El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
Retomamos el punto del orden del día alterado, con la interpelación número 49, relativa a la política realizada, en cuanto a apoyo a empresas para acceso al comercio electrónico, que ha sido formulada por el diputado de Chunta Aragonesista señor Yuste Cabello, que tiene ahora la palabra.
Interpelación núm. 49/01, relativa a la política realizada en cuanto al apoyo a empresas para acceso al comercio electrónico y al e-business.
El señor diputado YUSTE CABELLO: Señor presidente. Señorías.
Cuando nuestro grupo presentó esta interpelación, se acababa de cumplir el primer año de vigencia del denominado convenio de colaboración entre el Instituto Aragonés de Fomento y las empresas del señor Barrabés.
Y nos pareció oportuno, entonces, evaluar su funcionamiento, evaluar los resultados de ese primer curso 2000-2001 del centro de excelencia e-business y comercio electrónico llamado «Walqa», y parecía razonable también arrojar algo de luz acerca de las irregularidades que han sido denunciadas por varias empresas aragonesas, especializadas en Internet, con respecto al citado convenio que dio lugar al centro Walqa.
El centro Walqa ha motivado numerosas preguntas parlamentarias, numerosas solicitudes de información por vía reglamentaria, y ahora va a protagonizar esta interpelación, en la que espero que podamos debatir en profundidad sobre la cuestión.
Por cierto, varias preguntas continúan todavía pendientes, todavía, de respuesta, habiéndose incumplido ampliamente el plazo de veinte días establecido por el reglamento de las Cortes de Aragón, que usted, señor Porta, parece no tener especial interés en cumplir. Preguntas que llevan hasta dos meses esperando respuesta. Creo que ya va siendo hora de que se vaya cumpliendo el Reglamento de esta cámara.
Quiero, por lo tanto, empezar delimitando el ámbito en el que voy a centrar la interpelación: vamos a debatir sobre la política de apoyo a las empresas para su acceso al comercio electrónico y al e-business que este Gobierno viene desarrollando a través del centro de excelencia Walqa.
Por lo tanto, señor consejero, hoy –le voy a tranquilizar–, no toca hablar de la labor de difusión de Internet que realiza su departamento entre los empleados públicos de la Diputación General de Aragón, y que ha sido recientemente puesta de manifiesto a la hora de responder a la encuesta que realizaba la edición digital de un periódico zaragozano sobre la continuidad o no de su persona al frente del Departamento de Industria, Comercio y Desarrollo. No se preocupe: hoy no toca hablar de eso.
Anteayer se cumplieron diez años del nacimiento de las páginas web como las conocemos en la actualidad. El desarrollo de Internet ha puesto al descubierto un nuevo mundo: eso que se ha venido en llamar la sociedad de la información, que nos abre infinidad de posibilidades para nuestra sociedad, para nuestra cultura, y, desde luego, también, para nuestra economía. Conscientes de ello, Chunta Aragonesista siempre ha defendido las iniciativas que nos permitan apurar esas posibilidades. Un ejemplo de ello es, precisamente, nuestra propuesta de crear una universidad sin fronteras, a partir del uso de las nuevas tecnologías, y que fue recogida en el dictamen sobre modelo universitario aprobado por estas Cortes hace unos meses.
En ese sentido, las primeras noticias sobre la creación de un parque tecnológico en la ciudad de Huesca y de un centro de excelencia en Internet fueron acogidas con la consiguiente esperanza: Aragón podía coger un buen tren, un tren propio del tercer milenio, y podía hacerlo en los vagones de cabeza, con audacia y confianza en nuestras propias posibilidades.
Sin embargo, los acontecimientos posteriores han venido arrojando más sombras que luces sobre la forma concreta que ha elegido el Gobierno de Aragón para desarrollar este proyecto, y me refiero expresamente al centro Walqa, y no, desde luego, al parque tecnológico, aunque recientemente haya sido bautizado con el mismo nombre, porque, evidentemente, son dos proyectos diferentes, de los que nosotros hacemos una lectura distinta.
No voy a recordar los errores encadenados que cometieron usted mismo y el Grupo Parlamentario del PAR al olvidar la dotación del centro Walqa en los presupuestos del 2001, ni voy a recordar el retraso de cinco meses con que maltrató usted a nuestro grupo parlamentario a la hora de cumplir con la obligación de informar y facilitar la documentación requerida desde esta cámara. En este caso, aludíamos al convenio entre el IAF y Barrabés Esquí y Montaña, sociedad limitada.
Esos errores políticos se convierten en meras formalidades ante la constatación del más grave error político de todos: apostar, desde la Administración pública, por una empresa privada, de reciente creación, para competir en posición predominante con el resto de empresas aragonesas de dilatada trayectoria en consultoría estratégica en Internet. Ése es el más grave error, y eso, en democracia, se llama amiguismo, se llama favoritismo, se puede llamar clientelismo, pero, desde luego, nunca puede ser la mejor vía para dinamizar el sector empresarial en Aragón.
Usted sabe que este documento, el denominado «convenio Barrabés», firmado el 3 de agosto de 2000, ha causado una tremenda conmoción en medios empresariales, y yo le diría que incluso jurídicos, aragoneses.
