Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón
Comparecencias - Otras Comparecencias
Comparecencia del director del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA) para informar de las actividades del Instituto.
Diario de Sesiones de las Cortes de Aragón n°: 061 de Serie B (III Legislatura)
Intervinienen: Orera Clemente, Victor - Gomariz Garcia, Emilio - Ibañez Gimeno, Joaquin - Ros Corella, Benito - Tejedor Sanz, Ramon - Guia Mateo, Isidro
El señor ORERA CLEMENTE: En primer lugar, mostrarles mi agradecimiento por haberme invitado a comparecer ante ustedes.
Les he preparado una pequeña documentación para que puedan seguir la exposición con más facilidad, imagino que todos habrán recibido ya las carpetas.
He preparado una introducción un poco academicista, y les ruego que me disculpen por ello, pero creo que con objeto de dar cuenta de lo que es nuestro Instituto, es conveniente, quizás, entrar o profundizar en cuáles son las necesidades y las expectativas que a nivel mundial y a nivel nacional existen respecto al área de ciencia de materiales.
Entonces, la exposición la voy a desglosar en los siguientes puntos: primero, a la pregunta que ustedes se plantearán, ¿qué es el ICMA?, haré una pequeña introducción histórica de lo que es nuestro Instituto; a continuación presentaré cuáles son nuestros objetivos, la estructura interna y la organización del Instituto; hablaremos de financiación, de qué forma recibimos los recursos económicos que nos permiten trabajar; pasaré a describir brevemente las líneas de investigación; y, por último, intentaré contarles cuál es la contribución del Instituto al desarrollo científico, en este caso, al desarrollo científico general, y también, al desarrollo científico local, que es, quizás, lo que más les interese.
Para empezar, permítanme que emplee dos o tres minutos en contarles qué es la ciencia de materiales. Desde los albores de la civilización, y eso es una cosa que todos conocemos, el descubrimiento de materiales que hayan sido más ligeros, más resistentes a la acción del calor, o a la agresión medioambiental, que sean más tenaces, etcétera, ha supuesto unos avances enormes en la humanidad, y, de hecho, todos los avances sociopolíticos o socioculturales a lo largo de la historia de la humanidad han venido implícitamente ligados al descubrimiento de nuevos materiales. Ya saben ustedes que, incluso, nuestros colegas historiadores tratan de definir los hitos históricos de la humanidad a base de los materiales empleados: así, se habla de la Edad de Piedra, de la Edad de Bronce, etcétera.
Volviendo a épocas más recientes, hay que decir simplemente que casos tan espectaculares como el descubrimiento de los semiconductores, de los superconductores, de los materiales compuestos, lo que se llama ahora los materiales híbridos, o de los plásticos ultratenaces, están suponiendo una revolución industrial cada día mayor y más rápida en la sociedad mundial. Se pueden dar varios ejemplos: el caso de la crisis siderúrgica española y mundial cuando se pasa a producir laminado en frío en vez de laminado en caliente, cuando se pasa a producir chapa de automóvil en vez de chapa para barco, por ejemplo, supone la destrucción en este país de miles de puestos de trabajo, quizás por una falta de previsión o falta de un soporte científico que nos hubiera permitido en su momento haber predicho semejante reconversión. De hecho, hay que decir que una sociedad que no sea capaz de desarrollar una cierta autonomía, tanto científica como tecnológica en el área de materiales, es una sociedad que se ve abocada indefectiblemente a tener que pagar unos royalties económicos y un precio político y social, en el sentido de que, a la larga, lo que se hace es perder libertad individual o, al menos, libertad colectiva desde el punto de vista cultural.
Por ello, en el área de materiales, Estados Unidos, el Mercado Común y, sobre todo, Japón, que es el que está dando más fuerte en este campo, han desarrollado centros de materiales muy importantes desde hace ya unos veinte o treinta años, tanto en recursos humanos como en recursos financieros. Por ejemplo, solamente en el campo de la cerámica, se prevé que Japón va a facturar en el año 1995 del orden de quince millones de dólares. Efectivamente, Japón va a llevarse el 85% del mercado mundial; el resto se lo va a repartir prácticamente Estados Unidos, y Europa va a participar con un 2% o un 3% solamente en esta aventura.
El día en que los motores de los coches sean de material cerámico, como van a ser dentro de poco, o el día en que el transporte de la electricidad no sea a través de cobre sino a través de cerámicos, porque, entre otras cosas, los recursos naturales se están perdiendo... Es decir, el cobre es un metal que dentro de poco va a ser cada día más caro y más escaso. Los metales como el cromo, níquel, etcétera, están en manos de unos pocos países mundiales; con lo cual, tenemos un problema estratégico bestial, ya que son países que van a imponer sus precios y van a imponer su limitación de mercados. En cambio, la cerámica es una cosa barata, sencilla de hacer, que energéticamente es poco costosa con las nuevas tecnologías. Entonces, vamos abocados, indefectiblemente, a sustituir el metal por la cerámica; España es un país que en estos campos, por ejemplo, está muy atrasada, y Europa en general.
(Voy incluyendo alguna morcilla en mi exposición, posiblemente para darles algunos ejemplos que puedan ser de su utilidad.)
Entonces, en el caso concreto de la ciencia de materiales, es una ciencia que surge con una conjunción de esfuerzos: científicos de distintos campos, tales como la física, la química, la ingeniería, incluso la biología y la geología. Hasta 1985 nuestro país no había tomado ninguna iniciativa en este sentido, existían pequeños y buenos grupos de investigación (básica, esencialmente) tanto en el consejo como en la universidad, y entonces fue cuando el plan nacional, creado por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, decidió abordar este tema y dedicar, dentro del plan nacional, que, como saben ustedes, supone una financiación privilegiada dentro del plan general de investigación del país, unos recursos para potenciar esta área. Entonces, el Centro Superior de Investigaciones Científicas entró al trapo y creó cuatro centros nacionales de investigación en ciencia de materiales, que fueron los de Sevilla, Barcelona, Madrid y Zaragoza; estos siguieron a los centros que había ya en investigaciones metalúrgicas y en investigaciones en material de construcción y plásticos, para formar los siete Institutos nacionales que trabajan en el área de ciencia de materiales.
Ese fue el año de comienzo de nuestro Instituto. En 1985, se hizo con la conjunción de algunos grupos universitarios y algún personal del CSIC, y, desde entonces hasta el año 1993, el crecimiento de nuestro centro ha sido espectacular, en recursos hemos crecido por un factor seis, en personal hemos crecido por un factor tres, en estos siete años, y, de momento, parece que las perspectivas son bastante buenas.
Pero para no entretenerles más, voy a pasar a seguir desarrollando el programa que había propuesto y vamos a pasar a ver cuáles son los objetivos del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón.
El objetivos de nuestro centro de investigación, como el de cualquier centro de investigación que recibe, esencialmente, financiación de los organismos públicos, es el de ejecutar los proyectos de investigación prioritarios, demandados por los gobiernos tanto central, local, como del Mercado Común; para ello, lo que hacemos los grupos de investigación del Instituto es acudir a todas aquellas convocatorias, tanto del Gobierno local, del Mercado Común, o del Gobierno nacional, con propuestas de proyectos que son censadas por un grupo de expertos, y, si están evaluadas favorablemente, reciben financiación. Ese es -digamos- el mecanismo por el cual nosotros contribuimos a desarrollar la política científica del país.
