El señor PRESIDENTE: Pasaríamos al siguiente punto del orden del día, que es la interpelación relativa a política general en materia de despoblación, formulada al consejero de Presidencia por el diputado del Grupo Parlamentario Podemos Aragón señor Escartín, quien tiene la palabra para su exposición.
Interpelación núm. 63/16, relativa a política general en materia de despoblación.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: Bueno, buenos días, consejero Guillén, número dos del Gobierno.
Vamos a hablar, de verdad, de despoblación en Aragón.
Los rojicos son los ocho puntos donde más o menos hay gente en Aragón y el resto, conforme se va convirtiendo en blanco, son los territorios que tenemos despoblados.
No voy a hablar exactamente de la despoblación, si no, sobre todo, del desequilibrio territorial, que es el que provoca las desigualdades entre los pueblos y los núcleos urbanos de Aragón.
Mis yayos (Félix y Pablo) se fueron de Ayera en los años setenta para buscar una vida mejor para ellos, para sus hijos y para sus nietos. Mi yayo Félix se fue a Nuez de Ebro y a Zaragoza. Pablo se fue a Huesca, y en apenas cincuenta años, Loporzano perdió dos tercios de la población que tenía.
Sin embargo, en los años ochenta y noventa, se revirtió bastante esta situación, sobre todo gracias a la ornitología, al naturismo y al turismo sostenible, que hoy está amenazado por la mala planificación de las granjas de porcino intensivas.
Sieso de Jaca es otro ejemplo. Es un pueblo que se deshabito completamente en 1965, pero desde el año 2004 un grupo de amigos lo han vuelto a repoblar.
Actualmente, en Caldearenas, doce de los niños que están matriculados en la escuela son de Sieso de Jaca, son hijos de estos amigos. Sin embargo, están teniendo problemas para incorporarse al padrón de Caldearenas. Tanto los alcaldes del PSOE, como los del PP y los del PAR, han incumplido la Ley 7/1985, de 2 de abril, que regula dicho proceso. Han desoído las recomendaciones del Chustizia y, además, están teniendo muchos enfrentamientos para el aprovechamiento sostenible de la leña del bosque y otras trabas burocráticas que les impiden repoblar un pueblo abandonado.
Les pongo otro ejemplo: Cerveruela. Cerveruela estuvo a punto de quedar completamente deshabitado, pero en la última década, los jóvenes han recuperado el censo hasta la treintena de habitantes. Han conseguido estar la mayoría de los habitantes de Cerveruela menores de cuarenta años. ¿Cómo? Han rehabilitado el palomar en un banco de semillas, de semillas autóctonas. Han hecho una granja escuela y también una granja de caracoles, actividad ganadera que el otro día despreciaba el portavoz del Partido Popular.
Otro ejemplo más: Undués de Lerda. En Undués de Lerda hay ahora mismo una empresa especulativa de la bolsa australiana que quiere meter un proyecto, una supermina de potasa que afecta a quinientos cincuenta kilómetros cuadrados de territorios navarros y aragoneses, para fabricar químicos, fertilizantes y explosivos. Yo me reuní con la filial de esta empresa (Geoalcali) aquí en sede parlamentaria, en las Cortes de Aragón, y me decían que o esto o muerte. Yo no me puedo creer que no tengamos planes mejores, con menos inseguridades empresariales, sísmicas, ambientales y de sostenibilidad.
Seguimos con el mapa de la despoblación en Aragón: Teruel, que, después de Soria, es la provincia con menos habitantes. Pues bien, recientemente, la Universidad de Valencia, en concreto, la Revista de Estudios de Despoblación y Desarrollo Rural ha publicado unas tesis de los profesores de geografía que señala las miles de viviendas, masías, granjas, pastizales, campos, industrias, eras, molinos, corrales, bancales y veredas abandonadas. Y lo que proponen es que, a partir de ese inventario que ya es público, se haga una estrategia de gestión que recupere el patrimonio histórico, industrial, arquitectónico, bélico, natural y geológico infravalorado.
Sin embargo, lo que se está haciendo en Teruel, por ejemplo, recientemente, es quitar la financiación del Instituto Aragonés de Fomento para el centro de emprendedores de Andorra, comarca que, como ayer debatimos en esta sede parlamentaria, está teniendo graves dificultades para la revitalización económica más allá del carbón.
