Intervinienen: Tomás Navarro, Carlos María - Bermudez De Castro Mur, Roberto Pablo - Barrena Salces, Adolfo - Ibeas Vuelta, María Nieves - Boné Pueyo, Alfredo Valeriano - González Celaya, Fernando
El señor PRESIDENTE: Pasamos al siguiente punto del orden del día: comparecencia del consejero de Presidencia y Justicia a solicitud de veintidós diputados del Grupo Parlamentario Socialista.
Interviene el señor Tomás, portavoz en este caso, por el tiempo de diez minutos.
Comparecencia del consejero de Presidencia y Justicia para que explique si cree que se están ajustando a la debida cortesía y respeto parlamentario ciertas actitudes y comportamientos de determinados miembros del Gobierno de Aragón.
El señor diputado TOMÁS NAVARRO: Gracias, señor presidente.
Quizás algunos se sorprendan del porqué de esta comparecencia planteada en estos términos. Probablemente la comprenderán mejor si me permiten que les lea lo que una amiga, lo que una ciudadana sin adscripción política opina cuando por la web de estas Cortes en ocasiones, aunque nos parezca extraño, sigue el desarrollo de nuestra actividad parlamentaria. «La mayoría de las veces —dice— que he perdido el tiempo viendo los plenos en directo no he podido evitar sentir indignación, un término tan usado actualmente que parece que pierde su significado, pero es así. Lamentablemente, la sensación que queda es estar viendo un patio de recreo donde parece que lo más importante no es la cuestión que se debate, sino el echar balones fuera, culpar a los demás de todo y liberarse de responsabilidades, todo ello aderezado con descalificaciones, salidas de tono, ironías, etcétera, etcétera. La imagen que se transmite no es de un Parlamento en el que los que allí concurren son conscientes de la responsabilidad que tienen otorgada porque así lo han decidido, bien o mal, los ciudadanos, sino más bien parece un circo donde lo más importante es dejar claro quién manda, aunque lo haga mal, y donde no se tiene en cuenta lo que pasa en el exterior. Deberían moderar al extremo las formas, utilizar un lenguaje correcto, aprender a ser asertivos; en definitiva, demostrar que son dignos de estar ahí y de la confianza que les otorgaron en su día los ciudadanos, a los que se supone, solo supone, que representan y a los que deben el estar ahí. Debería haber un cartel enorme encima de la tribuna que recordara a todos que allí se exige respeto.»
He querido comenzar mi intervención leyendo estas palabras, que nos deberían hacer reflexionar sobre nuestras actitudes, porque sería inmoral quedarme en la parte cómoda de esta comparecencia solo y exclusivamente atacando la actitud de un Gobierno prepotente, porque no me parecería correcto, me parecería insuficiente. Tampoco pretendo convertir esta comparecencia en un canto dogmático ni en una declaración de principios absolutos, ni alimentar ningún rencor hacia nadie. Se trata de que recapitulemos sobre lo acontecido hasta ahora en este Parlamento desde que ustedes gobiernan, señor consejero, pero teniendo en cuenta que a mi grupo y a mí nos interesa más lo porvenir que lo ya sucedido, y, por tanto, consideramos que sería necesario establecer un compromiso y una invitación a la discusión serena para ver si somos capaces de buscar otra vertiente en la forma y en el modo de hacer política porque, sinceramente, creo que nada se ha perdido.
Las palabras que antes he leído demuestran que los ciudadanos se resisten a tolerar que la política sea pura pequeñez, trampa, maquiavelismo, doble lenguaje, oportunismo o exclusivo afán de protagonismo. El ciudadano puede comprender que, cuando hay mucha gente coincidiendo en un ambiente propicio, cada individuo desea hallar un lugar bajo el sol, destacar sobre el resto; incluso puede comprender que en todos los grupos políticos hay un espectro amplio de actitudes y que los planteamientos políticos no pueden quedar limitados a un único punto de encuentro. Pero hay un aspecto político público de la política que es la primera impresión que percibe el ciudadano, y lo que ya no tolera es la falta de respeto, el insulto, la provocación y el menosprecio al contrario. Y, señor consejero, o hacemos entre todos un ejercicio de responsabilidad, de prudencia, pero también de sinceridad, o los ciudadanos nos van a acabar dando definitivamente la espalda.
Señor consejero, no sé si estará de acuerdo conmigo en que, desde un tiempo a esta parte, el ambiente político de este Parlamento está bastante enrarecido y su atmósfera cada vez está siendo más extraña, más extraña y más pesada —sí, señor consejero—. Me resistiría a hacer de esto una mera especulación si no fuera porque, dentro y fuera del hemiciclo, quienes estamos en la oposición, pero también algunos de los diputados que forman parte de los grupos que apoyan al Gobierno, así lo reconocen, y este es un hecho objetivo. Este es un hecho objetivo que no tiene nada de tendencioso. El hecho importa, señor consejero, y no conviene cerrar los ojos ante él.
Y el primer hecho objetivo tiene mucho que ver con la presidencia de estas Cortes. Y, puesto que conozco el Reglamento y esta comparecencia va dirigida a los miembros del Gobierno, me voy a limitar simplemente a hacer una reflexión en voz alta para decir que resulta curioso que quien es fomentador de la indisciplina, y la mayor en un legislador es confundir la separación de poderes entre legislativo y el ejecutivo, reclame a los demás una disciplina férrea. ¿A ustedes no les parece un acto de indisciplina, de poco respeto al Parlamento, presentar, por ejemplo, el Plan Impulso de empleo al Gobierno sin saber si lo presenta el presidente de las Cortes o el presidente del PAR, con la anuencia de la propia presidenta? Por no comentar casos como el de la presidencia de la comisión bilateral.
El segundo hecho objetivo parte de una conocida tesis, en este caso de Julián Marías, que dice que el problema no estriba en saber elegir democráticamente, algo que se da por supuesto, sino en saber mandar democráticamente. Yo creo, señor consejero, que la política es ante todo persuasión, diálogo, pero política también es, ciertamente, la gestión de los asuntos públicos y, en el caso que nos ocupa, de cómo se da cuenta de esa gestión tanto en el Parlamento como fuera de él. Y, llegados a este punto, y puesto que no se puede medir a todos los miembros del Gobierno, de su Gobierno, por el mismo rasero, preferiría eludir nombres, pero tendría que reconocer conmigo, señor consejero, que en el Gobierno existen personalidades —hablando de «personalidad» en el término psicológico de la palabra— que tienen muy claras sus intenciones y definidas sus formas de actuar tanto dentro como fuera, y, como consecuencia de ello, todo el mundo vinculado a la política está siendo dañado por la estrechez de miras de algunos y por la falta de respeto a la oposición y a la propia sociedad de algunos otros.
Pero lo que sí que me resulta muy difícil es eludir la impresión de que el timonel de la nave no sepa a ciencia cierta cuáles son los métodos, las actitudes y los comportamientos en los que se asienta el modo de hacer política de algunos miembros del Gobierno o, lo que sería peor, que permita y defienda estos métodos, estos modos, porque, si no, hace días a algunos miembros de este Gobierno los hubiera cesado. Da la impresión de que desde su puesto está creando mecanismos invisibles, pero eficacísimos, dedicados a protegerles, y eso ha significado que dichos miembros del Gobierno tengan, hayan adoptado unos aires de superioridad cuyas consecuencias están siendo realmente fatales.
