Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón


Proposiciones no de ley

Proposición no de ley núm. 38/11, sobre información de la sensación térmica en los medios públicos de comunicación aragoneses.

Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón n°: 085 de Plenos (VII Legislatura)
Intervinienen: Bernal Bernal, Chesús - Barrena Salces, Adolfo - Peribañez Peiro, Joaquín - Susín Gabarre, María Del Carmen - Franco Sangil, Jesús Miguel - Allué Sus, Javier

El señor PRESIDENTE: Debate y votación de la proposición no de ley 38/11, sobre información de la sensación térmica en los medios públicos de comunicación aragoneses, presentada por el Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista. Para su presentación y defensa, tiene la palabra el señor Bernal.

Proposición no de ley núm. 38/11, sobre información de la sensación térmica en los medios públicos de comunicación aragoneses.

El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.

Señorías.

A lo largo de los últimos días, más de una de sus señorías me ha dicho que no entendía esta iniciativa, pero, tal y como ha ido la tarde y el último punto del orden del día, me va a ser más fácil de explicar aquello de la sensación térmica.

Puedo asegurarles, señorías, que esta es una iniciativa muy pensada, por si alguien se sorprende, muy pensada, muy planificada, y no es casual que se presentara el día que se presentó, a la hora que se presentó, para que fuera a la última Junta de Portavoces y para que fuera el último punto del orden del día. Por lo tanto, estaba todo muy pensado. Incluso, estaba muy pensado que el día de su debate era el más cercano al Día mundial de la meteorología, que fue ayer, 23 de marzo, y como esta, señoría, va a ser mi última intervención en estas Cortes, les puedo asegurar que está muy pensada, porque, habitualmente, he tenido, desde el primer día en que aquel 7 de julio, en la investidura del señor Lanzuela, intervine desde esta tribuna, ni uno solo de los días que he estado representando a una parte de la sociedad aragonesa en estas Cortes, ni uno solo me he olvidado de algo que guió mi actividad desde el primer día parlamentario, y es que siempre, todos los días, he tratado de que mi actividad contribuyera a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

Y eso se puede hacer de muchas maneras, y una es, como he dicho esta mañana en el debate de la proposición de ley de la capitalidad, hablando de la política de las grandes cosas: el Estatuto, la estructura de la comunidad autónoma, la Constitución, la estructura territorial, los derechos históricos y tantas y tantas..., o los arduos debates, ¿verdad, señorías?, en los que fueron ponentes del Estatuto de Autonomía. Pero también se contribuye a la vida de la ciudadanía..., es más, a lo mejor la ciudadanía es más consciente todavía de que contribuimos a ello con la política de las pequeñas cosas, y adrede, yo he querido acabar mi intervención en estas Cortes con esta proposición no de ley que sí que es para debate en Pleno —lo digo porque ha habido alguno que ha dicho que es más de comisión, y no, no—, y yo quería que esta fuera una intervención en Pleno, porque, a lo mejor, tiene más repercusión en la vida directa de la ciudadanía aragonesa que cuando hacemos aquí grandes teorías, grandes discursos y grandes principios, que son necesarios, que son imprescindibles, pero que también contribuimos a mejorar la vida de la ciudadanía e, incluso, resultamos, a veces, más creíbles por parte de la ciudadanía con estas pequeñas cosas.

Y esta pequeña cosa no es tan pequeña, porque lo que yo pretendo con esta iniciativa es recordar algo que ocurre en muchos países, en muchas televisiones, en muchas radios, y ya que ahora tenemos una radio pública y una televisión pública en Aragón, pues, yo creo y mi grupo entiende que podemos contribuir a mejorar un poco o un mucho la calidad de vida de la ciudadanía contribuyendo a facilitar una información sobre algo que repercute prácticamente en el 99% de la ciudadanía aragonesa, por no decir el 99,9%.

