El señor PRESIDENTE: Pasamos a la siguiente pregunta, también referida a los estudios musicales: pregunta 79/08, relativa al protocolo de actuación ante las reclamaciones por los resultados de las pruebas de acceso a los estudios musicales de grado medio, formulada a la consejera de Educación, Cultura y Deporte por la diputada del Grupo Parlamentario Popular señora Grande Oliva, que tiene la palabra.
Pregunta núm. 79/08, relativa al protocolo de actuación ante las reclamaciones por los resultados de las pruebas de acceso a los estudios musicales de grado medio.
La señora diputada GRANDE OLIVA [desde el escaño]: Gracias de nuevo, señor presidente.
Señora consejera, ¿qué opinión le merece a su departamento el protocolo de actuación ante las posibles reclamaciones por los resultados de las pruebas de acceso a los estudios musicales de grado medio?
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Respuesta del Gobierno. Señora Almunia, tiene la palabra.
La señora consejera de Educación, Cultura y Deporte (ALMUNIA BADÍA) [desde el escaño]: Gracias, presidente. Señoría.
Las reclamaciones que surgen a raíz de estas pruebas de acceso están perfectamente establecidas y normalizadas para todos los conservatorios profesionales de música de la Comunidad Autónoma de Aragón: primero es la reclamación ante el director del conservatorio; si no le satisface, es el recurso de alzada al director provincial del servicio correspondiente, y, a partir de ahí ya, los recursos administrativos o los contencioso-administrativos que entiendan si la respuesta no es satisfactoria.
Pero yo creo que es lo mismo aquí que en cualquier otro proceso educativo.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Su réplica, señora Grande. Tiene la palabra.
La señora diputada GRANDE OLIVA [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Yo le preguntaba por el protocolo porque, ciertamente, como tal protocolo, no existe, señora consejera.
Y yo me he circunscrito en la pregunta anterior a un determinado curso académico, pero quiero decirle, y usted lo tiene que saber -lo sabe, por supuesto, mejor que yo-, que la problemática que yo le estoy planteando es general en todos los conservatorios, señora consejera, es general.
Pero, en este caso, le vuelvo a repetir que, protocolo, no hay ninguno, y es preocupante lo que yo le voy a plantear: yo le pregunto, señora consejera, si usted tiene en realidad conocimiento del criterio con el que actúan los directores provinciales ante una reclamación. ¿Con qué criterio deciden los directores provinciales, según la normativa que usted ha expuesto -y que yo conozco, y que sé que existe, faltaría más-, si se repiten las pruebas de acceso al grado elemental, al grado medio que estamos diciendo, o no se repiten?
Yo le diré, señora consejera, y por ahí va mi pregunta, que los criterios son de una arbitrariedad total, y esto alarma, alarma y llega a los ciudadanos, porque llegan a la conclusión, como le voy a demostrar a continuación, de desconfiar completamente del sistema.
Mire usted, el año pasado se publicó en el Diario del Alto Aragón una carta, que no voy a leer en su totalidad, del padre de un alumno, cuyo título es muy sugerente sobre lo que le acabo de citar y lo que le acabo de decir. Dice: «Ocupar una plaza de flauta travesera, todo un reto.- Mi hijo tiene siete años y mucha ilusión por aprender. Este año ha intentado entrar en el Conservatorio de Sabiñánigo. En junio, como otros niños, no obtuvo plaza para flauta travesera, quedando cinco plazas sin cubrir [este es otro tema, que comentaremos en otro momento]. Quisimos saber las razones y seguimos el procedimiento establecido para la reclamación. Aquí empezó el calvario de mi hijo [siete años, señora consejera]: al parecer, no era capaz de soplar durante cuatro segundos. El tribunal consideró que no había motivo para modificar su decisión. Seguimos con el procedimiento ante la dirección provincial. Tuvimos que hacer un reconocimiento médico al niño: está perfectamente, gracias a Dios...», etcétera, etcétera, etcétera.
Le repitieron la prueba, pero dice: «yo ya no confío en el sistema». Le repiten la prueba, el niño suspende de nuevo, pero, como el padre fue a la prensa, pues a los pocos días recibe una llamada del director provincial y le dice que el niño tiene plaza en el conservatorio. Y, sin embargo, yo conozco casos, señora consejera, de padres que han seguido el mismo proceso, con unas -digamos- lagunas, en todo este proceso administrativo que usted dice, tremendas, como, por ejemplo, la conexión entre el tribunal que examina al alumno y el informe que emite la inspección, y, porque los padres han estado callados, ni tan siquiera han llegado a repetirle la prueba al alumno...