Soy consciente, y creo que usted también lo es, de que es difícil para algunos eliminar todo sentimiento de superioridad. Y, cuando nadie está por encima de nadie, señor consejero, y todos nos podemos equivocar, estará de acuerdo conmigo en que hay miembros del Gobierno que, cuando hablan, parecen que representan los intereses generales de toda la comunidad, como si ellos estuviesen por encima del bien y del mal.
Pero el problema se agrava cuando esas actitudes van más allá de los consejeros y también se están trasladando a algunos directores generales que parece que quieran emular a sus superiores jerárquicos y que para promocionarse no encuentran mejor camino que el menosprecio, la provocación y la falta de interés, como, por ejemplo, cuando comparecen en comisión, y eso está contribuyendo —insisto— a provocar un grave daño a la normalidad política en este Parlamento.
Señor consejero, voy concluyendo. Yo creo que nuestra iniciativa, que nuestra preocupación, que ha dado lugar a esta comparecencia, es justa y es motivada. Existen hechos y actitudes concretos de soberbia, prepotencia y menosprecio a los diputados. Existen respuestas a las preguntas, tanto orales como escritas, vagas y genéricas que a menudo irritan a quienes la realizan por lo presuntuosas que resultan, estando como están vacías de contenido. La prueba de ello no solo está reflejada en las transcripciones y en los diarios de sesiones, que se puede medir y aquilatar justamente lo que estoy diciendo; también estos hechos concretos que —insisto— existen, y muchos, los guardamos los diputados en las impresiones, en la memoria, y a veces a no pocos nos acomete la idea de que se está jugando con la oposición, y eso le aseguro que no nos hace ninguna gracia.
Señor consejero, ¿usted cree que, después de lo que todo el mundo sabe y ha visto en el Parlamento, en este Parlamento, en estos casi dos años de Gobierno del Partido Popular, y donde la presidenta ha repetido una y otra vez que el Parlamento es el centro de la vida política, sin importarle la atroz ironía, lanzando esta ironía a los que nunca han conocido un Parlamento más agarrotado, usted cree que tenemos que hacer algo, usted cree que no podemos hacer nada, señor consejero? Puede ser que, cuando nos refiramos a las actitudes políticas de algunos, el carácter sea la clave y la explicación del fenómeno. La soberbia y el orgullo fueron los pecados de los ángeles rebeldes, y por ellos fueron precipitados al abismo. Desconozco si con la soberbia, la prepotencia y el orgullo exhibidos con satisfacción, si con estos elementos se puede llegar muy lejos. A veces sí...
El señor PRESIDENTE: Termine, señor Tomás.
El señor diputado TOMÁS NAVARRO: ... a veces puede ocurrir que sí.
Voy concluyendo, señor presidente.
Puede que estos elementos, algunas cuestiones de estas a algunos les puedan hacer sonreír —desde luego, a nosotros no—, pero yo les aseguro una cosa: estas situaciones siempre terminan con la risa del último que ríe. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Tomás.
Pasamos a la intervención del consejero de Presidencia, que puede hacerlo por tiempo de diez minutos.
El señor consejero de Presidencia y Justicia (BERMÚDEZ DE CASTRO MUR): Gracias, señor presidente.
Señorías.
Sin ninguna duda, calificativos como «soberbia», «prepotencia» y «orgullo» ayudan a que sin duda tengamos una discusión serena, que yo voy a intentar desde aquí hacerla.
La verdad es que, cuando se presentó esta comparecencia, ya hace algunos meses, tenía muchísimo interés, muchísima curiosidad en saber qué iban a decir. Y me llevaba decepción tras decepción cuando pasaban las juntas de portavoces y nunca, nunca la metían en el Pleno. Y, por tanto, me alegré mucho cuando, el otro día, la señora Pérez, que vino a la Junta de Portavoces, la incluyó en el Pleno. Tenía mucha curiosidad porque tenía ganas de saber qué iban a argumentar y qué iban a decir aquí, y tenía mucho interés por conocer qué argumentos de peso hacia el Gobierno podían poner encima de la mesa para decir que la actitud de los consejeros —los directores generales no son parte del Gobierno—..., teníamos para tener que comparecer por este tema.
Yo soy un habitual seguidor del Parlamento —no de este: de todos—. A mí me gusta mucho de siempre la política y he seguido el anterior mandato, sigo este, porque es mi obligación, y soy habitual seguidor también de las comisiones, de los plenos de control del Congreso y del Senado, y todas las tardes, como miembro del Parlamento, estoy aquí, aunque sin intervenir en las PNL que se debaten. Y yo creo sinceramente, y lo digo sin ningún tipo de rubor, que este Parlamento funciona bien; que este Parlamento, como todos los parlamentos del mundo, tiene rifirrafes, tiene líos, tiene subidas de tono como la que he tenido yo con el señor Ibáñez hace media hora. Pero eso es el parlamentarismo. Es que el parlamentarismo no es un convento de monjas, no es una misa. El debate de la palabra lleva muchas veces a subirnos de tono; el debate de la palabra lleva muchas veces a irte un poco, a pasarte de frenada; el debate de un parlamentario en muchísimas ocasiones lleva a decir cosas que luego tienes que rectificar.
Cuando uno debate, un día puede estar mejor o peor; un día, como usted bien sabe, señor Tomás, que lleva aquí algún año y es un parlamentario que ha tenido un largo recorrido, uno puede estar más afortunado o menos afortunado; un día puede tener uno más dificultades para defender sus posturas o más facilidad para defenderlas, y un día uno está más afortunado o menos afortunado. Pero —de verdad se lo digo, sinceramente, señor Tomás y señores del Grupo Socialista— yo creo sinceramente que estas Cortes, este Parlamento, históricamente, menos en momentos puntuales, es un Parlamento modélico y que creo sinceramente que funciona bastante, bastante bien.
Aquí, y si uno analiza los demás parlamentos de nuestro país, nunca se dan situaciones como se dan, por ejemplo, en los últimos meses en la Asamblea de Madrid, que es un circo; o no se dan actitudes como la de portavoz, el señor Beiras, que se levanta y se pone a insultar a un dedo de la nariz al señor Feijóo —aquí esto no se da—; o no sucede lo del Parlamento andaluz, donde es un verdadero —y perdón por la expresión— cachondeo la actitud de mucha gente. Esto aquí no sucede. Y yo creo que, encima, estas actitudes, en las circunstancias actuales, no ayudan en nada.
