Intervinienen: Luquin Cabello, Ana Patricia - Martinez Romances, Carmen - Canales Miralles, Lorena - Blasco Nogués, Manuel Lorenzo - Susín Gabarre, María Del Carmen
El señor PRESIDENTE: Señorías, pasamos al debate conjunto y votación separada de cuatro proposiciones no de ley: la número 27, de Izquierda Unida de Aragón; la 431, de Chunta Aragonesista; la 2, del Grupo Parlamentario Socialista, y la 28, del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés.
Empezamos por la del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida de Aragón. Por tiempo de ocho minutos, la señora Luquin tiene la palabra.
Proposiciones no de ley núm. 27/14, de reprobación a la presidenta del Gobierno de Aragón por sus declaraciones sobre el aborto; núm. 431/13, sobre el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo dentro del sistema público sanitario; núm. 3/14, relativa al rechazo a la modificación de la Ley orgánica 2/2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, y núm. 28/14, relativa a la reforma de la Ley del aborto.
La señora diputada LUQUIN CABELLO: Gracias, señor presidente.
En primer lugar, quiero dar la bienvenida a las personas que nos acompañan, especialmente a las representantes de la Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza, que siguen defendiendo derechos y que siguen recordando que porque fuimos, somos, y porque somos, seremos, y, por lo tanto, muchísimas gracias por estar aquí hoy defendiendo los derechos de las mujeres de Aragón.
Hemos presentado una iniciativa que tiene dos puntos: el primero, de reprobación a la presidenta del Gobierno de Aragón por sus declaraciones sobre el aborto, y el segundo, en el que exigimos la retirada del anteproyecto que ha presentado el señor Ruiz Gallardón.
Pedimos y solicitamos la reprobación de la señora Luisa Fernanda Rudi, presidenta de Aragón. Cuando digo «presidenta de Aragón», me refiero a presidenta de todos los ciudadanos y ciudadanas que vivimos en Aragón. Y, con sus declaraciones, la señora Luisa Fernanda Rudi a mí no me representa, y me consta que no nos representa a miles de mujeres. Sus declaraciones son unas declaraciones anacrónicas, son unas declaraciones retrógradas y ofensivas, ofensivas con los derechos de las mujeres y ofensivas con miles y miles de mujeres que llevan reclamando desde hace muchísimo tiempo su derecho a decidir. Este anteproyecto de ley es un anteproyecto que huele a naftalina y que huele a incienso, y la señora Luisa Fernanda Rudi se pone del lado del ala más reaccionaria del Partido Popular y con la Iglesia, con la jerarquía eclesiástica. Cuando la señora Luisa Fernanda Rudi dice que el aborto no es un derecho, la pregunta es de quién es el derecho: ¿del señor Rouco Varela?; ¿del señor Ruiz Gallardón? Yo voy a seguir defendiendo el derecho a decidir, voy a seguir defendiendo el derecho a una maternidad libre y responsable, voy a seguir defendiendo que a aquellas mujeres que quieren interrumpir voluntariamente su embarazo lo pueden hacer con total garantías jurídicas, sanitarias y sociales, cosa que ustedes nos quieren negar.
Ustedes van en contra de todas las legislaciones de la Unión Europea, están poniéndose a la cola en el furgón del respeto de los derechos humanos. Ustedes se homologan con países como Nigeria, que, desde luego, no nos pueden dar lecciones de derechos y de defensa de la igualdad de las mujeres en ningún lugar. Ustedes, señorías, y especialmente las mujeres del Partido Popular, admiten con una frivolidad palmaria que se conviertan en menores de edad, que las tengan que tutelar, que ustedes no sean capaces de poder decidir en algo tan fundamental como es el derecho a decidir sobre vuestro propio cuerpo, sobre la propia maternidad. Decía Clara Campoamor que la libertad se aprende ejerciéndola. A ustedes les queda un largo recorrido de ejercer la libertad, porque, desde luego, nos están negando a muchísimas mujeres la libertad de decidir y la libertad de elegir.
Es más: ustedes además mienten. El señor Ruiz Gallardón miente cuando dice... Por lo menos, hasta la fecha, que sepamos, España sigue estando, sigue siendo miembro de la Unión Europea. En una resolución del año 2008, la resolución 1607 del Consejo de Europa, reconoce el aborto como un derecho, remarcando que la libertad de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo debe ser respetada y que los gobiernos de los estados miembros deben garantizar que la interrupción del embarazo sea una práctica accesible y segura. Ustedes, con este anteproyecto de ley, no nos respetan, pero tampoco respetan las resoluciones del Consejo de Europa. Al Estado le corresponde garantizar y proteger el ejercicio de los derechos, entre ellos le corresponde... Y no le queda más remedio que respetarlos, sin interferir ni directa ni indirectamente en su disfrute, impedir que terceras personas los violen o los menoscaben y garantizar que la legislación y las políticas públicas favorezcan su ejercicio efectivo, cosa que ustedes, con este anteproyecto, desde luego no lo hacen.
Decía el señor Valéry Giscard d’Estaing, presidente de la República francesa, sobre la despenalización del aborto en 1974: «Soy católico —le dije al Papa Juan Pablo II durante una entrevista en el Vaticano—, pero soy presidente de la República de un estado laico. No puedo imponer mis convicciones personales a mis ciudadanos, sino más bien lo que tengo que hacer es velar por que la ley se corresponda con el estado real de la sociedad para que pueda ser respetada y aplicada. Comprendo el punto de vista de la Iglesia católica, y como cristiano lo comparto. Juzgo legítimo que la Iglesia pida a aquellos que practican su fe que respeten ciertas prohibiciones, pero no es la ley civil la que puede imponerlas con sanciones penales al conjunto del cuerpo social. Y añado: como católico estoy en contra del aborto; como presidente de los franceses considero necesaria su despenalización».
¡Cuánto les queda por aprender! ¡Cuándo les queda por aprender a respetar y garantizar los derechos y las libertades de toda la ciudadanía! De toda la ciudadanía, también mía, porque yo me siento absolutamente denigrada, denigrada como mujer, y me siento absolutamente poco responsabilizada y me siento poco corresponsabilizada con las decisiones que ustedes toman y que acaban afectándonos a nosotras también. La obsesión que tienen ustedes por negarnos derechos es para hacérselo mirar. Pero ¿cómo ustedes me pueden obligar a mí a ser madre si no quiero? Es como que yo les obligara a ustedes a tener una interrupción del embarazo, quisieran o no quisieran. Pero ¿a qué nivel ustedes quieren intervenir dentro de mi propia vida privada y personal? Ustedes, ¿desde qué atalaya moral se creen con el derecho, a mí, a obligarme a ser madre, o desde qué atalaya moral se creen ustedes que pueden obligar a una persona a traer a una criatura con malformaciones? ¿Desde cuál? Desde luego, son atrevidos.
