque tengo documentación suficiente de lo que piensa Roma, de lo que piensa la Signatura Apostólica, es decir, Roma, es decir, la Santa Sede, para tener mucha confianza y para ser muy optimista en una solución próxima de esta cuestión.

Y, ese día que tengamos la solución, no tendré ningún interés en levantar los brazos en la plaza del Pilar, tendré interés en llamarle a usted por teléfono, señor Alcalde, en llamar al señor Bernal, a la señora Ibeas, que está muy interesada en esta cuestión, al señor Barrena, que, desde una posición muy legítima, considera que no deberían existir este tipo de jurisdicciones y este tipo de tribunales… que, de verdad, ahí hay mucho que opinar, pero, mientras nuestra legislación, nuestro concordato, nuestra Constitución los considere, nosotros, desde el Gobierno, los tenemos que considerar porque son sentencias que están tomadas por un tribunal…

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Señor presidente, debe concluir, por favor.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): … -ya termino, señora presidenta- que es legal y, por tanto, esas sentencias tenemos que acatarlas todos. Claro, cuando haya una sentencia respecto a Villamayor, que a mí puede no gustarme… puede no gustarme pero las tenemos que acatar, respecto a Villamayor, y no hablo más de Villamayor, no hablo más de Villamayor. [Rumores.] [Un diputado, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «Habla lo que quieras.»]

En cualquier caso, señor Alcalde, la posición de este Gobierno ha sido la que yo le he transmitido, la posición de este Gobierno es la que yo le he transmitido y la posición hasta las próximas elecciones, que es hasta cuando tiene responsabilidad mi Gobierno, va a ser la que le he dicho: que se cumpla la sentencia de la Signatura Apostólica, que, desde nuestro punto de vista, es una sentencia firme; a pesar de que está recurrida, es una sentencia ya firme reconocida por el propio tribunal.

Muchas gracias. [Aplausos desde los escaños del G.P. Socialista.]

La señora vicepresidenta primera (FERNÁNDEZ ABADÍA): Gracias, señor presidente.

A continuación, el resto de grupos parlamentarios.

En primer lugar, tiene la palabra el señor Barrena, en nombre de Izquierda Unida de Aragón (Grupo Mixto).

El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señora presidenta.

Empezaré ratificando una vez más que por supuesto que Izquierda Unida considera, entiende, exige y defiende que los bienes de las parroquias aragonesas tienen que venir a quienes son sus legítimos dueños, que son las parroquias aragonesas, lo digo para que no haya ninguna duda. Pero, dicha esta afirmación, que reitero una vez más desde aquí, claro, la aplicación del Reglamento de la cámara dice que, ahora, los grupos parlamentarios, al intervenir, tenemos que pedir más datos al compareciente y más explicaciones.

Claro, primera pregunta, señor Iglesias: si usted mismo reconoce que lo que hay que hacer es acatar la sentencia del Estado Vaticano, ¿a qué va a hablar con el Gobierno de la Generalitat? ¿Por qué no se va directamente a decirle al señor Rodríguez Zapatero que, como es un asunto de Estado, que intervenga? Sí, es lo que Izquierda Unida dijo desde el principio. Recuerden las hemerotecas y verán que, mientras empezaba este debate, mientras se empezaban a discutir… lo he visto hoy otra vez aquí esta mañana: en la parte de la intervención del Grupo Popular se ha hablado más de Cataluña, de Maragall y del Estatuto que de lo que son los bienes de La Franja, llegando incluso a plantear este tema casi como una razón… si no los conociera, yo diría que de Estado aragonés a Estado catalán, pero me da que no iba por ahí por donde ellos lo decían, sí que querían plantearlo en el tema de conflicto entre Gobierno aragonés y Gobierno catalán precisamente porque en el Gobierno catalán está el señor Maragall y porque está ya de paso el Estatuto, y se llega a afirmar que, claro, se va a dilatar todo porque, luego, el Estatuto hasta va a sacar a Cataluña de la influencia del concordato. Bueno, a mí también me gustaría porque, si se saca a Cataluña de la influencia del concordato, también se sacará a Aragón y, entonces, empezaríamos a resolver algunos de los problemas que tenemos.