Para medir el nivel de señorío... Porque, cuando a mí me hacen esta comparecencia, yo tengo que reconocer que he hablado con mis compañeros de Gobierno, he hablado con muchos de mis compañeros de grupo. Les he dicho: «Pero ¿qué habéis hecho, qué habéis hecho exactamente? ¿Cuántas quejas, cuántos problemas tenemos?». Yo creo que, para medir el nivel de señorío... Porque una cosa es el nivel de señorío de esta Cámara también, que somos sesenta y siete —los consejeros no son miembros de la Cámara—... Cada uno se tiene que mirar al espejo, todos —yo el primero—, y decir cómo nos portamos ante esta Cámara —no solamente los consejeros: todos— y decir si representamos bien a nuestros votantes. Creo, como decía, que el nivel de señorío de un Gobierno se mide en el respeto a este Parlamento, en el respeto a este Parlamento. Y yo creo, y esto es opinable, y yo me puedo desgañitar en decir que estamos cumpliendo en todo lo que podemos con este Parlamento y que lo que dijimos de que había que recuperar la centralidad del Parlamento lo estamos haciendo. Pero si pidieron un Pleno extraordinario en julio e hicimos un Pleno extraordinario en julio... Que la presidenta ha comparecido quince veces en lo que va de Gobierno; que llevamos más de cuatrocientas interpelaciones y presencias de los consejeros, de miembros del Gobierno aquí, en el Pleno, y en las comisiones; que hemos puesto herramientas necesarias para facilitar las ayudas para el trabajo como parlamentarios con los convenios en la web, con los contratos, con las subvenciones; que estamos haciendo todo lo posible para facilitar su trabajo y para conseguir que tengan toda la información.
Además, ustedes tienen otros mecanismos cuando se sienten ofendidos, cuando se sienten agredidos por actitudes poco señoriales de los consejeros, ustedes tienen, con el Reglamento en la mano, posibilidades de poder actuar. Pueden pedir amparo al presidente por actitudes negativas de los consejeros. ¿Cuántas veces han pedido amparo al presidente? Ustedes pueden presentar quejas escritas por actitudes de directores generales o de miembros del Gobierno en comisiones. ¿Sabe, señor Tomás, cuántas quejas ha presentado el Grupo Socialista por escrito, cuántas? Ninguna, ninguna. Ha habido dos quejas presentadas por Chunta Aragonesista, si no me equivoco: al director general de Juventud y a otra directora general, Lourdes Rubio, directora general también de Sanidad; pero no ha habido por escrito, firmado, que yo tenga constancia, ninguna queja más de actitudes de miembros del Gobierno. Ahora no presenten doscientas... ¡O preséntelas! Pero es que no han presentado ninguna. Es que vienen aquí... Utilicen los mecanismos que les da el Reglamento.
Yo pongo un ejemplo mío: yo me equivoqué y no dije la verdad en una comisión, y pedí perdón por carta a la media hora, y encima me criticaron. A la media hora. En una comisión de cooperación al desarrollo, la señora Fernández tenía razón en un dato que di, creo que fue, y yo pedí perdón por carta. Y lo dije: pido por favor que se rectifiquen mis palabras. Y también fui criticado por ello.
Aquí, en la exposición del señor Tomás, que ha sido, como siempre lo es, moderado, yo me apunto a una cosa que ha dicho el señor Tomás clarísimamente: la vuelta a la discusión moderada. Se lo compro al 100%. Los sesenta y siete, más los miembros del Gobierno. Yo siempre soy discutidor moderado. Uno puede ser más... Entonces, yo le pido que, si volvemos a la discusión moderada, volvamos todos a la discusión moderada. Yo se lo compro.
Cuando habla usted de lo que decía esa señora que me contaba usted que en la página web les puso que nos descalificábamos, salidas de tono, que era un patio de recreo —todo lo que ha dicho—, no serían solamente los miembros del Gobierno. Porque nos tenemos que mirar al espejo todos. ¡Todos! Entonces, esta solicitud de comparecencia igual tenemos que pasar por aquí los sesenta y siete diputados a comparecer y a pensar que pensamos de eso. Es que yo lo pienso de verdad. Es que ojalá volvamos todos a la discusión moderada.
Completamente de acuerdo, señor Tomás, en que la atmósfera de la vida política —no en este Parlamento: en este país— está siendo últimamente irrespirable. Completamente de acuerdo. Y usted y yo lo hemos comentado en muchísimas ocasiones, siempre. Pero es cuestión de todos el recuperar la senda de la normalidad, que digo yo que en este Parlamento no la hemos perdido. En otros Parlamentos, como ustedes bien conocen, sales de la puerta, y los diputados prácticamente no tienen relación. Aquí sí. Las relaciones humanas no se están perdiendo, que es el último paso para perder los valores de un Parlamento. Y eso es así, y lo tienen que ver así.
Se queja de que el Plan Impulso lo hemos presentado aquí, en las Cortes de Aragón. Yo, en este caso, culpable al 100%, porque opiné y me puse de manifiesto en este tema. La señora Rudi y el señor Biel son presidentes de sus grupos parlamentarios, y en su condición de presidentes de grupos parlamentarios, como ha sucedido en otros parlamentos en muchas ocasiones, presentaron aquí, en la Cámara, el Plan Impulso. Es opinable, por supuesto, y criticable. Y, cuando no puedes criticar el plan, criticas cómo lo han presentado. Pero yo entiendo que no era una mala fórmula. ¿Qué hubiera dicho usted, señor Tomás, si el señor Biel va a presentar el Plan Impulso al Gobierno? ¿Qué hubiera dicho entonces? La bomba hubiera sido, la bomba. Entonces, yo entiendo que, en esta Cámara, donde los dos son diputados, los dos tienen derecho en esta casa a defender un plan como presidentes de los dos grupos.
Ha hablado usted de la política de persecución, conseguir la persecución del diálogo y acuerdos. Completamente de acuerdo. Y yo les invito al acuerdo. Le pongo un ejemplo: Ley de estabilidad presupuestaria. Aceptamos todas sus enmiendas menos una, y votaron en contra de la ley. Ley de calidad de los servicios. Por favor, lleguemos a un acuerdo. No retiren enmiendas y lleguemos a un acuerdo, lleguemos a otro en el futuro. Y saben que el acuerdo estaba muy cerca. El acuerdo está muy cerca. Vamos a intentar llegar entre todos a un acuerdo.
Y acabo ya. Me parece muy bien... No acabo ya, solo un matiz más cuando habla del Parlamento agarrotado. Yo creo sinceramente, señor Tomás, que el Parlamento no está agarrotado, está más vivo que nunca. ¿Cuándo se había celebrado en esta casa un Pleno extraordinario en el mes de julio? El año pasado, para hablar de las medidas. Nadie se creía que íbamos a hacer un Pleno extraordinario, y lo hicimos, y no se había hecho nunca. Es que algo hay que reconocer. Es que yo creo que algo hay que reconocer. Yo entiendo que en su labor de oposición entienda que en muchas cosas estamos mal, pero yo pienso que la vida parlamentaria no funciona mal. ¿Que puede funcionar mejor? Por supuesto, pero no funciona mal del todo.
La representatividad, que dice «Es que, a veces, miembros del Gobierno se otorgan la representatividad de ciertas cosas o de todas»... Mire, señor Tomás, usted no, pero algunos portavoces de este grupo se otorgan la representatividad, uno, de todo el colectivo de los profesores; otro, de todo el colectivo de la Marea Blanca; otro se otorga toda la representatividad de los médicos jubilados.
El señor PRESIDENTE: Termine, señor consejero.
El señor consejero de Presidencia y Justicia (BERMÚDEZ DE CASTRO MUR): Perdone. Me estoy pasando, señor presidente.
Y, por tanto, yo solo le pido que ojalá vayamos al diálogo sereno y moderado, que ojalá vayamos al acuerdo, pero le pido que no solamente se mire en el espejo del Gobierno: que se mire en el espejo de los sesenta y siete diputados de esta Cámara.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
El turno del señor Tomás. Tiene cinco minutos.