Había grandes dudas; incluso usted mismo tampoco lo supo aclarar suficientemente. En abril, en una emisora de radio, usted dijo que la fórmula jurídica era un contrato de servicios. Posteriormente, el 25 de abril, en la Comisión de Industria de esta cámara, a pregunta de nuestro grupo, usted se refirió al mismo como «contrato» y también lo llamó «negocio jurídico»; y, sin embargo, este documento se encabeza como «convenio de colaboración».
Evidentemente, un jurista como usted conoce perfectamente los términos «contrato» y «convenio», y, desde luego, la implicación que esos términos produce a la luz de la ley de contratos de las administraciones públicas. Como usted sabe, la contratación por las administraciones públicas debe realizarse bajo los principios de concurrencia y publicidad.
Y el análisis de este documento, a la luz de la ley, nos permite hablar de un contrato, que, de serlo, sería un contrato ilegal, o, al menos, un documento suficientemente irregular como para haber provocado el escándalo público que ha provocado. Si es un contrato de servicios, como usted ha dicho, estaría incumpliendo la ley, porque debería haber sido sacado a concurso público. Ciertamente, ese requisito no haría falta si fuera un mero convenio de colaboración, que estaría expresamente excluido en la legislación de contratación de las administraciones públicas. Sin embargo, el volumen de negocio que se ofrece a Barrabés nos hace pensar que se trata, en realidad, de un auténtico contrato, aunque oculto bajo la denominación de convenio. Analizábamos, por tanto, un documento irregular.
Y yo le pregunto: ¿fue analizado por los servicios jurídicos de la Diputación General de Aragón?; ¿cuenta con un visto bueno jurídico este contrato realizado con Barrabés, o fue hábilmente redactado para quedarse pisando en la raya de la legalidad, aunque sin pasar totalmente al lado oscuro? ¿Cómo fue la elaboración de ese documento?
Creo que estamos ante un auténtico ejercicio, sinceramente, de ingeniería jurídica para favorecer a los amigos con el más absoluto de los descaros. Y, sinceramente, no descarto que pueda haber dictamen jurídico, algún día, que pueda restar validez a ese convenio, contrato o lo que sea. Pero, desde luego, yo no pretendo en esta interpelación jugar a abogados; prefiero, desde luego, hablar de política y hablar del contenido de este contrato o convenio. De hecho, usted mismo, cuando se le preguntó si era un contrato o un convenio, vino a decir que daba igual, que era un negocio jurídico.
Desde luego, es un negocio; es un buen negocio. Y yo debo preguntarle: ¿de quién fue la idea?; ¿fue usted quien convenció al señor Barrabés para que hiciera este esfuerzo –entre comillas–, o fue el señor Barrabés quien le vendió a usted –entre comillas también– este proyecto?
Yo creo que la respuesta es importante, señor Porta: ¿a quién se le ocurrió?: ¿a usted?, ¿al señor Urrecha?, ¿al señor Barrabés?, ¿a Bill Gates?: ¿a quién se le ocurrió este proyecto?
Voy a recordar a sus señorías el contenido de esta brillante idea: el Gobierno de Aragón convence a Barrabés Esquí y Montaña, sociedad limitada, para que constituya una empresa para que trabaje en el mundo de Internet. Y se crea esa empresa y se llama Barrabés Internet. Y el Gobierno de Aragón, a esa empresa, le pone en casa, le ofrece –gratis total– la nave, las instalaciones, los equipamientos; incluso, el Gobierno de Aragón costea la reforma de las instalaciones para que Barrabés Internet se pueda ubicar en su sede en Huesca. (Por cierto, que todavía no se nos ha respondido a la pregunta de a cuánto asciende el coste de la reforma de las instalaciones.) El Gobierno de Aragón le paga a Barrabés Internet trescientos millones de pesetas por realizar veinticinco consultorías cada año. El Gobierno de Aragón asume también el coste del hosting del sitio web de Barrabés.com, y eso son dieciséis millones doscientas mil pesetas al año, IVA aparte. El Gobierno de Aragón le paga a Barrabés Internet dieciséis millones de pesetas al año por atender a los escolares que el IAF va reclutando en los colegios aragoneses y va trasladando hasta el centro Walqa. Y es una idea muy bonita y muy interesante, pero, desde luego, amplía el buen negocio. El Gobierno de Aragón pone a disposición de Barrabés Internet un gran número de becarios, que paga el Instituto Aragonés de Fomento. El Gobierno de Aragón paga a Barrabés Internet veinticinco millones y medio por organizar diecisiete seminarios de introducción al e-business y otros diecisiete de desarrollo de proyectos en e-business.
El IAF asume también el coste de la difusión y comunicación de Walqa, que, evidentemente, beneficia a Barrabés Internet; el IAF asume también el gasto y jornadas técnicas de los ciclos de conferencias.
Estamos hablando de un traspaso de recursos públicos hacia una única empresa privada de, al menos, trescientos cincuenta millones de pesetas. A lo que hay que sumar el IVA, a lo que hay que sumar el coste de ubicación, el coste de los becarios, etcétera, etcétera. Un volumen de dinero público que ha convertido este negocio jurídico en un auténtico escándalo político.
Evidentemente, el Gobierno de Aragón le ha garantizado a Barrabés Internet un importante volumen de negocio, y le deja, además, en una posición privilegiada para ampliar su cartera de clientes.