¿Por qué? Porque es una iniciativa pensada para toda aquella cantidad de gente que desarrolla actividades al aire libre, ya sea laborales (construcción, agrícolas, ganaderas), como del ámbito natural, pues, no sé, de ocio, de la montaña, de los senderos, etcétera, etcétera, etcétera. Y también, como me decía el otro día un amigo, bueno, yo, aunque este en mi oficina, pues, es que soy tan curioso que quiero saber cuál es la temperatura real que se siente fuera. Bueno, pues, esa es la intención, ni más más, ni menos menos, señorías.

Simplemente, quiero recordarles —porque es sabido, ya lo sé, y en los últimos días, me han hablado muchas de sus señorías al respecto— que, habitualmente, se nos da en la información meteorológica la temperatura del aire exterior: Teruel, tantos grados; no sé qué, tantos grados. Yo creo que no deberíamos caer, como aquel gobernador civil de la etapa franquista, que a lo que entonces se llamaba «Servicio Meteorológico Nacional», para decir que, por favor, no dieran las temperaturas de Teruel, porque espantaban a no sé quién... Yo creo que hoy en día, la temperatura del aire exterior..., porque en Teruel, ya saben sus señorías que en el centro del día la temperatura es otra, pero, claro, daban las de las siete de la mañana, y eso, pues, decían que Teruel o Calamocha —ahora que veo al señor Peribáñez—, bueno, señorías, qué sería de esas temperaturas..., que sería, perdón, del jamón sin esas temperaturas. [Risas.]

Pues, lo que yo quiero con esto es recordar que la temperatura exterior es una, pero esa no es la sensación térmica que tenemos los humanos. ¿Por qué? Voy a tratar de ser rápido, dentro de lo que cabe. Porque ese es un indicador que no es el único que nos permite saber cuál es la sensación térmica humana. Hay sobre todo dos elementos, hay más, pero sobre todo, dos: la velocidad del viento y la humedad relativa. Pues, bien, se acuño la expresión «sensación térmica» precisamente para referir la sensación aparente que tenemos los humanos, que tenemos las personas, como consecuencia de la combinación de esos elementos: la temperatura exterior y el viento en invierno, pero también la temperatura exterior, la humedad y el viento en invierno y en verano.

Les adelantare que la epidermis humana está a treinta y dos grados y que hay una fina capa en torno a nuestra epidermis que es de varios milímetros, y en función de que esa ligerísima capa aumente o disminuya en torno al cuerpo humano, si se reduce, la sensación es de menos temperatura que la que objetivamente se tiene, y al revés, cuando esa capa que nos rodea mínima, pequeñita, aumenta, la sensación térmica de los humanos es mayor. Por eso, señorías, más allá de la temperatura exterior medida muy bien tecnológicamente, eso no nos da la sensación térmica humana.

En los momentos en los que hay alto índice de humedad, la sensación térmica supera a la temperatura del aire y la sensación es de menos temperatura, y al revés en lo que se refiere a la humedad, de una forma muy resumida, pues: cuando la temperatura del aire exterior es menor de treinta y dos grados, que es la temperatura, como les he dicho, de la piel humana, el efecto del viento provoca que las personas tengan una sensación aparente de menor temperatura, y por el contrario, cuando la temperatura del aire exterior es mayor de treinta y dos grados, la sensación humana es de mayor temperatura que la que se mide.

A lo largo del tiempo, se han ido elaborando y perfeccionando tablas que, teniendo en cuenta los diferentes parámetros y diversas formulas físicas, sirven para calcular la sensación térmica. Por ejemplo, señorías, una temperatura de tres grados, pero con una velocidad del viento de veinte, supone una sensación térmica de menos cinco; o una temperatura de cinco grados con una velocidad del viento de veinticinco, supone una sensación térmica humana de menos cuatro, y podríamos seguir, porque una temperatura de siete grados y una velocidad del viento de cuarenta, como las que hemos tenido estos últimos días, supone una sensación térmica de menos cinco, y así, podríamos seguir con diez grados de temperatura y una velocidad de treinta, es cero grados, etcétera, etcétera.

