Intervinienen: Cristobal Montes, Angel - Bernal Bernal, Chesus - Lacasa Vidal, Jesus - Allue Sus, Javier - Garcia Castelar, Amparo
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Pasamos al punto siguiente, que es el debate y votación de la proposición no de ley número 1/02, sobre el calendario de creación de determinados entes públicos.
Ha sido presentada por Grupo Parlamentario Popular, y para su defensa tiene la palabra el diputado don Ángel Cristóbal Montes.
Proposición no de ley núm. 1/02, sobre el calendario de creación de determinados entes públicos.
El señor diputado CRISTÓBAL MONTES: Señor presidente. Señoras y señores diputados.
Ya con ocasión de la firma del acuerdo parlamentario, acuerdo de estabilidad, de 31 de octubre de 2001 entre el Gobierno, los partidos que forman el Gobierno (PSOE, PAR e Izquierda Unida) para dar estabilidad a una comunidad no desestabilizada, el Grupo Popular presentó una interpelación y se hicieron una serie de señalamientos respecto a lo desmesurado de algunas peticiones; recuerden aquello de comprar suelo para edificar y que las comunidades tengan un gran patrimonio inmobiliario para resolver el problema de la vivienda, recuerden aquello de crear sociedades industriales sin cuento e intervenir en el tejido industrial, como en los mejores años cincuenta, como en los mejores años intervencionistas, y aquellas vaguedades que en su momento criticamos.
Hoy nos vamos a ocupar de un punto muy concreto, muy concreto e intrascendente. Entre las distintas cosas que se contemplan en ese acuerdo, largo acuerdo, está la creación de una serie de entidades públicas, algunas ya se han creado, como la dirección general de Formación Permanente y Enseñanzas de Régimen Especial, el instituto aragonés de innovación y formación, la Oficina de Cooperación para el Desarrollo, que ya está creada y está dotada... -un paréntesis: en su día, la iniciativa de Izquierda Unida de proposición de ley de cooperación al desarrollo planteaba, recordarán ustedes, la creación de una agencia de cooperación, que fue rechazada por esta cámara, incluido el voto del Partido Socialista; pues ahora les han metido la agencia disimulada, les han metido gato por liebre, ahora ustedes han creado la Oficina de Cooperación para el Desarrollo, que es la vieja agencia a la que aspiraba Izquierda Unida-, el instituto de cultura y patrimonio de Aragón, la agencia de seguridad y calidad alimentaria de Aragón y el consorcio Empresa pública de transportes de Aragón, y no creo que se me haya escapado alguna más.
Pues bien, la proposición que plantea el Grupo Popular es muy simple: como se trata de crecimiento administrativo importante, como se trata de distender los músculos burocrático-administrativos de la comunidad de una forma sensible, de una forma transcendente, yo creo que la curiosidad mínima nos obliga a que conozcamos el calendario de creación de estas distintas entidades; repito, algunas ya se han creado, a lo mejor nos dicen que se han creado todas, pero no sé, yo sigo la prensa pero a lo mejor no me he enterado. Si están creadas todas, miel sobre hojuelas. Pienso que no están creadas todavía, simplemente es curiosidad, curiosidad y un poco de control en el sentido de que conozcamos cuál va a ser el calendario, que se especifiquen las fechas, los plazos en los que se van a crear las distintas entidades administrativas. ¡Ojo!, no planteamos en nuestra proposición que se creen todas en el plazo de seis meses, para nosotros sería una contradicción en los términos, mejor que no se crearan, sino simplemente que nos dieran a conocer en qué fecha se van a crear, dentro de seis meses, dentro de un año, dentro de año y medio o en la próxima legislatura si ustedes repiten gobernación, cosa que dudo.
Pues bien, yo, una vez advertido esto, no me voy a ocupar más de este tema porque quiero remontar un poco el vuelo y porque ese tema no da de sí. Si quieren dar el calendario lo dan, y, si no, no lo dan.
Pienso que, a la vista de esta desmesura, de esta creación excesiva sobre la base de un pacto tan coyuntural y circunscrito como es el pacto con Izquierda Unida y su diputado treinta y cuatro, no hace falta acogerse a la teoría de Nozick sobre el Estado mínimo, ni hay que considerar, como Buckland, que el poder es maligno por naturaleza, ni siquiera volverse ácrata y declarar la guerra al Estado, o resultar liberal a ultranza, aquella vieja idea de Lincoln de que el gobierno debe hacer por el pueblo lo que el pueblo no puede hacer o no puede hacer mejor por sí mismo, o aquella vieja idea de Jefferson de que el mejor gobierno es el que gobierna menos, que es el pensamiento republicano liberal tradicional... Pues bien, no hace falta acogerse a ninguna de estas cosas para constatar que, a partir de la revolución francesa, el Estado jacobino y centralizador que instaura ha crecido más y más hasta resultar a veces intolerable.
Nuestro Estado es un Estado sobredimensionado, sobredesarrollado, y ahora, al nivel que nos corresponde, al nivel de la comunidad autónoma, se pide que se sobredimensione un poco más, que crezca un poco más en virtud de ese pacto, del susodicho pacto. Sin embargo, esta tendencia al crecimiento desmesurado del Estado, que ha arruinado a muchos países y ha creado en todos, en todo Occidente muy serios problemas, lleva décadas en entredicho, lleva décadas en contradicción, lleva décadas de crítica acerba. Y se ha producido una reacción muy saludable contra lo que el intelectual francés Jean François Revel llamó en algún momento «el Estado megalómano», que todo lo ve, que todo lo abarca y regula, que está en todo y participa en todo, hasta el punto de que alguien ha dicho que ese Estado que se ha desbordado y ese Estado que alcanza tantas cosas y que se mete en camisas de once varas y que abarca tantos puntos que no le conciernen lo hace mal, lo hace mal incluso en las facultades tradicionales, en las que le competen como verdadero Estado, léase justicia, léase seguridad, léase relaciones exteriores, porque está metido en camisas de once varas.
Y por eso hoy se observa en todo Occidente una tendencia a redimensionar el Estado a la baja, a devolver a la sociedad lo que es de la sociedad. Y observen ustedes que esta dinámica de la que tantas veces hablamos todos de sociedad ciudadana fue una creación no de los occidentales, sino de los orientales, la sociedad frente al Estado fue una válvula de escape de las sociedades de los países de Europa del este durante la égida soviética para evadir o tratar de plantar cara al Estado insolvente. Después la idea, que es una buena idea, transcendió a Occidente, y en Occidente también se utiliza la idea de la sociedad civil frente al Estado y se defienden los parámetros de gobiernos limitados (el gobierno, por naturaleza democrático, es un gobierno limitado) y se defiende la tesis de que estamos ante sociedades demasiado gobernadas -que ya la dijo en los años veinte Walter Lippman-, de que hay que dejar de gobernar en algo, de que hay que rebajar el nivel de gobernabilidad de esas sociedades.