Usted ha venido a decir en anteriores comparecencias que Walqa no compite con el sector, porque no diseña páginas web y se limita a diseñar planes de empresa. Pero usted sabe que Barrabés Internet sí que va a competir con las empresas aragonesas del sector, y que va a hacerlo desde una posición de predominio en el mercado, desde una posición de ventaja.
De hecho, Barrabés Internet ha ofrecido sus servicios a empresas que no habían sido seleccionadas en la lista de proyectos de Walqa, e incluso ha intentado quitarle clientes a la competencia. Es normal, desde luego, que, en esas circunstancias, el sector empresarial de Internet se ponga en pie de guerra, se organice y acuse al centro Walqa de competencia desleal. Es normal que ocurra eso.
Es cierto que el señor Barrabés es un famoso empresario en el campo del comercio electrónico, y lo es porque Microsoft eligió a esta pequeña empresa aragonesa como ejemplo de que, desde un pequeño pueblo de alta montaña, en una situación geográfica difícil, en el Pirineo, allá perdido en Europa, podían venderse esquís en veinticuatro horas en cualquier lugar del mundo. Microsoft fue quien creó –digamos– el mito de Barrabés. Y ese ejemplo por supuesto que puede animar a otras pymes aragonesas a dar el salto a la red, por supuesto que sí; pero no olvide que quienes pusieron en marcha el proyecto de comercio electrónico de Barrabés Esquí y Montaña, son, precisamente, en colaboración con Microsoft, esas empresas aragonesas que llevan muchos años trabajando en consultoría estratégica en Internet, que llevan hasta siete años (que eso en Internet es una eternidad); que son empresas con experiencia y que están liderando proyectos a nivel estatal y a nivel internacional. Y a esas empresas se les orilla, se les crea con dinero público un competidor, y es natural que se hayan organizado en la Asociación para el desarrollo de las nuevas tecnologías en Aragón (Inexxia.com), y que sean ya bastantes más empresas, aparte de las cuatro fundadoras. Incluso varias empresas de Huesca, que vienen a poner en evidencia que esto no es un pleito entre Huesca y Zaragoza, como le gustaría a usted que creyera la sociedad oscense, sino que esto es un conflicto entre el funcionamiento normal de las administraciones públicas y un funcionamiento anormal viciado por el amiguismo y por las irregularidades.
Voy concluyendo. Señor Porta: ¿por qué este Gobierno ha elegido este modelo de funcionamiento? Había otras fórmulas posibles, y, sin embargo, usted ha elegido la peor, la más conflictiva. Podría haber creado un centro público de asesoría a las empresas aragonesas, un centro atendido por empleados públicos, pero no lo ha hecho. Incluso podría haber puesto al frente de ese centro como director a don Carlos Barrabés, como –digamos– gurú del comercio electrónico, para que convenciera a las pymes aragonesas de que dieran el salto a la red a partir de su ejemplo personal; pero no hizo eso. Podría haber realizado una convocatoria pública y haber escogido entre diversos proyectos presentados por las distintas empresas aragonesas del sector; pero no lo hizo. Podría haber invitado a todas las empresas aragonesas a participar en este proyecto. Incluso podría subvencionar a todas las empresas aragonesas que contrataran consultoría estratégica con las empresas aragonesas del sector de Internet, y no sólo con Barrabés Internet, a través del centro Walqa. Podría haberlo hecho, y no lo hizo. Y, desde luego, estamos hablando de una subvención del 85% del coste de la consultoría. ¿En qué otro proyecto la DGA concede una subvención con un porcentaje semejante al 85%?
Desde luego, tenía usted muchas opciones, y ha elegido la peor. Supongo yo que aprovechará la interpelación para hablar de los miles de escolares que visitan el centro Walqa, de las empresas que han visto realizados sus planes estratégicos, planes de empresa. Cuente usted los logros del centro –desde luego, le brindo esa oportunidad–; pero no olvide responder a las preguntas que le he formulado: ¿a quién se le ocurrió esa idea?; ¿por qué eligió ese modelo de funcionamiento?, y ¿está usted seguro de la legalidad y de la limpieza del contrato o del convenio que usted mismo firmó con don Carlos Barrabés?
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Para responder en nombre del Gobierno de Aragón, el señor Consejero de Industria, don José Porta, tiene la palabra.
El señor consejero de Industria, Comercio y Desarrollo (PORTA MONEDERO): Muchas gracias, señor presidente.
Señoría, aun a riesgo de no ser entendido, trataré de explicar algunos conceptos.
El primero de ellos es el propio concepto de Walqa. Bajo la denominación de Walqa se engloban un conjunto de acciones del Gobierno de Aragón que pretenden situar a nuestra región en la sociedad de la información. Una de las cuestiones, bajo la denominación Walqa, es el Centro de excelencia en Internet; la segunda es el parque tecnológico, y la tercera es Internet de alta velocidad. Voy a tratar de desgranar ante su señoría este contenido trino, con objeto de que sea oportunamente entendido por su señoría.
Aprovechando una situación privilegiada, un entorno natural y una extensa oferta de ocio y deporte, se constituye el Centro de excelencia en Internet, que viene a estar caracterizado por, en primer lugar, ser un punto de encuentro de los líderes del sector; en segundo lugar, tratar de buscar la transmisión de modelos de éxito y de las mejores prácticas, buscando la excelencia, y, en tercer lugar, basado en la utilización de la tecnología de Internet como herramienta de competitividad. Y, para ello, el Instituto Aragonés de Fomento contó, y cuenta, con unos partners de innumerable gran prestigio.