Señorías, esto tiene varios componentes: lo que he dicho referido a cualquier ciudadano que tiene que salir a desarrollar su labor, su trabajo al aire libre. Pero les voy a decir otra cosa que algunas de sus señorías habrán experimentado. Yo no sé por qué, pero, especialmente, cuando se es más joven, siempre se buscan excusas para no abrigarse, y esto ocurre especialmente entre los adolescentes, que cuando se van al instituto por la mañana no hay manera de que se pongan más ropa, y hecha la ley, hecha la trampa, suelen informarse también de la temperatura exterior. Cuando a un hijo o a una hija que se tiene que ir al instituto se le dice que se abrigue, dice: «no, no, si ya he oído en la radio que es la temperatura tal...». Bueno, señorías, a ver cómo le explicas y le razonas que la velocidad del viento hace que, en realidad, se tenga que abrigar más. [Risas.]

No ocultare, señorías, que me he permitido la licencia, en esta última iniciativa parlamentaria, de pensar también un poco en mi y en mi casa [risas], y señorías, les aseguro que si esta iniciativa se aprueba y si logramos que en la tele y en la radio, cuando se da la temperatura, se dé también la sensación térmica, les aseguro que a mí personalmente me habrán hecho un favor y me habrán evitado muchas discusiones por las mañanas. Por eso he presentado esta iniciativa, que creo que beneficia prácticamente a toda la sociedad.

Les voy a poner un ejemplo, sin querer hacer comparaciones odiosas. Yo, todas las mañanas, en estos meses, me oigo cuál es la calidad de nieve que hay en las estaciones de esquí aragonesas, cuántos centímetros de nieve hay, y creo que es una información muy interesante, pero con todo lo interesante que es y a tanta gente que le afecta, porque le afecta a muchísima gente, esta le afecta a bastantes personas más todavía que los que van a subir esa mañana a esquiar a una de nuestras estaciones.

Por lo tanto, desde la perspectiva del servicio público, desde la perspectiva de ser servidores y contribuir a mejorar la información y, por lo tanto, la calidad de vida en este aspecto concreto de la ciudadanía aragonesa, hemos planteado esta iniciativa, que quiere precisamente instar al Gobierno de Aragón para que lleve a cabo las actuaciones pertinentes para que, dadas las condiciones meteorológicas de Aragón, los medios públicos de comunicación aragoneses —estamos hablando de Aragón Radio y Aragón Televisión— incorporen habitualmente la sensación térmica tanto en lo que se refiere a los datos registrados, como a las predicciones en las informaciones que trasladan a la ciudadanía al facilitar las temperaturas exteriores.

Les puedo asegurar que son muchos los países que ya incorporan este dato e, incluso, en la infografía de las teles no supone ningún problema, como me he preocupado de averiguar antes de presentar la iniciativa, incluso con los propios afectados, que tendrían que poner en marcha esta medida.

Muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Iba a decirle, señor Bernal, que nadie se había atrevido a enmendar su iniciativa, pero los aplausos han sido mucho más elocuentes.

Vamos a fijar la posición de los grupos.

Señor Barrena, tiene usted la palabra.

El señor diputado BARRENA SALCES [desde el escaño]: Pues, ala, que sí, que voto. [Risas.]

Gracias.

El señor PRESIDENTE: Señor Peribáñez, adelante. Esto es por ser de Calamocha, ¿eh?

El señor diputado PERIBÁÑEZ PEIRÓ: Gracias, señor presidente.

Señorías.

Bueno, pues, señor Bernal, si usted quería que fuera este el último punto del orden del día, pues, le felicito porque, como ve, lo ha conseguido, ¿eh?

Nos ha dado, tanto en la exposición de motivos como en la exposición desde la tribuna, una lección de la entonces asignatura de ciencias naturales; incluso, nos ha hablado de la puerta de su casa. Me ha transmitido la sensación de que estaba usted hablando para alumnos, ¿no?

Y le aseguro que la sensación térmica en Calamocha la disfrutamos, y les invito a que la disfruten ustedes cuando quieran, porque allí, sí de verdad hay una sensación térmica y si me dejan que utilice una frase de un buen amigo de todos los que estamos aquí presentes, lo de la sensación térmica vendría al hilo de que «cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo». [Risas.]