Otro de nuestros objetivos es contribuir al desarrollo científico y tecnológico, en general, y del entorno próximo, en particular, promocionando nuevos grupos de investigación y nuevas líneas de investigación. En este sentido, nuestro centro se puede caracterizar por ser un centro joven, con personas de, relativamente, poca edad, y, además, muy dinámicas. Es decir, yo siempre pongo el mismo ejemplo de haber participado en mi historia profesional en grandes centros monstruos, que se crearon después de la Segunda Guerra Mundial, con quince mil científicos, en concreto en Estados Unidos. El tiempo de crear grandes estructuras ya pasó. Hoy día, lo que hacen falta son centros de investigación que sean pequeños; en términos futbolísticos, lo que hace falta es un delantero con la cintura ágil. La ciencia y la tecnología cambian tan rápidamente, que lo que tienes que hacer es ser capaz de meter a cinco tíos a trabajar en una cosa nada más que sale en el candelero, y esto se tiene que hacer a través de unas estructuras mucho más flexibles que esas grandes estructuras piramidales de mediados de siglo, en las cuales se tendía hacia enormes centros de investigación que hoy en día no son más que unos enormes fósiles que no se sabe ni cómo reciclar.
También es parte de nuestros objetivos la formación de jóvenes investigadores y técnicos en el área de materiales y de la química molecular y, por último, el prestar apoyo a los programas de investigación de otros grupos en universidades o empresas del entorno, y ahí está nuestra vocación de proyección al entorno aragonés.
En cuanto a su estructura, el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón es un centro de investigación mixto entre la Universidad de Zaragoza y la del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Por lo tanto, nuestro personal pertenece bien a la universidad o bien al Centro Superior de Investigaciones Científicas y trabajando juntos tienen los mismos derechos y obligaciones como miembros del Instituto. El centro no tiene dependencias propias, sino que se distribuye a lo largo de tres centros de la universidad: el centro politécnico superior, la Facultad de Ciencias y las escuela de ingeniería técnica. En la actualidad somos ciento ochenta y dos personas, desglosadas de la forma siguiente: noventa y ocho investigadores, sesenta y ocho becarios y dieciséis técnicos y personal de apoyo, y, según su adscripción, el 41% del personal permanente pertenece a la Universidad y el 22% al CSIC. En la parte de atrás les he dado un diagrama de pastel, donde ven, de una forma gráfica, resumida, esta dependencia del personal de las distintas instituciones. En cuanto a los medios experimentales, acabamos de hacer inventario del centro y tenemos un material inventariable del orden de mil millones de pesetas en equipos. Por todo eso podemos decir que nuestro centro es el mayor centro de investigación de Aragón, tanto en personal como en recursos, y el ritmo de crecimiento viene a ser del orden de un 15% a un 20% anual, hasta este año, que veremos a ver cómo nos va con la crisis en la cual estamos montados.
El Instituto se organiza en siete unidades estructurales de investigación, dirigidas por un jefe de unidad, así como en varios servicios y una unidad de administración.
Los servicios de investigación gestionados por el Instituto vienen también, en la parte de atrás, en una hoja explicativa en la cual se los cito uno a uno con el personal que tienen, porque, esencialmente, podemos destacar el servicio nacional de EXFAS, que es una técnica de análisis muy importante, sobre todo en lo que concierne a superficies, a catalizadores y a materiales en general; un servicio de microscopía electrónica, donde tenemos dos microscopios y podemos prestar servicio (de hecho, ya lo estamos prestando a industrias del entorno local). Tenemos un servicio de instrumentación en el cual desarrollamos nuestra propia instrumentación. Ahora estamos gestionando un par de patentes; lo que pasa es que el sistema de patentar en España, no sé si ustedes lo saben, es lentísimo, porque se tarda más de dos años desde que empiezas a generar la patente hasta que la tienes: prácticamente se te ha ido el tempero, como diríamos en términos agrícolas. También tenemos un servicio de líquidos triogénicos: he de recordar que Zaragoza fue el primer sitio de España donde se licuó helio líquido, con la posibilidad de llegar a temperaturas de cuatro con dos grados. Tenemos un servicio de calorimetría y termogravimetría, que también está siendo utilizado asiduamente por instituciones externas a nuestro Instituto; un servicio de resonancia magnética nuclear, con toda su pontencialidad de análisis que tiene; un servicio de espectrometría de masas, que también permite, por ejemplo, medir concentraciones de impurezas en material o en una sustancia, del orden de una parte por billón; servicios de análisis elemental: carbón, hidrógeno y nitrógeno; y un servicio de cristalografía.
En cuanto a las unidades de investigación, hay tres en químicas: una que trabaja sobre química de compuestos organometálicos, otra en compuestos polinucleares y catálisis homogénea y otra en cristales líquidos y nuevos materiales orgánicos. Hay tres unidades en físicas: una trabaja en espectroscopía de sólidos, otra en física del estado sólido a bajas temperaturas y otra en magnetismo de sólidos; una en ingenieros industriales, que es la que trabaja en propiedades físicas de materiales de interés tecnológico.
El centro está dirigido por un director y un vicedirector, elegidos de entre los investigadores del centro y nombrados a la par por el rector de la Universidad de Zaragoza y el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; asimismo, existe una junta del Instituto, donde hay representación vertical y representación estamental. Aquí quiero hacer un inciso en el sentido de que nuestro Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón tiene una estructura más próxima a la del CSIC que a la de la universidad. Como ustedes sabrán muy bien, la representación universitaria es una representación -digamos- estamental u horizontal, mientras que el CSIC es una representación más de tipo piramidal.
Para un centro de investigación -ésa, evidentemente, es mi opinión personal, no quiero hacer ningún juicio de valor amplio- es muy importante que haya una estructuración, en cierto modo, piramidal, en el sentido de que haya una especie de cadena de responsabilidades claramente definida, aunque la junta del Instituto, lógicamente, también tiene una representación estamental, donde los distintos colectivos pueden defender sus intereses fundamentales; pero a la hora de planificar una investigación, alguien tiene que definir qué investigación hay que hacer y cómo hacerla.
Después tenemos un claustro científico, que es el que se preocupa de la programación científica del centro, formado por todos los doctores. Asimismo, la gestión del centro está supervisada, en todo momento, por una comisión mixta paritaria, formada por tres representantes de la universidad y tres representantes del CSIC.
Asimismo, decirles que el Instituto es un organismo dinámico y de burocracia ágil. Ya verán, cuando les dé los tipos de producción científica que se hace y la financiación que se lleva, que todo esto lo llevamos con cuatro administrativos, que trabajan de maravilla y, además, es un centro abierto a la incorporación de personas o de grupos de investigación que tengan calidad suficiente y temática de acuerdo con lo que se hace en el Instituto.
Para terminar esta parte, decirles que nosotros, nuestro centro de investigación, no somos un centro que nos permitamos el lujo de poder hacer lo que queramos, sino que tenemos una comisión internacional de evaluación, un comité internacional evaluador, formado por quince expertos en el campo, presidido por Manuel Cardona, un español que es el presidente del Instituto Max Planck, para estado sólido, en Stuttgart, y del cual forma parte, por ejemplo, el premio Nobel Müller, el descubridor de los productos a alta temperatura, que todos los años nos examinan (en este caso, examinan al director que tienen ustedes aquí), y durante varias jornadas nos dicen qué líneas de investigación tenemos que potenciar, cuáles tenemos que quitar, cuáles tenemos que suprimir, dónde tenemos que invertir el dinero, y, en cualquier momento, al final, emiten un informe, que es el que reciben nuestros responsables, en este caso, la presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Rectorado de la Universidad.
Me he permitido incluirles el último informe que dieron, del año noventa y dos, que es el que obra en nuestro poder, respecto al Instituto de Zaragoza, donde dice que tiene líneas claramente definidas y un buen director (no yo sino el director anterior), que posee muchos y buenos programas del Mercado Común, que tiene que desarrollar materiales en láminas delgadas con propiedades magnéticas, y se hace necesaria la incorporación de teóricos del estado sólido, amén de otras menudencias más pormenorizadas que no se las digo.