El problema es que, en estos momentos, ustedes siguen teniendo el poder y están legislando para retirar derechos, derechos fundamentales: el derecho a decidir, los derechos sexuales y reproductivos... Han sido años y años de lucha. Ustedes nos quieren retrotraer cincuenta años, porque ustedes saben que va a seguir habiendo abortos en este país, porque los ha habido y los habrá. Ustedes lo que quieren es jugar con esa doble moral de la hipocresía: que aquel que tenga una Visa se pueda pagar una interrupción voluntaria del embarazo segura, y que aquellas personas, aquellas mujeres que no se lo puedan pagar tengan que volver a los abortos clandestinos. A eso se le llama hipocresía y doble moral. En esta sala, por estadística, hay más de dos, tres personas, mujeres que han tenido una interrupción voluntaria del embarazo. Y nos atañe a todas las fuerzas políticas que estamos sentadas aquí; el problema es que algunas personas defendemos derechos y libertades, otras no los niegan, pero luego, por la parte de atrás, sí que hacen interrupciones voluntarias del embarazo. A eso se le llama hipocresía, hipocresía absoluta.
Nos tendrán que explicar en estos momentos por qué se embarcan ustedes en una reforma de una ley que no era ninguna demanda social; que está demostrado, como está demostrado en otros países como Alemania, como Francia, como Holanda, que las leyes de plazos lo que hacen es, además, que los abortos sean muchos menos y se estén garantizando no solo jurídicamente, sino sanitariamente. No es verdad que con la ley de plazos se hayan aquí aumentado las interrupciones voluntarias del embarazo. Se han hecho con garantías, con garantías sanitarias y con garantías jurídicas. Y ustedes nos quieren negar un derecho fundamental. Estamos, señorías, en el siglo XXI, y el Partido Popular, para contentar a aquella parte más retrógrada de su electorado, como siempre, y como no puede poner encima de la mesa éxitos económicos, nos pega una patada a los derechos de las mujeres.
Desde luego, este grupo parlamentario no lo va a consentir. Va a defender sus derechos, el derecho a la libertad, el derecho a decidir, el derecho a nuestra maternidad libre y responsable en las urnas, aquí y en las calles, y ustedes tendrán que dar explicaciones a miles de personas que les están negando un derecho fundamental, el derecho a decidir.
Señorías del Partido Popular, especialmente las mujeres del Partido Popular, tendrán que explicar por qué con toda la tranquilidad del mundo deciden que ustedes son personas que deben ser tuteladas y que no tienen capacidad suficiente para decidir sobre su propio cuerpo y sobre su propia maternidad; y, si ustedes esto lo asumen con tranquilidad, desde luego, este grupo parlamentario, no; esta diputada que les habla, absolutamente no. Me niego a que ustedes decidan sobre mi propio cuerpo, me niego a que ustedes decidan...
El señor PRESIDENTE: Termine, señora Luquin.
La señora diputada LUQUIN CABELLO: ... sobre mi propia maternidad y me niego a que ustedes obliguen a mujeres a ser madres quieran o no quieran. Es absolutamente deleznable que tengamos que tener este debate en el siglo XXI y que ustedes estén aplaudiendo con las orejas el recorte de derechos. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Luquin.
El turno a continuación del Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista. La señora Martínez tiene la palabra, también por tiempo de ocho minutos.
La señora diputada MARTÍNEZ ROMANCES: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Cuando el Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista registro en el mes de octubre esta proposición no de ley, en la que rechaza la modificación de cualquier legislación que venga recortando en derechos y que apuesta por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, era porque ya se preveía que el anteproyecto del señor Ruiz Gallardón se iba a publicar de esta forma que se ha publicado.
El programa electoral del Partido Popular parece que recogía de tapadillo la derogación de la actual Ley orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, en la que se reconoce, entre otras cuestiones, la decisión de las mujeres a tener hijos y a tenerlos cuando decidan tenerlos, reconociendo que es una de las decisiones más personales y uno de los asuntos más íntimos que las personas pueden afrontar a lo largo de su vida y que integra un ámbito esencial de la autodeterminación personal.
Bueno, pues ese momento ya llegó. El 21 de diciembre de 2013, el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de la ley orgánica de protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada, aunque hubiera sido mucho mejor que la hubieran titulado «de los no derechos de la mujer embarazada». Es bastante cínico darle este nombre cuando ni recoge ni reconoce derechos a las mujeres. El texto insulta a las mujeres de una forma abierta y sin fisuras, ya que nos roba las decisiones que queremos llevar en nuestro cuerpo. Un anteproyecto que nada tiene que ver con el aborto voluntario y sí con el control puro demográfico de la población; de ahí que no dedique ni un solo artículo ni a garantizar el derecho de la planificación, el acceso a los medios anticonceptivos, así como a su gratuidad.
El enfado y la indignación de muchas mujeres y hombres de la mayoría es monumental. Este anteproyecto es una declaración de intenciones en toda regla; refleja con total claridad la intención que tienen de ningunear a las mujeres, la de hacernos seres inferiores y sin capacidad de decidir por nosotras mismas. ¿Son ustedes los que van a tener que tutelarnos y decidir por nosotras? No, señorías. Aunque este anteproyecto nos quiere convertir a las mujeres en meros recipientes gestantes, porque expone abiertamente la intención que tienen de arrebatarnos un derecho, el derecho a decidir, y, desde luego, no estamos dispuestas a permitirlo. Estamos enfadadas por tener que luchar luchas ya ganadas. ¿Se dan cuenta de que estamos reivindicando lo mismo que hace treinta años, o que hace cuarenta, o que hace cincuenta? Hasta hace dos años jamás hubiera imaginado que, si alguna vez tenía la oportunidad de hablar en esta tribuna, fuera para reivindicar el derecho al aborto. Seguimos reclamando el derecho al aborto como un derecho a decidir basado en la legitimación social de una sexualidad que esté desprovista de sus fines reproductivos única y exclusivamente. Es muy triste, lamentable y frustrante, es una auténtica marcha atrás la que se plantea con la reforma. Y, cuanto más piensas, más te enfadas. No seré yo quien les tenga que recordar que los derechos están para ejercerlos, que no obligan. La ley del año 2010 no obliga a nadie a abortar, no es una ley de obligación: es una ley de reconocimiento de derechos, y así queremos que siga siendo. Simplemente garantiza el derecho y ofrece los medios para poder ejercerlo; garantiza los medios, no es una imposición para nadie.
Señorías, a nadie se le escapa que el anteproyecto del señor Ruiz Gallardón es una reforma ideológica que pretende controlar la vida de todas las personas, pero sobre todo de las mujeres, y sobre todo de las mujeres más jóvenes. Se les llena la boca aludiendo a los derechos de los no nacidos. Y ¿los nacidos? Cada vez nos lo recortan más.
Indignación, indignación sentimos por muchas de las declaraciones que han hecho dirigentes del Partido Popular. Señorías, ese «No habrá ni un grito ni un insulto que me vaya a hacer abdicar del compromiso que adquirí con el presidente del Gobierno» es más el grito de un mariscal de campo que el de un ministro. Esta declaración que hizo el señor Ruiz Gallardón el mismo día que miles de mujeres y de hombres nos manifestábamos en Madrid y en media Europa, el pasado día 1 de febrero, en contra de este anteproyecto, parece que está dicha para contentar a las voces de la derecha más derecha que siempre han votado al PP, y que ahora parece que tengan miedo de que esos votos vayan para Vox; pero no deben olvidar que la mayoría de las mujeres no aceptamos ni aceptaremos imposiciones totalitarias.