Si hablamos de preocupaciones del campo aragonés, coincide que los sectores y las comarcas donde estamos más dedicados al campo es donde menos gente tenemos. El relevo generacional es el principal problema: por cada agricultor profesional aragonés que tiene menos de treinta y cinco años, hay diez que superan los cincuenta y cinco años.
Este año hemos conseguido revertir un poco la tendencia de los últimos años de la anterior legislatura del PP-PAR, que había reducido muchísimo las ayudas a la instalación de jóvenes agricultores, pero todavía es insuficiente, y lo hemos visto en este primer año —luego hablaremos de eso con el consejero—, y ha habido más de setecientas solicitudes y creemos que es importante aprovechar esta cofinanciación europea.
Hacen falta, además, tierras. Le recuerdo una iniciativa aprobada en estas Cortes, una iniciativa de Podemos para crear el banco de tierras público, que estamos esperando que, bueno, el Gobierno del PSOE y de CHA den los primeros pasos.
Seguimos con otros ejemplos que tienen mucho que ver con la despoblación en Aragón. La semana pasada vino a la comisión el director general de Administración Electrónica. Recordó ese proyecto Conecta Aragón del PP-PAR, también insuficiente, también otro error porque no llevaba la banda ancha a los polígonos industriales. Es decir, que los que se llenan la boca de fomento empresarial en Aragón lo que hacen es todo lo contrario. En este caso, recordaba este director general ese contrato con Movistar por treinta y seis millones de euros, que este año se está intentando corregir, porque impide que cientos de pueblos aragoneses dispongan de la infraestructura básica de telecomunicaciones necesarias.
A mí me gustaría que, sobre todo, señorías del PP y del PAR, sean ustedes más consecuentes cuando hablen del fomento empresarial y no dejen abandonados, con ejemplos concretos, a los pueblos de Aragón. Con respecto al Gobierno de Aragón, también en la pasada Comisión de Desarrollo Rural, aprobamos otra proposición de Podemos para que se cumpla la Ley de Montes y la contratación, durante todo el año, del personal encargado de la prevención y extinción de incendios y de los trabajadores de espacios naturales. Sin embargo, el PSOE y el PAR se abstuvieron. Incluso escuchamos al portavoz Villagrasa que llego a decir que muchos trabajadores no quieren estar contratados todo el año y que prefieren estar contratados menos tiempo. [Rumores.]
El señor PRESIDENTE: Por favor, señores diputados, por favor.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: Con otras palabras, y podemos recuperar el Diario de Sesiones.
El señor PRESIDENTE: Por favor, señor Escartín.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: Las palabras, en todo caso...
El señor PRESIDENTE: Señor Escartín, por favor.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: Las palabras, en todo caso, no son subjetivas mías...
El señor PRESIDENTE: Señor Escartín, que le he cortado la palabra, por favor.
Por favor, dejen intervenir al diputado.
Tiene la palabra, señor Escartín.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: No soy yo, de todas maneras, el que va a hacer un juicio de valor. Es simplemente un comentario que ya ha levantado las ampollas en el sector forestal.
En definitiva, lo que nosotros proponíamos en esa propuesta era mejorar la gestión forestal sostenible, la conservación de los espacios naturales protegidos, algo en lo que se abstuvieron el PAR y el PSOE.
Lo que nos sorprende no es la baja densidad de Aragón ni tampoco que sea de las más bajas de Europa. Es un escenario en esta fortaleza europea envejecida y caduca.
Lo que sí nos sorprende y donde creemos que hay que actuar es en torno al enorme desequilibrio territorial. Tenemos un desierto demográfico —vuelvo al mapa, para que lo veamos—: las zonas blancas, casi todo el Pirineo, casi todo Teruel, la zona de Belchite, la zona de Monegros, Daroca, la Ribera Baja del Ebro. Es decir, que prácticamente solo las partes rojas, salvo las grandes ciudades (Huesca, Barbastro, Monzón, Calatayud, Teruel o, hasta ahora, Andorra), es la influencia del área metropolitana de Zaragoza la que atrae gente.
¿Cuáles son las propuestas que creemos que hacen falta? Pues, hace falta sobre todo pasar de la retórica a los hechos, ¿no?, que haya más voluntad política.