En concreto, por la última valoración que tuvimos en el año 1992, les puedo decir que el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón es, a juicio del comité internacional, el mejor centro de materiales español y está a un muy alto nivel entre los centros del Mercado Común; se habla de estar, seguramente, entre los diez mejores centros europeos en materiales.
¿Cómo recibimos la financiación? Para su funcionamiento, el Instituto dispone de contribuciones económicas de la Universidad de Zaragoza y del CSIC. En cuanto a los salarios del personal que trabajamos en él, la Universidad de Zaragoza también contribuye con los locales y con el mantenimiento de calefacción, electricidad, agua, etcétera, mientras que el CSIC aporta solamente cinco millones de pesetas en concepto de bibliotecas y gastos de secretaría; el resto del dinero lo sacamos a través de nuestros proyectos, es todo financiación externa. Es decir, para cubrir los gastos generados por la investigación, mantener los equipos y servicios de apoyo y los contratos de personal, el Instituto tiene que recurrir principalmente a financiación externa.
En el año 1992 obtuvimos 347,5 millones de pesetas para realización de proyectos tanto del CSIC, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia, como del Mercado Común (programas Euram, Bray, Race, etcétera), contratos con industrias o con otros organismos públicos. Por ejemplo, realizamos proyectos en el programa MIDAS, que es mixto entre la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología y la red de eléctricas españolas. Con el CDTI también tenemos varios programas, y eso lo tienen ustedes desglosado en un diagrama que les he dado al final, donde por conceptos están desglosadas las financiaciones que recibimos en concreto en el año noventa y dos, que es el ejercicio que acabamos de terminar.
En resumen, en la actualidad se están desarrollando catorce proyectos dentro del ámbito de la investigación básica, dieciocho dentro del plan nacional de investigaciones materiales, nueve financiados por el Mercado Común, dos con la DGA y varios contratos con industrias tanto españolas como extranjeras. Asimismo, el Instituto tiene siete investigadores contratados, a cargo de proyectos y de contratos del CSIC, y habitualmente tenemos unos diez extranjeros, por término medio, realizando su postgrado o investigación en nuestro centro. Es decir, en pocos años hemos pasado de ser un país o un centro exportador de doctores que tenían que irse al exterior a hacer sus tesis y a hacer sus trabajos, a ser importadores de personal extranjero, que, dada la calidad del centro, vienen aquí a realizar sus trabajos postdoctorales. Esto es una cosa que nos honra y nos satisface mucho, ya que ustedes van por nuestras dependencias y verán desde chinos hasta franceses, alemanes o científicos de países hispanoamericanos, que vienen a realizar su postdoctorado a nuestro Instituto o que son contratados para realizar algunas labores en concreto.
En cuanto a las líneas de investigación, es lo que más caracteriza a un centro de investigación; lógicamente no podría describir nuestro centro sin describir brevemente, o, al menos, de forma sucinta, cuáles son las líneas de investigación que llevamos adelante. Quizás el mayor interés o lo que mejor ha hecho el Instituto ha sido poner a trabajar juntos a físicos tanto teóricos como experimentales, con químicos, con ingenieros, y el mayor éxito ha sido quizás el haber puesto conjuntos todos esos distintos esfuerzos en un programa común, y ése es, quizá, uno de nuestros mayores éxitos. Así, por ejemplo, por poner el caso del programa que desarrollamos en superproductividad de alta temperatura, en el cual nuestro Instituto se puso a trabajar dos meses después de tener la primera noticia, a través de la bibliografía del descubrimiento de los supreproductores a alta temperatura, ahí tenemos grupos que trabajan desde el punto de vista de ciencia muy básica y publican en la mejor revista del campo, que es Phisical Review Letters, donde hoy día hay científicos aragoneses, exclusivamente aragoneses, sin aporte de ningún extranjero, que están publicando en esa revista, que es de máximo prestigio internacional. Otro grupo está haciendo cable de superconductor de alta temperatura, donde hemos llegado a tener el récord de diez mil amperios por centímetro cuadrado, igualando las prestaciones que tienen los mejores grupos japoneses en el campo.
Es decir, vean ustedes cómo hemos logrado llevar, dentro de una misma línea de trabajo, grupos desde muy básicos a grupos muy aplicados; se produce una realimentación positiva entre los distintos grupos y, aunque no estén trabajando sobre el mismo problema, permiten un intercambio de ideas que permite que se avance muy deprisa. Les he puesto ese ejemplo en concreto.
Las líneas de investigación que se llevan adelante. El magnetismo. Quizás la solera y el renombre internacional que tiene el Instituto es fundamentalmente por los buenos grupos que trabajan en magnetismo y, así, por ejemplo, se investiga en compuestos magnéticos intermetálicos, en imanes permanentes, en magnetismo de aislantes, magnetismo molecular, etcétera, y ahí tenemos varios programas Brite-Euram, que son programas concertados con empresas, a través de la Comunidad Europea, de los cuales recibimos una sustanciosa financiación.
Asimismo, en el Instituto se trabaja en química molecular: hay unos grupos que son líderes, yo diría mundiales, en el campo de la química de organometálicos, y más concretamente en la síntesis polinuclear predirigida, y ahora estamos intentando reconducir esos estudios en química teórica esencialmente hacia cosas más aplicadas, es decir, utilizar esos complejos que nuestros colegas saben desarrollar muy bien a la hora de desarrollar catalizadores que sean aplicables directamente en los procesos industriales o, al menos, preindustriales.
En cuanto a materiales moleculares, se fabrican cristales líquidos, tanto ferroeléctricos como metalorgánicos y polímeros, que tienen una gran demanda por otros centros de investigación, incluso por industrias. Tenemos ahora un proyecto Brite-Euram con la casa Philips, para el desarrollo de unos cristales líquidos para pantallas de televisor y visores en general, que están dando también bastante juego. Asimismo, se están desarrollando conductores poliméricos, dentro de la idea de que el cobre y el aluminio están dando sus últimas boqueadas y, quizás, acabarán con el siglo. El futuro está en la conducción de energía eléctrica a través bien de cerámicos o bien de polímeros, de plásticos. Hoy día, en nuestro Instituto, se están desarrollando plásticos conductores, por la versatilidad que tiene el plástico. El precio, hoy día, es caro porque no se producen en plan masivo. Ya saben que el precio de un producto decae exponencialmente con la cantidad de producto que uno desarrolla; si usted va a desarrollar dos kilos, pues es supercaro; pero si va a desarrollar dos mil toneladas, aquello se abarata un montón.
Entonces, la ventaja también de los polímeros, o de los plásticos, es que son materiales muy poco contaminantes; al fin y al cabo, sus componentes son: carbón, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno, que son fácilmente reciclables, mientras que otros compuestos, por ejemplo, los metales pesados, plantean unos problemas ecológicos muy graves cuando uno se tiene que deshacer de ellos.
En el campo de los superconductores de alta temperatura crítica, trabajamos cuatro unidades del Instituto, confluyendo sobre este tema, y, a destacar, por ejemplo, los aportes que hacemos al programa MIDAS con las empresas eléctricas españolas, en la cuales desarrollamos instrumentación propia y tecnología propia, y estamos tratando de conseguir cintas, cables que permitan conducir la electricidad...
En materiales para aplicaciones ópticas, por ejemplo, aquí se producen vidrios para purificadores ópticos en fibra, en concreto estamos trabajando en un proyecto europeo con Alcatel y otras empresas europeas líderes. Somos el único centro europeo de investigación que participamos en ese programa, que es el programa para desarrollar la red de telecomunicaciones europeas. Y aquí les voy a poner un ejemplo del que a veces uno no es muy consciente. El problema está, fundamentalmente, en la producción de los pequeños amplificadores ópticos que cada uno va a tener en su receptor telefónico.