Pero yo creo que no va por ahí el asunto. Igual que me ha extrañado que usted no haya preguntado por qué el partido que le interpela defiende una cosa en Lleida y otra cosa aquí; no lo entiendo, no lo entiendo. No entiendo tampoco por qué usted no ha explicado desde el principio que no se va a contribuir en absoluto a fomentar, digamos, planteamientos que rayan en el conflicto entre dos pueblos (el aragonés y el catalán), que rayan después en enfrentamiento entre instituciones (el Gobierno de Aragón, el Gobierno de Cataluña, las diputaciones, -la Diputación de Huesca, la Diputación de Lleida-), cuando estamos en un marco de relación con la comunidad vecina en el que tenemos que resolver toda una serie de problemas y conflictos, entre ellos los que usted ha citado (el de los bienes de la Franja y el del Patronato del Archivo de la Corona de Aragón), pero también el del agua, y en de la gestión de Ebro, y el de ver cómo resolvemos luego el problema de financiación de la comunidad autónoma, el de ver qué políticas alternativas implementamos cuando hay problemas que nos afectan. Es en ese contexto donde yo esperaba, Izquierda Unida esperaba que, una vez que hemos reiterado que es un conflicto que está fuera de la jurisdicción democrática española porque está sometido a las leyes del Vaticano, que, evidentemente, hay que cumplir la sentencia… el problema es que a quien la tiene que cumplir no le da la gana cumplirla. ¡Hombre!, yo no sé si, en vez de la guardia suiza, a lo mejor tendría que ir el señor Bono con un destacamento de la Legión para allá, igual cuando parece que teníamos que invadir Francia para arreglar el socavón que había al otro lado, que no tenían interés para arreglarlo.

A nosotros nos parece, insisto, que el tema habría que situarlo en los justos términos, y los justos términos son que es a la jerarquía de la Iglesia católica, concretamente al obispo señor Ciuraneta, a quien no le da la gana cumplir esa sentencia, y ahí es donde hay que presionar. Y nosotros creemos que el Gobierno español tiene un arma perfecta de presión, que es la relación diplomática de Estado a Estado si hay que ir así. ¡Hombre!, a nosotros no nos gusta la relación tal y como se sustenta en un concordato que nos parece que hay que revisar, porque ese concordato sigue estableciendo problemas incluso como este. Pero también me gustaría saber por qué nadie se preocupó cuando se llevaron los bienes de las parroquias de Barbastro al museo de Lleida, que incluso se decía que es que allí las iban a guardar mejor. Entonces, claro, son una serie de cuestiones que de verdad no hemos conseguido que se nos aclaren en el debate.

Entonces, ¡claro que queremos que vengan los bienes!, ¡claro que queremos que estén aquí!, ¡claro que se restaure la legalidad y que se cumpla la sentencia!, pero no vamos a contribuir a dispersar esfuerzos ni vamos a contribuir a la utilización que se está haciendo de un tema tan delicado como este para utilizarlo en la legítima dialéctica de partidos de la oposición y partidos del Gobierno.

Gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés. La señora Usón tiene la palabra.

La señora diputada USÓN LAGUNA: Gracias, presidente.

En primer lugar, manifestar desde el Grupo Parlamentario del Partido Aragonés que ojalá, ojalá este debate, aquí hoy, no se estuviese produciendo, y no porque no nos guste que en el parlamento se debatan las cuestiones de interés de la sociedad aragonesa y del interés general de los aragoneses, sino porque el trabajo que hoy aquí los grupos parlamentarios estamos realizando desde luego que en absoluto favorece la devolución de los bienes que se ponen en cuestión desde Cataluña.

Porque les estamos haciendo torpemente, torpemente, el trabajo a las formaciones políticas con representación en las diferentes instituciones de la comunidad de Cataluña y también, fundamentalmente, al Obispado de Lérida, que se agarra a lo que las formaciones políticas, legítimamente por otra parte, están manifestando y oponiéndose precisamente a esa devolución, y no termina de acatar la sentencia firme del Vaticano, que reconoce como propietarias legítimas a las parroquias aragonesas, y, así, a la Diócesis de Barbastro-Monzón de estas ciento trece piezas, y que, además, obliga y exige que se devuelvan con un plazo claro de treinta días al legítimo propietario, que es el Obispado de Barbastro-Monzón.