Voy a hilar con el tema anterior, que se cumpla y se amplíe la Ley de Comarcalización de Aragón, para que las comarcas vuelvan a su función de origen y sean esas herramientas que necesitamos de participación y democracia directa que permita que haya planes comarcales territoriales que definan las prioridades, que pueden ser diversas en las diferentes comarcas: energías renovables, rehabilitación de vivienda, turismo sostenible, empresas de procesamientos de alimentos y un largo etcétera.
Puede haber voluntad política para evitar la duplicidad de las competencias, sobre todo con las diputaciones, la descentralización y la financiación asegurada de los municipios. ¿Por qué esto es importante? Porque si los municipios dependen de subvenciones de instituciones superiores y no hay compromisos de un marco financiero estable entre las administraciones estatales y autonómicas, podemos caer en la necesidad de que los ayuntamientos necesiten esas redes clientelares para encontrar financiación.
¿Qué más hace falta? Hace falta voluntad política para revisar la Ley de ordenación territorial de Aragón, la Estrategia de ordenación territorial de Aragón, para buscar la eficacia, la sostenibilidad, el interés general, para dejar de lado ese modelo económico insostenible basado en el ladrillo y el desarrollo urbanístico, que hemos comprobado que no beneficia a la gente, sino al capital privado.
Y en lo que me quería detener, consejero Guillén, es en reivindicar los planes de desarrollo rural sostenible comarcal basados en la Ley 45/2007, la Ley de desarrollo sostenible del medio rural, que quiero recordar que es una ley que se aprobó en el Gobierno de ZP en el 2007, que creemos en Podemos que es un buen instrumento para lograr de manera participativa y transparente estos planes comarcales de desarrollo rural.
Quiero recordar que hubo un senador aragonés, Arrufat, que participó directamente en la redacción de esta ley, pero que luego también se encargó, mediante fuegos de artificio, marear la perdiz con ponencias en el Senado que bloqueaban esta ley y en ningún caso la hacían comparable a ese marco legal que nos permite ejes transversales, qué administraciones y qué financiación necesitamos para corregir deficiencias e irregularidades.
Es decir, lo que nosotros queremos con esta ley es que se definan planes desde abajo, desde la base, coherentes con el Programa marco de desarrollo rural de la Unión Europea de 2014-2020, que está financiado por el Fondo europeo agrícola, es decir, los Feder, y hacer coincidir, mediante sexenios, estos planes con los plazos que rigen en Europa para las ayudas estructurales. Porque ustedes saben, Gobierno del PSOE y de CHA, que dinero sí que hay, porque si uno revisa todas las ayudas que han llegado a Aragón a través de planes de desarrollo rural, mucho dinero hay; lo que pasa es que en algunos casos se ha gastado en polígonos fantasma.
Le pido que apliquen de urgencia esta Ley de desarrollo rural sostenible y que reformemos de forma democrática las administraciones para dejar atrás el caciquismo y el clientelismo en las instituciones.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Señor consejero, tiene la palabra.
El señor consejero de Presidencia (GUILLÉN IZQUIERDO): Sí, muchas gracias, señor presidente.
Gracias, señor Escartín, por su tono y también por traer aquí, a esta Cámara, un problema que es un problema de Aragón, pero que es un problema de España y me atrevería a decir más, que es un problema también de Europa.
La despoblación es uno de los grandes ejes estructurantes que tendría que colocarse en el primer lugar de los objetivos que cualquier Gobierno tenga en estos momentos, fundamentalmente porque al lado de la despoblación, tenemos otra cuestión de vital importancia, que es el envejecimiento y cómo afecta el envejecimiento, precisamente, a los sistemas de pensiones, ¿no? Ese es el gran debate que vamos a tener seguramente en España en esta campaña electoral y ese es el gran debate que van a tener que tener también las democracias europeas a partir de los próximos años.
Le agradezco, digo, su interpelación y, además, también sus ideas, con las que, obviamente, no puedo nada más que coincidir. Pero es verdad que yo quería hacerle algún comentario.
En primer lugar, mire usted, si pensamos que la comunidad autónoma tiene capacidad suficiente para solventar el problema de la despoblación, nos equivocamos. Yo creo que este tiene que ser un problema de Estado, y por eso, ocho comunidades autónomas nos vamos a juntar el próximo lunes para hacer dos cosas: primera, para pedirle al Gobierno de la nación que haga un plan estatal de lucha contra la despoblación; en segundo lugar, para ir a Europa a decirles que ese es un problema no solamente español, no solamente aragonés, sino que ese es un problema europeo. ¿Por qué? Porque hasta ahora no hemos sido capaces de convencer a la Unión Europea de que este es un elemento sustantivo para la vertebración territorial de una gran parte de España, pero también de una gran parte de Europa. Los tratados..., ya, precisamente, cuando los países nórdicos ingresaron en la Unión Europea, fueron capaces de que se les reconociese precisamente esta singularidad, esta característica, que es la despoblación.