Bueno, en cualquier caso, la sensación térmica y la de bochorno, creo que está explicada en los medios de comunicación oficiales o públicos del Gobierno de Aragón. En concreto, en la televisión, hay un programa con una sección fija donde se ponen las temperaturas máximas, las mínimas, las registradas, la previsión de los valores, y se introducen datos de sensaciones térmicas cuando los profesionales, en este caso los meteorólogos, entienden que son convenientes. Y para que esos datos sean significativos, hacen falta unos registros de temperatura, como el viento —usted ha explicado lo de los diez kilómetros, lo de los diez grados, menos de diez grados y cinco kilómetros por hora, y es así—, y a partir de ahí, pues, bueno, la sensación del viento que, indudablemente, depende de la época del año, pues, produce una sensación térmica de menos o una sensación térmica de más, pues, no resulta muy sencillo, porque no todas las localidades tienen estaciones meteorológicas y, desde luego, tampoco los datos que tienen son fiables, ¿no?

Este problema, pues, indudablemente, es un añadido a esta información, a esta información que usted pretende aprobar en el día de hoy, y, como digo, son muy pocas las estaciones que tienen datos rigurosos para este tipo de situaciones, ¿no?

La predicción, si hablamos de predicción, pues, todavía se complica un poquito más, porque pronosticar el valor concreto de la temperatura, pues, tiene un margen de error elevado, y si añadimos la previsión de dos variables, pues, este valor se aumenta en cuanto a las posibilidades de error. De hecho, usted habla de muchos países y de muchas cadenas, y bueno, pues, lo cierto es que aquí, en España, pues, prácticamente, con excepción de Aragón, las televisiones de las comunidades autónomas prácticamente ni lo dicen, y es más, la Agencia Estatal de Meteorología hace previsiones muy concretas en el Pirineo, en el Sistema Ibérico y, sobre todo, en la época invernal.

Yo entiendo que los profesionales de la meteorología hacen lo que deben, teniendo en cuenta las estaciones de las que disponemos, y bueno, yo creo que, indudablemente, al margen de esto, en la radio, quizás, haya más tiempo que en la televisión, que el tiempo es mucho más concreto, y no sé si dar unas explicaciones tan amplias sería posible. En cualquier caso, no toca en este momento aquí; tocaría en su momento así.

Ahora mismo, lo que están haciendo es dar la información que ellos entienden conveniente y, desde luego, cuando la situación lo requiere. En cualquier caso, bueno, pues, quizás, teniendo en cuenta y como homenaje a su trayectoria parlamentaria en estas Cortes, quizás, no haya mayor inconveniente en aprobar esto en beneficio de todos, porque una cosa la temperatura que haga y otra cosa es la realidad de esa sensación térmica que se transmite en la calle.

Nada más, y muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Turno del Grupo Parlamentario Popular. La señora Susín tiene la palabra.

La señora diputada SUSÍN GABARRE: Señor Peribáñez, en su pueblo «cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo», y en el pueblo del señor Torres, «cuando hay cinco bajo cero, la sensación térmica es de que se fastidia la señora del perro», pero, bueno. [Risas.]

Tengo que confesarle, señor Bernal, que cuando ley el orden del día de este Pleno y comprobé que esta proposición no de ley era la última iniciativa que se iba a debatir esta legislatura y que, además, lo firmaba usted, pensé muchas cosas y le aseguro que todas ellas sorprendentes.

Pero en estos últimos cuatro años, hemos compartido algunos debates, en mejor estado que hoy, seguramente, algunos de ellos, y yo le tengo en la mejor de mis consideraciones. Es usted un gran parlamentario y defiende siempre sus ideas con vehemencia y con argumentos. Escuchándole esta mañana, me he dado cuenta de que hoy, un día en la que la sensación térmica de todos y cada uno de nosotros difiere y mucho, usted quería mostrarnos que esta es una institución fundamental para los que creemos firmemente en la democracia, una institución en la que cabe el debate de lo más importante y de lo más pequeño, de la alta política, como decía usted esta mañana, y de la micropolítica, en definitiva, de todo lo que atañe al bien común.