El mundo de la fibra, de la transmisión a través de cable de fibra óptica, es un mundo que económicamente está agotado, es decir, con la fibra que se produce hoy en el mundo, tenemos suficiente fibra para darle vueltas a todos los países, porque, además, la filosofía es muy distinta. Cuando se ha automatizado la transmisión por fibra óptica en la provincia de Huesca, en un lazo se meten todas las comunicaciones, y, luego, usted extrae cada comunicación del mismo lazo, porque la capacidad de meter comunicaciones en una fibra es diez o veinte veces mayor que la de un cable normal de telefonía. Entonces, es más barato meter todas las comunicaciones a dar vueltas por el lazo, y de ahí extraerla y no tener conectores. Pero en cada receptor, en cada teléfono, va a haber que tener un pequeño amplificador, que va a ser un pequeño amplificador óptico, es decir, un pequeño láser de fibra óptica. ¿Cómo definimos ese láser de fibra óptica? Estados Unidos y Japón han decidido que el neodimio, una impureza que emite en una zona determinada, es el más idóneo, y, evidentemente, lo es, pero está toda la tecnología protegida por patentes. Europa va a ir al praseodimio, que es menos idóneo, desde el punto de vista científico, pero que no está protegido con patentes, y, si logramos desarrollar el amplificador de praseodimio, nos quitaremos toda la servidumbre de tecnología que tenemos que pagar a Japón y a Estados Unidos. Les pongo un ejemplo de cómo funcionan a veces estas cosas, porque muchas veces lo mejor científicamente no es lo más idóneo económicamente. Entonces, en este campo estamos trabajando también activamente en el desarrollo de vidrios, para ser susceptibles de producir fibra óptica de cara al amplificador europeo de telecomunicación.
También el Instituto tiene buenos proyectos en meteorología cuántica. Así, por ejemplo, hemos desarrollado, junto con los ministerios de Defensa e Industria, el patrón español de voltaje, y ahora estamos con el patrón español de resistencia. El que el Ministerio de Defensa esté interesado en el desarrollo de patrones no es por temas militares, sino porque, tradicionalmente, en casi todos los países, los patrones de medidas han estado en manos del ejército, quizás por razones históricas: cuando en el siglo XIX se desarrollaron los patrones de pesos, longitud, etcétera, la institución que en aquella época podía permitirse el lujo de tener un patrón ahí, en una habitación, durante cincuenta años, bien cuidado y bien limpio y que nadie lo estropeara, pues era el ejército. Por eso, por razones históricas, el ejército tiene los patrones de medidas en España.
Es esencial que la industria española tenga un patrón con el cual calibrar sus propios componentes. Entonces, desarrollar un patrón de voltaje no es ninguna tontada, ya que hemos tenido que desarrollar el voltio, pero con diez cifras significativas, porque una pequeña variación en esas cifras significativas le cambia a usted la frecuencia de un oscilador, de un amplificador y puede tener un montón de problemas. Es decir, que estamos desarrollando los patrones españoles. Hemos desarrollado el de voltaje con un presupuesto de cien millones; ahora estamos desarrollando el de resistencia, y seguramente nos van a conceder también el patrón de amperaje. También tenemos, finalmente, un pequeño grupo que trabaja en teoría del estado sólido, que da soporte teórico a todos los tipos que hemos dicho.
Voy a pasar rápidamente a describir cuál es entonces la contribución del Instituto al desarrollo científico. Una de las formas de medir la productividad de un centro de investigación como el nuestro, el patrón utilizado internacionalmente, es mirar qué publicaciones científicas desarrolla ese Instituto en concreto. Nuestro sistema de publicación, como ustedes saben, es un sistema en el cual tú mandas un trabajo a una revista y pasa por varias censuras, antes de que te den el beneplácito para publicar ese trabajo en una revista especializada, es distinto que en otros campos del conocimiento: a lo mejor en humanidades o en derecho no existe esa censura al nivel que existe en los ámbitos científicos o tecnológicos. Entonces, el año pasado, el Instituto publicó ciento sesenta y cinco artículos de investigación en revistas internacionales de prestigio, todas ellas con censura previa. Es decir, en Aragón estamos produciendo más de la tercera parte de las publicaciones científicas en el campo que se producen en España: somos el centro más productivo científicamente, con diferencia. Asimismo, se han defendido doce tesis doctorales, realizadas en el Instituto; se ha asistido a cincuenta congresos internacionales, donde se han presentado del orden de ciento sesenta comunicaciones, y, asimismo, se han impartido varias conferencias invitadas -cuando en un congreso internacional te invitan a dar una conferencia, quiere decir que el investigador al que le invitan es un investigador de prestigio-.
Asimismo, hemos realizado del orden de treinta y un proyectos de investigación. Se gestionan doce contratos con industrias. También hemos recibido a cuarenta científicos y visitantes, que han impartido treinta y dos conferencias y seminarios y treinta y tres miembros de este centro han realizado visitas superiores a dos semanas en otros Institutos. Asimismo, es importante la creciente participación de los miembros de nuestro Instituto en comités internacionales, en la organización de congresos, de talleres, etcétera, con lo cual el peso específico de nuestra ciencia es cada día mayor dentro de este campo.
En resumen, yo querría decir que Aragón y la Universidad de Zaragoza, en concreto, tienen un buen centro de investigación, formado por un número ya numeroso de jóvenes científicos y técnicos y dotado de unos excelentes medios experimentales que pueden, y de hecho así lo hacen, atraer el interés de la comunidad aragonesa y, en especial, de los futuros licenciados en ciencias de ingeniería que, con una gran vocación investigadora, quieran participar de la aventura que hemos emprendido.
Pero, como creo que no estoy aquí solamente para echarnos flores, sino también para plantear cuáles son los problemas de nuestra institución, después de haberles dado este pequeño resumen de cuáles son nuestras actividades y nuestros objetivos, me gustaría incidir un poquito en cuál es la problemática que tenemos actualmente presentada. La problemática que tiene nuestro Instituto, la primera, es una extrema carencia de espacios. Al ser un Instituto joven, al principio decidimos invertir en equipamiento en vez de invertir en ladrillos. Esto, lógicamente, nos ha llevado a tener un buen centro a nivel internacional, pero, actualmente, lo que nos ahoga es la falta de espacios, porque estamos -digamos- de prestado en instituciones universitarias, y ya saben ustedes la carestía tremenda de infraestructura que tiene nuestra universidad. Se trabaja en condiciones realmente muy malas. Les incluyo, por ejemplo, un informe del comité de seguridad y salud laboral del CSIC, donde se dice que se pone en peligro incluso la salud de las personas. Y, sobre todo, estamos ya en un momento en el cual no podemos instalar nada nuevo; hemos estado a punto de perder un gran proyecto para desarrollar unos acumuladores de energía, dentro de unas superproductoras a nivel nacional, por mil millones de pesetas, y creo que lo hemos perdido por falta de espacio donde colocar estas cosas.
También nos preocupa muchísimo la escasa proyección en la sociedad aragonesa. Si ustedes me preguntan cuáles son los contratos con industrias y los proyectos de investigación concertados que hacemos, la influencia de la industria aragonesa en estos proyectos es escasísima, casi anecdótica. Es decir, es una pena que estemos trabajando para industrias internacionales o multinacionales y, cuando trabajamos con industrias nacionales, no son aragonesas. Ese es un problema que, realmente, me gustaría que quedase aquí, encima de la mesa, porque creo que es un problema de todos que a nosotros nos preocupa muchísimo.