Y nosotros, en aquellos momentos, no lo hicimos. Para nosotros, en aquellos momentos, los intereses fueron otros y no fuimos capaces, no supimos, no tuvimos la habilidad de decir que España también tendría que haber entrado precisamente en las líneas de financiación que se les están dando a los países nórdicos precisamente porque tienen este problema acusado, de la misma manera que lo podemos tener en muchas comarcas nuestras que son auténticamente ya desiertos demográficos.
Pero, mire usted, yo le voy a recomendar un libro, y si usted no lo puede encontrar, intentaría hacérselo llegar, un libro que escribió Michael Ignatieff, que se titula Fuego y cenizas, en el que el que fuera candidato liberal en Canadá en el año 2004 nos contaba sus experiencias políticas en la campaña electoral desarrollada en ese país, en Canadá, que es tan extenso y también despoblado. Decía Ignatieff que viajando por el país observó una gran división ignorada por completo: era la división entre el mundo urbano y el mundo rural, entre el centro de las ciudades y los pueblos, entre lo metropolitano y lo remoto. El país, decía Ignatieff, estaba dividido en dos tipos de lugares: aquellos en los que podías ganarte la vida en el mismo lugar en el que creciste y aquellos de los que te tenías que marchar si querías tener oportunidades de una vida mejor.
Eso es a lo que su señoría se refería cuando empezaba su intervención.
Esa parecía ser una desigualdad de la que nadie hablaba. Por lo tanto, la despoblación como desigualdad también es un elemento importante sobre el que tenemos que incidir. Porque es eso, la despoblación lleva, precisamente, a la desigualdad.
Decía Ignatieff que «no hay nada malo en dejar el lugar en el que naciste si eso es lo que quieres, pero no parece justo que marcharse sea la única opción para tanta gente. El Gobierno no puede atajar por sí solo la despoblación de las regiones remotas y rurales, pero sin duda podía hacer algo, invirtiendo por ejemplo en carreteras, en colegios, en conexiones a Internet, para permitir que aquellos que desean quedarse en su territorio y sacar adelante una familia puedan hacerlo».
Y, evidentemente, después de leer a Ignatieff, la pregunta es la que usted me hacía: qué es lo que podemos hacer precisamente para revertir este gravísimo problema que tienen fundamentalmente las zonas rurales.
Y lo que tenemos que hacer es lo que podamos desde lo próximo, lo que podamos desde los municipios y desde las comunidades autónomas. Usted decía bien: mire, si nosotros subimos las ratios de los niños que tiene que haber en un colegio, si subimos las ratios, terminaremos cerrando los colegios. Si bajamos las ratios, conseguiremos precisamente lo contrario, conseguiremos que el colegio esté abierto. Y si el colegio está abierto en un municipio, allí siempre habrá vida.
Si nosotros reducimos las plantillas de médicos, la gente encontrará que en las zonas rurales no hay calidad de vida e intentarán marcharse a las ciudades.
Si nosotros no llevamos banda ancha, la gente no podrá competir, la gente que está en los lugares remotos, la gente que está en las zonas rurales no podrá competir y terminarán yéndose a las ciudades.
Si, como usted dice, nosotros no somos capaces de generar empleo en las zonas rurales porque no somos capaces de explotar precisamente nuestros recursos naturales, la gente terminará por marcharse, porque no tienen otra forma de vida nada más que explotar sus recursos naturales.
Si hacemos una política agraria comunitaria que prime más los derechos históricos que la posibilidad que tengan los jóvenes precisamente para poder realizar una actividad, la gente terminará marchándose y tendremos pueblos, los que pervivan y los que no tengan que cerrar sus puertas, con gente muy envejecida. Eso da lugar al cierre en el corto plazo.
Por lo tanto, tenemos cosas que hacer y podemos hacer cosas desde la comunidad autónoma.