Luego estamos realizando un trabajo torpe que en absoluto nos favorece, que no añade nada nuevo, sino que entorpece el proceso de devolución. Porque, después de haber escuchado a todos los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios, resulta que todos estamos de acuerdo en que debe acatarse esa sentencia y da la sensación de que en la Comunidad Autónoma de Aragón los grupos políticos no estamos de acuerdo y tenemos diferencias en cuanto a la ejecución que reconoce la propiedad de esas ciento trece piezas al Obispado de Barbastro-Monzón y que obliga a su devolución. Luego, vamos a actuar inteligentemente en esta cuestión en la que tenemos de nuestra parte la razón, el Derecho y, además, al Vaticano, porque sus sentencias así lo establecen y lo determinan, y no hagamos juegos que no favorecen a los aragoneses.

Y ese es el interés del Partido Aragonés en este sentido y por eso viajamos a Lérida para manifestar que desde Aragón estamos en disposición de llegar a acuerdos de colaboración con la Generalitat pero en ningún caso admitiremos negociar la devolución de esas ciento trece piezas que deben de estar dignamente en el espacio cuya construcción ya el Gobierno de Aragón se ha encargado de iniciar, que es en el municipio de Barbastro, y, provisionalmente, en el Museo Diocesano o sede de Monzón.

Por lo tanto, yo creo que estamos yéndonos de lo que es el objeto del debate puesto que quienes se oponen precisamente a esa ejecución y a ese acatamiento de la sentencia del Vaticano no somos las formaciones políticas aragonesas ni el Gobierno de Aragón ni la consejera competente en la materia, sino que son las instituciones catalanas las que están torpedeando ese proceso de devolución, que están representadas por las diferentes formaciones políticas. Y, precisamente ahí, muchos de los grupos políticos de la Comunidad Autónoma de Aragón tienen un gran trabajo y labor que realizar porque tienen fuerzas homólogas en la Generalitat de Cataluña. Por lo tanto, no confundamos a la sociedad y vayamos por el camino constructivo precisamente que vaya en la vía de conseguir precisamente que esa devolución se efectúe rápidamente.

Y, puesto que tiene capacidad para ejecutar y hacer ejecutar esa sentencia del Vaticano al Obispado de Lérida, y dada la intransigencia, la desobediencia del Obispado de Lérida de no acatar esa sentencia, está claro que quien tiene que utilizar los mecanismos que tiene a su alcance, porque están recogidos en diferentes normas del Vaticano como Estado independiente que es… será el Vaticano el que tendrá, mediante esos mecanismos que digo, que pedir al Obispado de Lérida que acate esa decisión y, por lo tanto, que proceda a la devolución a su propietaria legítima, que es la Diócesis de Barbastro-Monzón.

Y, como eso no se está produciendo, pues para eso tenemos un Gobierno central y un Estado español, que en algunas cosas rápidamente actúa y precisamente no favoreciendo los intereses de Aragón, en otras ocasiones sí, y en este caso, que es necesaria su intervención, precisamente nosotros no vemos que se haya garantizado plenamente esa intervención del Estado ante el Nuncio Apostólico para que se ejecute esa sentencia y se devuelvan esas ciento trece piezas.

Por lo tanto, el Partido Aragonés considera necesario y fundamental que el Gobierno español interceda ante la Nunciatura Apostólica para que se acate esa sentencia que favorece los intereses de Aragón y que, desde luego, es el deseo de todos los aragoneses.

Y, por último, me gustaría terminar mi intervención reconociendo que todos los partidos políticos podemos aprovechar políticamente esta circunstancia, este asunto. Sí creo que en estos momentos, como decía al principio de mi intervención, deberíamos de abstenernos de esas conjeturas, de esos intereses partidistas, ir en bloque, en unión, porque tenemos el Derecho de nuestra mano, la sentencia nos da la razón, reconoce nuestros derechos. Y a los catalanes, a las formaciones políticas de Cataluña, desde luego, que no tienen el Derecho de su parte, yo creo que con eso podemos ganar esta batalla, que ojalá termine pronto.