Luego, también adolecemos de una enorme carencia de personal de apoyo. Los centros de investigación españoles siempre han crecido de una forma inarmónica. Tradicionalmente hay muchos científicos, muy buenos científicos, es decir, hay muchos ingenieros y pocos obreros; nos falta personal de apoyo, quizás porque es un fiel reflejo de las carestías en formación profesional que tenemos en este país. No hay buenos técnicos, no salen técnicos; por lo tanto, no tenemos plazas para técnicos tampoco, y, entonces, tenemos unos centros que en vez de ser una pirámide puesta por su base, es una pirámide que se apoya sobre su vértice, es decir, tenemos mucha gente de alto nivel y, luego, poco personal de apoyo.
Ya no querría cansarles más con mi exposición y, a continuación quedo a su disposición para contestar a todas aquellas preguntas que me sean formuladas.
Muchas gracias por su atención.
El señor Vicepresidente (YUBERO BURILLO): Muchas gracias, señor Orera.
Pasaríamos entonces a la posición de cada Grupo Parlamentario.
Por parte del Grupo Mixto, señor Gomáriz, tiene la palabra.
El señor Diputado GOMARIZ GARCIA: Gracias, señor Presidente.
Yo, simplemente, agradecerle al compareciente la claridad de ideas que ha venido a ofrecernos o a informarnos sobre el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón. La verdad es que no es mi especialidad, no es mi tema, pero sí que hay algo importantísimo, o por lo menos ha puesto de relieve en sus objetivos, en sus estructuras, en las líneas de investigación, la importancia que puede tener para Aragón.
Yo, simplemente, sugerirle que habría que trabajar más para que, quizás, los aragoneses tomásemos más conciencia de lo que tenemos y que no sea una cuestión tan sólo de fronteras para fuera.
Simplemente, muchas gracias, y la verdad es que me lo voy a leer todo y voy a tomar nota de ello.
Gracias.
El señor Vicepresidente (YUBERO BURILLO): Gracias, señor Gomáriz.
Por parte del Grupo Popular, señor Ibañez, tiene la palabra.
El señor Diputado IBAÑEZ GIMENO: Gracias, señor Presidente.
Yo quiero agradecer también la presencia del señor Orera y la extraordinaria charla que se nos ha dado a los Diputados.
Deduzco de su intervención que el futuro parece ser que está por derroteros distintos a los que hasta ahora se venían ofreciendo a la industria, nos ha hablado de la posible caducidad de las materias metálicas y de los metales, porque son contaminantes o porque se prevé su extinción o por falta de tal material, y que el futuro se encamina hacia las cerámicas y hacia los plásticos.
En el tema de las cerámicas nos ha dicho que Japón, parece ser que es el que predomina actualmente. Yo, mi pregunta sería, puesto que en técnica no puedo entrar en el tema, si es cuestión de que tienen desarrollada -me imagino que es por eso- una ciencia y una tecnología más avanzada, porque en el tema de materiales, que es el que a mí me preocupa, ¿Aragón puede disponer de esas materias primas para conseguir esos productos finales? ¿Qué trascendencia tendría si se llegase a desarrollar esa técnica y esa ciencia? Pues nosotros, en Teruel concretamente, y creo que en todo Aragón, disponemos de arcillas, caolines y una serie de productos naturales que, probablemente, y visto que éste es el futuro, habría que tratar de potenciar, administrar adecuadamente y, desde luego, en el tema técnico, dar un mayor impulso a estas investigaciones a fin de poder aprovechar estas materias primas que son, digamos, endógenas de Aragón.
Y creo que nada más. Simplemente también hacer una puntualización. Parece ser que ha dicho que la proyección es escasa de cara a la sociedad aragonesa: ¿como consecuencia de que no se ha divulgado suficientemente el trabajo que se está haciendo en el ICMA, o porque la sociedad aragonesa es reacia a entenderlo? Yo creo que no sería reacia, creo que habrá que hacer un esfuerzo más de difusión de esta labor que el Instituto de la Ciencia de Materiales está haciendo, y, probablemente, por ese cauce se podría llegar a concienciar a la sociedad aragonesa de la trascendencia que esto tiene, y podemos estar, según nos ha dicho, estamos con este Instituto, que parece ser que está dentro de los diez más importantes de Europa. Si disponemos del Instituto y disponemos de materias primas, a ver cómo se podría hacer esa conjunción para poder desarrollar este tema de cara al beneficio, que, en definitiva, es lo que se pretende de la sociedad aragonesa.
El señor Vicepresidente (YUBERO BURILLO): Muchas gracias, señor Ibáñez.
Señor Orera.
El señor ORERA CLEMENTE: Muy interesantes las dos preguntas.
En el primer caso, he puesto un ejemplo técnico del que, a veces, tengo que dar conferencias, así, tipo divulgativo, sobre lo que son los materiales, y, desde luego, se ve un cambio drástico en el futuro, no solamente porque van a cambiar los condicionantes económicos y ecológicos (y, por lo tanto, políticos) de la industria de materiales, sino también porque ahora se va a llegar a otras cosas. Voy a poner un ejemplo muy claro: hasta hace veinte años, incluso actualmente, cuando uno quiere hacer una pieza, imaginemos que quieres hacer una biela de un coche o de un camión -a lo mejor pongo un ejemplo que es malo, no-, pues hay una industria que fabrica un acero al carbono o lo que sea, produce unos lingotes que se cortan, luego se mecanizan con unas fresas, se pierde un montón de material, hay que hacer un transporte, etcétera. Hoy día, ¿cómo se van a fabricar las pilas? Se van a fabricar..., cada pieza se tiene que diseñar por separado y, además, todo el material se tiene que meter ahí; ya no se va a tirar material. Es decir, se va a hacer ahora por exclusiones, por compactación con unos moldes, y por, lo que se llama, pulvimetalurgia: primero se produce un polvo muy fino de metal; ese polvo se mezcla en las condiciones pertinentes para hacer la aleación mucho más controlable y luego se hace una compactación en frío, y así se van a producir las piezas. Aquello de llevar grandes vigas y cortarlas y tirar virutas, eso ya pasó a la historia.
Lo mismo los materiales compuestos en los que trabajamos. En nuestro centro existe un muy buen grupo que trabaja en materiales compuestos de fibra de carbono... para el transporte; trabajamos para la Pegaso, para el avión de combate europeo... Entonces, cada pieza, cada viga la va a tener que diseñar para el propósito que necesita. Por ejemplo, si quiere hacer una viga en esta habitación de lado a lado, pues usted calculará la carga sobre esa pared y la carga sobre esa otra, y diseñará la estructura de fibras que tiene que meter y cuánto material tiene que meter en la viga; es decir, el material va a tener que ser hecho a medida. Ese es el futuro.
En la cerámica pasa lo mismo. ¿Por qué Japón está muy por delante de nuestros países? Porque Japón es un país que tiene un plus económico tan bestial, que se permite el lujo de meter cantidades ingentes de dinero, tirarlo en investigación. Entonces, claro, cuando nosotros llegamos, ellos ya prácticamente han vuelto. Pero sí que estoy de acuerdo en que en Aragón, por ejemplo, la industria ceramista, la industria de la cerámica sería un futuro a desarrollar, porque tenemos, evidentemente, como bien ha dicho, la materia prima, tenemos una materia prima de primera categoría. De hecho, casi toda la industria ceramista de Castellón de la Plana se alimenta de materia prima aragonesa, de Teruel, en concreto, tenemos lo otro necesario, que es fuentes de energía relativamente cercanas y baratas (la industria ceramista necesita energía), y luego podemos tener técnicos y tecnólogos que la puedan aproximar.
¿Por qué no se hace? Pues eso ya no lo sé. La estructura industrial aragonesa, desgraciadamente es cada día más pobre; nuestra estructura industrial, por mi experiencia -y está hablando una persona que es lega en la materia-, es esencialmente multinacional. Yo, desde luego, tengo en mi Instituto laboratorios que son tan buenos como los que tiene General Motors en control de calidad o en investigación, pero General Motors los tiene en Detroit o donde sea, no los tiene aquí en Zaragoza. Este es el problema: la investigación que hace General Motors no la hace en Aragón. Monsanto, en Monzón, no hace nada de investigación; lo único que quieren son personas que abran la válvula, la cierren o vean la aguja cómo va, si para arriba o para abajo, y como con eso prácticamente con todo.