Vaya por delante el apoyo de mi grupo parlamentario a esta iniciativa, pero permítame que utilice yo también este tiempo que su iniciativa me ha concedido para hacer alguna reflexión.

Decía Costa que «el parlamento no es el medio, sino el fin de las reformas». Hoy, en un momento en el que la clase política está o estamos siendo intensamente cuestionados por la sociedad española, el regeneracionismo político que propugnaba Costa es no una necesidad, sino una obligación de la propia clase política. Como estudiante aplicada que fui de la Facultad de Ciencias Políticas, estudié y aprendí que los parlamentos, dentro del marco tradicional de la separación de poderes y como institución central de la democracia, encarnan la voluntad del pueblo en el Gobierno y son vector de su aspiración a que la democracia responda verdaderamente a sus necesidades y ayude a resolver algunos de los problemas más acuciantes de su vida cotidiana. Como órgano electo que representa a la sociedad en toda su diversidad, el poder legislativo tiene la responsabilidad específica de conciliar expectativas e intereses de diversos grupos y colectividades a través de sus medios democráticos, del dialogo y de la conciliación. En su función legislativa, los parlamentos deben adecuar la legislación de una sociedad a sus necesidades y circunstancias, que cambian con rapidez; como órgano encargado de supervisar la acción gubernamental, debe garantizar que el poder ejecutivo rinda cabalmente cuentas a los ciudadanos.

Durante esta legislatura, este Parlamento ha sido no un medio para las reformas que esta comunidad autónoma necesitaba para atender el bien común de todos los aragoneses, sino un medio al servicio de un Gobierno que ha escamoteado continuamente las competencias del Parlamento y, por ende, a los aragoneses que representamos.

La función fundamental de control al Gobierno se ha negado una y otra vez, negando información a los diputados o evitando, por ejemplo, la comparecencia del presidente del Gobierno en temas que afectaban seriamente a esta comunidad.

No voy a agotar más el tiempo de mi intervención. Solamente pido a sus señorías una reflexión profunda sobre el papel del Parlamento en nuestra democracia, reflexión que pueda servir en la próxima legislatura a los ciudadanos destinatarios de nuestra acción. Créanme si les digo, sin ánimo de pedantería, que algo podremos hacer los que aquí estamos para que los ciudadanos dejen de pensar en nosotros como un problema; no cometamos el error de hacer del Parlamento un fin para las reformas, sino el fin de las mismas.

A usted, señor Bernal, mucha suerte, y muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: En aras de este servicio al Gobierno, como presidente del Parlamento, me he permitido no llamarle a la cuestión, para que nos diera cuenta de su gran aplicación como estudiante de ciencias políticas.

Turno a continuación del Grupo Socialista. Señor Franco, tiene la palabra.

El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, señor presidente.

Señor Bernal, vaya por delante el reconocimiento de mi grupo a su trabajo en esta Cámara, y en usted, a todos los parlamentarios que trabajan por el bien común de Aragón y por el servicio a una ciudadanía.

Señor Bernal, le agradezco profundamente que esta legislatura acabe con esta iniciativa que usted ha buscado y que, en definitiva, bueno, rompe un poco también con esos debates importantes, trascendentes —no por ello, este, menos—, pero que pueden en algunos momentos distanciarnos en cuanto a planteamientos políticos, legítimos, pero, evidentemente, posiblemente, también duros.

Comparto con usted la teoría y el sentido de que las pequeñas cosas son muy importantes. Por lo tanto, en principio, le reconozco el que haya usted buscado esta iniciativa para cerrar, por lo menos, este período de sesiones, esta legislatura, aunque queda mañana en el turno de control.