Pues bien, en este contexto que he tratado de resumir a grandes plumazos, aparentemente Izquierda Unida no se ha enterado de nada. Izquierda Unida y su digno representante en esta cámara viven en la inopia, están en el limbo. El señor Lacasa ha salido aquí esta mañana cinco o seis veces, y cada vez que sale mira hacia ese lado y dice: es que la derecha..., es que la derecha..., es que la progresía..., hasta aquí ha llegado el nivel de progresía en esta cámara..., hasta aquí ha llegado el nivel de decadencia de la derecha en esta cámara... Porque parece que el señor Lacasa, que es un neófito de la política, que se está desayunando en la política y que no ha acabado de digerir los primeros alimentos, tiene una visión tan simplista, tan elemental, tan pobre, tan limitada, tan escueta, tan infantil, señor Lacasa. Y ya no es un niño, ya no puede venir de pantalón corto, ya lleva pantalón largo hace tiempo, no puede venir con esos planteamientos de que la derecha es nefasta por naturaleza, todo lo que hace la derecha es malo, todo lo que hace la derecha es retrógrado, y parece que nos comiéramos a los niños. Si sigue en ese camino, volverá a decir aquellas cosas que se dijeron en tiempos de que la derecha envenenaba las fuentes. Va usted camino directo de decir las mayores tonterías del mundo, las mayores tonterías del mundo porque ese no es el camino.
Izquierda Unida no se ha enterado de nada y mira hacia el PSOE -y a mí lo de Izquierda Unida me trae sin cuidado porque es algo circunstancial, coyuntural, está luchando por sobrevivir, por mantener la cabeza fuera del agua, y, cuando uno lucha por mantener la cabeza fuera del agua, se hace cualquier cosa, y está haciendo cualquier cosa-, Izquierda Unida no me preocupa, lo que me preocupa es lo de ustedes, a mí lo que me preocupa es el PSOE. Porque en el PSOE actual, en el PSOE de aquí, apenas se rasca un poquito con una uña, con la uña del dedo meñique, apenas se rasca su reciente costra liberalizadora, y aparece su vieja piel estatalista de mucho Estado, mucha Administración, mucha regulación, mucha presencia pública y muchos, muchísimos funcionarios.
Y, así, en el acuerdo de legislatura Gobierno-IU, para traer y sujetar el voto treinta y cuatro de IU, se da a esta formación aquello que ex natura ansía, que IU ansía y que al PSOE le cuesta dar muy poco porque paga con un dinero público que al PSOE le parece que cae del cielo. El PSOE ha tenido y tiene un problema: que cree que el dinero público es gratuito, que es el cuerno de la abundancia, que meta usted la mano en el cuerno de la abundancia y el dinero público se reproduce por sí solo. Lleva el PSOE en sus genes la idea de que, crezca lo que crezca la Administración pública aragonesa -y luego diré algo al respecto-, no va a pasar nunca nada.
Y, si me preocupa el posicionamiento del PSOE, también me preocupa el del PAR. El PAR debería levantar la voz en estos casos porque esa no es su filosofía, ese no es su talante del crecimiento desmesurado de la Administración, del gasto público por el gasto público y conceder todo lo que se pida, aunque sea exagerado, aunque sea desorbitado, como lo que ha pedido y ha obtenido el señor Lacasa o Izquierda Unida por su través.
Prescindo de estas concesiones, de esta creación desmesurada de siete organismos públicos, de siete organismos, entre ellos una nueva dirección general, siete organismos públicos, prescindo del coste político, prescindo de la heterogeneidad del tripartito, prescindo del contraste ideológico -más bien cosmos- que se instaura en este tripartito -de izquierda, centro y derecha- y prescindo hasta del coste económico, que ya es prescindir, pero ¿tiene sentido que por unos pocos meses y por exigencias políticas coyunturales y menores se proceda a la creación de esa panoplia de entes públicos que se enumeran en la exposición de motivos de esta proposición no de ley? Yo creo que no, me parece sencillamente exagerado, distorsionador y un auténtico derroche que la Administración pública aragonesa crezca a ese ritmo, con semejante irresponsabilidad y en aras de tan fútiles motivos.
Termino, señor presidente. El Gobierno de Aragón ha procedido de la forma más dispendiosa posible. Como ninguno de los dos socios está dispuesto a perder sus parcelas actuales, procede a crear nuevas parcelas para Izquierda Unida. ¿Pues no hubiera sido un poco más racional que se apretaran ustedes el cinturón, que cedieran algunas de las cosas que tienen, y en esas cosas que ceden entre Izquierda Unida, que crear nuevas parcelas, que crear nuevas entidades, que crear nuevos institutos, que crear nuevas agencias?, que no hacen ninguna falta y que ratifican ad náuseam, ratifican una vez más lo que es casi una regla de oro negativa en la Administración: que en la Administración pública crecen las cosas más inútiles, crecen ad infinítum las cosas menos aprovechables y, sobre todo, que la regla de oro o una de las reglas de oro en la Administración pública es que lo provisional se transforma en definitivo. Verán como esto que ustedes crean ahora o van a crear ahora y que parece que puede ser provisional se torna en definitivo, ya no desaparecerán nunca más.
De esta manera, todos contentos, aunque sufran la racionalidad, la eficacia y el buen orden de las cosas y el recto empleo de los dineros públicos. Este Gobierno, entre el gasto en publicidad de su imagen y de sus realizaciones, como si se tratara de un fábrica de chorizos, igual que si se tratara de una fábrica de chorizos... Yo no estoy hablando, señor Pina, del Gobierno nacional; si gasta, critíquenlo ustedes, que es su obligación, yo critico lo que está aquí, el gasto de este Gobierno, lo que gasta este Gobierno en publicidad e imagen y sus realizaciones, en la venta de su longaniza del jueves lardero, cada día nos vende algún producto, nos vende un producto a toda página, lo que gasta en el crecimiento organizativo funcionarial y no funcionarial; repásese la corte de los milagros de la presidencia del Gobierno, repásese la corte de los milagros o el mercado de las pulgas, como ustedes quieran, lo que se ha metido allí de asesores y no asesores, de providencialistas y no providencialistas, de consultores y no consultores, de corte de áulicos y no áulicos.
Pues bien, este Gobierno ya puede tener los ingresos que tenga, siempre estará en déficit. Por eso a mí me hace mucha gracia cuando salen determinados personajes a decir: no, hay que aumentar la autonómica financiera... Con el planteamiento político, con la filosofía política que tiene este Gobierno, tenga lo que tenga, cobre lo que cobre, recaude lo que recaude, siempre estará en déficit porque tiene dos agujeros inmensos, como si fuera un cristo redivivo, tiene dos agujeros inmensos en cada mano y por esos agujeros de la mano se le van los dineros públicos a raudales, se le van los dineros públicos a chorros porque es una máquina de devorar el gratuito e intranscendente dinero público. Le repito lo que antes les decía, no les canso.
Le pasará -y termino, señor presidente- lo que los tratadistas dicen les sucede a los organismos mal planificados, poco controlados e ineficaces pero dotados de grandes recursos financieros: acaban consumiendo dentro de sí y para sí los recursos asignados para atender necesidades externas, resultando ellos mismos sus propios beneficiarios.
Muchas gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Esta proposición no de ley tiene una enmienda de Chunta Aragonesista. Para su defensa, el señor Bernal tiene la palabra.