Nada más. Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señora diputada.

Turno del Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista. La señora Ibeas tiene la palabra.

La señora diputada IBEAS VUELTA: Gracias, señor presidente.

Señorías. Señor presidente.

Esta era una comparecencia para que el Gobierno, para que el señor presidente informara sobre un acuerdo que el propio Gobierno de Aragón ha dado a conocer. Sobre el acuerdo, ni siquiera pidiendo usted la comparecencia apelando al artículo 179 nos hemos podido enterar en mi grupo parlamentario -no sé si el resto de los grupos se han enterado de algo- de en qué consistía, tema, insisto, que ustedes sacaron. Que es que no lo hemos pedido aquí, no hemos pedido: miren ustedes, una proposición no de ley para que haga un acuerdo… No, no, que es que ustedes comunicaron ante los medios de comunicación que fueran -si lo filtraron o no lo filtraron… yo no voy a entrar en eso-, pero ustedes sacaron este tema de que existía algo, algo.

Y la verdad es que al final, señor presidente, usted ha intervenido en varias ocasiones y ha hablado de muchas cosas pero no ha hablado de lo que tiene que hablar, de lo que estamos esperando que vaya a hablar. Realmente, nos parece impropio que no asuma el tipo de comparecencia para el cual se supone que usted hoy estaba en esta sala. Creo que es absolutamente innecesario que se dedique a ir por las ramas en un tema como este, siendo que son ustedes los que han sacado el tema, son ustedes los que lo están nutriendo y los que han montado el follón. Y están tergiversando, además, lo que en los grupos, o por lo menos en mi grupo, hemos estado manifestando.

Mire, nosotros no hemos venido aquí... yo no he subido antes a este estrado ni subo ahora para decir que estamos de acuerdo, no estamos de acuerdo, tienen que hacer... No, yo he subido aquí para realizar una valoración política, en nombre de mi grupo, de las actuaciones que han estado llevando a cabo, desde el mes de diciembre, enero, febrero, que sepamos, el Gobierno de Aragón y el Departamento de Educación, Cultura y Deporte. Por cierto, que nos ha sorprendido que se levantaba la señora consejera y al final se ha sentado, no sé si es porque usted va a explicar cosas que ella no iba a explicar, o lo iba a explicar mejor, o quizá había algún riesgo en que saliera ella... no lo sé, no lo sé.

Estamos hablando de otra cosa, señor presidente, estamos hablando [varios diputados del Grupo Parlamentario Socialista, desde su escaño y sin micrófono, pronuncian unas palabras que resultan ininteligibles] no de si tienen que regresar los bienes o no. Ese no es el debate, por mucho que se esté empeñando el Grupo Socialista, por mucho que se esté empeñando el Partido Aragonés, no, que es que no estamos hablando de eso. Ya lo ha dicho usted bien claro: todos estamos de acuerdo en que las obras tienen que regresar. Pero es usted, como responsable político, el que tiene que dar cuenta de su gestión: y eso es lo que estamos demandando en mi grupo.

Ustedes anunciaron un acuerdo cercano, y lo anunciaron ustedes, un acuerdo que dijeron que traería las obras. Desapareció la consejera, señor presidente, desapareció, lo de buscando a Wally no fue nada: no había manera de localizar a la señora consejera. Y a los grupos de la oposición se nos estaba demandando que hiciéramos declaraciones sobre lo que se estaba contando en algunos medios y lo que salía en otros medios fuera de Aragón. ¿Qué necesidades tenían ustedes de meterse en este jaleo y qué necesidades teníamos todos de estar en estos momentos como estamos?