El primero de ellos es Barrabés –luego volveremos a hablar de esta firma–, que desde hace varias generaciones, desde un pueblecito, como su señoría señalaba, desde Benasque, vende artículos de esquí y montaña. Un socio financiero, el Santander Central Hispano; uno logístico, como DHL, y los tecnológicos (Intel, Telefónica Data, Microsoft, Cisco y HP); contando también con la colaboración, que quiero agradecer públicamente, del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que se ha involucrado en el proyecto.
El centro de excelencia plantea los siguientes apartados: en primer lugar, tutoría y generación de proyectos; segundo, formación; tercero, sensibilización; cuarto, desarrollo de investigación y laboratorios, y, en quinto lugar, la realización de foros relacionados con esta materia.
En lo que respecta al trabajo con las pymes, lo que se pretende es que empresas tradicionales de nuestra región, que tienen un conocimiento de su sector de actividad, tengan ocasión, por su paso por Walqa, de conocer este nuevo canal de distribución de proyectos, de conexión con proveedores, e incluso de la propia organización internamente, para sacar unas nuevas líneas de negocio, aprovechando esta revolución digital. Y, en este punto, son más de trescientas las empresas con las que se ha contactado, y cabe decir en estos momentos que se han acabado nueve planes de negocio, que se corresponden con las siguientes empresas: Florida 135; Sociedad Agraria de Transformación 9414 Frutaria; Imaginárium Net, sociedad limitada; Industrias Alimentarias Jalonca, sociedad limitada; Heraldo de Aragón, sociedad anónima; Muebles Rey; Chelizsierco, sociedad limitada; Sabores de Pueblo; Pirineos Centro Inmobiliario, sociedad limitada; Oerlikon Soldaduras, sociedad limitada.
En estos momentos, están trabajando en el centro adscritas quince empresas, elaborando su plan estratégico de negocio, como son La Zaragozana; Mondo Ibérica; Enarco; Industrias Aragonesas del Aluminio; Prodaser; Travel Box; Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón; La Vajilla Enériz; Asociación de Usuarios Miembros de la Mesa de la Lonja Agropecuaria del Ebro; Rafael Tena, sociedad limitada; Espallargas; Tecno-Foto; Tredar; MT Servicios de Formación, e Información, Tecnología y Mercado.
Este conjunto de empresas están distribuidas por productos agroalimentarios (cinco), bienes de consumo (diez), materias primas (cuatro) y servicios (cinco), que agrupan en su conjunto unos mil novecientos trabajadores y una facturación aproximada de sesenta y siete mil millones de pesetas. Por provincias, se corresponden a Huesca, siete; Teruel, una, y Zaragoza, dieciséis.
Pues bien, en Walqa, como su señoría conoce (o debería conocer, ya que tuve la ocasión de enseñarle personalmente las instalaciones), no se venden ordenadores; en Walqa no se hacen programas de informática; en Walqa no se escriben páginas web. En Walqa se hacen proyectos de negocio, hablando de una pyme a otra pyme, hablando el lenguaje de empresas entre sí. De tal manera que las empresas que yo le he anunciado a su señoría que han salido ya con su proyecto estratégico de negocio en la red, acuden al mercado para comprar los productos y servicios que son necesarios para implementación de este plan. Es como si a su señoría le dan los planos de una casa y tiene que contratar por sí mismo la empresa constructora más adecuada.
Y para ello se ha desarrollado una red de empresas proveedoras, un parque de empresas proveedoras aragonesas, y le puedo citar que en materia de aplicaciones informáticas se han incorporado treinta y dos empresas de nuestra región; en materia de suministro de hardware y software, veinticuatro, en el campo del diseño de páginas web, cuarenta y una, y en el acceso tanto en materia de housing como de hosting, once empresas, que se benefician de estos desarrollos.
Pero, además de trabajarse con estas empresas, hay un amplio apartado de formación. En primer lugar, se trata de un régimen de becas, las becas Walqa, que hasta el momento (y en los doce últimos meses) han pasado ciento tres becarios. En estos momentos permanecen cuarenta y cinco becarios en Walqa. Y, de los que han pasado, según datos al día de hoy, un 47% han logrado encontrar hueco en el mercado de trabajo, algunos de ellos sin acabar ni tan siquiera su período de beca.
En el campo de la formación, además de estos becarios, se han organizado seminarios de introducción al e-business, con doscientos treinta y cinco alumnos; seminarios de desarrollo de proyectos de e-business, con doscientos veintiocho alumnos.
Otra línea de trabajo, como su señoría conoce, es el trabajo con los escolares. Cada día de la semana acude un autobús de escolares al centro Walqa desde cualquier punto de nuestra región. Y allí se trata de hablar de nuevas tecnologías, de hablar de Internet, de hablar de los procesos de negocio asociados, de cómo escribir un plan de negocios, y se les da la oportunidad en la sala de navegación de «chatear», de comprobar contenidos en la red, de abrir cuentas de correo y otros usos. Según los datos que podemos manejar hasta ahora del curso pasado son tres mil escolares, y, a fecha de hoy, tres mil ochocientos son los que han pasado por el centro. Se hizo una fiesta de fin de curso el pasado día 30 de junio, y los escolares nos trajeron a sus padres, de tal manera que hicimos con los padres lo que durante el curso habíamos hecho con ellos, entregándose unos premios, dos de los cuales (los más relevantes) consistían en visitar la sede de Microsoft en Redmont (Virginia).