El señor diputado TOMÁS NAVARRO: Me hablaba, señor consejero, de un Pleno en el mes de julio. ¿Eso es libertad o es oportunidad? Porque le recuerdo para qué hicimos ese Pleno en el mes de julio, porque fue para convalidar precisamente una cuestión del Gobierno. De la misma forma que posiblemente vamos a tener un Pleno en el mes de julio para... Después de treinta años de tradición en este Parlamento, donde el debate del estado de la comunidad se celebraba después del verano, va a ser el mes de julio. ¿Nos van a decir ustedes que habilitar el mes de julio para que trabajemos más? Nosotros estamos dispuestos, en julio y en agosto, y que se hagan los plenos extraordinarios que haya que hacer en julio y en agosto. Pero ¿el debate del estado de la comunidad en julio, cuando hay una demostración empírica de que es el momento en el que, los medios de comunicación, la gente menos los lee, menos los escucha, menos los ve? ¿Eso es libertad u oportunidad, señor consejero?
¿Qué diría usted, señor consejero, si yo fingiera entender lo contrario de lo que usted ha querido decir? Sería un sencillo, un sencillísimo ejercicio de mala fe, que yo entiendo que usted no ha querido hacerlo. Pero no malinterprete mis palabras. Yo sé que a la hora de analizar, cuando usted hablaba de la Junta de Portavoces, yo sé que, a la hora de analizar esta comparecencia para su inclusión en este orden del día, en el caso de algún diputado ha despertado cierta hilaridad. Cuidado, cuidado —sí—, cuidado, que esa risas falsas no se conviertan en marcas de espanto. Cuidado. Pero eso, de alguna forma, me reafirma en lo que nosotros estamos diciendo y por qué esta comparecencia era necesaria.
Lo primero que debo dejar claro es que nosotros, señor consejero, no pedimos un rigor excesivo, no pretendemos que esto sea ningún convento de monjas ni de frailes, ni tampoco una especie de blandura. Lo único que pedimos es que se apliquen las reglas del juego político a la dimensión real de lo que es un Parlamento. Eso es lo que estamos pidiendo. La política de gestos, las actitudes, señor consejero, no carecen de importancia. Determinados gestos, actitudes tienen mucha importancia, porque de ahí se deduce, además, una dirección ideológica, y eso es muestra de madurez política.
El ciudadano no soporta ya al político dogmático —no lo soporta— ni al autoritario —tampoco lo soporta—. Y yo creo que el modelo de un político de ese perfil, por fortuna, está pasando a la historia. Y lo que los ciudadanos demandan hoy son formas más convincentes y, si cabe el término, más civilizadas. Y por ello creo que todos tenemos que hacer un esfuerzo. Sí, señor consejero, yo lo creo, que todos tenemos que hacer un esfuerzo, pero especialmente a quien le toca más hacerlo, que es al Gobierno y a los miembros del Gobierno, para no perder de todo el paso intentando reaccionar en la capacidad de ilusionar nuevamente a los ciudadanos en el parlamentarismo y en la política, en definitiva. Y crear un contexto en el que la competencia política sea una competencia leal, señor consejero. Ni este Parlamento ni la propia sociedad, sin unas reglas del juego claras y respetables, pueden subsistir adecuadamente.
Un político, y más si tiene responsabilidades de gobierno, tiene que desarrollar al mismo tiempo su capacidad no solo en los aspectos formales —estoy de acuerdo—, sino en lo relativo a su área de actividad en cuanto a la toma de decisiones y a la asunción de responsabilidades. Pero, lamentablemente, señor consejero, hay miembros de su Gobierno que evidentemente se han quedado atrás en el nuevo estilo de hacer política que la sociedad reclama, tanto en uno como en otro aspecto, en los dos. De hecho, hay consejeros en su Gobierno —lo reconozco— que sí tienen cualidades de cierta brillantez que les posibilitaría construir —digamos— un arca blindada para encerrar el vacío y que se les podría aplicar la definición que daba el presidente Azaña, que tanto le gusta a mi secretario general nombrar, de los cañones del artillero del cuento: se toma un agujero redondo, se le reviste de acero, y ya está. Yo entiendo que hay consejeros en su Gobierno que tienen esa habilidad, pero hay otros consejeros que, ni aun teniendo esa habilidad, son capaces de convencernos ni a nosotros ni a nadie.
Señor consejero, no sé si quieren asumirlo, pero están equivocando los caminos. Y, si las cosas siguen por esa senda que han emprendido, no tengan ninguna duda de que vendrán otros hombres, de que vendrán otras mujeres que sí harán obra de gobierno, incorporando, además, otros métodos y otras actitudes. Los hechos en política, señor consejero, a veces transcurren así. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Tomás.
El turno del consejero de Presidencia, que puede intervenir por tiempo de cinco minutos.
El señor consejero de Presidencia y Justicia (BERMÚDEZ DE CASTRO MUR): Gracias, señor presidente.
Brevemente.
La verdad es que en esta segunda intervención mía aún sé menos que decir.
Por partes. Cuando la presidenta compareció en el mes de julio del año pasado, compareció, para un Pleno extraordinario, a petición del PSOE, del Grupo Parlamentario Socialista. Si llegamos a querer solo un Pleno para convalidar el techo de gasto, lo hubiéramos hecho, y con la mayoría de los votos en la Mesa no hubiera comparecido la presidenta, señor Tomás. Ya sé que usted no valora nada de lo que hace la presidenta, pero compareció en el mes de julio para hablar, compareció.
Cuando habla usted del debate del estado de la comunidad en el mes de julio, en el Reglamento está que el Gobierno, cumpliendo el Reglamento escrupulosamente, lo puede convocar cuando él crea oportuno, y lo pone el Reglamento. Incluso en el debate de la ponencia del Reglamento se comentó. E incluso fíjese que es que, en otros parlamentos, las fechas son de todo tipo. Por ejemplo, el debate del estado de la nación durante el año 2010 en Madrid fue en julio. Y sobre que empíricamente se ve menos en los medios... No lo sé, señor Tomás. Tendrá usted datos muy claros de que empíricamente se ve menos en los medios el 15 o el julio. Usted tiene claro que se ve menos en los medios. Vale, vale.
Cuando habla de reglas del juego, que dice que hemos perdido las reglas del juego... Pero ¿qué reglas de juego ha perdido el Gobierno de Aragón? Dígame qué reglas de juego estamos incumpliendo. Dígamelas. Es que yo, le digo la verdad, si estoy incumpliendo la ley, dígamelo, por Dios, dígame qué estoy incumpliendo.
Porque es que aquí parece que, para recuperar la estabilidad política de este país, para recuperar las formas de este país, solamente tiene que cambiar la actitud el Gobierno de Aragón. Es decir, nosotros tenemos que ser cautos, tenemos que ser moderados, tenemos que tener un lenguaje —entre comilla— ligero, amable, discreto, educado, sosegado. ¿Seguimos con sinónimos? ¿Y los demás no? Es decir, aquí te llaman en un debate que tal es un chulo de patio de colegio, ¿y tienes que callarte? Le pregunto. Aquí... No, no, me refiero. ¿Tú tienes que aguantar todo tipo de improperios? Es que la culpa la tienen, de que esto vaya bien, mal o regular —lo he dicho—, los sesenta y siete, más los consejeros que no son miembros de esta Cámara. Todos nos tenemos que poner delante del espejo y determinar realmente cómo funciona esto.