La verdad es que fue una situación impresentable entonces porque el caos informativo -y ya hemos hablado de eso antes- realmente tiene un responsable, y el responsable es el Gobierno de Aragón. La pregunta vuelve a ser la misma: ¿con qué negociaron ustedes? ¿Qué había? ¿Qué no había? Porque, cuando luego comparecieron por fin, la señora consejera se dignó comparecer después de que la estuvieron persiguiendo por activa y por pasiva, ¿qué se dijo? El Gobierno no dijo nada, nada nuevo. Lo que dijo la señora consejera fue: miren, estamos donde estamos. ¡Qué razón tenía! El 12 de enero de 2006 dijo: el gran problema es que Aragón tiene la propiedad de las obras pero no tiene las obras en litigio. Y yo no sé si hacía falta tanto jaleo para llegar a esa conclusión, que todo el mundo lo sabe, todo el mundo lo sabíamos. Ahora, sus socios de Gobierno se desfilan por ahí de expediciones. ¿Qué han conseguido?

Todo dicen que lo tienen controlado, pero ¿cómo nos vamos a fiar de que todo lo tengan controlado si sus socios se marchan por ahí de investigación? Yo no sé si han aportado algo al Gobierno, si el PAR ha aportado algo a la señora consejera o si le han aportado algo a usted, pero, cuando están hablando de prudencia -que se ha mencionado esta palabra desde el Grupo Socialista o desde el Grupo Aragonés, ahora no lo recuerdo-, se ha hablado de prudencia del Gobierno… Perdón, ha podido haber muchas cosas pero prudencia en ese sentido no. ¿Responsabilidad? No voy a entrar ni en ello. ¿Prudencia? No. Mejor hubiera sido que se callaran directamente la última semana del mes de diciembre y que hubieran seguido con lo que hubieran entendido oportuno. Pero todo este follón, señor presidente, lo han montado ustedes, ustedes.

Señor presidente, usted ha dicho al mismo tiempo: el Gobierno no puede hacer otra cosa. No sé a qué se refiere, francamente. ¿A sus actuaciones filtrando o no filtrando, sacando o no sacando, hablando de acuerdo, preacuerdo, principio de acuerdo o no? Pues eso es lo que nosotros estamos valorando en estos momentos. Si se metieron solitos en la boca del lobo, pues, en fin… lo único que lamentamos en mi grupo es ese espectáculo lamentable, porque hoy tampoco hemos conseguido saber nada.

¿Por qué esas divergencias entre las declaraciones de la Generalitat en relación con las del Gobierno de Aragón? ¿Qué se entrega o no se entrega? ¿Cuándo? ¿Cómo? Esas cosas que han estado en la boca de todo el mundo y en la preocupación de la gente de decir «¿qué está pasando?» no se han acabado de aclarar. Y, si usted viene aquí y nos explica «mire, es que hay una sentencia, se tiene que acatar…», ¡pues si es que estamos de acuerdo! ¡Si lo único que estamos diciendo es que su actuación, señor presidente, fue poco afortundada, y la actuación de su Gobierno!, porque crearon falsas expectativas, porque no dieron la cara hasta que no se les obligó, realmente, desde todos los puntos para que ustedes la dieran.

Y, bueno, ¡claro que tenemos dudas! Porque, fíjese usted, si el Partido Socialista catalán ha sido capaz de desautorizar a un alto cargo de la Generalitat por decir públicamente, en una carta abierta, que estaba a favor de la devolución, si ustedes están en negociaciones, ¿cómo nos va a preocupar qué están negociando? Es lógico, usted tiene que entender también que a los grupos de la oposición... Si a los del Gobierno les interesa o no… yo doy por sentado que les tiene que interesar, pero también deberá comprender que a los grupos de la oposición nos interese.

Realmente, sí que me sigue preocupando -porque usted no lo ha respondido en la anterior ocasión- si usted ha dado autorización o si la consejera ha dado autorización para esa comitiva a Lérida. Francamente, me sigue preocupando. Porque ¿hasta dónde llega ese poder de representación institucional que concede usted a sus socios? ¿Quién lleva la defensa del patrimonio? ¿Quién es responsable del Departamento de Educación, Cultura y Deporte? Que yo sepa, la señora Eva Almunia, por cierto, de su grupo político. Si los socios están saliendo del Gobierno para hacer lo que el Gobierno no hace, según ellos, pues es que, entonces, aquí hay un serio problema, un serio problema. Una de dos: o eso o van en nombre del Gobierno. Y, si van en nombre del Gobierno, pues lo tendrán que decir.