Señor Bernal, comparto, al igual que mi grupo, la importancia de lo que es la información del tiempo, el trabajo que hacen los profesionales, y aunque el tema trasciende, como usted ha dicho, no solamente a lo doméstico, sino que llega también a lo comercial, a lo económico, a lo agrícola y a lo turístico, me permito decirle que hay alguna cosa que sí que, por ese bien común y por este servicio la ciudadanía, mi grupo le quiere plantear como enmienda in voce.

Yo recuerdo que hace unos años, en una cadena radiofónica, la de mayor audiencia, en un programa de fin de semana, en torno a las doce del mediodía de los domingos, se llamaba a un conocido cocinero de San Sebastián y siempre, aparte de preguntarle por alguna receta, se le preguntaba cómo estaba el tiempo en San Sebastián, y siempre estaba bien el tiempo San Sebastián, ¡siempre!, hiciera el tiempo que hiciera, el tiempo en San Sebastián aquel día era magnífico, hiciera sol (pocos días), lloviera un poco (que agradable es la lluvia que está cayendo), en definitiva, estaba vendiendo también a su ciudad.

Como yo creo que usted, además de vender o de intentar recoger esa sensación térmica, no puede olvidar que estamos en Aragón y que Aragón debe ser algo muy importante, no solamente por los aragoneses, sino para todos aquellos que quieran venir, me permito plantearle y sugerirle, en nombre de mi grupo, que eso que usted llama «duras» o «dadas las condiciones meteorológicas de Aragón», que pueden ser entendidas como negativas, las pudiéramos poner en positivo, salvando el fundamento de su iniciativa, pero dejando al margen cualquier posible duda de que estamos en la mejor tierra del mundo.

Por tanto, le sugeriría que en vez de poner esa frase o ese párrafo, dadas las condiciones meteorológicas de Aragón, esa frase desapareciera del texto, y que donde pone «llevar a cabo» se pudiera decir «estudiar», y que donde dice «habitualmente» se dijera «incorporen progresivamente» para facilitar la incorporación de lo que usted está solicitando en esta iniciativa.

En aras también a las sensaciones, me permitiría decirle a toda la Cámara, ya que la señora Susín me ha dado pie para ello, decirle a toda la Cámara que si hablamos de esta iniciativa, si hoy podemos debatir sobre su iniciativa, que acertadamente ha planteado el señor Bernal, es porque estamos en una sociedad moderna y avanzada.

Muchas gracias, señor presidente. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Señor Bernal, díganos qué piensa del requerimiento que se le ha formulado.

El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.

En realidad, no era una, sino tres las enmiendas, o sea, casi eran voces blancas.

En relación con la primera enmienda, no hay ningún problema, porque no aporta gran cosa al texto, dadas las condiciones... [risas] Quiero decir que aunque se quite, no desmerece lo que queda, dadas las condiciones meteorológicas e, incluso, puedo compartir el análisis que ha hecho el señor Franco.

No hay ningún problema en aceptar esa.

En lo de que «incorporen habitualmente y progresivamente», cuando yo he hablado con los meteorólogos, precisamente, lo que les he propuesto es que lo hagan progresivamente; entonces, no hay ningún problema.

Hay más problema en lo que me plantea de estudiar, porque como se ponga el Gobierno ahora a estudiarlo... [Risas.] Yo le ofrezco una transacción que consista en que «Las Cortes instan al Gobierno de Aragón a contemplar las actuaciones pertinentes para que...», etcétera.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Pues, sin más contemplaciones, vamos a votar. Comienza la votación. Finaliza la votación. Queda aprobada por unanimidad de los presentes.

Explicación de voto.

Señor Barrena, tiene usted la palabra.

El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señor presidente.

He votado o que sí muy a gusto. Mi breve intervención era por no interferir en el brillante parlamento del señor Bernal, y esperaba la explicación de voto para desearle todo lo mejor, para decir que tengo la sensación de haber compartido ocho años con un gran parlamentario; que desde la discrepancia, he sido capaz de aprender mucho y enseñarme, que le deseo lo mejor, y gracias, señor Bernal. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Adelante, señor Bernal.