El señor diputado BERNAL BERNAL: Gracias, señor presidente.
Señorías, en este caso yo tengo que bajar el nivel de la intervención y mi enmienda es mucho más prosaica. En realidad, nuestra enmienda lo es no ya a la filosofía de si tiene o no que aumentar la Administración y los organismos que forman parte de la Administración, a lo cual se ha referido el portavoz del grupo proponente, el señor Cristóbal, porque esa es una cuestión que ya conocemos. El señor Cristóbal Montes en distintos momentos a lo largo de la pasada y de esta legislatura al menos ha expuesto su teoría respecto a la Administración pública o a las Administraciones públicas y a esa voraz tendencia a crecer, etcétera.
Yo he de decir que nuestra enmienda no entra en esos vericuetos, para lo cual, desde luego, creo que está absolutamente legitimado, pero nosotros nos hemos limitado a hacer una enmienda al texto de la proposición no de ley. Y, en la proposición no de ley, lo que el Grupo Popular solicita es que en el plazo de seis meses se presente ante esta cámara por parte del Gobierno de Aragón el calendario de creación de estas entidades de Derecho público que se han citado previamente en la exposición de motivos, y algunas de las cuales la verdad es que ya han sido creadas. Es decir, que, en realidad, el Gobierno ya lleva una parte del calendario ejecutado; por ejemplo, ha creado la Oficina de Cooperación para el Desarrollo y creo que ha adaptado una jefatura de la Administración aragonesa como Instituto de Salud Laboral, tengo entendido. En consecuencia, una parte ya la lleva realizada.
Pues bien, señorías, nosotros no cuestionamos desde el Grupo Chunta Aragonesista si tienen derecho o no -el acuerdo de legislatura del tripartito- a crear o no crear nuevos organismos. Podemos tener nuestra opinión respecto a la oportunidad, respecto a la conveniencia y respecto a la eficacia de alguno de ellos, sin ninguna duda. Ya hemos analizado, y tuvimos ocasión tanto el señor Cristóbal como yo mismo de analizar algunos de estos asuntos con ocasión de la interpelación que fue respondida en nombre del Gobierno por el vicepresidente, señor Biel.
Lo que creemos nosotros es que ya va pasando tiempo, tanto tiempo, señorías, que mañana, día 8, se cumplen los cien días del tripartito, mañana se cumplen cien días del acuerdo firmado entre PSOE, PAR e Izquierda Unida el 31 de octubre. Y, claro, cien días después, a nosotros nos parece que el hecho de que el señor Cristóbal todavía a partir de hoy, día número noventa y nueve, le dé al tripartito seis meses más para que nos fije no ya la creación o no creación de estos organismos o de estas entidades de Derecho público, sino el calendario que marque la creación de... Y, claro, señorías, hoy ya se ha anotado en algunas intervenciones, en algunos debates las fechas en las que estamos. Pues, si ahora le damos, señor Cristóbal, seis meses más al Gobierno para que nos diga cuándo piensa.... Es evidente que al final tendrá usted razón, no se crearán, con lo cual se habrá llevado el gato al agua. Quizá por eso les ha planteado usted lo de lo de seis meses, para que no lleven prisa. Pero, claro, nosotros entendemos que, después de cien días, darles simbólicamente quince... porque ya sabemos que, aunque se apruebe esta iniciativa, que no se si se aprobará, entre que es publicada, se remite al Gobierno, lo acuerde y no sé qué... bueno, pues vamos a darles quince días para que hagan el calendario.
Por eso, nuestra enmienda consiste en decir que ya hay más que tiempo suficiente, ya han transcurrido noventa y nueve días y con quince más, que serán ciento catorce, ya es hora de que el tripartito comience a enseñar la patita y comience a decir cuándo va a hacer efectiva la creación de algunos de esos organismos o entidades que no haya creado todavía o a los que no les haya dado todavía personalidad ni nombramiento de responsables. Por eso, nosotros entendemos que el plazo de quince días más es suficiente para la elaboración del calendario. En realidad, yo creo que debería haber estado elaborado, el día 1 de noviembre no pero a lo mejor el 2, día de las ánimas.
Y, en consecuencia, esa es la enmienda que Chunta Aragonesista plantea en cuanto a esa solicitud que hace el Grupo Popular respecto a la creación de estas entidades de Derecho público.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado
Grupos Parlamentarios no enmendantes.
En primer lugar, Izquierda Unida. Señor Lacasa.
El señor diputado LACASA VIDAL: Muchas gracias, señor presidente. Señorías.
No quiero entrar en profundidad en los argumentos ad hóminem pero, en todo caso, algún comentario porque es la segunda vez esta tarde que un portavoz del Partido Popular dice que los portavoces que no somos del Partido Popular solo decimos tonterías. Ya lo ha dicho el señor Guedea primero y ahora lo ha dicho señor Cristóbal: tonterías. Bueno, es una forma de ver las cosas, yo creo que no decimos tonterías y, desde luego, no somos tontos, pero ese es un criterio, claro, por supuesto, subjetivo.
Y, ¡hombre!, me ha parecido gracioso que me dijera que soy un neófito en política, que, rimando con el tango, veinte años no son nada. Porque justamente hace veinte años que yo entré en política, porque, claro, a veces se confunde ser diputado con entrar en política. Yo en el año ochenta y dos entré en política, porque en el año ochenta y dos entré a militar en el Partido Comunista de España, y sigo militando en el Partido Comunista de España: en el año ochenta y dos yo era comunista y en el año 2002 sigo siendo comunista.
Y es verdad que hay gente en esta cámara que tiene otra forma de ver las cosas, hay personas que pueden explicarnos la andadura ideológica desde la socialdemocracia radical al conservadurismo en estos momentos. Y es legítimo, perfectamente legítimo, señor Cristóbal Montes, cada uno tiene su opción personal y vital: la mía es la de siempre. Yo continuo anclado, dirá usted, en las viejas ideas de la izquierda trasnochada. Yo simplemente creo en el compromiso ético, en el compromiso político, y no he cambiado en lo sustancial mis ideas, y no solo mis ideas, sino mis prácticas, porque también hay que hacer en la práctica lo que uno dice que hace con las ideas. Pero, bien, esto es un enfoque vital, personal de cada uno y, por lo tanto, solo respondemos, obviamente, ante nosotros mismos y los colectivos en los que nos integramos.
Y, dicho esto, también a mí me parece interesante provocar este debate en la cámara. Y, si se acercan, efectivamente, los cien días del acuerdo del 31 de octubre, qué mejor manera de hacerlo que debatir públicamente con todas sus señorías un acuerdo bien importante para Aragón. Me parece interesante, en todo caso, que este objeto de control parlamentario sea un acuerdo firmado, un acuerdo político y no la acción directa del Gobierno. Pero, en todo caso, me parece que es legítimo y me parece interesante, me parece una buena labor, interesante y fructífera, la que realicemos esta tarde aquí.