Me gustaría que le hicieran llegar al señor Ruiz Gallardón que su posición de ministro no le impide escuchar; es más: creemos que está obligado a hacerlo. Además de ministro es diputado y representa a la ciudadanía, y, actualmente, esta le está diciendo que esta reforma no toca. La cuestión del aborto estaba más que superada, y tienen que ser conscientes de que las leyes no están no para imponer moralinas o ideologías, sino que para garantizar que cada uno pueda vivir con su propia conciencia. Y no se lo dice solamente mi grupo, Chunta Aragonesista: hay decenas de asociaciones, de coordinadoras feministas como la que hoy nos acompaña —y que aprovecho para saludar—, de mociones aprobadas en ayuntamientos, en diputaciones —algunas de ellas han salido con votos de dirigentes del Partido Popular o abstenciones—. Son muchas voces, señorías, voces que tienen la obligación de escuchar.
Me indignan las declaraciones hechas en prensa por la presidenta de Aragón cuando dice que el aborto no es un derecho de la mujer o cuando el Grupo Parlamentario del Partido Popular no permite que se incluya en el orden del día de esta sesión plenaria la comparecencia de la presidenta en este tema. No voy a nombrar otros titulares que han hecho los dirigentes de la jerarquía católica, y no lo hago con toda la intencionalidad, porque vivimos en un Estado laico y aconfesional, y entiendo, en Chunta Aragonesista entendemos que esas declaraciones no tienen que marcar las políticas sobre derechos y libertades.
Si prospera el proyecto, seremos cómplices..., mejor dicho, serán cómplices de ver cómo ponen en peligro la salud de las mujeres. Sí, señorías, su salud, porque los abortos seguirán existiendo, y muchos tendrán que ser clandestinos, como en los viejos tiempos. Volveremos a la inseguridad jurídica y médica, donde la vida de las mujeres correrá peligro, porque no todas tendrán el dinero suficiente para viajar a Londres o a cualquier otra ciudad que no sea del Estado español para que se les pueda practicar un aborto legal y seguro.
Mi grupo no está dispuesto a consentirlo. Por eso les invito a que se lo planteen seriamente y protejan la vida de las mujeres. Apoyen esta proposición no de Ley y trabajen en otros campos por los derechos de las mujeres: hagan políticas que terminen con la brecha salarial... [Corte automático de sonido.] ... igualitaria en permisos de maternidad o una ley integral contra la violencia estructural de género.
Son muchos los eslóganes que se oyen en la calle estos días, muchos, y hoy me voy a permitir el lujo de decir en esta tribuna uno —no se preocupen: sin palabras mal sonantes, pero con mucha concreción—: «Aborto libre, aborto legal y en el hospital».
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Martínez.
Por parte del Grupo Parlamentario Socialista, la señora Canales tiene también la palabra por tiempo de ocho minutos.
La señora diputada CANALES MIRALLES: Gracias, presidente.
Lo primero, saludar a la coordinadora de mujeres feministas que hoy nos acompañan.
Lo primero que les voy a decir: «Nadie puede negar a una mujer el derecho de ser madre, pero tampoco puede obligarla a serlo». Esto no lo decimos nosotros: lo dice el presidente extremeño, el señor Monago, que, por cierto, hoy en su Parlamento ha sacado adelante una propuesta para retirar la ley de Gallardón con los votos del Partido Popular. [Aplausos.] «No me gustaría que crucen la frontera para hacer algo que aquí no se admite; es necesario buscar el mayor consenso posible en la tramitación de la ley.» No lo decimos nosotros: lo dice el presidente Feijóo, gallego, del Partido Popular. «Espero que no llegue al Congreso»: ayer mismo, Celia Villalobos, después de votar. «Yo no apoyaría una ley similar en Francia»: Marine Le Pen, ultraderecha francesa. «¿Quién soy yo para decirle a una mujer lo que tiene que hacer?»: Luis María Beamonte. «El aborto no es un derecho de la mujer»: Luisa Fernanda Rudi, presidenta del Gobierno de Aragón. ¡Qué pena, qué pena, señores diputados y diputadas!
Los socialistas, los y las socialistas nos sentimos avergonzados de estas declaraciones de nuestra presidenta. No nos representa. Usted, señora presidenta Rudi —porque como nos ha vetado la comparecencia, me van a permitir que me dirija a ella, porque nos hubiera gustado que hoy viniera aquí, a este Parlamento, a dar la cara, porque es obligación de la presidenta venir a dar la cara al Parlamento y no vetarnos—... [Rumores.] La señora presidenta está anteponiendo su doctrina moral a nuestros derechos y libertades, señorías. Se ha quedado sola, ella y Gallardón. Ningún líder europeo, ningún líder nacional hace estas declaraciones. Añade, sin ponerse colorada además, sin ningún rubor: es doctrina acuñada por el PP. Muy bien. Señora presidenta, hoy no nos va a contestar aquí, pero nos gustaría, ya que lo hace a través de medios de comunicación —eso sí, nacionales; los de la comunidad autónoma le deben parecer poca cosa—, como no se atreve a venir al Parlamento a contestarnos, vamos a lanzarle unas preguntas. Veremos el Abc, veremos Radio Televisión Española, Los Desayunos, a ver si tenemos el honor de que nos hable. ¿Va usted a anteponer su recta moral a nuestros derechos individuales como mujeres?
Mire, señora presidenta, habla usted de la mujer. La mujer. ¿Qué mujer? ¿Acaso no es usted mujer? ¿Acaso ustedes no son mujeres, las diputadas del Partido Popular? ¿O es que hay dos tipos de mujeres? Las de su recta moral y las demás, las que son unas alocadas, libertinas, a las que hay que frenar porque están todo el día abortando. [Aplausos.] Y además son antipatriotas, fíjese, porque, como no les da la gana de parir, nos lleva a la ruina. Si parieran, saldríamos de la crisis. ¡Por favor, por favor! Son palabras suyas. ¿Qué les hace pensar que las mujeres debemos ser tuteladas? Para su desgracia, señora presidenta, han topado con una sociedad madura, responsable, formada e informada, que no les vamos a tolerar este ninguneo, donde nos quieren imponer sus creencias religiosas y su ideología a nuestra libertad individual.
Miren, cientos de mujeres se partieron la cara, señorías, para que ustedes, señoras diputadas, estuvieran en ese hemiciclo defendiendo los intereses de los y las aragonesas en igualdad con sus compañeros. Cientos de mujeres se partieron la cara hace cincuenta años para que hoy tuviéramos una presidenta. Y, hoy, con ustedes, todo esto está en el aire. Le pregunto, señora presidenta. Usted dice: «El aborto no es un derecho de la mujer». Lo ha dicho la compañera: ¿de quién es? ¿Es suyo mi derecho? ¿Usted va a decidir cuándo nosotras, cuándo yo puedo parir, cuando debo tener un hijo? Vamos a ver, ¿esto qué es, la Inquisición? Explíquemelo.