¿Cuál es el problema más grave a mi modo de ver?, que incluso la industria pública, que es la industria de todos los españoles, no ha invertido en desarrollar tecnología propia. Ese es uno de los problemas que creo que en este país está sin solucionar.
Nosotros estamos formando un montón de doctores, de postgraduados muy buenos, y como se lo decía anteriormente, como comentábamos en plan jocoso, lo único que hemos logrado es que en el año sesenta exportábamos braceros y muchachas de servicio, y ahora exportamos doctores, pero, simplemente, aquí no se nos coloca ni uno. De esos doce doctores que me salen al año del Instituto, pues diez se van a trabajar a Alemania, a Francia, Inglaterra o a donde pueden, con lo cual perdemos un montón de dinero. Y ésa es la situación.
El señor Vicepresidente (YUBERO BURILLO): Gracias, señor Orera.
Por parte del Partido Aragonés, tiene la palabra el señor Ros.
El señor Diputado ROS CORELLA: Muchas gracias, señor Presidente.
Agradecer muy sinceramente, como han hecho ya los anteriores intervinientes, esta comparecencia del director del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, y creo que nos ha hecho una extensa exposición de todo lo que son las funciones, los objetivos y la realidad actual de este magnífico servicio, porque creo que, efectivamente, como ha quedado de manifiesto, es una pena que un Instituto que está orientado a contribuir al desarrollo científico de estas cuestiones, sea al final poco valorado y no se utilice lo que realmente se tendría que utilizar para el propio desarrollo de nuestra propia Comunidad.
En ese sentido, yo veo que tienen ustedes un buen equipo de material inventariable que es necesario para poder trabajar con garantías, que tienen personal suficiente, que es uno de los mayores centros de investigación en este aspecto, y es una pena -quiero coincidir con esas manifestaciones que ya se han hecho- que de verdad no seamos capaces de aprovechar estas circunstancias en nuestra propia casa. Pero sí que se han puesto de manifiesto también los distintos proyectos que vienen realizando, y la financiación que en algunos casos tienen que buscar para llevar a cabo muchos de ellos.
Yo quisiera preguntarle, simplemente, por no entrar en cuestiones técnicas que no conozco, pero sí para tener un mayor conocimiento de esos proyectos...; además, he leído, y usted antes ha mencionado, que son financiados incluso por la Diputación General de Aragón -me parece que había dos- u otras empresas aragonesas. Cuáles son exactamente esos proyectos, a qué se refieren concretamente y, aparte de eso, a cuánto asciende la financiación? Si es posible...
Y, para terminar, ya tenía planteada esta pregunta: si considera que esta colaboración, utilización del Instituto por parte de la Administraciones públicas aragonesas, o las empresas o industrias aragonesas es suficiente, alta o baja. Ya me ha dicho que es baja. Eso es lo que me preocupa, y también esa imposibilidad física de trabajo que nos ha manifestado: que, de alguna forma, se sienten agobiados por la falta de espacios físicos.
En ese aspecto, yo creo que lo que le puedo ofrecer, desde el Grupo Parlamentario del Partido Aragonés, es intentar, en la medida de lo posible colaborar con ustedes -entendemos que están haciendo una labor importante para el desarrollo de esta Comunidad- y ofrecerle nuestro apoyo en todo aquello que podamos contribuir.
Nada más, y muchas gracias.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, señor Ros.
El señor Orera tiene la palabra.
El señor ORERA CLEMENTE: Muchísimas gracias por su apoyo, que realmente lo necesitamos.
Quizás son varias preguntas las que me ha puesto sobre la mesa, y voy a intentar desarrollarlas una tras otra.
En primer lugar, de los proyectos que el año pasado teníamos en concreto financiados por la DGA directamente, uno de ello se llamaba "Propiedades de tenacidad a la fractura y de crecimiento de grietas de fatiga en materiales de uso resistente", en concreto era en vigas. La cantidad presupuestada es muy baja; los proyectos de investigación financiados por la DGA no suelen pasar de los tres millones de pesetas. Es decir, que andaríamos en un monto como límite superior -ahora no tengo los datos- de unos seis millones. En cierto modo, yo creo que la política de la DGA... Una cosa -si me permiten hacer un inciso- importante es que en investigación en esta Comunidad, y creo que a nivel nacional, ha habido una especie de consenso, y eso ha sido muy de agradecer para el desarrollo científico de este país. Hasta ahora, tanto desde el Gobierno central como en la Comunidad creo que ha habido una línea más o menos homogénea, y está bien. De hecho, el Conai actual, con el Par, tiene prácticamente la misma estructuración que la que tuvo antes con el anterior Grupo Parlamentario, y eso es de agradecer. Y quizás la DGA, que no tiene transferidas competencias en investigación, lo que ha tratado de hacer es potenciar pequeños grupos para que sean competitivos, y eso yo creo que está bien. O sea, un grupo, hasta que no alcanza un cierto tamaño y una cierta valía, no puede acceder a esas financiaciones grandes, europeas o nacionales. En consecuencia, el inyectarles un poquito de dinero, como las vitaminas al arbolico pequeño para que crezca, pues está bien, ¿no?
En consecuencia, la aportación de la DGA, en cuanto a la financiación en proyectos, es muy escasa, prácticamente despreciable, pero sí que aporta bastante en cuanto a becas de formación de personal. Tenemos -creo recordar, así, de memoria- unos dieciocho becarios de investigación, de los sesenta y ocho que están financiados directamente por la DGA, y en ese sentido sí que la Comunidad está haciendo un buen esfuerzo; en concreto, este año pasado, que ha sido un año de bastante crisis a nivel de becas de investigación a nivel nacional, del Gobierno central han venido muy pocas. Nuestro Instituto ha recibido doce becarios para hacer tesis doctorales, y la DGA me parece que ha financiado seis. O sea que, en ese sentido, el aporte de la Comunidad queda explícito en esos términos.
Un problema adicional es qué ocurrirá cuando vengan las competencias: nuestro centro es un centro mixto, y parte va a ser transferido, si se transfiere la universidad, pero, en cambio, el CSIC no se transfiere. Entonces, ahí vamos a tener un pequeño lío que no sé cómo lo solventaremos.
El otro proyecto de la DGA, que estaba financiado, pertenece a un campo de trabajo que se aplica para el desarrollo de defoliantes o de herbicidas. Entonces, nosotros hacemos estudios espectroscópicos de ver cómo..., lo que se busca es un herbicida que sea selectivo, que a unos le mate la grama y no les mate el maíz, claro; entonces, tienes que estudiar los procesos por los cuales actúa el herbicida. El herbicida fundamentalmente lo que hace es quitar la función clorofílica, impedir la síntesis de materia orgánica a través del sol, y entonces la planta muere; entonces, la historia es conocer cuáles son los procesos intermedios para ver si somos capaces de que el herbicida afecte a uno y no afecte al otro.
Entonces, en el otro sentido, en cuanto a por qué el Instituto no tiene un desarrollo en la sociedad aragonesa, mire usted, los científicos habitualmente somos poco amigos de boatos y de fiestas, eso es cierto, y, quizás de una forma equivocada, somos de la opinión de que el buen paño en el arca se vende; como, además, la comunidad universitaria -ustedes lo sabrán- es una comunidad que no se caracteriza por llevarse a veces bien, el que uno saque la cabeza mucho pues a lo mejor es sinónimo de que te van a dar más palos. Entonces, hemos procurado llevar una política en ese aspecto un poco prudente; pero sí que, quizás, nos hemos pasado, eso también lo tengo que reconocer. Seguramente, la sociedad está invirtiendo unos dineros en un centro que puede mostrarse al exterior, y que podría, de alguna forma, deberíamos, de alguna forma, hacernos un poquito más de propaganda.