A mí lo que me preocupa del Partido Popular no es que nos mande traer un calendario a esta cámara, eso me parece pueril porque, sinceramente, es bastante absurdo que un acuerdo político sea interpretado a voluntad o al gusto de los grupos que no lo han firmado. Es decir, para poder decidir si hay que presentar un calendario en seis meses o en quince días, me da igual -aquí también a Chunta Aragonesista-, lo que hay que ser es parte del acuerdo. Quienes no son parte de un acuerdo no pueden imponer o pretender domesticar un calendario porque eso no entra dentro de sus competencias, la competencia de desarrollo del acuerdo la fijamos los grupos, los partidos, el Gobierno de Aragón e Izquierda Unida, que hemos suscrito el mismo.
Pero con mucho gusto explicamos cuál es nuestra posición política en esta cámara. A mí, digo, lo que sí me preocupa, desde luego, es la posición política de fondo que ha subyacido y que, de alguna manera, por supuesto, el señor Cristóbal ha dejado traslucir en su intervención cuando ha dicho, un poco de tapadillo, un poco de rondón, «mejor que no se crearan», porque usted ha dicho: no es que me importe que se creen, aunque mejor que no se crearan. Ahí está la clave del asunto, ahí está la diferencia que nos separa del Partido Popular, porque aquí hablamos de política de verdad, no de calendarios, no de cuestiones teóricas por las ramas, sino del meollo del asunto, de lo que nos separa. Y ¿qué nos separa, señorías?
Efectivamente, este acuerdo, importante acuerdo, voluminoso acuerdo, ¡hombre!, creo que precisamente no es un acuerdo que intensifique grandemente la estructura administrativa de la comunidad autónoma, sinceramente no lo creo, porque, si fuera así... y el vicepresidente lo dijo cuando se firmó el acuerdo, dice: pues, si ustedes dicen que ha sido un acuerdo caro, bastante barato me parece a mí, una dirección general y poco... Es decir, no era ese el objetivo del acuerdo, y, si ustedes analizan y repasan, verán como lo sustancial del acuerdo no es esto.
Sin embargo, yo quiero entrar a comentar o a discutir lo que a ustedes les parece una barbaridad. Miren, ustedes dicen que preferirían que no se creará el Instituto de Salud Laboral; mal, ya llegan tarde porque ya se ha creado, ya se ha creado, en diciembre apareció publicado el decreto de creación del Instituto de Salud Laboral, que es la conclusión, la plasmación no solo del acuerdo con Izquierda Unida, que por supuesto, sino también del acuerdo social entre empresarios, sindicatos y Gobierno de Aragón. Un acuerdo -y mañana tendremos ocasión de hablar en profundidad de este tema porque tengo una interpelación planteada al señor Bandrés sobre el tema de salud laboral-, un tema fundamental que debe desarrollar en Aragón lo que es la Ley de prevención de riesgos laborales. ¿Es que el Partido Popular no quiere que se cree el Instituto de Salud Laboral en Aragón? ¿No está de acuerdo? Bien, un elemento que dejamos encima de la mesa
También se ha creado, y parece que el Partido Popular no está de acuerdo tampoco -sería coherente, aquí sería muy coherente- la Oficina de Cooperación para el Desarrollo. Sería muy coherente porque, es verdad, el Partido Popular fue el único de la cámara que se quedó solo votando en contra de la Ley de cooperación para el desarrollo aragonés. La cooperación para el desarrollo hace muy pocos años era inexistente o bien una maría y, sin embargo, hoy la cooperación para el desarrollo es una asignatura imprescindible. Que ya se lo dije en ese debate y lo reitero hoy: ningún gobierno después de esta legislatura, ni siquiera el Partido Popular cuando gobierne, cuando le toque gobernar, que seguramente gobernará en alguna ocasión, espero que muy lejana, cuando gobierne no derogará la Ley aragonesa de cooperación para el desarrollo, y no solo no hará eso, sino que no rebajará ni un euro las partidas que hayan destinado los últimos presupuestos de la Comunidad Autónoma de Aragón a la cooperación para el desarrollo. Y, si no, podemos aceptar cualquier... esto, desde luego, es una predicción y, como en todo, uno se puede equivocar, pero acepto apuestas, señorías, acepto apuestas en este sentido.
Y qué más lógico que para conducir una cooperación para el desarrollo de cerca de mil millones de pesetas, que creo que son bastantes miles de euros también, se cree una estructura política en el Gobierno de Aragón, porque había solo una estructura meramente administrativa. Y creo que la cooperación tiene una dimensión política, y la tiene y bien consistente porque tiene implicaciones a muchos niveles. Y creo que se están dando pasos, próximamente va a comparecer el director de la oficina y tendrá sin duda mucho gusto en compartir con ustedes todas sus experiencias; creo que en estos momentos no puede ni siquiera asistir como público a este debate porque está en la República Dominicana, acompañando al arzobispo de Zaragoza y siendo recibido por el cardenal primado de la República Dominicana, para inaugurar algunos de los aspectos de la cooperación al desarrollo en materia de salud, que creo que la comunidad autónoma aragonesa está cooperando y creo que no se opondrán desde las bancadas del Grupo Popular a estos aspectos de cooperación y con estos socios tan interesantes.
Pero es que podríamos continuar. Nos habla del instituto de la cultura y del patrimonio de Aragón, pero es que quizá no recuerdan que esto lo votaron ustedes, tenemos que poner en los acuerdos lo que está plasmado en las leyes, la Ley de patrimonio cultural aragonés contempla la creación del instituto aragonés de la cultura. Por lo tanto, ¿qué debemos hacer? ¿Incumplir la Ley de patrimonio cultural, que fue impulsada por el señor Bielza? ¿O no se acuerdan ustedes de que en aquella legislatura anterior el señor Bielza trajo una ley que se consensuó y aparecía el instituto aragonés de la cultura?
Y, además, prevemos una cosa, fíjese, para disminuir el peso de la Administración, que le preocupa tanto al Partido Popular, decimos: con la integración de las estructuras provinciales de cultura. Porque nosotros concebimos que, en la perspectiva del vaciamiento de las diputaciones provinciales, la cultura es una cuestión que debe acabar siendo transferida al Gobierno de Aragón y ejercida en su caso descentralizadamente después en las comarcas. Tan sencillo como esto, fíjense ustedes qué pecado más gordo plantea esta cuestión.
En cuanto a lo que se refiere al instituto aragonés de la innovación y de la formación, lo debatiremos con motivo de la presentación en esta cámara de la ley de la igualdad, la calidad y la financiación educativa. Lo han conocido ustedes, por lo menos quienes han querido conocerlo, el Partido Popular no asistió a la entrega del borrador que la consejera efectuó a distintos grupos parlamentarios, a todos, estábamos invitados, el Partido Popular no vino a recoger el borrador de esta ley, en la cual se incluye el observatorio referido a estas cuestiones. Pero, en todo caso, tendremos ocasión de debatirlo con la próxima presentación de esta ley, que también es fruto, por supuesto, de los acuerdos entre el Gobierno e Izquierda Unida.