Y además de esto se han desarrollo unos foros para tratar de propiciar un clima acerca de la importancia de estas materias. El primero de ellos fue el encuentro internacional celebrado los días 6, 7 y 8 de junio en Zaragoza. Aquí acudieron seiscientos cincuenta asistentes (de pago, que tiene más mérito), con ochenta y cinco ponentes de primer orden internacional. El pasado 30 de octubre se hizo una jornada conjunta con el programa Pilot, de logística. Y hay que destacar la presencia del director de logística de Amazon.com, con más de veinte millones de clientes al año y moviendo una facturación de casi tres billones de dólares.
Y, por último, relacionado con el centro de excelencia (y me permite ligarlo con el parque tecnológico), existen los acuerdos con la Universidad de Zaragoza, a la que quiero agradecer públicamente desde esta tribuna la colaboración que estamos encontrando para desarrollar los proyectos asociados a Walqa. En virtud del convenio firmado con la universidad el 18 de junio de 2001, para la construcción de unos laboratorios, se presentó públicamente el pasado 8 de noviembre el contenido de los mismos. Se centran en redes radiofrecuencia, banda ancha, aplicaciones UMTS y jurídico-empresarial. Y se pretende poner a disposición de la Universidad de Zaragoza unas infraestructuras que permitan desarrollar proyectos y hacer asignaturas prácticas relacionadas con esta materia, dando una ventaja competitiva a los alumnos de la Universidad de Zaragoza.
Recientemente se ha enviado al boletín, y estará a punto de publicarse, si no se ha hecho hoy, una convocatoria para que las empresas puedan beneficiarse de estos laboratorios, y aquellas que estén desarrollando proyectos todavía no competitivos, que no están en condiciones de salir al mercado, puedan beneficiarse de la utilización de estas infraestructuras.
Ésa es la primera pata de Walqa, ése es el primer proyecto. El segundo, como su señoría conocerá, es el parque tecnológico. En estos momentos se están urbanizando, y quedará finalizada la urbanización en el mes de enero, el próximo mes, las ocho primeras hectáreas, y se están construyendo los dos primeros edificios que alojarán el propio centro Walqa de excelencia en Internet, a la compañía Airtel-Vodafone, con la que firmamos un compromiso para establecerse en el parque, y, en tercer lugar, a la compañía Telefónica, que, el pasado día 3 de diciembre, como su señoría recordará –y, si no, yo se lo recuerdo aquí mismo–, firmó un compromiso con quien le habla para establecer un centro de investigación en el parque tecnológico Walqa.
Y la tercera pata –y quiero reconocer que ésta ha sido, como decía mi querido amigo el señor Cristóbal Montes, el parto de los montes, pero no por los apellidos de su señoría, sino porque nos ha costado mucho sacarlo adelante– es la infraestructura de Internet de alta velocidad. Hemos tenido que dar un giro a nuestra propuesta y aliarnos con un socio que en estos momentos tiene el liderazgo tecnológico en esta materia. Y, en su virtud, la Compañía Telefónica Nacional de España va a llevar lo que son las infraestructuras de ADSL hasta un 85% de la población en los próximos doce meses; va a llevar directamente la fibra óptica a las siete estaciones de esquí de nuestra región, y a ochenta y un polígonos industriales de la misma; de tal manera que tanto las familias, por un lado, a través de la oferta de ADSL, como las empresas, a través de la fibra óptica, podrán tener acceso a la anchura de banda.
Acabo, señor presidente, despejando algo que su señoría quiere lanzar acerca de irregularidades. Irregularidades, ninguna, señoría. Ya que usted se mete en jardines de carácter jurídico, le diré que el Instituto Aragonés de Fomento, de acuerdo con sus normas específicas, no está sometido a la ley de contratos de las administraciones públicas. Esto está avalado por un dictamen de los servicios jurídicos no de ahora, sino de 16 de octubre del año noventa y seis. Sí está sometido a los principios generales de publicidad y concurrencia; pero quiero recordar aquí a su señoría, ya que se atreve a plantear una cuestión como ésta, que, de acuerdo con el artículo 210.b, de la ley de contratos, en lo que se refiere a los contratos de servicios y asistencia técnica, cabe el procedimiento negociado sin publicidad cuando, por razones técnicas, artísticas o relacionadas con la protección de derechos exclusivos, tan sólo pueda encomendarse el objeto del contrato a un único empresario.
Diré a su señoría que, en los años noventa y nueve y noventa (que son los últimos datos del registro a los que hemos podido tener acceso), en España, las dos empresas primeras en comercio electrónico eran –la segunda– Barrabés (con una cifra de facturación por la red de ciento ochenta y cuatro millones en el año noventa y nueve, y en el año 2000, de doscientos cuarenta millones de pesetas) y –la primera– El Corte Inglés. Yo no dudo de que, posiblemente, El Corte Inglés estuviera en situación de poder colaborar con nosotros, y estoy abierto a ello; pero, evidentemente, si a alguien teníamos que apoyar es a una empresa aragonesa, que es líder no solamente en España, sino en el mundo en su sector, y que está dispuesta a enseñar lo que sabe a otras pequeñas empresas aragonesas, evitando con ello el que se marchara fuera de nuestra comunidad.