Yo pienso realmente que con esta comparecencia no le hemos hecho un favor a esta Cámara —lo digo de verdad, desde el más profundo respeto y desde el corazón, de verdad—, porque puede dar la sensación a los ciudadanos descreídos con la política de que esto funciona mal. Y no es cierto. Y con esta comparecencia da la sensación de que ustedes ponen en duda la actitud, las formas del Gobierno de Aragón ante esta Cámara. Y yo le digo la verdad... Y me queda de consejero el tiempo que decida la presidenta o hasta, si decide que acabe, mayo de 2015, cuando haya elecciones. Y mi único afán —de verdad se lo digo, señor Tomás, y me conoce ya un poco— es intentar por todos los medios que las relaciones del Gobierno con esta Cámara sean lo mejor posibles. A mí, por hablar así, en una comisión me dijo que este buenismo, calificado, con comillas al lado, de insulto, me pone malo. Pues seguiré así mientras pueda, señor Tomás, intentando que las relaciones sean lo mejor posibles.
Y, para acabar, esta mañana escuchaba con atención al señor Lambán, que decía que él respetaba mucho la democracia representativa; decía que, si esta proposición de ley la aceptan, es un paso más a la democracia representativa, pero harán muy mal los grupos que apoyan al Gobierno si no la apoyan; entonces hay que buscar otros métodos. Oiga, estos son los métodos de la mayoría, de la mayoría parlamentaria que cada cuatro años elegimos. Aquí, si ganamos una votación o si perdemos, esa es la mayoría parlamentaria. Que es que usted la ha estado disfrutando durante doce años en la estabilidad de un Gobierno.
Por tanto, yo por supuesto que tiendo la mano al Gobierno para que las relaciones sean mejores, para pactar todo un conjunto de leyes. Yo doy la bienvenida a las nuevas relaciones en Madrid entre el señor Rubalcaba y el señor presidente del Gobierno. Ojalá lleguemos a muchos más acuerdos. Pero sinceramente creo que poner en duda que este Parlamento funciona bien, yo creo sinceramente que es un error.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
Pasamos al turno de intervención del resto de los grupos parlamentarios. Izquierda Unida de Aragón. Su portavoz, el señor Barrena, tiene la palabra.
El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señor presidente.
Esta comparecencia se produce cuando estamos a mitad de legislatura, y entonces queremos, desde el Grupo de Izquierda Unida, intentar que nos sirva para reflexionar.
No se nos olvida que, cuando estamos aquí, no representamos solo a nuestros votantes, señor consejero. Aquí reside la soberanía del pueblo aragonés, y, por lo tanto, representamos a todos y a todas: el Gobierno, los grupos que apoyan al Gobierno y los grupos de la oposición.
Como estamos a mitad de legislatura, nosotros queremos que esto sirva para mejorar, y sin olvidarnos de que, en lo que va de legislatura, las condiciones de vida de los ciudadanos y ciudadanas de Aragón han empeorado, sin olvidarnos de que la reforma laboral sigue mordiendo derechos y sin olvidarnos de que hoy mismamente hay trabajadores y trabajadoras que están defendiendo sus derechos con huelgas indefinidas, como son el personal de limpieza de los hospitales y los trabajadores y trabajadoras de HP. Y, a partir de ahí, señor consejero, lo que queremos hacer es explicar cómo desde un grupo de la oposición vemos lo que ha pasado en esta mitad de legislatura con relación a lo que es el objeto de esta convocatoria, de esta comparecencia.
Es cierto, señor consejero, que vivimos como grupo de la oposición problemas para poder desarrollar nuestro trabajo parlamentario de oposición, porque sufrimos dilatar comparecencias en comisión y en Pleno, porque sufrimos respuestas incompletas —nos responden, pero hay respuestas que son del tenor de: «Mírelo en el Boletín Oficial de Aragón»—, porque hay un seguimiento insatisfactorio de los acuerdos que se toman en esta Cámara y porque hay un cumplimiento insatisfactorio de los acuerdos que se toman en esta Cámara. Y eso, evidentemente, es responsabilidad del Gobierno.
Nos sentimos preocupados, como grupo de la oposición, porque... Usted lo ha dicho antes: con mis votos, con la mayoría de los votos, puedo bloquear —le decía antes respondiendo al señor Tomás— una comparecencia. Claro, con la mayoría de los votos han bloqueado también cosas tan importantes para esta comunidad autónoma como una comisión de investigación con lo que ha pasado con Caja3 y con la CAI, por ponerles un ejemplo; igual que han bloqueado que la señora presidenta no compareciera en esta Cámara para hablar de empleo hasta que no tenían lo que ustedes denominan como Plan Impulso para tratar de aportar soluciones.
Por cierto, Plan Impulso que es verdad, señor consejero, que el Gobierno ha utilizado la sede parlamentaria, porque, aunque usted diga, y es verdad, que la señora Rudi es presidenta del Grupo del Partido Popular y el señor Biel el presidente del Grupo del Partido Aragonés, tal y como reza en la convocatoria de prensa, lo plantearon como presidenta del Partido Popular y como presidente del Partido Aragonés, socios de gobierno. Le puedo asegurar que Izquierda Unida no habría dicho nada si se hubiera hecho la convocatoria como presidentes del grupo parlamentario. Hombre, habríamos dicho que por qué no nos invitaban a todos, pero nada más. Pero se presentó así. Hay poca consideración hacia los grupos de la oposición, porque es tener muy poca consideración eso que ya le he contado del Plan Impulso, que se les entregara antes a la prensa y a los agentes sociales que a los grupos parlamentarios, aunque fuera solo con dos horas de dilación; es falta de respeto hacia el Parlamento enterarnos, los grupos parlamentarios, de cosas básicas y fundamentales, como son planes, como son presupuestos, como son asuntos importantes, a través de la prensa. El último: nos hemos enterado por la prensa, aunque hemos tenido oportunidad en la Junta de Portavoces de poder saberlo todos, de que el debate del estado de la comunidad va a ser en el mes de julio. Yo estaba en la Junta de Portavoces, señor consejero, y no había fecha oficial. De momento ya sabemos cuál es la fecha oficial. Eso considérelo usted como considere, pero a mí me parece un desplante.
Y luego, ciertamente, y quizá esto haya que achacárselo a los grupos que apoyan al Gobierno, y especialmente a alguno o a alguna diputado o diputada, ciertamente el comportamiento con lo del trabajo de los grupos parlamentarios de la oposición es despectivo. Le pongo el ejemplo de lo que pasó con la ponencia de la Ley de lenguas por no extenderme más, porque se me está acabando el tiempo. No, se lo digo simplemente porque es verdad. Me parece que habría que aprovechar esto, ya que estamos a mitad de legislatura, para en la próxima mitad de legislatura mejorar claramente y trabajar de verdad por resolver los problemas de los ciudadanos y ciudadanas y de preocuparnos menos de por si nos gritamos poco o mucho aquí.
Gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Barrena.
Por el Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista, su portavoz, la señora Ibeas, tiene la palabra también por tiempo de cinco minutos.