Y la agencia de seguridad y calidad de los alimentos, sinceramente, responde a un compromiso explícito no solo ya de este último acuerdo de legislatura, sino anterior, de todo el procedimiento, de toda la preocupación que había en relación con las crisis alimentarias, y ya en esta cámara hubo un compromiso explícito de poner en marcha esta agencia de seguridad y calidad de los alimentos como elemento fundamental, en conexión, por cierto, con lo que ha hecho el Gobierno de España, que también ha creado la Agencia de Calidad de los Alimentos, evidentemente, porque a estas alturas del siglo XXI a nadie se le ocurre que no pueda haber una agencia independiente que tenga la capacidad de poner coto a los problemas en materia de seguridad alimentaria, es que es tan evidente como todo esto.
Y aún se ha dejado usted cosas, señor Cristóbal Montes, ¡si hay más cosas!, no muchas pero algunas cosas más. Se ha puesto ya en marcha también, por supuesto, la Oficina de Inmigración. ¿O es que la Comunidad Autónoma de Aragón no tiene que tener política en materia de inmigración? ¡Claro que tiene que tenerla! Bien seguro que tiene que tenerla, es uno de los temas más importantes, que más va a cambiar nuestras vidas, que más va a suponer la interculturalidad, la fusión de distintas procedencias y el acrisolamiento de nuevas dimensiones (culturales, sociales...). Eso tiene que verse reflejado en la política hacia la escuela, hacia lo social, hacia la salud, que en estos momentos tenemos ya competencias plenas. Pues para eso hay, por supuesto, una oficina de política migratoria en nuestra comunidad autónoma, que ya está trabajando y ya está haciendo frente a todas las situaciones que se están planteando en estos momentos. Y hay más cuestiones que se han olvidado de mencionar, como es un comité de seguimiento de los transgénicos -un tema importante y que también está incluido en el departamento de Agricultura-, etcétera.
La preocupación que yo tengo es que el Partido Popular diga -no es que yo tenga una preocupación excesiva, porque, bueno, si ustedes se equivocan, no voy a ser yo tampoco el que intente corregirles excesivamente-... pero parece preocupante que el Partido Popular considere que no hay que tomar iniciativas y no hay que tener estructuras preparadas para abordar los problemas de la salud laboral, de la cooperación para el desarrollo, de la emigración, de la seguridad en los alimentos o de otras cuestiones que hemos señalado.
Creo sinceramente que carecen de razón sus argumentaciones, que carecen sinceramente de peso político. Y, desde luego, lo que no puede pretender esta cámara es que sea el Partido Popular el que fije los calendarios de la acción del Gobierno y del impulso que Izquierda Unida da a esa acción de gobierno. Creo que eso no corresponde porque, desde luego, está fijado en otros parámetros y nosotros entendemos que se está desarrollando a las claras, a satisfacción, se está cumpliendo con razonable agilidad, y esperamos seguir impulsándolo. Y, sinceramente, esa estabilidad que Aragón disfruta, y que esta mañana señalábamos como un elemento importante para poder poner en marcha proyectos estratégicos, como el de la Plataforma Logística, esa estabilidad que asegura los presupuestos aprobados en tiempo y forma con treinta y cuatro votos, porque usted decía que la comunidad autónoma no estaba desestabilizada... Es que le quiero preguntar si el Partido Popular iba a aprobar los presupuestos de la DGA, que me parece que no, que me parece que no. Y, por lo tanto, entiendo que ha sido un momento importante en el que hemos llegado a este acuerdo, que la Comunidad Autónoma de Aragón lo va a agradecer y que muchos proyectos se van a poder desarrollar en el próximo futuro.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Por el Grupo Parlamentario del Partido Aragonés, el señor Allué.
El señor diputado ALLUÉ SUS: Gracias, presidente.
Con brevedad.
Yo, señor Cristóbal, le entendía mejor cuando era alumno suyo, en la Facultad le entendía mejor, era usted más ordenado, porque ahora, la verdad, tiene uno problemas para seguirle en todo lo que dice, sobre todo cuando dedica dos minutos, prácticamente, a hablar de la proposición no de ley, dos minutos, luego se eleva por los cerros de Úbeda, luego planea otra vez, aterriza sobre la exposición de motivos y acaba, nos da una lección a cada uno de los grupos parlamentarios.
Ha utilizado usted la proposición no de ley para hablar de lo que le ha parecido, y me parece muy bien. Lo hace siempre, por cierto (lo hace en las proposiciones no de ley, en las interpelaciones...), hace la preguntita y luego habla de... Pero, bueno, le escuchamos con atención, no faltaría más.
Lo que pasa es que, claro, dice usted también cada cosa... «El Estado que se mete en camisa de once varas es un mal Estado...», «en materias que no le competen, eso no es posible...». ¡Hombre!, que acabamos de hablar de un tema muy importante en el punto anterior, y, desde luego, desde nuestro punto de vista, con el tema de las leyes de estabilidad presupuestaria y la orgánica de estabilidad presupuestaria, creo que el Estado, el Gobierno central, se está metiendo en camisa de once varas, y, desde luego, desde nuestro punto de vista, supone una injerencia en los intereses de esta comunidad autónoma.
Dice: «Crecimiento desmesurado de los órganos públicos...». ¡Hombre!, también hemos dicho antes los crecimientos desmesurados que hay en las distintas comunidades autónomas, porque es un Estado descentralizado, cada comunidad autónoma es de su padre y de su madre, y, por ejemplo, en proporción, seguramente que la más endeudada es la Comunidad Autónoma de Valencia. Proporcionalmente, seguro que lo es, y tienen de todo: además del Fondo de compensación, del Objetivo 1, de los fondos estructurales, tienen de todo, de todo (básicamente, por haber utilizado ese endeudamiento), tienen de todo; no les falta, seguramente, más que el agua, claro, ya se la quieren llevar desde aquí, que a nosotros nos sobra de todo... Eso no es así.
Usted habla: «No, yo estoy aquí para preocuparme de los problemas de Aragón», y los problemas de Aragón, ¿resulta que son los que se derivan de esta proposición no de ley, las entidades públicas que dice que se derivan de los acuerdos con IU, del Gobierno con Izquierda Unida para esta legislatura, cuando más de la mitad de las entidades públicas que usted cita aquí están ya creadas o se llevaba intención de crearlas como consecuencia del Pacto por Aragón? Esta es la realidad, estas entidades públicas no se crean como consecuencia de este acuerdo... Como consecuencia de este acuerdo, en su caso, se impulsarán más o se acelerarán más, porque ahí está el compromiso del tripartito. Lo que pasa es que, claro, ¡cómo molesta la estabilidad! Nos preocupamos por estas cosas cuando hablamos de Aragón, pero, cuando hablamos de Madrid, entonces es cuando, como en la anterior intervención, nos preocupamos de las leyes de estabilidad o del Plan hidrológico, etcétera, etcétera.
Yo, por eso, tenía ganas de escuchar la intervención. La verdad es que no sabía que iba a ser usted el proponente o el que iba a intervenir en esta iniciativa, porque, de partida, yo pensaba (y, de hecho, la verdad es que así es) que esta iniciativa es una de esas de las de perder el tiempo o de hacernos perder el tiempo, y creía que, igual a través de la exposición, nos iba a hacer cambiar de opinión. Pero, evidentemente, no ha sido así, no ha sido así, porque, en realidad, ya lo he dicho: la puesta en marcha de todos estos entes públicos que usted cita aquí, en la exposición de motivos, no son consecuencia de los acuerdos, sobre todo en la mayoría de los entes públicos, sino de acuerdos, de leyes o -ya se ha dicho- de proposiciones aprobadas en estas Cortes.