El señor PRESIDENTE: Señora diputada, por favor...
La señora diputada GRANDE OLIVA [desde el escaño]: Acabo ya, señor presidente.
Por lo tanto, señora consejera, le muevo de nuevo a la reflexión y, sobre todo, le pido que, como política responsable de un área tan importante -y, ciertamente, no tiene usted que recordarme que estos son unos estudios especiales, por supuesto, así es-, ponga todos los medios para que se garanticen, por lo menos, por lo menos, los mismos derechos a los alumnos.
Nada más, y muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Su dúplica, señora Almunia. Tiene la palabra.
La señora consejera de Educación, Cultura y Deporte (ALMUNIA BADÍA) [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Intuyo que, con siete años, no estudiaría el grado medio de música, porque, si no, naturalmente, estaríamos hablando de un niño prodigio, y eso sí que sería para colgar al tribunal. Porque, claro, usted me formula la pregunta para los estudios musicales de grado medio, con lo cual el ejemplo que ha traído me parece que no está muy bien traído, señoría.
De todas formas, yo creo que tenemos que distinguir lo que es una escuela de música de lo que es un conservatorio, es decir, son dos cosas distintas. En un conservatorio se estudia música de una forma reglada; en la escuela de música es una aproximación a lo que puede ser el estudiar el instrumento musical.
Lamentablemente, no tenemos muchos conservatorios, pero sí tenemos -entendemos- los suficientes para poder abordar todos aquellos niños que o jóvenes que, de una manera profesional, quieran enfocar su vida hacia la música.
Yo, señoría, no he sido nunca miembro de un tribunal de un conservatorio de música y no sé qué cualidades debería pedirle a un alumno (que supiera soplar más minutos o menos minutos en la flauta..., no lo sé) ni sé cuál es la casuística que pasó en el tribunal que usted me dice de ese niño que no pudo entrar. No obstante, la orden del departamento que yo le digo no solamente aborda cómo deben ser los tribunales y cómo debe ser la prueba, sino que también se aborda qué procedimiento se debe seguir en las reclamaciones, y allí, muy claramente, se dice: «Contra la calificación final obtenida en la prueba de acceso, podrá reclamarse ante el director del centro, en el plazo de dos días hábiles contados a partir del siguiente al de la publicación de las actas. Recibida la reclamación, el director convocará de inmediato al correspondiente tribunal para que informe razonadamente sobre la reclamación en el plazo adicional de dos días hábiles. A la vista del informe, el director resolverá sobre la reclamación, haciéndolo llegar al interesado. Contra la resolución del director del centro, cabrá interponer recurso de alzada, ante el director del Servicio Provincial de Educación, Cultura y Deporte correspondiente, en el plazo de un mes a contar desde el día siguiente al de la fecha de registro de salida de dicha resolución. No cabrá recurso de alzada si previamente no ha existido reclamación ante el director del centro. La interposición del recurso de alzada no paralizará el procedimiento de adjudicación de plazas que resulte de las pruebas de acceso».
Es decir, está establecido y recogido el procedimiento. Me consta que, para todos los directores provinciales que tenemos en Aragón, ante una queja recibida por parte de los padres, es el inspector correspondiente el que habla con la dirección de los conservatorios, señoría.
Yo le digo que cuando estamos hablando del grado medio, que es lo que usted me ha preguntado, está muy reglamentado cómo es el tribunal, qué pruebas tienen que hacer y cómo puede la gente resolver sus problemas en caso de dificultad, señoría.
Yo, mire usted, sobre que todos sean arbitrarios, pues tengo mis dudas al respecto. Yo no le quiero decir que lo hagan excepcionalmente bien, pero creo que tampoco podemos decir que este tipo de cosas se abordan con arbitrariedad.
Estaremos o no satisfechos o creeremos que nuestro hijo es mucho más virtuoso de lo que en realidad lo es, pero yo creo, señoría, que, en un tribunal con tres personas, alguno podrá ser arbitrario, pero no creo que los tres.
Y no creo, sobre todo, que los inspectores que realizan el seguimiento de estas quejas sean tampoco arbitrarios, más bien al contrario. Es decir, tenemos alguna queja de algún inspector sobre que algún padre de algún niño del conservatorio le ha gritado en la calle y le ha agredido psicológicamente, que no personalmente.
Con lo cual, señoría, si vamos a hablar de quejas, las tendremos en los dos lados. Y yo creo que tampoco es cuestión de hablar de arbitrariedad.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora consejera.