Señora presidenta, usted, imagino, estoy segura de que cree en la Constitución. Por favor, el artículo 15, que es donde nos defiende a las mujeres —a usted también—. Otra pregunta: ¿hacer creer que la mujer que aborta es antipatriota? Entonces, aquella que no tiene hijos por opción o porque no ha podido, ¿también es antipatriota? Ustedes dicen: estamos defendiendo la doctrina del Tribunal Constitucional del ochenta y cinco. Oiga, ustedes mienten, y es que además lo saben. Esto es mentira. El Tribunal Constitucional dice, la sentencia dice claramente: no hay colisión entre ambos derechos iguales porque no lo son; la mujer tiene derechos fundamentales, y el no nacido es un bien jurídico a proteger. Y, si no, lo lean. Y sigue: la tutela del bien jurídico se articula a través de la voluntad de la mujer y no contra ella; se ponderará siempre en favor de la decisión de la mujer. También dice que los poderes públicos están obligados a no interferir en este tipo de decisiones. Y, si no, lean.
Señora presidenta, ¿cuándo y cómo vamos a tener hijos? Si nos disculpan, lo decidiremos nosotras, si les viene bien. ¿Quiénes son ustedes para opinar? ¿Qué les hace pensar que están ustedes por encima nuestro? ¿Saben qué pasa? Que esto está muy claro: ustedes están cambiando nuestros derechos, nuestras libertades por un puñado de votos muy a la derecha y por una presión que ejerce la Iglesia —debe ser muy fuerte.
Ustedes, como están haciendo con todo, diferencian dos tipos de ciudadanos —con las mujeres también lo hacen—: las de primera y las de segunda —perdón, que estoy acatarrada—. Las de primera irán a Londres y lo harán con garantías sanitarias y legales. Las de segunda abortarán en el trastero, poniendo en riesgo su vida y encima escondiéndose como si fueran unas puras delincuentes. Esto es vergonzoso. Y, además, dicen ustedes: es que nosotros defendemos la vida. ¿La vida? ¿Qué ustedes defienden la vida del no nacido? Y ¿cuando nace con problemas le niegan la Ley de dependencia? Por favor... [Aplausos.] Es más, dicen que lo hacen por las mujeres, que es para defender el derecho de las mujeres. Oiga, no. Gracias, ya nos sabemos cuidar; que ya somos maduras, que ya sabemos lo que tenemos que hacer. Además, nadie se lo ha pedido, pero nadie. O sea, ya nos defiende la Constitución —lo he dicho antes—, el artículo 15, y nos fiamos más de ella que de ustedes. No se esfuercen. Muchas gracias. Déjennos tranquilas, que estábamos muy bien, porque, además, cuando ustedes nos quieren ayudar, nos quitan derechos laborales, sociales, nos quitan guarderías, nos quitan colegios en el medio rural, nos quitan servicios públicos de la sanidad, nos quitan ayudas a la maternidad... Hola, como ayuda el PP a las mujeres... ¿Saben qué pasa? Que donde ustedes ven bien a la mujer es en casa, criando y fregando. Lo que pasa es que les da vergüenza decirlo, pero lo ven así. Bueno, el que lo dice es Mayor Oreja, que lo dice con tanta frialdad, vamos.
Señora presidenta, no somos máquinas de parir, no somos úteros con piernas: somos mujeres de arriba abajo, con nuestros derechos y con plena capacidad de decisión sobre cuándo queremos ser madres. Y ni usted, ni Gallardón ni los poderes que los jalean van a estar por encima. Nuestra libertad es nuestra y en nuestro cuerpo mandamos nosotras. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: El turno a continuación del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés. Señor Blasco, tiene la palabra.
El señor diputado BLASCO NOGUÉS: Muchas gracias, señor presidente.
Señorías.
De lo que no cabe la menor duda es de que nos encontramos ante una necesidad real que desde el Partido Aragonés nos parece importante, y es —y con eso comparto también la frase que decía la señora Luquin del presidente francés Valéry Giscard d’Estaing— la necesidad de una ley. Partimos de eso porque nos parece importante decir que, con independencia de todos los debates que se están produciendo, que son todos legítimos, con independencia de las posiciones que podamos tener cada uno, es real que en España debe existir una ley que apueste por la defensa de los derechos de las mujeres desde un punto de vista que tiene que complementarse con otros derechos que también son connaturales con esta ley.
Y, a partir de ahí, siempre que ha habido una ley del aborto, ha habido posteriormente unos debates importantes, porque esto no es un debate solo de hombres contra mujeres ni del Gobierno contra nadie. Yo creo que estamos hablando también de derechos y de pensamientos éticos, sociales, médicos... Es decir, es una ley que tiene que complementar muchas cosas, y no siempre es fácil llegar a un acuerdo.
Por eso, el Partido Aragonés ha querido presentar también una proposición no de ley en la que queríamos dejar claro cuál es nuestra postura al respecto, porque también queremos que se nos oiga, se oiga nuestra voz, que tampoco era coincidente con la ley que existía hasta ahora y seguramente tampoco lo fue con la primera, porque —insisto— cada uno de los partidos hemos ido defendiendo a lo largo de estos años lo que hemos creído que se acercaba más a lo que el electorado nos demandaba. Pero nos parece también absolutamente importante, y así lo decimos en nuestra proposición no de ley, decir como punto primero que nos parece absolutamente necesario y absolutamente imprescindible para que este debate tenga la serenidad que tiene que tener que se deben respetar de manera absoluta las distintas opiniones y visiones individuales que legítimamente nuestra ciudadanía tiene respecto a un asunto tan complejo como el de la interrupción voluntaria del embarazo. Y eso nos parece que es absolutamente necesario y absolutamente imprescindible. Debemos entender las divergencias, pero debemos ser capaces también de buscar las convergencias y de buscar lo que realmente debe solucionar esta ley.
Por eso, en el punto segundo pedimos que se posponga cualquier tramitación de la reforma de la vigente Ley orgánica 2/2010, de salud sexual y reproductiva y del interrupción voluntaria del embarazo, por no ser esta modificación legal una demanda social urgente ni ser oportuna para el necesario consenso que debe buscarse y alcanzarse en torno a este tema. Nos parece que en estos momentos no es la mejor forma de tener un debate sobre una ley tan importante; por lo menos, no son los modos. Y nosotros llamamos a una reflexión y a un consenso de todas las fuerzas para que, realmente, el debate que salga obtenga los resultados que son absolutamente imprescindibles y que sirvan para el futuro, que no tengamos que estar hablando cada cuatro años o cada ocho o cada vez que hay un cambio de gobierno de leyes que, desde luego, desde nuestro punto de vista son absolutamente importantes.