Por ejemplo, el Instituto de Salud Laboral, y ya se ha dicho, que está previsto en el Acuerdo económico y social suscrito con las organizaciones sindicales, empresariales... Que hubo una comparecencia conjunta del consejero de Economía con el director general de Trabajo, José Luis Martínez Laseca, que me la he leído, y hasta la portavoz en aquel momento de su grupo parlamentario -la señora Abril creo que era- se interesaba por el Instituto de Salud Laboral, y el consejero de Economía, el señor Bandrés, le contesta -está en el Diario de Sesiones- que el Instituto de Salud Laboral es, prácticamente, una realidad que, además, no va a suponer ningún incremento burocrático, que no lo va a suponer porque, seguramente, la jefatura de servicio ocupará la dirección o la gerencia de ese instituto, no va a suponer ningún incremento burocrático y que, parece ser, está pendiente de elegir los designados representantes de las organizaciones empresariales y sindicales que deben cubrirlo.
O el instituto de cultura y patrimonio, que está previsto en la Ley de patrimonio de Aragón para su desarrollo legislativo posterior.
Por lo tanto, en fin, la proposición en sí carece de sentido. Dice: no, nosotros le pedimos que en seis meses traigan el calendario. O Chunta, que ha ido más allá, hábilmente, dice: ¡De qué seis meses!: para traer un calendario, quince días... ¡Mañana! Total, para traer un calendario de lo que ustedes pretender hacer, mañana se hace básicamente.
Pero usted sabe, y lo hemos dicho muchas veces en esta tribuna, que los ritmos de las acciones del Gobierno los marca el Gobierno. Eso, usted lo tiene también muy claro.
Y, además, los objetivos de la proposición no eran, realmente, el intentar aprobar el hecho de que se traiga el calendario, sino divulgar de una forma injusta el crecimiento, el gasto público, etcétera, etcétera.
Ya les explicó el señor Biel a todos los grupos, en una interpelación anterior, donde usted y el señor Bernal eran los interpelantes, les habló clarísimamente de los objetivos, de la voluntad política, de lo que queremos conseguir con estos acuerdos, del pacto con Aragón, de la estabilidad de Gobierno, no presupuestaria, que, lógicamente, pone a la oposición en un papel difícil y complicado, yo lo entiendo, pone en un papel difícil y complicado el hecho de que este Gobierno tenga estabilidad, pero las cosas son así. Creemos que esta estabilidad es, sin duda, muy beneficiosa para los administrados y administradas de esta comunidad autónoma, que, a fin de cuentas, para su bienestar y beneficio, estamos todos aquí.
Gracias, presidente.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.
Por el Grupo Parlamentario Socialista, la señora García, doña Amparo, tiene la palabra.
La señora diputada GARCÍA CASTELAR: Gracias, señor presidente.
La verdad es, don Ángel, que cómo me gusta, cómo le envidio cuando, citando a los clásicos como si de amigos se trataran, es usted capaz de darle la vuelta para conseguir glosar las excelencias del PP. Me encanta que sean ustedes herederos del conocimiento, que sean ustedes ejemplo libertario de las entidades públicas a las que consiguieron arrancar de las hordas rojas, que hayan conseguido ustedes llevar la libertad a la justicia, a los medios de comunicación... Cada vez que usted canta las excelencias del PP, fíjese usted que a mí sólo se me ocurre citar a mi abuela, que era una castellana vieja que repetía sin cesar aquello de «dime de qué presumes y te diré de qué careces».
Pero, en fin, señoría, ya hemos cambiado de año, ya estamos en «año PAR» [risas] y nos va quedando menos para las elecciones, y a ustedes no se les debería notar tanto, porque es que las futuras posibles alianzas... No hagan tanta pinza con Chunta Aragonesista, no sea que luego se queden un poquito colgando.
Es más fácil para ustedes vender el acuerdo de legislatura suscrito por las tres fuerzas políticas como el resultado de la desmesurada ambición de Izquierda Unida por acaparar puestos en entidades públicas, y no como lo que es: un pacto por Aragón de tres fuerzas políticas empeñadas en sumar la pluralidad y en respetar la discrepancia sin demonizar, sin excluir, resolviendo las diferencias con diálogo y con acuerdo.
Permítame que le niegue la mayor, don Ángel: no se trata de un vasto y ambicioso proyecto de crecimiento de la Administración pública aragonesa, sino de optar por modelos de gestión eficientes y eficaces en la prestación de los servicios públicos, no de vaguedades.
El instituto aragonés de innovación y formación se plantea como un modelo de formación del profesorado dentro de lo que se pretende elaborar como programa de calidad educativa, eso de lo que se le llena la boca a doña Pilar del Castillo, lo de la calidad educativa: el asesoramiento psicopedagógico; la promoción, la realización y la difusión de trabajos de investigación; el apoyo a la docencia... Pero, señor Lacasa, se nos olvidó la reválida. ¿Cómo nos van a validar el proyecto de calidad educativa de Aragón?
También está la Oficina de Cooperación, esta ya quitada de las calendas porque ya la tenemos creada, y ha sido ejemplo en otras comunidades autónomas, por ejemplo en la comunidad autónoma madrileña, que ya desde el noventa y cuatro afirmó con contundencia que debía instarse al Gobierno para que el 0,7% del presupuesto de la Comunidad de Madrid fuera a cooperación internacional, y lo están consiguiendo. Claro, señor Lacasa, que no debe ser muy afortunado políticamente citar mucho al señor Ruiz Gallardón, porque ya sabe que fue excluido de la mediocridad reinante en el Partido Popular, y eso le cataloga a usted como un felipista agazapado, y no le conviene.
También está el Instituto de Salud Laboral. Supongo que de ese no tendrán nada que decir, porque, claro, la salud de los trabajadores y el binomio salud-trabajo está claro que se necesita y que es previsible en cualquiera que pretenda mejorar la salud de una comunidad autónoma. Es necesario hablar de la difusión y de la medicina del trabajo, de la ergonomía, de las ciencias relacionadas con la salud en el trabajo, y hablar de los problemas de siniestralidad que crea la precariedad en el empleo, la temporalidad, los contratos basura que ha conseguido la política liberalizadora del Partido Popular.
Proteger la salud de los trabajadores es un objetivo igual de claro que proteger la salud de la población aragonesa frente a los riesgos que pueden asumirse por los consumos de los alimentos. A lo mejor no es importante vigilar la seguridad de la cadena alimentaria... Hombre, pues teniendo al señor Cañete zascandileando por la comunidad autónoma, que iba ofreciendo chorizo porque lo que se comía, se criaba, que decía, cuando estaba inaugurando esas grandes obras hidráulicas que hace el Partido Popular de Aragón, que tienen la capacidad de un depósito de agua del tamaño de un núcleo rural un poco grande, cuando tenemos a mano el trasvase, que nos dejará con un caudal tan justo que difícilmente sanearemos los cauces, y con él regaremos las lechugas y nos comeremos las vacas, que no beben agua mineral, y doña Celia no nos pagará los medicamentos, pues oiga, no sé si vamos a sobrevivir a la gastroenteritis.