En cuanto a la utilización por la industria, recientemente a través de la Otri hemos sacado esa publicación que tienen ahí sobre la oferta tecnológica, que es lo que nosotros ya en concreto podemos ofertar a la industria aragonesa. La utilización sigue siendo muy escasa. Quizás estamos en la época de una crisis tan grande, que las empresas en lo que menos piensan es en montar ninguna línea de investigación; pero yo sí que, quizás, me preocuparía más que la utilización de las empresas, la utilización de los propios organismos de apoyo a empresas generados por las instituciones públicas. A ver si me explico: a mí me gustaría que el ITA, o que esos organismo que tiene la DGA trabajaran más en común con nosotros, que nosotros les podemos resolver muchas cosas y, a lo mejor, hay peligro de que se estén duplicando recursos de tipo experimental, incluso que se empiece a contratar gente que no está formada, cuando en otros sitios hay gente formada que podría ponerse a producir o a trabajar inmediatamente. Ese tipo de conjunciones es lo que a mí me preocupa, que, a veces, en las instituciones sí que creo que somos muy celosos de nuestra parcelita y no queremos colaborar con otro, y ahí sí que puede haber una pequeña dificultad.
Creo que ya no me queda nada por contestar.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, señor Orera.
Señor Ros.
El señor Diputado ROS CORELLA: Sí, nada, muchísimas gracias. Volver a reiterar, de verdad, nuestra satisfacción por esa gran preparación y ese futuro que creemos que tiene este centro, y, como he dicho antes, quedar a su disposición para cualquier colaboración.
Muchísimas gracias.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Muchas gracias, señor Ros.
Por el Grupo Socialista tiene la palabra su portavoz, don Ramón Tejedor.
El señor Diputado TEJEDOR SANZ: Muchas gracias, señor Presidente.
En primer lugar, querría decir a mi buen colega y amigo don Víctor Orera, que está trabajando muy bien en el Instituto, y en ese sentido quiero, en primer lugar, en nombre del Grupo Parlamentario, felicitarle a él en la medida en que, como director, representa todos los esfuerzos científicos que se están llevando a cabo en el mismo.
En efecto, creo que no ha sido, ni muchísimo menos, exagerado ni presuntuoso que Víctor Orera haya dicho que el Instituto posiblemente en su género, es el mejor de España y de los punteros de Europa, porque seguramente incluso estaría, antes que entre los diez primeros, yo creo que puede estar entre los cinco o seis Institutos con más prestigio; lo que no podría ser de otra forma si pensamos que surgió nucleado en torno a una facultad como la de Ciencias en Zaragoza, que sus secciones de física y química yo creo que siempre estuvieron a la cabeza en España y que produjeron los mejores profesionales que hoy se dedican a la investigación en esas áreas en todo el Estado. En consecuencia, de aquellos mimbres se han ido haciendo estos cestos de los que ahora el Instituto puede hacer gala en toda la comunidad científica.
Al mismo tiempo, considero que su orientación se ha ido desarrollando en sentido positivo, porque, de ser un Instituto que inicialmente se dedicaba a ciencia básica, yo creo que sin descuidar esa importante parcela de la investigación (porque no podemos olvidar que todo país que no cuide su investigación básica está condenado a perder la autonomía científica), sin descuidar, pues, esa importante parcela, ha tenido también poco a poco una vertiente de proyección tecnológica, industrial y de componente de I+D. Este mismo catálogo pequeño que tenemos aquí lo demuestra, y los importantes contratos con grandes empresas nacionales o la participación en proyectos comunitarios también lo avalan en ese sentido.
Creo que la mayor parte de las cuestiones que se podrían plantear ya han sido suscitadas por otros compañeros de la Comisión, y han sido respondidas. Yo creo que un Instituto como éste es difícil -y tenemos que ser conscientes de ello- que trabaje para muchas industrias del entorno regional. Digo que es difícil, en primer lugar, porque el tamaño de nuestra industria es muy limitado: el 75% de los establecimientos industriales tienen menos de quince trabajadores, las grandes empresas, muchas de ellas, son ya empresas multinacionales cuya investigación aplicada y o básica se hace en los centros matrices fuera de España, y, en ese sentido, yo creo que eso no debe ser mayor motivo de preocupación. Lo más universalista que existe es la ciencia. Por definición y vocación la ciencia es universalista: no se puede encorsetar en unos límites geográficos, regionales, nacionales, etcétera, y, de hecho, ahí el gran esfuerzo de la Comunidad Europea apoyando ese tema.
El segundo aspecto: ¿qué puede pasar cuando haya competencias? Bueno, yo creo que el propio compareciente lo ha respondido. Yo creo que ha habido una buena conjunción hasta la fecha entre los planteamientos científicos de la Administración central y de la Administración de la Comunidad Autónoma. No podía ser de otra manera tampoco porque el marco está dado por la Ley de la Ciencia. La Ley de la Ciencia fue un texto generalmente bien aceptado por todas las Administraciones de la comunidad científica; a partir de ahí se están llevando a cabo las políticas regionales y nacionales, y yo creo que no habrá mayores dificultades. Los científicos son los mismos, y, bueno, la universidad, aunque dependa de la Comunidad Autónoma, seguirá siendo la universidad. Hay otras experiencias: el incipiente Litec es un centro mixto entre la DGA y el CSIC, que ahí está funcionando y que puede ir hacia adelante. Luego yo creo que, posiblemente, ahí no habrá mayores problemas; en todo caso, más proximidad a los intereses regionales.
Sí que creo que el problema de espacio es un problema que tendrá que plantearse el Instituto, porque cuando viene alguien de fuera siempre gusta ir a un sitio e identificar algo con algo; es como cuando vamos a la Aljafería: la identificamos con las Cortes de Aragón, y cuando vamos a cualquier servicio nos gusta decir: mira, ésta es la sede. Entonces, claro, ir ahora a las secciones de física y química de la Facultad de Ciencias y ver que debajo pone Instituto de Ciencia de Materiales... Bien, pero ¿dónde está?, ¿y las oficinas?, ¿y los laboratorios?... Yo creo que eso hay que resolverlo. El complejo tecnológico que se está instalando en el Actur -ayer se inauguró un nuevo centro- es un complejo que puede ser bandera y seña de identidad de la Comunidad Autónoma. El propio Instituto de Carboquímica, que, como éste, depende, -bueno, no como éste, porque aquél depende exclusivamente del CSIC-..., está allí construyendo su sede, en algún momento se habló... Cuando se presentó el plan de centros universitarios por parte de la Universidad, con el anterior rectorado, recuerdo que llegó a diseñar incluso una pequeña parcela para el ICMA, y la posibilidad de financiación europea con cargo al objetivo 2, como zona en declive industrial que es Zaragoza, etcétera. Yo creo que eso habría que retomarlo, que habría que tomarse el mayor interés, y, en ese sentido, nosotros, desde nuestra posición, prestaremos todo nuestro apoyo y colaboración para que este Instituto que prestigia a la comunidad científica aragonesa y a España siga adelante con la misma trayectoria que hasta la fecha ha mantenido.
Nada más, y muchas gracias.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Muchas gracias, señor Tejedor.
Doctor Orera, tiene la palabra.
El señor ORERA CLEMENTE: Sí, gracias. Estoy completamente de acuerdo con las palabras del señor Tejedor, que conoce muy bien de lo que habla.