Sé que el consejero de Vertebración del Territorio está elaborando ya un plan de lucha contra la despoblación, que será muy interesante que lo podamos participar con todos ustedes.
Como usted decía, se han hecho ya muchos estudios, se han hecho ya muchos planes. Tenemos que pasar ya de las musas al teatro. Tenemos que empezar a arbitrar medidas efectivas para poder luchar desde nuestra humildad presupuestaria, señoría, porque jugamos con dos cosas: las competencias que tenemos las comunidades autónomas y el presupuesto que tiene también la comunidad autónoma, porque sin presupuesto es muy difícil que podamos arbitrar ningún tipo de medidas.
Pero vamos a esperar, y yo espero que ese plan de despoblación regional se haga pronto para poderlo compartir con ustedes y que podamos tomar medidas suficientes para poder atajar un problema que, reitero, no tendremos fuerza suficiente desde la propia comunidad autónoma para atajarlo en la medida que la gravedad del problema lo requiere.
Pero, mire, hemos tenido alguna experiencia que yo quiero comentarle. Cuando en este país hubo un crecimiento económico que sobrepasaba el 3% prácticamente todos los años, cuando algunos gobiernos arbitraron medidas específicas para una provincia como la mía, como Teruel, que además de proyectos singulares supusieron también inversiones importantes en distintas comarcas y en distintos territorios, logramos que Teruel creciera en diez mil habitantes. Cuando la economía cayó, cuando vino la crisis económica, cuando el crecimiento económico decreció, lamentablemente, Teruel ha perdido ya más de cinco mil habitantes.
¿Qué quiero decirle con esto? Le quiero decir que la despoblación tiene un recorrido paralelo a lo que es la actividad económica y que, por lo tanto, tenemos que ser capaces de que nuestro país crezca para poder tener recursos suficientes, pero de lo que tenemos que ser capaces, señoría, porque esa es la debilidad que tenemos en las zonas despobladas, es de convencer a los gobiernos de que vale más una persona que un voto, de que la vida de una persona de un pueblecito en lo más remoto, en lo más recóndito del Pirineo aragonés, de la zonas áridas de los Monegros o de cualquier parte de Teruel vale mucho más de lo que pueda valer un voto. Y eso, ¿qué significa? Que no nos pueden dejar olvidados, que nos tenemos que hacer reconocer, que tenemos que convencer, que no se puede hacer un país equilibrado si se abandonan todas las zonas del interior de España, que tienen también el mismo problema que tenemos nosotros, que no podemos tener un país cuya riqueza vaya a la costa y dejemos todo el interior para que puedan correr las ardillas, que está muy bien desde un punto de vista ecológico, pero no está bien desde un punto de vista práctico.
Por lo tanto, tenemos que invertir en esas zonas y, por lo tanto, tenemos que hacer proyectos estratégicos para esas zonas y, por lo tanto, lo que tenemos que hacer es generar empleo. Y hay muchas fórmulas. Recuerdo que quien va a encabezar la lista de Podemos en las próximas elecciones generales creo que hablaba de algo que a mí me parece razonable, que en las zonas rurales tenemos que ser capaces de ir hacia sistemas cooperativos, que también es una fórmula importante para poder generar empleo, y recuerdo que lo decía y a mí me parece razonable. Es verdad que esas fórmulas se han utilizado ya, pero es verdad que tenemos que seguir insistiendo precisamente en el trabajo cooperativo en las zonas rurales.
En definitiva, señorías, tenemos un campo por delante importante, creo que no tenemos capacidad suficiente si solo trabajamos desde la comunidad autónoma, si no lo hacemos a través de un plan nacional de lucha contra la despoblación, si no convencemos a Europa de que tiene que poner recursos precisamente para las zonas más despobladas, y en eso estamos trabajando.
Usted me dirá que es tarde, y yo le digo la experiencia que hemos tenido, que es verdad que es tarde ahora, pero es verdad también que hemos tenido experiencias en las que las zonas menos pobladas han crecido cuando la economía ha crecido, cuando se han hecho políticas ad hoc, y han decrecido cuando la economía ha decrecido y, seguramente, cuando el abandono por parte de quienes tienen más recursos se ha hecho patente.