Muchas gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor consejero.
De nuevo, para el turno de réplica, el señor Yuste tiene la palabra.
El señor diputado YUSTE CABELLO: En una interpelación, evidentemente, tenemos poco tiempo, y no podemos hablar de toda la santísima trinidad de la que usted pretende hablar: del parque tecnológico de Huesca, de la red de banda ancha, además del centro de excelencia Walqa. Otro día, desde luego, hablaremos largo y tendido del acuerdo con Telefónica; otro día hablaremos del parque tecnológico de Huesca. Pero yo creo que hoy no conviene que estos otros dos asuntos nos coman el tiempo que tenemos que dedicar a hablar del centro Walqa.
Usted comprenderá, además, que difundir Internet entre los escolares o impulsar los estudios universitarios (que son, desde luego, objetivos loables) no entran en lo que es el enunciado de la interpelación: «apoyo a empresas para su acceso al comercio electrónico y al e-business». Evidentemente, no entran en ese enunciado; por eso no nos hemos referido a ellos de entrada, aunque entiendo que usted prefiera hacerlo.
En cuanto al balance del primer curso, me resulta muy llamativo que hubiera, evidentemente, treinta y nueve solicitudes en el primer semestre de 2001, que doce empresas fueran seleccionadas y usted nos acaba de decir que sólo nueve han acabado el plan de negocio, sólo nueve. Bueno, pues ¿dónde están las otras tres?: ¿qué ha pasado?: ¿por qué no han acabado el plan de negocio? ¿No fueron buenos clientes, o no salieron satisfechos con el trabajo que se había elaborado desde Barrabés Internet? Me gustaría que pudiera responder a esa cuestión porque sí que me parece bastante llamativo.
A vuela pluma podría entender que alguna de las empresas que no ha citado es porque se ha caído del cartel. Creo recordar que MZ del Río no la ha citado; pero no logro recordar las otras dos. Me gustaría que me dijera qué empresas son las que no han acabado con el plan de negocio y por qué.
Y me gustaría también que pudiéramos evaluar el grado de satisfacción de las empresas que han sido asesoradas por el centro Walqa. Yo tengo entendido que, la verdad, algunas no están muy contentas: creen que el trabajo realizado no ha sido suficiente o que ha sido poco útil para sus necesidades. Pero, claro, por lo barato que les ha salido, pagando sólo el 15% del coste, la verdad es que tampoco se van a quejar, y, desde luego, no se van a quejar públicamente. Yo tengo la sensación de que estas empresas son conscientes de que han sido utilizadas en un proyecto importante para el Gobierno, y no quieren dejar mal al Gobierno. No sé si es por patriotismo constitucional o por patriotismo estatutario; pero está claro que el descontento queda o puede quedar, desde luego, maquillado.
Y entramos en la otra cuestión: en la cuestión del contrato. Efectivamente, «concurrencia y publicidad». Usted se salta la concurrencia y la publicidad porque dice que, efectivamente, como Barrabés no hay nadie. Bueno, es que usted de nuevo está confundiendo los términos. Ser la segunda empresa que más vende a través del comercio electrónico no quiere decir que sea una empresa preparada para diseñar consultoría estratégica, evidentemente. Hay empresas que prestan un buen servicio porque hay terceros que se lo hacen. ¿Están capacitadas esas empresas para sustituir a sus proveedores, porque ya se han hecho un nombre? Yo creo que no.
Le puse un ejemplo hace unos meses –se lo vuelvo a poner ahora–: usted ha confundido al piloto de fórmula uno, por muy famoso que sea, con el ingeniero que ha construido, que ha diseñado el bólido, o con los mecánicos que han corregido el motor. Usted está confundiendo al piloto de fórmula uno, y, desde luego, yo creo que ésa no es la fórmula de hacer las cosas.
Después del primer año, yo sí que quiero preguntarle: ¿va a introducir usted cambios en el funcionamiento del centro Walqa?; ¿no sería mejor abrir el modelo al conjunto de empresas aragonesas del sector de Internet?; ¿no llegaríamos a más pymes si, en lugar de trabajar sólo a través de Barrabés Internet, pudiéramos contar con todas las empresas aragonesas del sector? ¿Qué es más importante?: ¿favorecer a las empresas del señor Barrabés, o atender al mayor número posible de empresas aragonesas que quieran dar el salto al comercio electrónico?
Yo creo que ésas son las preguntas que tienen que responder hoy. Sinceramente, yo creo que usted se ha confundido de camino. Es más, que la opción que ha tomado está minando la credibilidad del propio proyecto; está enturbiando la relación entre las empresas aragonesas del sector, y está favoreciendo casos que podrían ser considerados como competencia desleal. Y, en ese sentido, ustedes están haciendo un flaco favor al desarrollo de Internet entre las pymes aragonesas.
Yo no sé si está en su mano rectificar, o igual ya no está en su mano: igual está en manos del vicepresidente del Gobierno o en manos del presidente del Gobierno. Yo no sé en manos de quién puede estar la rectificación, pero yo creo que el escándalo Walqa terminará salpicando si no se corrige a tiempo.