La señora diputada IBEAS VUELTA: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Señor consejero, no tengo ninguna intención de participar en una terapia de grupo en un Pleno en el que deberíamos estar hablando de temas realmente importantes, de temas que afectan a la ciudadanía y, en todo caso, de las consecuencias que tiene esa falta de cortesía y esa falta de respeto de parte del Gobierno o de miembros del Gobierno, algunos más significados que otros, respecto del trabajo de los grupos parlamentarios.
Ustedes son capaces de afirmar que por cortesía incluso —la presidenta lo dijo— llegó a presentar —mejor dicho, a anunciar en estas Cortes— el Plan Impulso antes que a los medios, pero me imagino que, cuando lo dijo, ella, que ni siquiera lo presentó, porque se limitó única y exclusivamente a anunciarlo, porque ni siquiera se molestó en presentar la mínima documentación para que los grupos de la oposición, por lo menos, pudiéramos también participar adecuadamente en el debate, sabiendo que iba a presentar ya al Pleno, supongo que ella no sabría que, el día 8 de mayo, el consejero Alarcón había presentado ante los medios de comunicación la propuesta del Gobierno de Aragón de servicios ferroviarios de media distancia, y lo presentó una semana antes de traerlo aquí a estas Cortes, que, como ya se ha dicho, esto ha sucedido en diversas ocasiones. Eso no es cortesía parlamentaria, eso no es respeto, pero eso, además, es incoherencia. ¿O es cortesía parlamentaria, como ya se ha señalado también, que utilicen las Cortes de Aragón sin la presencia de los grupos parlamentarios, la presidenta del Partido Popular —no la presidenta del Gobierno de Aragón—, la presidenta del Partido Popular y el presidente del Partido Aragonés, que así rezaba en la convocatoria, para presentar una medida de Gobierno? Insisto: no es un ejemplo de cortesía parlamentaria ni de respeto, tampoco, al significado de la Cortes ni al trabajo que se realiza. De hecho, tuvimos los grupos parlamentarios que esperar a que finalmente se dignara el Gobierno a dar a conocer el plan.
Hay temas, señorías y señor consejero, que afectan, como digo, a la ciudadanía en el día a día, y, cada vez que ustedes retrasan innecesariamente un tema de debate, están mermando la actualidad de esos debates. Y lo pueden retrasar quince días, lo pueden retrasar veinte días, lo pueden retrasar dos meses, pero, hombre, tres, cuatro, cinco, seis, quince, veinte meses... Veinte meses que han llegado a retrasar, porque ya acabamos de tener conocimiento de que por fin se digna el consejero de Sanidad, Bienestar Social y Familia a comparecer en la próxima Comisión de Sanidad para hablar de salud y mujer, como le ha pedido el Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista hace veinte meses. Eso es así. Y en cualquier caso también habría que recordar que eso es una obstaculización, eso es, finalmente, bloquear el trabajo de la oposición, como digo, innecesariamente, pero es actuar, a nuestro modo de ver, con malas artes. Porque si alguien tiene que demostrar algo siempre es, sobre todo, quien gobierna, y eso no habría que perderlo nunca, nunca de vista.
No sé si usted conoce, señor consejero, la convocatoria, si conocía esta convocatoria a la prensa del Plan Impulso, pero lo que sí que debería conocer es alguna otra cuestión, y es que usted ha planteado casi como novedad que, aquí, el Gobierno del Partido Popular y del Partido Aragonés hayan abierto la veda para los plenos en el mes de agosto. El 28 de julio del año 2009 estuvimos aquí debatiendo sobre financiación autonómica, y, vamos, las veces que ha hecho falta. Y mi grupo parlamentario lo ha requerido en numerosas ocasiones, no solamente para el mes de julio, sino también para el mes de enero, que siempre o casi siempre ha sido desestimado, casi siempre.
Y, en cuanto a algunas disculpas —concretamente la suya, puesto que usted ha aludido a ella—, usted pidió que se rectificara el acta. Un acta no se puede rectificar. Y era un tema, además, del que... Ya sé el qué estamos hablando.
Es cierto que, cuando alguien entiende que las cosas no se hacen bien, hay que plantear las quejas. Usted sabe que mi grupo las ha planteado, porque nos parecen inadmisibles el tono, la actitud de algunos de los miembros del Gobierno y algunos de los directores y directoras generales que forman parte de la estructura de su Gobierno, que no solamente no vienen a explicar lo que tienen que explicar con claridad y con la documentación necesaria, sino que además aprovechan para cargar contra la oposición innecesariamente, porque quien busca la crispación la acaba encontrando.
No hay cortesía parlamentaria, en absoluto, en que mi grupo parlamentario solicite una consulta para ver cuándo van a ser las fechas de este debate fundamental que es el debate de política general, y casi, casi esto sea un escándalo, en juntas de portavoces en la que también estaba usted. Un escándalo. Ya sabemos ahora cuáles son las fechas, pero hacía veinte años que no se cambiaba la fecha. Lo normal es conocerlo. Eso no es cortesía parlamentaria.
Y alguna otra cuestión. Comparecencias sin documentación; solicitudes de información que no llegan —termino—; respuestas orales en Pleno mareando la perdiz, algunas con mucha educación, como el señor Lobón —el Consejo del Medio Rural sigue sin convocarse, por cierto—; declaraciones diferentes aquí y fuera de esta Cámara sobre el mismo tema sobre el que se le pregunta desde la oposición; y, en fin, digamos que la costumbre, a nuestro modo de ver mala costumbre, que ha tomado la presidenta de salirse de los plenos cuando intervienen, por ejemplo, grupos minoritarios como Chunta Aragonesista, me parece que es descortesía, falta de respeto y, realmente, una falta de conocimiento de lo que tiene que ser ella y de lo que representa.
Yo no lo sé si ustedes van a seguir por la misma línea o no, pero, desde luego, nosotros seguiremos trabajando serio e intentando traer temas de actualidad a esta Cámara.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Ibeas.
El Grupo Parlamentario del Partido Aragonés. Señor Peribáñez... Señor Boné, tiene la palabra. Tenía apuntado al señor Peribáñez.
El señor diputado BONÉ PUEYO: Sí, señor presidente, tenía usted apuntado al señor Peribáñez, pero he decidido salir yo como portavoz de mi grupo en una situación como la que se está dando en estos momentos.
Y salgo sorprendido por la intervención suya, señor Tomás, por la intervención suya en representación del Partido Socialista, aunque me sorprende no ver aquí al secretario general del Partido Socialista cuando usted ha dicho temas tan importantes como los que ha dicho aquí; yo diría tan graves. Y salgo sorprendido, sobre todo, porque, fíjese, no acabo de entender el sentido de su intervención. ¿Qué pretende usted con esta comparecencia? ¿Cuál es el objetivo final de esta comparecencia? ¿El objetivo final de la comparecencia es interpelar al Gobierno, a los miembros del Gobierno, como dice el artículo 177, sobre asuntos de Gobierno? No, no. Ese no era el objetivo final de la comparecencia por lo que he visto. Y de verdad que no lo sé. Y me gustaría entenderlo, señor Tomás, me gustaría entenderlo.