Y luego, en el punto tercero y en el cuarto, queremos dejar o apuntar algunos aspectos que a nosotros nos parecen bien o nos parecen mal en relación con las leyes que han existido hasta ahora. Y, así, decimos en el punto tercero que a nosotros nos parece que, en la modificación que se plantee en el momento oportuno que se tenga que plantear, se incluya la necesidad del consentimiento de al menos uno de los progenitores de las menores para la interrupción de los embarazos. Y hablamos también en el punto cuarto de que en el resto de las modificaciones que en su caso se planteen se favorezcan las circunstancias adecuadas que garanticen el máximo consenso social y político, algo que nos parece —insisto— absolutamente necesario, consenso social y político de manera acorde con las posiciones y convicciones mayoritariamente aceptadas. Y nosotros apuntamos que, desde nuestro punto de vista, se tienen que mantener en todo caso los actuales supuestos de caso de malformación y de riesgo para la salud del feto, riesgo para la salud de la madre y violación, así como cualquier otro que garantice la ausencia de casos de desprotección para las madres y para las familias. Pero, además, añadimos un aspecto del que hoy se ha hablado muy poco en este hemiciclo. Se ha hablado de muchas cosas, pero no se ha hablado ni una sola vez de un aspecto tan importante como es la educación sexual y reproductiva, un elemento que a nosotros nos parece fundamental, porque primero tenemos que tener una adecuada educación sexual y reproductiva, especialmente entre la juventud. También tenemos que avanzar en la protección social, más aún cuando en las actuales circunstancias de crisis es necesario respetar la libertad de conciencia de mucha gente —también de los profesionales de la medicina—. Y estamos poniendo aquí encima de la mesa una serie de temas que, desde nuestro punto de vista, se tienen que contemplar en una necesaria ley del aborto —o llamémosla con el título que más oportuno nos parezca.
Y, por último, que, desde el respeto a la decisión personal e íntima de cada mujer o madre, se arbitren medidas efectivas de apoyo para aquellas que, siendo su decisión, tengan dificultades económicas para llevar adelante su maternidad. Que también lo puedan hacer. Ustedes lo han dicho: se puede elegir tener un hijo o se puede determinar no tenerlo por las circunstancias que se apliquen en la ley.
Esa es la postura del Partido Aragonés. Creemos que es una postura en la que fundamentalmente llamamos al consenso, en la que fundamentalmente llamamos al diálogo, en la que fundamentalmente llamamos a la supresión de la crispación en un debate tan importante como el que hay en estos momentos en la sociedad. Y es verdad que tenemos todos distintas sensibilidades; dentro de mi partido, dentro de cada escaño hay una persona que tiene un sentimiento y que tiene un pensamiento. Al final tenemos que legislar para el bien común, y eso es lo que desde el Partido Aragonés les pedimos: que seamos todos conscientes y seamos capaces de hacerlo.
Muchas gracias, señor presidente. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Blasco.
Pasamos a continuación a la intervención del Grupo Parlamentario Popular. La señora Susín tiene la palabra.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: Gracias, presidente.
Quiero en primer lugar dar la bienvenida a todas las personas que están en la tribuna, porque al fin y al cabo representan a toda la sociedad aragonesa y esta es la casa de todos, en la que venimos a debatir y han venido a participar en este debate. [Aplausos.]
Señorías, defiendo en nombre de mi grupo parlamentario las cuatro proposiciones no de ley que han presentado relativas al anteproyecto de ley orgánica para la protección de la vida del concebido y los derechos de la mujer embarazada. Antes de entrar en el fondo, y también en la forma, de alguna de estas proposiciones no de ley, les recordaré, porque es mi obligación —aunque esto es un Parlamento, y todos deberíamos saberlo—, que este texto todavía no ha entrado en las Cortes Generales y, por lo tanto, todavía no se puede devolver. El texto es un anteproyecto del Gobierno que está pendiente de los órganos consultivos y que, cuando entre en las Cortes Generales, es un texto que todos debemos trabajar y que, por lo que hemos visto, no están ni siquiera dispuestos a debatir, gran actitud democrática la suya, como siempre. Hasta ahora, el único que ha tendido la mano para el consenso y para el diálogo ha sido el presidente del Gobierno. Ustedes prefieren pelear en la calle lo que no son capaces de argumentar y debatir en el Parlamento.
Señora Canales, antes de entrar en la ley que usted defiende, que defienden sus compañeras de Izquierda Unida y de Chunta Aragonesista, le tengo que decir dos cosas: tenga cuidado cuando sale a esta tribuna y habla, y haga el favor de leer. Lea usted, señora. Mire, para empezar, lea un poco de historia. Hace cincuenta años, el Partido Socialista negaba el voto a las mujeres. El propio Indalecio Prieto dijo [risas] —y digo textualmente—, calificó el voto femenino como «una puñalada trapera a la República», y la propia Victoria Kent se negaba al voto femenino. Y además le diré otra cosa: el artículo 15 de la Constitución defiende el derecho a la vida, y supongo que al que hacía usted referencia era el artículo 14. [Rumores.]
Señora Canales, señora Luquin y señora Martínez, esa ley que ustedes defienden es la ley más radical de toda Europa. Esa ley nació sin el respaldo social de siete de cada diez españoles que estaban en contra de ella. Incluso importantes miembros de su partido, señora Canales —yo todavía recuerdo la foto de Jáuregui o de Pepe Blanco en contra de esta ley o las declaraciones de Alfonso Guerra—. Y esa ley, además, dio la espalda al pronunciamiento del Consejo Fiscal, del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de Estado. Infórmese bien, por favor, cuando escribe sus proposiciones no de ley o cuando sale a esta tribuna. Dieron carpetazo a la ley en una subcomisión de seis semanas cuando debería haberse debatido en una comisión que debería haber durado al menos seis meses. Y la ministra Aído compareció en las Cortes Generales cuando ya estaba aprobada la ley. Señorías, a ustedes nada les importó. Su único objetivo era, una vez, más dividir a los españoles para ocultar la ineficacia de su gestión, que nos estaba abocando a la peor crisis económica que hemos conocido en España. Y, por otra parte, ha nombrado usted al señor Le Pen; yo me preocuparía si estuviera del lado del señor Le Pen, como usted. [Rumores.] [El diputado señor SADA BELTRÁN, desde el escaño y sin micrófono, se manifiesta en términos ininteligibles.]
El anteproyecto que ustedes pretenden devolver...
El señor PRESIDENTE: Guarden silencio, señorías.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: El anteproyecto que ustedes pretenden devolver antes siquiera de que llegue al Parlamento es fruto de la opinión y del voto de once millones y medio de españoles que sabían que este partido derogaría la ley de 2010 —de tapadillo nada, señora Martínez: en nuestro programa electoral, negro sobre blanco—, volviendo además a un sistema de supuestos, en línea con la doctrina del Tribunal Constitucional. Es un anteproyecto en línea con la regulación de muchos de esos países de Europa que ustedes tanto ponen de ejemplo. Por primera vez se despenaliza el aborto en este país; ninguna mujer ira a la cárcel por abortar. En su ley, señora Canales, mantenían la censura penal sobre las mujeres. También le diré otra cosa: los once años del Gobierno de Felipe González, ¿las mujeres tenían que ir a abortar al extranjero de forma ilegal? Porque parece ser que sí; es el sistema de supuestos al que queremos volver. [Rumores.] Se garantiza además...
El señor PRESIDENTE: Señorías, guarden silencio. No hagan un debate.