No quiero terminar mi intervención sin hacer una alusión siquiera anecdótica. Yo sé que, a veces, cuando usted lee esos datos tan incontrovertibles –digamos–, a veces, yo tengo la sensación de que no sé si sus palabras merecen la confianza de la cámara, porque no es la primera vez que se expresa erróneamente o con inexactitudes. Y le voy a comentar una anécdota de este caso, sólo de este caso –no se asuste–; una anécdota.
En la Comisión de Industria del día 22 de noviembre del año pasado, en respuesta a una pregunta del señor Pérez Vicente –se acordará–, debatieron ustedes sobre el nombre árabe de la capital del Alto Aragón. Y fue una cosa curiosa que no me resisto a leer. Usted dijo en aquel momento que, a pesar de que el nombre árabe es Wasqa (con ese), tuvieron que elegir Walqa porque –y leo textualmente– «los dominios Wasqa en Internet estaban registrados todos con todos los sufijos correspondientes. Hacer una inversión en algo de lo que no tienes la propiedad parecía absolutamente desaconsejable. Se intentó, inicialmente, registrar Wasqa, pero estaba ya registrado. Esto, unido a que los diseñadores gráficos estimaron que el reparto de masas entre la cu y la ele podría ser lo más acertado, salió “walqa”, que tiene su origen, y es una realidad, en el nombre que tenía Huesca, pero que no es, evidentemente, la denominación que tenía Huesca». La verdad es que ese comentario tan pintoresco se contradice con esta información que tengo yo aquí, porque resulta que wasqa.com, wasqa.net y wasqa.org son dominios propiedad del Instituto Aragonés de Fomento, lo cual, desde luego, contradice sus palabras. Eso, evidentemente, es una anécdota, es una inexactitud, pero nos dice que, posiblemente, no sea la única inexactitud que usted comete cuando habla de estos temas. Y, claro, si al final mandan los diseñadores, desde luego, resulta bastante grave.
Quiero concluir, simplemente, buscando un ejemplo. Ayer, cuando preparaba esta interpelación, estaba buscando un ejemplo, para que se entendiera la gravedad de los hechos. Y, para no pisar ningún callo, busqué un ejemplo imaginario y, en vez de pensar en radios o en televisiones, pensé en algún otro medio. ¿Usted se imagina, señor Porta, el movidón que habría, el escándalo, con mayúsculas, que habría, si un gobierno, por ejemplo, el gobierno Aznar, por poner un ejemplo, le cediera gratis total el edificio, las instalaciones y los equipamientos del Boletín Oficial del Estado a una empresa privada, para que editara e imprimiera un periódico diario, en clara competencia con los periódicos diarios existentes en España, y, encima, que ese Gobierno (un ejemplo hipotético: el Gobierno Aznar) subvencionara a quienes contrataran la publicidad en ese periódico, sólo subvencionaran a los que contrataran la publicidad en ese periódico, y con un 85% del coste de la publicidad? ¿Usted se imagina lo que pasaría? O sea: «si contratas publicidad en este periódico, que es de una empresa privada, el gobierno de turno te subvenciona con el 85% del coste de la publicidad». ¿Cómo se pondrían los competidores? ¿Cómo se pondrían, no el ABC, sino El Mundo, El País, y todos los periódicos?, ¿cómo se pondrían ante semejante competencia desleal?
¿A que a usted eso le parece escandaloso? Estoy seguro de que ese ejemplo hipotético a usted le parece escandaloso. Es que lo es: es escandaloso con mayúsculas, porque eso es, exactamente, lo que usted ha hecho: algo absolutamente escandaloso y por lo cual le exigimos la rectificación.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
De nuevo, para la dúplica, el señor consejero tiene la palabra.
El señor consejero de Industria, Comercio y Desarrollo (PORTA MONEDERO): Muchas gracias, señor presidente.
Coincido con su señoría en que esto es un escándalo. En primer lugar, porque es un escándalo que nadie lo haya hecho antes. Hasta que no hemos llegado el Gobierno, esto no se ha hecho. En segundo lugar, porque las cifras de resultados son un escándalo. Y es un escándalo que hayan pasado estos tres mil ochocientos escolares, que se hayan interesado en unas trescientas empresas, que se hayan desarrollado planes de negocios ya entregados con nueve de estas empresas, y el resto, señoría, están elaborándose en estos momentos.
Esto sí que es un escándalo, evidentemente, porque los datos, los resultados, son de escándalo: evidentemente que sí. Porque esta iniciativa, la iniciativa Walqa, está ayudando a actuar a nuestra región en la sociedad de la información. Pese a que algunos no sepan lo que es esto, se está ayudando a situar a nuestra región en la sociedad de la información.
Quiero decirle que, en esta tribuna, y menos públicamente, no corresponde el hablar... Usted ha mencionado una empresa cuyo proyecto no ha podido salir adelante por dificultades de la propia empresa, y no es elegante –me parece– el citar los fracasos de empresas aquí con la repercusión que esto pudiera tener.