Queda más, pero sólo voy a hablarles de la empresa pública de transporte de Aragón.
Mire, yo creo que el control, la gestión de los servicios logísticos de transporte, la mejora de las redes aragonesas, tanto las redes nacionales como internacionales, nuestra relación con ellas, la mejora en la explotación de líneas ferroviarias no integradas en la red de Renfe y la garantía del acceso de toda la comunidad autónoma a esos puertos principales, me parece lo fundamental para garantizar la articulación de nuestro territorio y para garantizar nuestra supervivencia. Y yo, sinceramente, preferiría no tener que esperar a que el señor Cascos se digne mandarnos una traviesa o poner una segunda piedra.
Parece claro que la postura del Partido Socialista va a ser que no, ¿verdad? Bueno, pues ya sé que, para ustedes, lo importante son los tiempos, pero, en un acuerdo en el que no se marcan los tiempos, la voluntad del propio tripartito será la que ponga las pautas de funcionamiento de esos institutos. Y cuando nosotros estamos diciendo que será el tripartito, estamos insistiendo en que esos organismos deben establecerse con el mayor número de consenso y con la participación de los agentes sociales.
Cuando hablamos de diálogo, nosotros hablamos de diálogo, no de lentejas, de «si las quieres, las comes, y, si no, las dejas». Y el diálogo no consiste en excluir a la discrepancia, sino en buscar alternativas de consenso. Por ejemplo, en este país de viudas que preconiza el diputado Trocóniz, la postura del Partido Popular para evitar el vasto crecimiento de la Administración pública es excluir las pensiones de las que más viven, porque supongo que no será poner fecha de caducidad a la vida... En cambio, la postura del Partido Socialista sería intentar que los hombres vivan más. Es que somos unos despilfarradores de los recursos públicos... [El diputado señor GIMENO FUSTER, desde su escaño, se manifiesta en los siguientes términos: «Hay muchas viudas».]
A ustedes les interesan los tiempos, a nosotros nos interesa Aragón.
Gracias, señorías.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señora diputada.
Señor Cristóbal Montes, ¿puede fijar la posición respecto de la enmienda, por favor?
El señor diputado CRISTÓBAL MONTES [desde el escaño]: Sí, señor presidente.
Aunque sólo sea por hacer rabiar un poco a los que están predicando esta mañana y esta tarde, bien de una pinza entre el PP y la CHA, bien entre una coalición entre el PP y la CHA -que venga Dios y lo vea-, pues vamos a aceptar la enmienda, aunque sólo sea para hacer rabiar. [Rumores.]
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Cristóbal Montes.
Pues con la posición que acaba de marcar el señor diputado, sometemos a votación la proposición no de ley.
¿Votos a favor de la misma? Gracias. ¿Votos en contra? Gracias.¿ Abstenciones? La votación arroja treinta y tres votos a favor y treinta y tres votos en contra.
Bien, señorías, pues volvemos a repetir la votación.
¿Votos a favor? Gracias. ¿Votos en contra? Gracias. ¿Abstenciones? Como no ha habido ningún arrepentimiento, la votación sigue dando treinta y tres a favor y treinta y tres en contra.
¿Sus señorías creen necesario que interrumpamos? Pues volveremos a la tercera. Va la vencida.
¿Votos a favor, por favor? Gracias. ¿Votos en contra? ¿Abstenciones? El resultado es pertinaz: treinta y tres a favor, treinta y tres en contra. No prospera la proposición no de ley.
Se abre el turno de explicación de voto.
Señor Bernal.
El señor diputado BERNAL BERNAL [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Señorías.
Chunta Aragonesista, lógicamente, ha votado a favor teniendo en cuenta, además, algo absolutamente inédito en esta cámara, que es que el señor Cristóbal Montes me acepte a mí una enmienda.
Sin embargo, querría hacer referencia al fondo de la cuestión. Realmente, ha habido una portavoz que sí que ha entrado en el fondo de la materia, a su manera irónica, pero ha entrado y ha ido defendiendo la creación de cada una de estas entidades a las que se hacía referencia en la exposición de motivos. Me estoy refiriendo a la señora García. Sin embargo, curiosamente, se ha saltado una de esas entidades, y yo sé por qué se la ha saltado y ella también sabe por qué se la ha saltado: porque, aunque figura en ese pacto del tripartito la creación del instituto de la cultura y del patrimonio de Aragón, no hay ninguna voluntad en el tripartito de crearlo. Por eso, hábilmente, con esa caída de ojos que tiene la señora García [risas], se ha olvidado de hablar y de defender la necesidad y la conveniencia y la pertinencia de la creación del instituto de la cultura y del patrimonio de Aragón.
De tal manera que por eso no va a haber calendario, señorías: no porque el señor Cristóbal quiera reducir el ámbito de la Administración, no porque Chunta Aragonesista diga que, hombre, que ya es hora de que se dé el calendario. ¿Saben por qué han votado ustedes en contra?: porque no lo va a haber. Porque, de esas entidades previstas en el pacto, se han creado ya algunas, se creará alguna otra, pero no se van a crear todas. Por eso no habrá un calendario completo.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Bernal.
Doña Amparo García tiene la palabra (Grupo Socialista).
La señora diputada GARCÍA CASTELAR [desde el escaño]: No puedo resistirme a lo de la caída de ojos. Simplemente ha sido por tiempo, señor Bernal, no le dé tantas vueltas. No es el momento, pero, si quiere, ya se lo defenderé mano a mano.
No obstante, sí quisiera decirle que el Gobierno es respetuoso con los acuerdos que se toman en este parlamento, y, por tanto, si hay un acuerdo que establece la constitución de ese instituto, se constituirá, no se preocupe usted.
Gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias.
Don Ángel Cristóbal (Grupo Popular).
El señor diputado CRISTÓBAL MONTES [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Señor Lacasa, no le ha gustado que le llamara político neófito. ¡Si es un elogio a la juventud!, es un piropo.
Y me dice que no puede ser neófito porque lleva veinte años sin cambiar ni un acento de sus ideas... Pues le acompaño en el sentimiento [risas]. Veinte años, aunque digan que veinte años no son nada, veinte años sin cambiar un acento en sus planteamientos ideológicos, pues lo siento mucho.
Mire usted lo que yo he cambiado: me dice que he pasado de la socialdemocracia radical -que no sé lo que es, la socialdemocracia radical no sé lo que es realmente- al conservadurismo rancio. No sé lo que es lo segundo (yo entiendo de tocino rancio, ¿verdad?, pero el conservadurismo rancio no entiendo lo que es) y, desde luego, la socialdemocracia radical no sé ni remotamente a qué se está refiriendo, salvo que se refiera a la socialdemocracia, a la Rosa Luxemburg de comienzos del siglo XX, esa sería otra historia. Bueno, pero el señor Lacasa no había nacido para esa fecha.