Continúe, señora Susín, continúe.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: Se garantiza además que las menores de dieciocho años estén acompañadas de sus padres o tutores. Se regula la objeción de conciencia de los profesionales. La interrupción voluntaria del embarazo pasa a formar parte de la cartera básica de servicios de la Seguridad Social. Se articulan medidas de asesoramiento, información clínica, medidas de apoyo económico, social y psicológico y se establece un período de siete días de reflexión.
Este proyecto defiende y protege los derechos de las mujeres, de nosotras, señora Canales. Aplica la doctrina del Tribunal Constitucional, estableciendo claramente que ningún derecho es absoluto y que la mujer tiene derecho a su dignidad, a la salud física y a la salud psicológica, pero que, cuando ese derecho entra en conflicto con un bien jurídicamente protegido como es el nasciturus, según ha declarado no una, sino dos, tres y más veces el Tribunal Constitucional —lea e interprete bien, señora Canales—, el legislador tiene que resolver el conflicto. Señorías, un derecho nunca es absoluto, nunca. Sus derechos, señorías, terminan donde empiezan los míos, y mis derechos terminan donde empiezan los suyos. Ningún derecho, en un Estado de convivencia, es absoluto. Defendemos los derechos de la mujer, pero defendemos también los derechos del concebido y no nacido, como reconoce el Tribunal Constitucional. La obligación de este partido, que forma parte del legislativo en este país, es velar por los derechos de todos. La suya, señorías, también debería serlo, y para ello deben debatir y llegar a acuerdos que satisfagan a la mayoría de los españoles, y, desde luego, esas expectativas de la mayoría no están en ninguno de los dos extremos, se lo aseguro.
Respecto al texto de sus proposiciones no de ley...
El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, señora Susín.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: ... obviamente, señorías, las votaremos en contra.
Acabo ya, presidente.
Yo animo a los grupos parlamentarios a debatir, a exponer sus argumentos; no le tengan tanto miedo a la democracia cuando es la izquierda la que no gobierna. [Risas y aplausos.]
Y termino ya, señorías.
Les ruego que las próximas iniciativas que presenten respecto a este tema, además de incluir la reprobación de la presidenta, incluyan también la mía, la de todos los diputados del Partido Popular [rumores] y la del propio Tribunal Constitucional, que ha dicho hasta tres veces en sentencia firme lo mismo que dijo la presidenta Rudi.
Nada más, y muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Susín.
El señor Blasco tiene que fijar su posición respecto a la enmienda del Partido Popular.
El señor diputado BLASCO NOGUÉS [desde el escaño]: Sí, señor presidente.
No aceptaríamos la enmienda del Partido Popular. Y, en todo caso, pediríamos por nuestra parte la votación separada de los cinco puntos de nuestra proposición no de ley.
El señor PRESIDENTE: ¿Señora Luquin?
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: Sí. Pediríamos un receso a ver si es posible intentar poder llegar a un acuerdo entre las diferentes iniciativas que se han presentado.
El señor PRESIDENTE: ¿Tendrá que ser largo el receso? ¿Tendrá que ser largo? ¿Diez minutos?
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: Cinco minutos.
El señor PRESIDENTE: Venga. Cinco minutos de receso.
Se suspende la sesión.
El señor PRESIDENTE: ¿Estamos en condiciones de poder reanudar la sesión? Pues se reanuda la sesión.
Señora Luquin, tiene la palabra.
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: Gracias.
Lo hemos intentado, pero ha sido imposible el poder llegar a un acuerdo. Por lo tanto, nosotros mantendremos nuestra..., las iniciativas entiendo que como son, pero no aceptaríamos entonces la votación separada de la del Partido Aragonés. No aceptaríamos la votación separada.
El señor PRESIDENTE: ¿Que no se acepta? De acuerdo.
Vamos a votar en consecuencia conjuntamente...
Señor Torres.
El señor diputado TORRES MILLERA [desde el escaño]: Solamente para hacer constar que nosotros, si hubieran llegado a un acuerdo, lo hubiéramos consentido, no lo hubiéramos impedido. [Rumores.]
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Señorías.
Señor Soro... Perdón, perdón, perdón. Señor Soro.
El señor diputado SORO DOMINGO [desde el escaño]: Sí, para hacer constar...
El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor.
El señor diputado SORO DOMINGO [desde el escaño]: ... para hacer constar que, si el Partido Popular planteara la oposición a esta ley, la votaríamos a favor.
El señor PRESIDENTE: Muy bien.
Señor Sada, ¿también va a intervenir? No.
Vamos a proceder a votar cada una de las cuatro proposiciones no de ley en sus propios términos.
Empezamos con la primera, que es la número 27, de Izquierda Unida. Señorías, comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y tres. A favor, veintisiete; en contra, treinta y seis. Se rechaza la número 27.
Podemos volver a votar la número 27. Señorías, estén atentos, por favor. Comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y cuatro. A favor, veinte ocho; en contra, treinta y seis. Queda rechazada.
Votamos la número 431, de Chunta Aragonesista. Comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y cuatro. A favor, veinte ocho; en contra, treinta y seis. Queda también rechazada.
Votamos la número 3, del Partido Socialista. Comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y cuatro. A favor, veinte ocho; en contra, treinta y seis. Idéntico resultado.
Y votamos por último la número 28, del Partido Aragonés. Comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y dos. A favor, siete; en contra, cincuenta y cuatro; una...
Podemos volver a votar la número 28. Comienza la votación. Finaliza la votación. Votos emitidos, sesenta y cuatro; a favor, siete. En contra, cincuenta y siete. Queda rechazada también la número 28.
Pasamos a un turno que espero que sea breve —se lo ruego, señorías— de la señora Luquin. Breve... Quiero decir tres minutos, señora Luquin. Puede intervenir.
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: Gracias, presidente.
En primer lugar, agradecer el voto favorable a la iniciativa de Izquierda Unida tanto de Chunta Aragonesista como del Partido Socialista. Lamentar profundamente no haber podido llegar a un acuerdo con el Partido Aragonés —con el Partido Popular ya sabíamos que era imposible—. Sorprendentemente no hemos sido capaces de poder llegar a un acuerdo que es el acuerdo al que han conseguido llegar en cualquier otra Administración pública. Habíamos hecho la oferta de retirar todas las iniciativas y que se votara un único punto, que era la retirada del anteproyecto de ley, tal y como se ha hecho en otras administraciones, y aquí ha sido imposible. Me imagino que tendrán algún tipo acuerdo o algún tipo de decisión interna que me imagino que sabrán perfectamente por qué lo que vale en otras administraciones y otras instituciones no vale en esta.