Ha hablado usted del presidente... Ya no sé si refería usted al presidente de las Cortes, al presidente de mi partido o al presidente de mi grupo parlamentario. Mire, señor Tomás, si usted tiene alguna queja del presidente de las Cortes, tiene usted un vehículo muy directo, que son la Mesa, sus representantes en la Mesa, y sus representantes en la Junta de Portavoces, si es que el presidente de las Cortes, en el ejercicio de sus funciones, ha cometido algo que contravenga el reglamento, y me lo dice usted. Si no, si usted tiene una queja en cuanto a la intervención del señor José Ángel Biel como presidente del PAR o como presidente del grupo parlamentario, siento decirle que en este entierro no tiene usted ninguna vela, ninguna. Por lo tanto, sigo sin entender el sentido de su comparecencia.
Pero es igual. Vayamos... Mire, señor Tomás, yo no dudo que en algunas de las cuestiones que usted ha planteado le asista la razón, fíjese, en algunas de las cuestiones que usted ha planteado. Yo creo que usted tiene razones para quejarse o para manifestar su descontento y, además, para plantear un sentido positivo, pero la forma en la que usted lo ha planteado le quita toda la razón, señor Tomás. Pero, en cualquier caso, la pregunta que yo me hago y nos hacíamos ahora en mi grupo es: ¿así vamos a resolver los problemas de los aragoneses?; ¿así queremos resolver los problemas de los aragoneses, planteando cuestiones que, con todo el respeto, señor Tomás, no están en el reglamento, están fuera del reglamento? Ha dicho usted: «Como me conozco bien el Reglamento, solamente haré una referencia». Tengo mis dudas de que lo conozca bien, porque yo he estado mirando el artículo 177, y, desde luego, en ningún sitio dice que ningún miembro de esta Cámara pueda interpelar o referirse a las cuestiones de la presidencia, en este caso, de un partido político, porque, si se refería, como he dicho antes, a la presidencia de las Cortes de Aragón, tiene usted su vehículo: tiene dos representantes en la Mesa y tiene al portavoz en la Junta de Portavoces. Pero ¿así vamos a resolver los problemas de esta comunidad autónoma, desde la confrontación, desde un debate en relación con el tema de las actitudes y los comportamientos? Que le rogaría que mirase bien en el diccionario qué significan «actitudes» y «comportamientos». Yo creo que así no los vamos a resolver.
Aquí tenemos muchas cuestiones que exigen, han exigido y van a exigir un amplio acuerdo político para poderlas resolver. Y yo le voy a decir una cosa desde la limitada experiencia que tengo: la época en la que fuimos capaces de sacar treinta y tres leyes para reorganizar nuestro modelo territorial creo que es una época muy lejana, y yo no sé si hoy seremos capaces de llegar a acuerdos en este tema. Y no será por el Partido Aragonés, porque nosotros somos muy cuidadosos en no atravesar ninguna línea roja; porque en este Parlamento, mientras yo he estado, excesos sí que he visto, claro que he visto —el que esté libre de pecado que tire la primera piedra—; ahora, unos más que otros. Excesos sí que he visto, pero unos más que otros, y no me refiero a usted en este caso. Desde luego, será difícil que encuentre usted en mi grupo parlamentario gente que se excede en el uso de la palabra, gente que se excede en el respeto y en la cortesía parlamentaria.
En cualquier caso, señorías, señor Tomás, señores portavoces de los diferentes grupos y señores diputados, desde el Partido Aragonés lo que tenemos muy claro es que lo que nos pide hoy la ciudadanía es cualquier cosa menos lo que yo he estado viendo en esta comparecencia; lo que nos pide hoy la ciudadanía es que resolvamos los problemas que tienen, que son muy... [Corte automático del sonido.] ... lo que nos pide hoy la ciudadanía es que nos pongamos de acuerdo para resolver los problemas de los ciudadanos, no que confrontemos entre nosotros y que, en lugar de propiciar climas que permitan llegar a acuerdos para resolver los problemas, lo que estemos sea, yo creo que por acción voluntaria o involuntaria —también puede ser—, propiciando un clima que dificulte la capacidad para llegar a acuerdos.
Al Partido Aragonés nos tendrán siempre en lo positivo, en lo constructivo y, por supuesto, en el respeto a todos y cada uno de los miembros de esta Cámara. Nosotros solamente pedimos lo mismo para cualquiera de los miembros de nuestro grupo parlamentario.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Boné.
El turno del Grupo Parlamentario Popular. Señor González, tiene la palabra por tiempo de cinco minutos.
El señor diputado GONZÁLEZ CELAYA: Buenos días.
Preguntaba el señor Boné si sabíamos la definición de ciertos términos con relación a la propuesta que había de: ¿cree que están ajustados a la debida cortesía y respeto parlamentario ciertas actitudes y comportamientos de determinados miembros del Gobierno? Para esta circunstancia ha empleado el representante del Grupo Socialista exactamente dos minutos de los diez que le correspondían. Yo creo que lo que los ciudadanos nos piden no es que hablemos de nosotros: piden que hablemos de ellos y de sus problemas, del funcionamiento de una institución como son las Cortes de Aragón y del funcionamiento tanto del Gobierno y de los grupos de la oposición y de los grupos que apoyan al Gobierno. Indudablemente, esto no es más que una continuación de la comparecencia que a petición propia realizó el director general de Relaciones Institucionales, el señor Allué, el día 15 de abril, donde el Gobierno quiso poner y dar cuenta de todas las actividades que se realizaban en las Cortes de Aragón, que creo que es donde representamos a los ciudadanos de Aragón.
E indudablemente podemos decir que hay cuestiones a mejorar, hay que modificar comportamientos, hay que ser autocríticos, hay que ser autoexigentes, hay que tener un compromiso, por supuesto, pero las cuestiones puntuales y singulares no se pueden generalizar. Y les digo una cosa: en todos los parlamentos que conozco, no solamente de España, sino de Europa y del mundo, siempre la oposición ha hecho lo que ha hecho usted, señor Tomás. Hay quejas, hay críticas, se queja de desencuentros, de problemas con las formas, de problemas de información, de que no se le hace suficiente caso... Esto no es una novedad, esto sucede absolutamente siempre.
Usted ha aludido aquí al Plan Impulsa. A mí, realmente... Decía Ortega y Gasset que cada uno es él y sus circunstancias. Indudablemente, a mí me pareció muy razonable que donde primero se presentara el Plan Impulsa fue en estas Cortes, que es la obligación que hay, y que lo presentaran los presidentes de los grupos parlamentarios del PP y del PAR. No sé en qué condición, pero lo presentaron primero aquí, a las Cortes, que fueron los primeros en enterarse, y luego lo presentaron el PP y el PAR. Anteriormente se venía aquí a presentar, después de muchas solicitudes de que se presentara un plan, pero con anterioridad se habían hecho ya tres, cuatro o cinco ruedas de prensa, porque parecía que lo único que interesaba era la publicidad, y no interesaba en absoluto este Parlamento.
Yo le voy a decir la importancia de este Parlamento. De momento, controla al Gobierno, que es yo creo al final lo que interesa. Ciento cuarenta y tres interpelaciones a consejeros en los tres primeros períodos de sesiones frente a ochenta y seis del período anterior. Doscientas cincuenta y dos comparecencias a presidenta, consejeros o altos cargos frente a ciento setenta y cuatro de los tres períodos iniciales del período anterior. Doce comparecencias de la presidenta frente a tres en los tres primeros períodos del período anterior. Tres mil seiscientas treinta y una preguntas contestadas frente a dos mil ciento cuatro de los tres primeros períodos del período anterior. Es decir, se ha llevado un control y ha habido una presencia del Gobierno prácticamente el doble que en el anterior período de sesiones.