No hemos tenido aclaraciones sobre los silencios ni sobre la finalidad del acuerdo ni sobre la finalidad de esos movimientos del PAR. Y, señor presidente, no sabemos si es que esto se debe a algún cambio en la política y ahora ya se va a seguir enviando al PAR a conocer in situ obras o… no sé, temas que tiene el Gobierno y el departamento, concretamente, perdidos por ahí, si son nuevas formas de gobernar, no sé si los ha contratado la señora Eva Almunia, no sé tampoco si eso estaba previsto en el acuerdo ese, el acuerdo que no sabemos si es acuerdo, principio de acuerdo, preacuerdo o qué fue aquello que el propio Gobierno se ha encargado de sacar a la luz.

En ese sentido, nosotros demandamos responsabilidades al departamento titular de la defensa de ese patrimonio, que es el Departamento de Educación, Cultura y Deporte y, por supuesto, al Gobierno de Aragón. Yo me imagino que nos tienen que responder desde esa perspectiva.

Y, por cierto, aprovecho una sugerencia del señor Franco, que nos pedía a los grupos de la oposición ideas, impulso del Gobierno... No se preocupe, que dentro de un rato va a tener una proposición no de ley sobre el Archivo de Salamanca... [el señor diputado Franco Sangil, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «la estudiaremos»] la estudiará, que ya verá muy bien lo que pasa cuando vienen las iniciativas de la oposición. Espero que, en este sentido, en nombre de mi grupo, se actúe con bastante menos torpeza política en los restantes aspectos culturales que nos quedan pendientes.

El Gobierno dice que ha llegado muy lejos en la negociación, es el que más lejos ha llegado en las reivindicaciones. La pregunta es: ¿dónde tiene la meta el señor presidente? ¿Dónde la tiene puesta? A ver dónde y así nos enteraremos también de cómo están negociando o qué no están negociando. Todo lo demás, señor presidente y señores portavoces del Grupo Socialista y del Grupo Aragonés, es decir muy poco, hablar mucho y decir muy poco, porque no han aportado absolutamente nada. En todo caso, a lo mejor se lo tienen que aportar al Gobierno.

Se están dedicando a hablar sin decir nada, y la responsabilidad política la tenemos aquí. No se trata ahora de decir: vamos a dar una buena imagen ante Cataluña. Nosotros, como grupo de la oposición, estamos demandando, exigiendo en este sentido, y yo creo que con derecho total, explicaciones suficientes a nuestro Gobierno, a nuestro presidente o a quien el entienda oportuno que debe hacerlo. Pero ni hay razones para la torpeza ni hay razones todavía para poder entender el enorme despropósito que entre los dos socios están montando.

Gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señora diputada.

Turno del Grupo Parlamentario Socialista. El señor Franco hará uso de la palabra a continuación.

El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, señor presidente.

Vamos a ver si nos aclaramos ya al final de toda la sesión. [Rumores.] A ver, estamos todos de acuerdo en que los bienes tienen que venir a Aragón, ¿verdad? [Varios diputados, desde sus escaños y sin micrófono, se manifiestan en los siguientes términos: «Sí.»] ¿Todos estamos de acuerdo? [Rumores.] Bueno, bueno, ese es el común denominador y el deseo. Y yo creo que cualquiera que se pare en este momento a observar qué es lo que ha hecho el Gobierno de Aragón [varios diputados del G.P. Popular, desde su escaño y sin micrófono, se manifiestan en los siguientes términos: «nada»] [rumores]... Ya estamos con la especulación [risas] [rumores], la especulación.

Vamos a ver, lo único que ha hecho el Gobierno de Aragón, a mi entender, al entender de nuestro grupo, son dos cosas fundamentales: apoyar al Obispado de Barbastro-Monzón en su proceso de resolución de la sentencia. Punto primero. Segundo: facilitarle al Obispado y, en definitiva, que no haya ninguna excusa para que no puedan venir las obras, para que no pueda tener ninguna excusa para que no puedan venir las obras, para que no pueda tener ninguna excusa de que no vengan las obras. Eso es lo que ha hecho el Gobierno de Aragón.