Lamentar profundamente... Decía el señor Blasco que había que mantener la serenidad. ¿Sabe lo que pasa? Que es que mantener la serenidad cuando a una le cercenan derechos es complicado. Yo no puedo mantener la serenidad cuando se me está negando mi derecho a decidir, y no puedo mantener mi serenidad cuando por parte de un partido se me quiere obligar a ser madre quiera o no quiera. La señora Susín decía que siete de cada diez estaban en contra de la ley de plazos. De esta, hoy, ocho de cada diez. Por esa ley ustedes no tendrían ningún tipo de recorrido. Ocho de cada diez españoles están en contra de la propuesta que ustedes hacen, con la agravante de que ustedes ahora me van a obligar a mí a ser madre quiera o no quiera y ustedes me van a obligar a mí a tener un hijo con graves malformaciones quiera o no quiera, mientras que en la anterior ley a ustedes no les obligaba nadie y a los demás nos respetaba nuestro derecho a decidir y nuestro derecho a una maternidad libre y responsable. Tanto es así que hasta The Times, que no es un periódico que podamos decir que sea muy cercano a la izquierda ni socialdemócrata, habla de abuso de poder por parte del Gobierno del señor Mariano Rajoy, porque está invadiendo la privacidad de una parte de su población, que somos las mujeres.
Vuelvo a insistir: siento una profunda tristeza por que en el siglo XXI haya mujeres que aplaudan fervorosamente que se nos retiren derechos. Sinceramente no puedo entender cómo se puede aplaudir que se asuma con normalidad que las mujeres no tengamos la suficiente madurez y capacidad para decidir sobre nuestro propio cuerpo y sobre nuestra propia maternidad, que necesitemos tutelas, y que ustedes aplaudan. De verdad, profunda, profunda tristeza, que en el siglo XXI, en vez de avanzar en derechos y en libertades, con ustedes y con sus gobiernos y sus políticas estemos retrocediendo en derechos. Y, en este caso, ustedes saben plenamente que los abortos se van a seguir produciendo, porque han existido siempre en la historia. Por lo tanto, la seguridad jurídica y sanitaria eran fundamentales, y este anteproyecto de ley las niega.
Ustedes han adoptado y han abrazado las teorías del creacionismo, que solo las defiende ya el Tea Party, porque en Europa no las defiende nadie. Están allí, con el Tea Party, hablando de la teoría del creacionismo. De eso estamos hablando. Ustedes reconocen la fecundación y el momento de la fecundación, que nadie en la ciencia lo admite ya, directamente como un sujeto de derechos, y nos convierten a las mujeres en víctimas cuando nos quieren sacar del Código Penal porque creen que somos un bien susceptible de protección. ¡Ojo!, y no caigan ustedes ya, porque lo que les están haciendo a las mujeres como sujetos perceptibles de protección... Es que somos merecedoras de ser tuteladas. Se lo expliqué hace tiempo. Desde luego, sabe usted perfectamente la diferencia que hay entre el derecho a decidir, el derecho a una maternidad libre, y lo que tiene que ver con la interrupción voluntaria del embarazo. Sigo insistiendo y seguiremos insistiendo. Este grupo parlamentario, afortunadamente, con miles de mujeres que no están aquí, pero sí están en las calles luchando y defendiendo sus derechos, vamos a seguir [rumores] defendiendo el derecho a la interrupción voluntaria de una forma segura, gratuita, y, desde luego, ni ustedes ni nadie me van a poder obligar a mí a ser madre ni ustedes ni nadie nos van a poder obligar a traer hijos al mundo cuando no queremos.
Desde luego, hoy es un día absolutamente triste, triste para esta comunidad autónoma y absolutamente triste para las mujeres. Sí, señora Orós, muy, muy triste, que a usted le parecerá...
El señor PRESIDENTE: Termine, señora Luquin.
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: ... estupendo que le retiren derechos. Yo hoy estoy indignada y cabreada —así se lo tengo que decir—...
El señor PRESIDENTE: Señorías, silencio, por favor.
La señora diputada LUQUIN CABELLO [desde el escaño]: ... indignada y cabreada, porque no quiero que me quiten mi derecho a decidir. [Aplausos.] Por lo tanto, aguántenme cinco minutos, porque yo voy a tener que aguantar dos años con su legislación, que me va a afectar. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Por Chunta Aragonesista, la señora Martínez puede intervenir.
La señora diputada MARTÍNEZ ROMANCES [desde el escaño]: Gracias.
Gracias, señorías de Izquierda Unida y del Partido Socialista, por apoyar nuestra proposición no de ley.
Señorías del Partido Popular, señorías del Partido Aragonés, el anteproyecto objeto de debate en esta Cámara, para el Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista, desde el marco de los derechos democráticos no es enmendable. Para mi grupo solo tiene una salida, y es que se aparque, porque parte del supuesto, erróneo a nuestro juicio, de que las mujeres somos meros cuerpos reproductivos sin mayores luces, y por eso mismo no tenemos capacidad para tomar decisiones sobre nuestra salud y nuestra vida; de ahí que en el propio texto se nos incapacite jurídicamente, eximiéndonos de cualquier responsabilidad. Chunta Aragonesista, como muchos colectivos más, como cientos, como miles de mujeres y de hombres, parte de la base de que las mujeres somos capaces, muy capaces, de que estamos capacitadas incluso para decidir si queremos ser madres o no queremos serlo.
Señorías, antes hemos oído hablar de errores, de que los seres humanos cometemos errores. Pues, hoy, esta Cámara va a llevar a cabo un error, porque decir que este anteproyecto les parece bien es uno de los mayores errores de la democracia.
Señora Susín, ya sabemos que es un anteproyecto, pero están demostrando que no les gusta, porque se encargan muy mucho de decir que es una anteproyecto, y compañeros suyos hoy en el Congreso han dicho que no les gusta, como Celia Villalobos y dos personas más. Que ya sabemos que es un anteproyecto, y porque es un anteproyecto estamos aquí, defendiendo que no salga adelante.
El 85% de la población está en contra de este anteproyecto —antes eran siete de cada diez; ahora son más de ocho de cada diez—. Y desde luego que le tenemos que tener miedo a la derecha cuando gobierne, indudablemente que le tenemos que tener miedo a la derecha cuando gobierne, porque, cuando gobierna la derecha, hay más paro, tenemos menos prestaciones y nos recortan muchísimos derechos, sobre todo a las mujeres.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Martínez.
Señor Blasco, puede intervenir.
El señor diputado BLASCO NOGUÉS [desde el escaño]: Muchas gracias, señor presidente.
Pues, efectivamente, lamentar que no hayamos sido capaces de llegar a algún tipo de acuerdo cuando realmente de lo que estábamos hablando era de un tema posiblemente semántico, porque hablábamos de retirar o de posponer. Pero, en cualquier caso, desde nuestro punto de vista, lo que se ha producido en esta Cámara es bastante significativo, porque, seguramente, la proposición no de ley del Partido Aragonés, que llamaba al consenso, que llamaba a la participación, que llamaba a la reflexión, que llamaba a la tranquilidad, parece que no ha sido recogida por el resto de los grupos parlamentarios, por ninguno de los grupos parlamentarios. Y realmente eso nos preocupa. Y realmente nos preocupa porque en este ámbito de crispación... Decía la señora Luquin que es difícil mantener la tranquilidad cuando existen una serie de derechos que se considera que están siendo perjudicados. Yo recuerdo, cuando era un crío, que había un poema de Rudyard Kipling que decía que serás hombre cuando guardes en tu puesto la cabeza tranquila cuando todo en tu entorno es cabeza perdida. Yo creo que eso es lo que se nos pide en estos momentos a los parlamentarios: que seamos capaces de escucharnos por encima de ruido; pero parece que no interesa, y eso realmente lo lamentamos profundamente desde el Partido Aragonés. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Blasco.