Indudablemente, nosotros... Las preguntas no sé si están bien o mal contestadas. Preferiría, indudablemente, que a ustedes les gustaran más, pero también entiendo que no les gusten. Pero ahora ya no es el control del Parlamento: ahora están todas colgadas. Y hay una página web totalmente transparente, donde no solamente está el juicio de los partidos de la oposición, sino que está también el juicio de los ciudadanos, que nos debe importar, que ven también si están bien o mal contestadas, que pasan el filtro de los ciudadanos porque, por primera vez, los ciudadanos tienen acceso a esas preguntas y a esas respuestas, que nosotros creemos que son interesantísimas. Y sobre tres mil preguntas ha habido treinta quejas, señores, treinta, es decir, el 1%.
Yo lo que les quiero decir es que, indudablemente, todo es mejorable, pero, de verdad, ustedes son parte también de que sea el período más fructífero de estas Cortes, con el presidente que ustedes no han tratado muy bien a la cabeza, el período más fructífero desde que existen las Cortes de Aragón en cuanto a iniciativas y control. Es el más fructífero, y también ustedes forman parte de esa realidad, porque, con sus iniciativas, ustedes enriquecen esto. No les moleste, asúmanlo. Díganlo, que es verdad, que es que están los números allí. Y también digan que, por primera vez, este Gobierno es el más transparente que ha habido en la historia de esta comunidad. Está todo colgado en la página web, al igual que se puede decir de estas Cortes de Aragón. Nunca ha habido tantísimos datos en manos de los ciudadanos.
Yo les quiero decir dos cosas. Primero: hemos conseguido la mayor actividad en estas Cortes, el mayor control al Gobierno, el mayor impulso a iniciativas y se ha conseguido la mayor transparencia e información a los ciudadanos, que son los que nos deben de interesar, tanto de las Cortes de Aragón como desde el Gobierno. Preocupémonos de los problemas de los ciudadanos y, por favor, hablemos menos de nosotros.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor González.
Pasemos al siguiente punto del orden del día: debate y votación de la moción... Perdón, perdón. Tantas emociones esta mañana... Me olvidaba del señor consejero de Presidencia.
El señor consejero de Presidencia y Justicia (BERMÚDEZ DE CASTRO MUR): Gracias, señor presidente.
Brevemente. Yo no he sido el promotor de esta terapia de grupo. Se me ha obligado a participar en ella, como es mi obligación, pero yo no he sido el promotor de esta terapia de grupo y yo también la creía innecesaria, y lo he dicho en mi comparecencia.
Aquí se nos acusa de dilatar las comparecencias y las interpelaciones. Los tiempos que tenemos en los plenos son los que son. Decía un portavoz: ha habido cuatrocientas diez comparecencias en dos años, cuatrocientas diez comparecencias, ha habido ciento noventa y una interpelaciones... Si es que no hay más tiempo... Muchas de ellas están en lista de espera, por decirlo de alguna manera. Son a Mario Garcés todavía, al consejero Garcés, y nadie las retira. Por favor, antes de transmitir a los ciudadanos el hecho de que no comparecemos, vamos a decir la realidad del Parlamento, que es un Parlamento, a mi juicio, vivo, que no se limita nada.
Preguntas e informes. Nosotros, toda la información que se nos pide... Y tengo que decir que el señor Sada, con el tema de las facturas —lo digo públicamente—, tiene razón, y es por mi culpa. Y se le van a dar las facturas, como bien le dije hace un año. Nosotros hemos dado todo lo que podemos. Nosotros hemos dado el contrato de Motorland, cuando toda la culpa era del PAR. El PAR está en el Gobierno y ya ha dado el contrato de Motorland. Claro. Tanto que decían del PAR, el PAR ha dado el contrato de Motorland. Y el director general de Relaciones Institucionales llevó el contrato de Motorland. Aquí había quejas desde Chunta Aragonesista al anterior Gobierno, mandato, de unos temas judiciales. Había ocho quejas o nueve quejas, y hemos dado todos los papeles. Si tienen colgadas todas las subvenciones en la página web... Todas las subvenciones están colgadas en la página web. ¡Todas! Los contratos, aparte del perfil del contratante, que no lo entiende nadie, nadie, hemos hecho una relación completa de contratos del Gobierno de Aragón que está a su disposición en la página de transparencia del Gobierno de Aragón. Que están colgados todos los convenios desde el año ochenta y ocho en la página web del Gobierno de Aragón, escaneado convenio por convenio, hasta la última coma. Y antes estaban en el BOA, pero no había un buscador. Yo creo que se están dando pasos adelante que nadie los pone en valor. Sean capaces de poner en valor algo que no es cosa del Gobierno, que es cosa de la democracia, es decir, que todos los ciudadanos tengan a su disposición la máxima información.
Aquí se nos acusa de tener poca consideración porque hemos presentado el Plan Impulso primero a la Cámara... Si llegamos a presentar medida por medida, en vez de una comparecencia de diez minutos hubiera durado dos horas, dos horas, y el periodo es el que es. Se nos dice que tenemos poca consideración porque el presidente del Partido Aragonés y presidente del grupo parlamentario, que es un problema de redacción, y la presidenta del PP y presidenta del Grupo Parlamentario del Partido Popular vienen aquí, a las Cortes, como presidentes, a presentar un plan. ¿Qué hubieran dicho ustedes, como les decía antes, si lo llegan a presentar en un hotel o en la sede del Gobierno? ¡Qué no hubieran dicho ustedes! Que tenían el papel a las ocho y diez de la mañana, que la rueda de prensa fue por la tarde —se les dio antes a los agentes sociales que a los medios de comunicación— y que, como a las seis cierran el Registro, el señor Allué estaba a las ocho y diez de la mañana dejando los papeles en la puerta de los grupos parlamentarios. Y eso es así. Y quien diga lo contrario está faltando a la verdad en este Parlamento. La rueda de prensa fue a las cinco de la tarde; luego hubo reunión con los sindicatos, que se dieron los papeles, y luego se vino aquí. Y a las seis de la tarde se cierra el Registro, y a las ocho y diez de la mañana estaba aquí el papel, y quien diga lo contrario miente. Y es así.
Yo, simplemente, digo una cosa, y me refiero a los grupos a los que estoy contestando (Izquierda Unida y Chunta Aragonesista): yo les pediría que la moderación que han ejercitado aquí hoy la ejerciten más veces, que viene bien para el corazón, que viene bien, porque es una constante interpretación de la agitación lo que hacen ustedes aquí, y alguno más que otro. Ejercitan perfectamente su papel de agitador, y alguno más que otro. Lo digo como lo pienso y lo digo donde lo tengo que decir. Y digo una cosa: y al final se da la vuelta.
Acabo ya, y digo una cosa —lo he dicho antes—: creo que esta iniciativa no ha ayudado nada a esta Cámara. Pienso sinceramente que tanto la anterior legislatura como esta, dirigidas por dos personas diferentes, han funcionado bien y siguen funcionando bien. ¿Que todo es mejorable? Absolutamente mejorable. Pero poner en duda que este Parlamento funciona mal, yo, particularmente, con todo el respeto, creo que es un error para todos, para los que nos dedicamos a la política... [Corte automático del sonido.] ... a los ciudadanos una imagen que no es cierta.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.