Ahora, vamos a ver qué es lo que estamos haciendo aquí hoy. Ninguna otra entidad más que el Gobierno de Aragón está trabajando para que eso ocurra. Y aquí resulta que parece que estamos achacando al Gobierno de Aragón todo lo que nosotros no sabemos hacer en otros foros, parece ser. Porque aquí hay partidos de implantación en muchos territorios, otros tienen amigos en otros territorios, y todos tenemos que intentar ahora ver dónde está la reticencia, dónde está la dificultad. Aquí no está, aquí no está. Y el Gobierno de Aragón no necesita en este momento más que el común denominador que tenemos todos aquí, no esa pequeña dificultad de decir no sé qué, no se cuál, que el común denominador de que vuelvan las obras se sienta reforzado. Y es lo que quiero decirle yo: pero no un refuerzo al Gobierno de Aragón, ni siquiera a su presidente, el refuerzo en este momento a la gestión del Gobierno de Aragón es un refuerzo a los aragoneses para que vuelvan las obras.

Gracias, señor presidente. [Aplausos desde los escaños del G.P. Socialista.]

El señor PRESIDENTE: Gracias.

¿El presidente del Gobierno desea responder? Pues tiene la palabra.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Señor presidente.

Señorías.

Voy a reiterar lo que he dicho desde el primer momento de la mañana. En primer lugar, volver a hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas puesto que coincidimos en lo fundamental, lo cual no es fácil, en que seamos capaces, lo cual no es fácil. Por eso estamos diferentes fuerzas, que no coincidimos en todo, como es lógico, pero, puesto que coincidimos en lo fundamental, de lo que tendríamos que ser capaces, lo que les pido -para eso subo aquí y por eso llevamos ya un rato de debate-… Y, si podemos conseguir esa unidad de acción, yo estoy dispuesto a seguir toda la tarde, porque lo que realmente fortalecería la posición aragonesa sería que todos los partidos políticos nos colocáramos en estos temas detrás del Gobierno no para apoyar al Gobierno, sino para apoyar la mejor manera de que vuelvan los bienes a Aragón. Eso es lo que yo pido toda la mañana.

Y después, hay cosas en las que no coincidimos. Si la consejera ha estado hablando demasiado, si ha hablado menos, si ha hablado mucho, si ha… Pero no hemos hecho nada, la consejera no ha hecho nada que sea irremediable, no ha firmado nada, no ha firmado nada, no ha acordado nada. Cuando la señora Nieves Ibeas nos plantea que le explique los acuerdos: señora Ibeas, no hay acuerdos, no le puedo explicar unos acuerdos que no existen. En las conversaciones, en los contactos, en las reuniones ha habido posiciones de parte pero no acuerdos. Si me somete a la inquisición, no le podré aceptar que ha habido acuerdos porque no hay acuerdos, y, si hubiera habido acuerdos, el Gobierno no es clandestino, serían acuerdos que hubiéramos reflejado necesariamente en un decreto o en un documento o en un acuerdo del Consejo de Gobierno… Ha habido posiciones de parte que no han coincido, por eso no puedo venir aquí hoy yo a explicarle un acuerdo que no existe. Y ¿de qué sirve que explique las posiciones de parte, señora Ibeas? ¿De qué sirve? Sirve de bien poco.

Respecto a las excursiones, la recogida de firmas o la impresión de postales, a mí me parece todo bien, a mí me parece bien. Que se hagan postales poniendo las obras de la iglesia de mi pueblo… yo les voy a pedir unas para tenerlas, porque me hace ilusión. No pasa nada. [Rumores.] ¿Las firmas? Está bien. El señor Biel a partir de ahora quiere ir a Roma. Me parece bien [risas], me parece bien. Todo eso, si se hace acompañado de una actitud general liderada por el Gobierno… que, insisto, he tomado bien y buena nota de la posición de los grupos y he sacado la conclusión de que todos queremos lo mismo, de que todos queremos lo mismo. Pues, señor Alcalde, vamos a por ello. Si todos queremos lo mismo, vamos a por ello. Hay pocos debates [El señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «cuéntanos lo que estás haciendo»]… ¡Hombre!… ¿Empiezo? [Rumores.]