Desde luego, a nosotros, a este Gobierno le encontrarán en disposición de trabajar por todas estas zonas periféricas, por todas estas zonas rurales, dentro de nuestros presupuestos, que cada vez son más menguantes, pero haremos lo que tengamos que hacer, y espero que con las ideas que nos dé su señoría, podamos arbitrar un plan que sea eficiente y que sea efectivo para solventar un problema que ya es gravísimo: el problema de la despoblación en Aragón.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
Señor diputado, tiene la palabra.
El señor diputado ESCARTÍN LASIERRA: Gracias, consejero Guillén.
A mí también me gusta mucho leer, aunque últimamente leo más libros como Teo visita la granja, pero no le voy a recomendar este; le voy a comendar Rayuela, de Cortázar, donde se dice: «Cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto». Y le voy a explicar por qué. Porque esta es la misma cantinela y es la realidad, la misma retórica que hace años. Sin ir más lejos, en las jornadas que ha organizado Chunta Aragonesista estos días en Bruselas, ha invitado a los mismos profesores que a mí en los años noventa me daban clase en la Facultad de Economía de la Universidad de Zaragoza (Pinilla, Sáez, y demás), para decir exactamente lo mismo, y lo que dicen es que hacen falta políticas activas frente al desempleo y es exactamente lo que le pedía, o lo que decía en 1999 el mismo Justicia de Aragón, que aún tenemos, Fernando García Vicente, que venía a estas Cortes para intentar que hubiera políticas transversales, integrales, planes comarcales participados, y es exactamente lo que le vengo a pedir, lo mismo que se pedía en los años noventa.
Coincidimos en algo, coincidimos en que la despoblación no es un problema, es una consecuencia de un modelo que no compartimos, y ahí sí que está claro, que priman más los intereses partidistas, los intereses privados, capitalistas, que la participación directa y real de la gente del territorio, lo que es un modelo neoliberal.
Y esto, voy a decir que a día de hoy sigue estando vigente, porque, por ejemplo, me he leído el pacto con Ciudadanos, el pacto para ese gobierno reformista y de progreso, y se dice textualmente en la página doce que «quieren fomentar y promover la fusión voluntaria de municipios». ¡Ojo con eso!, porque eso va en contra totalmente... Voluntaria, sí, sí, voluntaria, por supuesto, pero nos da bastante miedo ese tipo de propuestas que pueden acabar con los pueblos más pequeños, que son la mayoría de Aragón.
Sin embargo lo que no encuentro es ni una sola medida frente a la despoblación..., bueno, sí, en la página quince pone: «Impulso de un programa específico para el apoyo a emprendedores». Ojo, que cuando estamos hablando de modelo laboral, cuando hablamos de Ciudadanos, estamos hablando, señorías, del PSOE: facilitar el despido, acabar con las treinta y cinco horas laborales, trabajar más cobrando menos, precarizar de por vida todas las condiciones de trabajo..., perdón, que esto no lo dice Ciudadanos, que lo dice Hollande, que esta es la nueva reforma laboral propuesta por el Gobierno socialista francés que ha levantado a un montón de sectores de la sociedad francesa y nos recuerda mucho a la reforma que comenzó el PSOE y que profundizó el PP y que nosotros queremos derogar.
Con esto, ¿qué quiero decir? No hay un mundo rural, hay varios, y por eso insisto en los planes comarcales que tienen que ser diversos, y para eso, hay una herramienta que existe a partir de la Ley de desarrollo rural sostenible, que es la Mesa de desarrollo rural, pero que no se convoca en Aragón desde el 2011; el PP-PAR la olvidó, pero el PSOE también. Nuestra emisaria de Podemos, que es Marta Chordá, ha ido al Gobierno de Aragón para preguntar cuándo se convoca y aún estamos esperando la respuesta.
Foros de despoblación hay muchos. Incluso, Miguel Martínez Tomey, técnico de CHA, decía que el de estos días es la intervención sobre despoblación más destacada en la Unión Europea desde 1952, ¡se vino arriba! Sin embargo, Serranía Celtibérica criticaba que han invitado a la CEOE de Teruel, pero no a Serranía Celtibérica, que es un proyecto que apoyamos el Congreso, el Senado y las Cortes de Aragón, pero que, sin embargo, rechazaron la enmienda de Podemos para intentar poner en marcha sus planes contra la despoblación.
Es decir, que a mí me parece que se repiten errores del pasado, los mismos errores que critican los expertos. Pero es que a día de hoy recibo la carta de la comarca de la Ribagorza, que nos la han mandado a todos los portavoces de desarrollo rural, con medidas frente a la despoblación, es decir, es una comarca muy despoblada, y reivindican justamente esto, la aplicación de la Ley de desarrollo sostenible del medio rural, que espero que me diga que la quieren aplicar.