Señora Canales.
La señora diputada CANALES MIRALLES [desde el escaño]: Sí. Gracias, presidente.
Mire, señora Susín, a mí, lecciones, pocas, y amenazas, menos. [Rumores.] Sí, sí, usted me ha amenazado ahí en el púlpito, y, si no, se escuche. Amenazas, poquitas. Una cosa le voy a decir: tanto que me da lecciones de que si el artículo..., que me he equivocado, oiga, que usted está hablando del señor Indalecio, que se murió hace cincuenta años, y usted está hablando de lo que habló hace cincuenta años. O sea, que la que tiene que estudiar un poquito más es usted.
Miedo a que cuando no gobierna la izquierda, no: pánico a cuando gobierna la derecha, pánico. Porque a la vista está que ustedes cercenan nuestros derechos y, si pudieran pisotearnos, lo harían. [Rumores.] Ustedes están aplaudiendo, señorías, ustedes están aplaudiendo que, para interrumpir un embarazo con una malformación grave, la mujer tiene que hacerse la loca. Tiene que hacerse la loca, tiene que conseguir tres informes. Cuando los ha conseguido, su embarazo está en el octavo mes. Pero ¿ustedes se han leído el anteproyecto? ¿Ustedes se han leído el anteproyecto, señorías? Sobre todo ustedes las mujeres, sobre todo ustedes.
Ha dicho la señora Susín que venía en el programa electoral. ¡Qué mala suerte que tenemos las mujeres con ustedes! O sea, no cumplen nada del programa electoral, absolutamente nada, y lo único que cumplen es ir contra nosotras. [Corte automático de sonido.] [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Canales.
Señora Susín, termine el debate.
La señora diputada SUSÍN GABARRE [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
En primer lugar, señor Blasco, lamento profundamente que el talante democrático de esta izquierda... [Desde la tribuna del público se comienza a gritar: «¡Aborto libre!», grito que se repite hasta que el presidente suspende la sesión.]
El señor PRESIDENTE: Señorías, por favor.
Señoras y señores... Señoras y señores del público... [Aplausos desde la tribuna del público.] Espera, espera. Espera, espera. Espera. Espera, espera... No... Señora Susín... Señora Susín... ¡Señora Susín, no tiene el uso de la palabra! ¿Eh? No, no. ¿Para qué? ¿Para que me monten un cirio?
Señores y señoras del público, señoras y señores de la tribuna del público. Si queréis, suspendo la sesión y la reanudo. ¿Eh?
Señorías, señorías, vamos a suspender la sesión. Se suspende la sesión. Se suspende la sesión, y no hasta mañana. Ya está. [Se suspende la sesión a las veinte horas y veintisiete minutos.]
El señor PRESIDENTE: Señorías, desocupen la tribuna del público, por favor. Desocupen la tribuna del público, por favor. Silencio, señorías. Desalojen la tribuna del público, que esto ya se ha terminado. [Aplausos desde la tribuna del público, a la vez que son desalojados el resto de los presentes en la misma.]
Señorías, ocupen sus escaños. Se reanuda la sesión. [Se reanuda a las veinte horas y treinta y un minutos.]
La diputada SUSÍN GABARRE: Es el teatrillo al que...
El señor PRESIDENTE: Señora Susín, si quiere, podría haberlo...
La diputada SUSIN GABARRE: Lo quiero hacer desde la tribuna, presidente..
El señor PRESIDENTE: Hágalo. Señoría Susín, no se extienda, por favor.
La diputada SUSIN GABARRE [desde la tribuna]: Acabo enseguida, presidente.
Este es el teatrillo al que hacía esta mañana referencia el señor García Madrigal.
Y yo, si no les importa, voy a empezar —tengo derecho, señora Pérez, como diputada—, voy a empezar mi explicación de voto con una frase que decía antes la señora Luquin de Clara Campoamor: «La libertad se consigue ejerciéndola». Y yo quiero ejercer mi libertad. [Aplausos.]
Señoras Luquin y Martínez, díganselo o pídanles que pongan el video. [Rumores.] Yo pondré...
El señor PRESIDENTE: Señorías, guarden silencio, por favor.
Continúe, señora Susín.
La diputada SUSIN GABARRE: Yo pondré el video, porque en ningún momento he amenazado a la señora Canales, y me voy a asegurar de que así ha sido.
Díganles a la señora Luquin y a la señora Martínez que ellas representan a dos partidos de extrema izquierda y, por lo tanto, a uno de esos extremos radicales a los que yo aludía en mi discurso. Entiendo sus posiciones, aunque no las comparto, pero, eso sí, esta diputada siempre ha sido escrupulosamente respetuosa con sus ideas y con sus planteamientos; por eso les pido a las dos que lo sean ellas con los míos. Y les pido también que no se otorguen mi representación como mujer ni la de mis compañeras de bancada, ni mucho menos la de millones de españolas que no piensan lo mismo que ustedes. [Aplausos.]
Señora Canales... Usted, señora Canales —transmítaselo también—, pertenece, todos ustedes pertenecen a un partido que ha gobernado, gobierna, y espero que tarde más de dos años en volver a gobernar este país. [Rumores.] Y su responsabilidad es otra, señorías. Ustedes deberían saber que el deber de su partido no es buscar una legislación acorde con los principios personales o individuales de ninguna persona o de ningún sector ni que imponga una opción personal, sino que sea acorde con la doctrina constitucional, respetuosa, señorías, con los derechos de todos y que valga para la mayoría de la sociedad. Y esa es la voluntad de este Gobierno.
Ustedes piensan que tienen la superioridad moral, que la izquierda de España tiene el monopolio de decidir qué está bien y qué está mal; para ustedes hay espacios de convivencia que tienen que estar reservados única y exclusivamente a las decisiones que adoptan aquellos que tienen el monopolio de la superioridad moral, ustedes, los de la izquierda de este país.
Durante este debate no he oído ni un solo argumento de peso, ni un solo argumento jurídico o ideológico que no haya sido el insulto y la búsqueda de confrontación. Díganle a la señora Canales que, si quieren, en su próxima intervención, yo misma le proporcionaré textos feministas para que pueda sustentar ideológicamente su debate.
El señor PRESIENTE: Vaya terminado, señora Susín.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: Acabo ya. Pero quiero saber la respuesta a una pregunta a la que no me han respondido: ¿por qué no quieren debatir la ley, por qué no la quieren sacar de la sede parlamentaria, por qué no quieren que hablemos, por qué no quieren conocer los informes que el Gobierno ha pedido al Poder Judicial, a los fiscales, al Comité de Bioética, a la Organización Médica Colegial, al Colegio de Enfermería y al Consejo Nacional de la Discapacidad?
El señor PRESIDENTE: Señorías, silencio; y termine, señora Susín.
La señora diputada SUSÍN GABARRE: Acabo ya. Les digo una cosa: no tengan miedo al debate, debatan la ley en profundidad y con el respeto que merece el tratamiento a los derechos fundamentales a los que afecta.
Muchas gracias. [Aplausos.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Susín.