¿Cuánto tiempo tengo, señor presidente?

El señor PRESIDENTE: Todavía unos minutos.

El señor presidente del Gobierno de Aragón (IGLESIAS RICOU): Yo creo que no vale la pena que vuelva a empezar: convertiríamos una sesión seria del parlamento en otra cosa, y no estoy de acuerdo. Pero le sintetizo con mucha rapidez.

Primera cuestión: que se cumpla una sentencia que, desde nuestro punto de vista, es firme. Primera cuestión.

Segunda cuestión, que es en lo que estamos, segunda cuestión: hacer todas las gestiones para que en todas las instancias del Gobierno central tengan en cuenta en sus relaciones y en sus reuniones con la Santa Sede nuestra petición; segunda cuestión, no es que vaya a hacer, ya he hecho.

Tercera cuestión: hacer el museo donde se van a albergar estas obras.

Cuarta cuestión: si los obispos llegan a un acuerdo después de cumplida la sentencia, nosotros colaboraremos en ese acuerdo.

Esa es nuestra posición [el señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «estoy de acuerdo»], esa es nuestra posición, esa es nuestra posición. Por tanto, esa posición es la que ha sido. ¿Qué no la hemos explicado bien? Es posible, fíjense, es posible. Yo estoy absolutamente convencido de que el Gobierno no todo lo hace bien, no como aquel que decía: como lo ha hecho mi partido, está bien hecho. No, yo creo que es posible que haya cosas que este Gobierno no explica bien y es posible que nosotros no hayamos explicado bien esto. Por eso, yo he tenido mucho interés, señorías, en venir aquí como máximo responsable del Gobierno para explicarles qué hemos hecho… [rumores] [el señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «el primer día»] [el señor diputado Franco Sangil, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «¡en el Pleno!»] y para explicarles cuáles son los límites de la acción del Gobierno: no vamos a aceptar más que lo que les he dicho aquí, el cumplimiento de una sentencia que, a nuestro entender, es firme. Y, además, les insisto: desde mi punto de vista, es necesario resolver todos esos conflictos -y resolverlos cuanto antes- que tenemos con nuestros vecinos, es bueno resolverlos.

¿En qué cosas nos pueden ayudar? Desde mi punto de vista, colocada ya la pelota en el suelo, ¿en qué cosa nos puede ayudar cada partido? Pues mire, el primero, el mío, el primero mi partido: el convencer a los próximos de que hay que hacer esto; primero, el mío. [El señor diputado Alcalde Sánchez, desde su escaño y sin micrófono, se manifiesta en los siguientes términos: «y más los de Calatayud»], el primero, el mío, el mío; el segundo, el suyo: convencerlos de que tienen que hacer…; el tercero, el suyo, señora Ibeas: convencer a los próximos de esto. En eso estamos ayudando, en eso -que es lo que les pido- estamos ayudando a resolver esta cuestión.

Y yo tengo documentos, no especulaciones, no conversaciones, no filtraciones, tengo documentos aquí de los responsables más altos de la Administración catalana reconociendo -y ese es un trabajo que permítanme que me atribuya-, en escritos, no en conversaciones, no en filtraciones, no en elucubraciones, no en reuniones, no, en papeles firmados y con su membrete, reconociendo que esos bienes son de donde son. Y ese, desde mi punto de vista, es un paso que ha hecho este Gobierno y es un paso para resolver esta cuestión que es muy importante. Por eso, estoy aquí toda la mañana y, si ustedes quieren, estoy dispuesto a seguir toda la tarde, porque la posición del Gobierno no va a cambiar. Es posible que no la hayamos explicado bien pero no va a cambiar. [Aplausos finales desde los escaños del G.P. Socialista.]

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Iglesias.

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