Señor Lacasa, no hay peor sordo que el que no quiere oír, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Nosotros, cuando en esta proposición lateralmente y, en su día, en la interpelación conjunta con la CHA, que contestó el señor Biel, criticábamos el crecimiento desmesurado de la Administración pública, no es que seamos tan lerdos, tan ignorantes, tan cortos de entendederas que no vayamos a saber que, cuando crecen los organismos, algo harán esos organismos. Aunque no esté tan convencido, ¿eh?, no esté tan convencido: a veces crecen tanto los organismos que se superponen y se neutralizan, y son estudios que han hecho los que saben de estas cosas.
En Estados Unidos, se ha publicado hace unos pocos años un libro que es una maravilla, de Osborne, cuya lectura les recomiendo, que se llama La reinvención del gobierno, y tiene datos abrumadores de cómo, por ejemplo, la creación de superestructuras sobre superestructuras no sólo no aumenta la eficacia, sino que incluso neutraliza y rebaja la eficacia de lo anterior, y pone ejemplos sangrantes. Por ejemplo, en la ciudad de Chicago, hace muy pocos años, sobre una población estudiantil de seiscientos mil niños, trescientos mil iban a escuelas públicas y trescientos mil iban a escuelas privadas; pues bien, los trescientos mil que iban a escuelas públicas tenían, amén del bagaje de profesores, tres mil coordinadores, mientras que los otros trescientos mil que iban al sector privado tenían trescientos coordinadores, y el nivel de rendimiento era mejor en el sector privado que en el sector público.
La creación no garantiza absolutamente nada. Por eso, no es que nosotros neguemos que, al crear organismos, algo se puede lograr; esa no es la filosofía, ese no es el planteamiento, esa no es la crítica, señor Lacasa. La crítica que hacemos nosotros es: ¿se justifica la creación?, ¿es proporcional y es adecuado el rendimiento, la eficacia, los frutos de esas nuevas entidades, con lo que cuestan, con el funcionariado que crean, con la trabazón?
Dese un paseo, ahora que usted es miembro del Gobierno -adlátere-, dese un paseo por la DGA y verá cómo trabajan en la DGA. Se cae la cara de vergüenza en ciertas dependencias, porque no hay espacio, sencillamente, no hay espacio, están amontonados. Así no se puede trabajar, así es imposible. Sobran funcionarios, falta espacio, falta definición de funciones, se neutralizan los unos a los otros, se pelean por los casos y lo que uno avanza, otro lo retrocede. Y quien dice la DGA, dice cualquier otra Administración, incluido el Ayuntamiento de Zaragoza: dese un paseo por el Ayuntamiento de Zaragoza y verá tres cuartos de lo mismo.
¿Qué es eso? El crecimiento desmesurado de la Administración no garantiza nada. Y por eso, cuando usted me dice la oficina de cooperación y desarrollo, que, de tapadillo, usted les ha metido la agencia, que no querían, de tapadillo les ha metido la agencia, y me habla del Instituto de Salud... ¡Pues claro que queremos vigilar los alimentos!, ¡claro que queremos no coger una gastroenteritis!, señora García. ¡Bueno tiene uno el cuerpo para ponerse ahora de cagueras! [Risas.] Indudablemente que no queremos esas cosas. Pero, claro, ¿a qué coste? Si para no coger eso hay que tomarse unas pastillas, pues nos las compramos, pero si, para no coger eso, hay que crear un organismo y otro organismo y otro, pues a lo mejor no, a lo mejor es mejor coger las cagueras. ¡Vaya usted a saber! [Risas.]
Porque lo preocupante es que, cuando se empieza esa trabazón (en la que estamos de vuelta: hoy, la tónica del mundo no es la regulación, es la desregulación; hoy, la tónica del mundo no es la creación, es la descreación; hoy, la tónica en el mundo no es el crecimiento, es el decrecimiento en la Administración pública), cuando se empieza esa tónica, señor Lacasa, ¿y por qué cinco?, ¿y por qué seis?, ¿y por qué siete?, ¿y por qué no cien?, ¿y por qué no doscientos? Porque, claro, puestos ya, ¿por qué no cien?, y tendríamos cubiertas todas y cada una... Cuando nos levantáramos de la cama y respiráramos -el primer respiro, los primeros mocos que nos echáramos-, aparecería un instituto de la Administración pública aragonesa diciendo: «instituto de la respiración del ciudadano aragonés cuando se despierta». Perfecto, controlado.
Eso no es, eso es Orwell, eso es el Gran Hermano, eso es..., eso es la tontería -no las tonterías, que yo jamás critico el contenido-, esa es la tontería de pensar que la Administración va a resolver lo que la sociedad no sea capaz de resolver. La Administración siempre llega tarde y mal, las cosas grandes las resuelve la sociedad, los grandes problemas los resuelve la sociedad. Y en lo que no resuelva la sociedad, el Estado, la Administración, puede echar un pequeño apaño, pero poco más, y, en definitiva, no lo resuelve.
Y termino, señor presidente.
Dice usted, señor Allué, que cómo nos molesta la estabilidad. Hombre, si fuéramos etílicos irremediables, pues posiblemente nos molestaría la estabilidad, porque lo típico del etílico es la ese. Pero, bueno, no somos etílicos, no somos etílicos y, claro, no nos molesta la estabilidad. La estabilidad nos parece extraordinariamente bien, sobre todo cuando llueve sobre mojado, porque es que yo, por muchos esfuerzos de imaginación que haga, no acierto a comprender, no acierto a ver cómo se ha pasado de la inestabilidad, de la que no nos dimos cuenta -debemos ser la oposición más lerda del mundo: teníamos un Gobierno inestable y no le sacudimos, somos tontos de naturaleza-, y, de repente, nos descubren ustedes y nos dan la estabilidad. Dicen: ahora, aunque lo quieran, ya no pueden, porque este Gobierno es estable. Y hasta ahora había sido inestable y no nos habíamos dado cuenta... Desde luego, tontos, pero no tanto.
Claro, cuando alguien dice -me parece que era el señor Lacasa-: ¿y qué hubiera pasado con el presupuesto del año 2002? Pues lo que pasó con el presupuesto del año 2000 y el de 2001: que lo hubieran votado ustedes gratis; lo que pasa es que ahora lo han votado con precio, desgraciadamente. Ahora cobra un poco más, y los intereses moratorios y la prima y la entrada para el colegio y no sé qué cosas más.
Termino, señor presidente, diciéndole que dice usted, señora García Castelar, que hay muchos modelos de eficacia y de eficiencia, y, ciertamente, los hay; pero, desde luego, es muy difícil encontrar un modelo de eficacia y de eficiencia sobre la base de la creación desmesurada de entes públicos. El ente público lo complica casi todo, retrasa casi todo y, en la mayor parte de los casos, no diré siempre, retrasa las soluciones y, en muchos casos, hace imposible las soluciones, que, de otra forma, con menos entes, con menos aparato y con menos trabajos, se resolverían mucho más fácilmente.
Muchas gracias, señor presidente.
[Aplausos.]