Más cosas que se pueden hacer —y sigo un poco con el hilo de su intervención—: frenar el TTIP, que todavía no sabemos muy bien si el PSOE lo va a apoyar o no. Este es un asalto brutal a la democracia, en concreto, a la agricultura y a la ganadería. ¿Por qué? Es muy claro: si vienen los productos estadounidenses, que son mucho menos exigentes en materia de producción, de bienestar animal, de control sanitario, etcétera, va a haber desventajas para los productores aragoneses, y eso es así y eso va a ir en contra de la población de los pueblos de Aragón.
Hay que revisar profundamente la PAC. En eso estamos de acuerdo, pero, sin embargo, ustedes, el otro día, votaron en contra de que Cañete rinda cuentas en el Europarlamento, junto al PP, y eso es así.
Otra más, otra más. Les pedimos que apliquen la Ley de montes, y ponen en el papel, con el pacto de Ciudadanos, que quieren impulsar el estatuto de bomberos forestales. La mejor manera es cumplir la Ley de Montes de Aragón.
Acabo, para que no se pongan nerviosos.
Podría profundizar y tocar más temas, podría criticar la Europa fortaleza que abandona de forma miserable a los refugiados que ya podían estar repoblando lo pueblos de Aragón, pero yo, simplemente, quiero decirles, señorías del Gobierno, que hay dos caminos posibles: el del PP, que ya lo conocemos, para seguir beneficiando a los señoritos del campo, a las familias aristocráticas que más poseen, o el del rescate del medio rural mediante un cambio del modelo productivo, que, efectivamente, cree empleos de calidad en los pueblos y fije población.
Así que, bueno, caminantes del PSOE, hagan con nosotros ese camino al andar.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Señor consejero, tiene la palabra. [Rumores.]
Por favor, señores diputados.
El señor consejero de Presidencia (GUILLÉN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor presidente.
Señor Escartín, a mí me gustaría muchísimo hacer ese camino con ustedes, pero me gustaría hacer el camino desde la verdad, huyendo de la demagogia, dando alternativas, en fin.
Ya he visto lo que usted pretende con la despoblación: generalidades, más generalidades, es decir, usted me da la razón porque es que hemos hecho muchos estudios, ha habido gente muy lúcida haciendo estudios y hemos invertido muchísimo dinero. Pero, ¿sabe lo que nos pasa? Que cada vez que cae la economía, cae la población, y que cada vez que sube la economía y que hay dinero suficiente para las zonas rurales, sube la población. Esos son los hechos, y se lo he dicho yo. Cuando en Teruel crecía la economía, se hizo un Plan estratégico para Teruel, se invirtió en los fondos Miner, se invirtió a través del Fite, se invirtió a través de los procedimientos de reindustrialización, y Teruel creció diez mil habitantes. Le estoy hablando de la década de los 2000, ¡diez mil habitantes creció! Esos son los datos. Cuando la economía cayó, cuando los proyectos cayeron, cuando no había suficientes recursos, perdimos cinco mil habitantes. Esa es la realidad. Por lo tanto, la varita mágica no la tienen.
Mire, yo me he leído lo que ustedes proponen en su programa. En su programa, proponen medidas sobre ordenación territorial y desarrollo rural, la creación con carácter urgente de un plan de desarrollo rural sostenible basado en el Real Decreto 752/2010. Oiga, el PDR está hecho: trescientos millones de euros cofinanciados con la Unión Europea. Ese PDR incluye también una cosa que se llama «Inversión territorial integrada para Teruel», para intentar luchar contra la despoblación.
Sí, veo que por ahí hay quien dice que no, pero el problema de ustedes es que no han hecho hasta ahora nada, desconocen todo, y ustedes quieren que nosotros les sigamos, les sigamos a la nada, y no, les seguiremos cuando ustedes digan cosas coherentes, cuando usted venga aquí y diga: «Yo tengo diez medidas, porque, mire, soy tan listo, tan guapo y tengo tan buenas ideas, que Teruel, cuando yo gobierne, va a crecer diez mil habitantes». Oiga, yo le seguiré, vamos, donde usted vaya, me tiraré por el puente, me tiraré donde usted quiera, donde usted me diga. Pero, ¿sabe qué, señoría? Que no tienen ustedes ninguna receta, ninguna, ninguna receta. Pero porque los problemas son mucho más difíciles de lo que ustedes proponen aquí, mucho más difíciles.