El señor diputado BERNAL BERNAL: Señor presidente, quiero, en primer lugar, agradecer a toda la Cámara el cariño con el que ha tratado esta iniciativa, y les puedo asegurar que el día que yo vea en Aragón Televisión, en el mapa, en el mapa, la temperatura de Zaragoza, de Huesca, de Teruel, de Calatayud, de Jaca..., y debajo, la sensación térmica, me acordaré de ustedes [risas] y espero que ustedes se acuerden de mí, y digan: «Mira, aquella iniciativa del señor Bernal».

Bueno, quiero también aprovechar, señor presidente, para despedirme, como están haciendo los diputados y diputadas que acaban esta legislatura; en esta intervención, quiero despedirme, y quiero aprovechar para despedirme de sus señorías y de esta institución. Ha sido para mí un honor estar aquí estos años, un honor que ha respondido a un compromiso personal y colectivo, y ha sido también un placer, acompañado —es cierto, y lo digo por lo del placer— de un gran esfuerzo y de mucho trabajo.

Digo que ha sido un honor porque soy un firme defensor de la actividad política, de la representación pública y, especialmente, del parlamentarismo. Creo que hay que hacer más política y más parlamentarismo, y que a la sociedad aragonesa le irá mejor si reivindicamos la política y reivindicamos el Parlamento.

Estoy satisfecho porque he tratado de ser un servidor público al servicio de la sociedad aragonesa, del pueblo aragonés, al que tanto amo, y especialmente por haberlo hecho desde el Parlamento, al que considero la más consumada escuela política; al menos, para mí lo ha sido.

Ya sé que hay quien tiene vocación de mucha gestión, mucha gestión... Yo les pudo asegurar que por mucha gestión que se haga en el Gobierno —lo digo para evitar problemas de quienes me decían que «el señor Bernal, que como no ha llegado al gobierno...»; estoy seguro de que en el Gobierno no hubiera aprendido tanto política como he aprendido aquí. Creo que la escuela política está aquí y que hay que reivindicarla.

En estas Cortes he tenido el privilegio de aprender, de aprender como representante público, pero también como persona —agradezco las palabras que han tenido la señora Susín y el señor Barrena, especialmente, las del señor Barrena, porque él y yo hemos tenido algunos roces [risas], siempre dialécticos—, digo que he aprendido como representante público, pero también como persona.

Y tenía aquí apuntado que esta ha sido mi segunda casa, pero la verdad es que durante muchos periodos, la que ha sido mi segunda casa ha sido mi domicilio familiar, porque durante muchos momentos, estas Cortes han sido mi primera casa y bien lo puede decir también mi familia.

Y ustedes saben, señorías, que no es posible desarrollar una actividad política tan intensa como la que se nos exige o nos autoexigimos y tan exigente sin el apoyo, el aliento y la comprensión de los seres queridos, de los seres más cercanos. Digámoslo claramente, ahora que estamos en la intimidad, digámoslo claramente: para dar nuestro tiempo y nuestra dedicación a nuestra sociedad, se lo quitamos o se lo robamos, en primer lugar, a nuestra familia; así lo siento y así lo he experimentado estos años. Por eso, hoy quiero mostrar mi agradecimiento, en primer lugar, a mi familia, pero también a mis compañeros y compañeras del grupo parlamentario y, especialmente, al diputado Yuste, que llegó conmigo, muy pipiolo, a esta Cámara y nos vamos juntos de ella; a mi partido, que siempre me otorgó confianza para representarle y libertad de acción; a sus señorías de los distintos grupos parlamentarios y de diversas legislaturas; al personal de las Cortes, que siempre me ha tratado con cariño; a los distintos servicios, desde los jurídicos hasta los informáticos, pasando por todos los demás, y, por supuesto, no me quiero olvidar de los ciudadanos y ciudadanas de Aragón que me otorgaron el honor de representarles.

También soy consciente —no crean que no lo soy— de que habitualmente me he tomado mis obligaciones con pasión, y sé que en distintas ocasiones he podido molestar a más de una persona. Por eso, quiero agradecer su tolerancia conmigo y pedir excusas a cuantas personas haya podido molestar, tanto por mis actuaciones como por mi forma de llevarlas a cabo.