Señala su señoría, y se entretiene, en la polémica de la denominación de Walqa o Wasqa. Señoría, permítame que explique lo siguiente: los dominios en Internet se registran por unos plazos de tiempo determinados. De nada me sirve que posteriormente hayan quedado libres determinados dominios si, en el momento de iniciar el proyecto, están ocupados y están registrados por un tercero. Como todos los derechos de propiedad intelectual, tienen unos plazos, y los dominios de Internet, igual: hay que renovarlos anualmente. De tal manera que es importante, cuando se hable de registro de dominios, referirlos a una fecha concreta, y la fecha relevante es la fecha en la que se puso en marcha este proyecto, que, curiosamente, pasado mañana, hace un año que se presentó en sociedad en Madrid.
Quiero decir aquí que insiste su señoría en el proceso de selección de Barrabés. Yo no sé si conviene elevar el volumen de la megafonía de esta cámara o voy a intentar decirlo de otra manera. No creo que pueda decirlo más alto o más claro –quizá más alto sea cuestión del volumen de la cámara–. Señoría: se trata de que una pequeña empresa pueda hablar en términos de empresa con otra pequeña empresa; y se trata de hablar de tú a tú, en términos empresariales; no tanto en términos de tecnología, que no, sino en términos de empresa: de las dificultades que hay para anunciarse en la red, para llegar al cliente final, para distribuir un producto a través de una red logística, para poder efectuar un cobro seguro y para poder minimizar los fraudes en la red. Y esta conversación debe ser de empresario a empresario, no de informático a empresario, sino de empresario a empresario.
Y quiero repetir aquí que, después de El Corte Inglés, y a mucha diferencia, la segunda empresa, en España, en materia de comercio electrónico, de vender por la red y cobrarlo, es Barrabés. Y para Barrabés, que en estos momentos está, posiblemente, llegando a un 60% de su facturación a través de la red, la mitad de los clientes son clientes de un mercado tan exigente como el de Estados Unidos de Norteamérica, a cuya costa este, desde Benasque, llega en veinticuatro horas. ¿Quién está en mejores condiciones de enseñar a las empresas aragonesas las oportunidades y riesgos que tiene Internet? Nada más que otro empresario de éxito.
Esto está acreditado y está documentado en el propio expediente que se efectuó en el Instituto Aragonés de Fomento para realizar este negocio jurídico –llámelo como quiera su señoría– bilateral con Barrabés. Y, evidentemente, es la única empresa que está en condiciones, en estos momentos, de explicar y de poder proyectar su modelo de éxito a otras empresas. Póngame ejemplos, su señoría, de otras empresas que estén vendiendo a través de la red en nuestra región; póngame ejemplos: pero ¡si es que nos tenemos que ir a El Corte Inglés para encontrar otro referente!
Ésta es la nuez del asunto, éste es el origen de la materia, y no todos los ruidos que su señoría quiere hacer sobre una iniciativa, que yo no sé muy bien si es que no es comprendida o es que a su señoría le hubiera gustado que fueran otros los promotores de la misma.
De tal manera que está acreditado y justificado, por informes del servicio jurídico de la Diputación General de Aragón, con fecha de 16 de octubre del noventa y seis, que el Instituto Aragonés de Fomento no debe estar sometido a la ley de contratos de las administraciones públicas, y que solamente tiene que vigilar que existan los principios de publicidad y concurrencia, con la excepción establecida en la propia ley en aquellos casos en que hay una única empresa en condiciones de hacer este trabajo.
Porque –repito, y se lo repetiré tantas veces como su señoría lo necesite– en Walqa no se venden ordenadores; para eso hay otras empresas, y se pone en contacto con ellas para que los puedan vender y comprar las empresas. En Walqa no se escriben páginas web, señoría; para eso hay otras empresas especializadas. Walqa, en el trabajo, con las empresas, se habla de negocio; se habla de posibilidades de utilizar la tecnología de Internet para las oportunidades de llegar o bien al consumidor final, en algunos casos (como es el caso que se ha utilizado con Imaginárium), o para integrar procesos dentro de la propia empresa, aprovechando las Intranet, o la conexión, aguas arriba, con proveedores, tratando de obtener una ventaja competitiva del uso intensivo de la tecnología, con la revolución que supone para las empresas el tener que adecuar todos sus procesos al mundo digital. Porque de lo que se trata, señoría, es de que nuestras empresas puedan obtener una ventaja competitiva, a medio y largo plazo, posicionándose antes que otras en la utilización de estas tecnologías.
Evidentemente, aquí me parece que su señoría –y estoy con usted– coincide en confundir el piloto con el diseñador del coche, con el que le pone la gasolina y con el que gestiona el circuito.
Espero que le hayan quedado a su señorías claras estas ideas. Y estoy dispuesto, en esta tribuna –como es mi obligación–, a someterme a tantas cuantas sesiones de control quiera su señoría, como a volver a acompañar a su señoría, para que vea por sí mismo qué es lo que se está haciendo en las diferentes iniciativas Walqa, que son complementarias unas de otras, para que tenga un mejor conocimiento de la realidad. Porque no nos olvidemos, señoría, de que aquí lo importante es conocer la realidad.
Evidentemente, desde esa perspectiva radical que caracteriza a su grupo, no solamente en el sentido de que están en un extremo, sino, como decía su portavoz, «radical» de «mirar en las raíces», y ese mirar en las raíces, ese ahondar en la tierra y meter, como los avestruces, la cabeza en la tierra impide erguirla y mirar el futuro.
Muchas gracias, señor presidente.