Uno de esos problemas es de orden psicológico. ¿Sabe lo que pasa fundamentalmente? que la gente cree que se vive mejor en las ciudades que en el campo y la gente quiere vivir en las ciudades. ¿Sabe lo que pasa? Que el desarrollo económico hace que un agricultor que tiene sus tierras en un municipio alejado de la ciudad puede vivir en la ciudad y laborar sus tierras directamente yendo ad hoc allí, pero vivir en la ciudad, y eso es malo para los municipios, y esa es la sociedad que tenemos y esa es la realidad, esa es la realidad. ¿Qué quiere que le diga?
Oiga, si tenemos cuadrillas forestales de las que usted me está hablando, cuadrillas forestales... Yo que soy de un pueblo y he sido alcalde de un pueblo de seiscientos habitantes, por cierto, con monte y, por cierto, conozco las cuadrillas forestales. Oiga, ¿sabe que de las cuadrillas forestales, más del 90% no viven en mi pueblo? ¿Usted sabe eso? No, no, no, viven, hombre, claro que no viven, claro que no viven, y ¿sabe por qué? Porque quieren trabajar en las cuadrillas forestales, pero vivir, como casi todos, en la ciudad.
Y entonces, ¿qué quiero decirle? Que ese es un problema que tenemos. Esa es la realidad, oiga. No me quiera contar usted nada, que yo vivo, he vivido y he sido alcalde de un pueblo de seiscientos habitantes de esta provincia, de Teruel, ¿qué me quiere contar, señoría? [Aplausos.]
Mire, dicen que «las propuestas de Podemos para el medio rural revitalizarán Teruel» y dicen también que «tenemos que crear un nuevo modelo de provincia que pueda sostenerse por sí misma, para lo que Podemos considera necesario crear un sistema de organización económica y social que permita recuperar el mundo rural como motor de desarrollo de las zonas menos pobladas». Pues, hombre, yo eso lo suscribo también, pero esto y no decir nada es igual. O sea, que qué quiere que le diga. Si esto es lo que proponen ustedes, pues, apaga y vámonos.
Qué es lo que le quiero decir y le reitero, y le reitero. Hubo una ley muy importante que hizo Zapatero y a la que usted se ha referido, muy importante, pero esa ley necesitaba dotarse económicamente, y no se dotó económicamente, y no se dotó económicamente. Esa creo que es una buena ley para poderla aplicar, pero no hubo dinero suficiente y, desgraciadamente, por no haber dinero o porque los que vinieron después no creyeron en ella, se dejó en el desván, pero yo creo que esa es una ley para poder trabajar.
Pero, de verdad, si queremos luchar contra la despoblación, tenemos que convencer a Europa de que este no es un problema de España, no de Aragón, no de Teruel, que es un problema europeo, tenemos que colaborar, presionar, para que pongan dinero suficiente para proyectos estratégicos en las zonas rurales, para que la gente que quiera trabajar en las zonas rurales lo pueda hacer, para que podamos mejorar los servicios, para que podamos mejorar las infraestructuras, para que le podamos decir a la gente que quiera vivir en un pueblo que su calidad de vida no va a menguar un ápice del que viva en una ciudad.
Y tenemos que convencer al Gobierno de la nación para que haga un plan estatal también de lucha contra la despoblación. Y ahí, no le quepa la menor duda de que estará el Gobierno de Aragón y, desde luego, no estará solo este Gobierno de Aragón —estoy convencido—, que estará también con el apoyo de toda la Cámara.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
Pasaríamos a la siguiente...
El señor diputado VILLAGRASA VILLAGRASA [desde el escaño]: Señor presidente, disculpe, por alusiones, en virtud del artículo 85. En la primera intervención del diputado Escartín, ha hecho una alusión directa al portavoz, citando, además, por mi nombre, Darío Villagrasa.
El señor PRESIDENTE: Señor Villagrasa, no le voy a conceder la palabra, porque me la ha pedido también el Partido Popular en la misma y en este caso no se la voy a conceder.
Gracias. Ya tendrá otra oportunidad. En este momento, no se la voy a conceder.