Y nada más, señorías. Nos vemos seguro en la polis, en las preocupaciones por los asuntos que afectan y atañen a la ciudadanía, que también existen más allá este Parlamento, más allá de la representación pública.

Muchas gracias, y, por favor, aunque sé que el señor presidente también me han dicho que no va a seguir, pero, por favor, quienes se queden, quienes se queden, muchas gracias, y, por favor, cuiden y mimen el Parlamento.

Muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Bernal, por sus sentidas y emotivas palabras. Es un orgullo haber compartido con usted estos años.

Ahora escucharemos al señor Allué, que tiene la palabra.

El señor diputado ALLUÉ SUS [desde el escaño]: Gracias, presidente.

Me gustaría preguntarte, querido amigo, querido Chesús, cuando te emocionas —porque yo estoy emocionado—, ¿qué sensación térmica tienes? [Risas.] La verdad es que cuando tú hablas, provocas, yo creo que en todos sus señorías, en todos tus amigos, una sensación térmica cálida, cuando menos cálida, y nunca desagradable.

En cualquier caso, te digo, Chesús, que yo estoy convencido, como sé que todos los que estamos aquí, que donde quiera que estés, fuera de la Cámara, seguirás defendiendo esta tierra, seguirás defendiendo a Aragón.

Te has ganado el respeto de todas y todos los que formamos parte de tus compañeros en esta Cámara; tienes el reconocimiento de este Parlamento, y creo que todos convendréis conmigo que nos deja un excelente parlamentario, para muchos, quizá, el mejor, por qué no decirlo, para muchos, quizá el mejor, pero no nos deja el amigo, no nos deja la persona, no nos deja el hombre, que repito, insisto y reitero será siempre un gran paladín en defensa de esta tierra, en defensa de Aragón, y yo, además estoy especialmente orgulloso de llamarte amigo.

Así que nada más, y muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Allué.

Señor Suárez, tiene usted la palabra.

El señor diputado SUÁREZ LAMATA [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.

Aunque lo ha hecho mi compañera la señora Susín, yo, en nombre de todo mi grupo parlamentario, le quiero decir al señor Bernal, a mi amigo Chesús, que yo, hoy, tengo la sensación de que deja esta Cámara la memoria —se lo he dicho muchas veces—, la memoria viviente de lo que aquí ha acontecido durante muchos años, que hoy deja esta Cámara un auténtico servidor público, entendido y escrito con palabras mayúsculas.

Que yo estoy convencido que allí en donde estés, porque lo llevas en la sangre, seguirás teniendo la vocación de servir a los demás, estoy convencido que así lo harás, y yo te quiero decir, en nombre de mi grupo parlamentario, que te deseamos lo mejor y, sobre todo, que te deseamos que disfrutes estos años de tu familia.

Nada más, y muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Suárez, por sus palabras.

Finalmente, el portavoz del Grupo Socialista tiene la palabra.

El señor diputado FRANCO SANGIL: Gracias, señor presidente.

Chesús, nunca y menos en este momento, en el que las sensaciones se rompen y se agolpan en la cabeza de cada uno, y en la mía, en concreto, en este momento, solamente decirte gracias por haber compartido contigo unos años y que te vaya bonito, en nombre de todo el Grupo Parlamentario Socialista.

Muchas gracias. [Aplausos.]

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Nunca nadie había hablado tan tarde en esta Cámara, que yo recuerde, y he vivido unas cuantas horas aquí.

Mañana me despediré de todos ustedes y nos vemos. Pero estaba pendiente del reloj, porque me gustaría decir «se suspende la sesión» cuando ya fuera mañana, y creo que faltan como treinta segundos. Un poco de paciencia y nos vamos. [Risas.] Es una motivación especial decir «se suspende la sesión» y en vez de decir «mañana», «luego», «que se reanudará luego».

Bueno, damos por llegadas las doce. Entonces, se suspende la sesión [a las doce horas], que se reanudará dentro de unas horas, a las diez de la mañana.

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