En cuanto al edificio, es cierto que hicimos un intento, y obtuvimos financiación europea. El problema es que entonces la universidad decidió que la Facultad de Ciencias no se pasaba al Actur. Entonces, éste es un centro mixto, en el cual las dos terceras partes de nuestro personal trabaja en la universidad y una tercera parte en el Consejo. Se nos presentó la disyuntiva: o dividíamos físicamente el Instituto, y eso decimos que era muy inconveniente, o reinvertíamos el dinero de fondos Feder en material de investigación, que es lo que hemos hecho.
La solución pasa por que la universidad decida, a mi juicio, qué quiere hacer con la Facultad de Ciencias. Si la deja en el campus central, entonces sería cuestión de hacer un anexo, pues ahora parece que podría haber financiación para ello, o si decide llevarla al Actur, nosotros estaríamos encantados de participar en el complejo tecnológico del Actur sin ningún problema, nosotros nos iremos a donde nos digan. Pero ésa ha sido la razón por la cual todo esto se ha retrasado: una falta de definición de objetivos, por un lado, y falta financiera, por otro, de la Universidad de Zaragoza. Tenemos que ir como un matrimonio, tenemos que ir juntos con ellos allá adonde ellos vayan, porque de otra forma no podría ser un centro mixto.
Yo creo que sí que es cierto que lo que nosotros producimos es difícil que vaya directamente a la mayor parte de la industria aragonesa, sobre todo a las "pymes", ¿no? Creo que sí que podríamos hacer algún experimento, ya que somos experimentales, respecto a inyectar nuestro personal, de alguna forma, en la pequeña y mediana empresa. Tenemos alguna pequeña experiencia al respecto: alumnos nuestros que, a lo mejor, han ido a una empresa de yesos de Cuarte -que no sé cual es su nombre- y esta empresa ha desarrollado una tecnología propia, porque la gente que nosotros sacamos es gente que habitualmente se maneja perfectamente en dos idiomas, sabe informática por un tubo, es capaz de echarse un problema al cuerpo; es decir, es un señor que puedes mandar a una feria internacional, o puedes mandarlo a hablar con un posible comprador, o puede ir a visitar una empresa, y el tío te entiende lo que ahí se hace y puede incorporar la tecnología. Esa es la gran diferencia respecto al estrato empresarial que tenemos en esta región.
A mí me da mucha pena que en empresas que están facturando un montón de centenares de millones de pesetas, a lo mejor no haya nadie que sea capaz de expresarse en inglés, y es que eso está pasando actualmente, o que no tenga unas nociones mínimas de la tecnología que está haciendo. Entonces, claro, esto, a la hora de ir a vender el producto o a la hora de ir a luchar con los competidores, vamos mal. Tenemos gente preparada: ¿habría algún mecanismo por el cual...? Porque, claro, al científico que nosotros formamos lo metemos a hacer la tesis, lo que él desea, lo que le gusta y lo que quiere es seguir haciendo lo que él está haciendo hasta entonces, que es su vocación, pero esto ya no pasa en ningún sitio del mundo: introducimos mucha más gente de la que somos capaces de incorporar al sistema investigador. A esta gente hay que estimularla de alguna forma u obligarla a que se meta en otro sistema colectivo. ¿Cómo podríamos hacer esto? Pues podríamos obligar a que su último año de tesis o el año posterior de tesis fueran a la industria casi por obligación. Quizás fuera un experimento a hacer, porque, si no, cada vez producimos más gente y cada vez los podemos sacar menos, salvo a la emigración, claro está. Serían unas cosas a considerar.
También la Comunidad aragonesa está creando unos organismos de apoyo a la pequeña y mediana empresa, y una serie de organismos de investigación, digamos, preindustrial, que podría, de alguna forma, nutrirse del personal que nosotros estamos formando, e, incluso, hacer una cooperación más intensa entre los distintos organismos. Esto actualmente se contempla a un nivel muy bajo, y puede haber una pérdida de recursos que, quizás, fuera conveniente solucionar.
He meditado bastante sobre estos temas, y no solamente yo mismo, sino la junta del centro, y, desde luego, hay por ahí algunas posibilidades. Un país, quizás, al cual tenemos que lograr parecernos, al menos industrialmente, es Alemania; de los países europeos, es el que más se está citando actualmente. En él, el trasvase desde los centros de investigación y los centros de formación a la industria es prácticamente total. O sea, la gente casi nunca se queda en el sitio donde realiza la tesis o donde hizo la carrera. En Alemania, incluso, por ley, cuando uno hace una tesis, se le obliga a que, si quiere coger un puesto en la administración, tiene que hacerlo en otro sitio distinto. Y eso es, justamente, para obligar a la gente a levantarse y a salir a la calle. Quizás el mayor problema que tenemos es que los científicos que formamos son como muy timoratos: a ellos les gusta su centro de investigación, sus cacharritos, estar en su torre de cristal, un poco, o de marfil, pero tienen como miedo al exterior; eso por un lado. Por otro lado, la industria desconfía de lo que nosotros formamos, porque, claro, si un empresario tiene una cierta titulación, le parece que meter un doctor, pues, poco menos que le va a quitar la empresa, cuando no es eso, en absoluto. Un doctor es un hombre que sabe de unas cosas, pero de gestión empresarial no tiene ni idea, y no tiene por qué ser una cosa negativa. Entonces, hay una especie de recelo entre unos y otros. Eso lo notas cuando el industrial viene a pedirte un servicio: viene como temeroso el hombre; a lo mejor tiene miedo, como si nos fuéramos a reír de lo que él pide. Pues no, señor. A veces usted tiene un problema en su empresa, un problema que, a lo mejor, no es trivial, y, aunque sea trivial, pues para eso estamos: para resolvérselo. Ese tipo de confianza cuesta un montón. Entonces, muchas veces les da como apuro, parece que vayan a molestar, y por eso prefieren que se les cree un organismo que sea de ellos. Dicen: yo es que quiero estar en mi casa... ¡Si nuestra casa es la casa de todos los españoles! Al fin y al cabo, de los organismos públicos cobramos.
Quizás haya ahí una labor a realizar con mucha paciencia, pero sin parar, para que los centros de investigación conecten con la sociedad y la sociedad conecte también, a su vez, con los centros de investigación. En cuanto a las fórmulas, se pueden ensayar varias; no sé cuál será mejor, eso lo desconozco.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, doctor Orera.
Señor Tejedor, ¿desea intervenir? ¿Algún otro miembro de la Comisión desea hacer alguna pregunta?
Señor Guía, tiene la palabra.
El señor Diputado GUIA MATEO: Gracias, señor Presidente.
Gracias, don Víctor Orera, por su exposición.
Yo me he quedado con una afirmación que, además, comparto. Ha dicho usted: "tenemos todos los materiales". Si tenemos todos los materiales en Aragón, y la tendencia es hacia unos conductores, por ejemplo, cerámicos, creo que merecería la pena insistir por medio de quienes sean. Antes hemos tenido otro compareciente que ha dicho que están en estrecha colaboración con Endesa, la única empresa que tenemos estatal en la región, que parece que está dispuesta a colaborar en estudios. Mi pregunta sería: ¿merece la pena, en este campo de los materiales cerámicos, profundizar para ver qué es lo que podemos hacer en Aragón? Porque, claro, si aquí tenemos los materiales, y el futuro son estos materiales, merecería la pena investigar más a fondo todo este tema. Es una opinión mía, y espero que me la conteste.
Y, por otra parte, me preocupa, como Diputado de estas Cortes, que recursos a la investigación se dupliquen, se hagan los mismos estudios en un sitio que en otro. Esa falta de coordinación la vengo detectando en todas las comparecencias, lo cual es preocupante.
Este sería el tema, y ésta sería la respuesta que yo querría, como Diputado y como Diputado de una zona en que estamos muy implicados en todos los temas de arcillas, caolines, etcétera.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, señor Guía.
Doctor Orera.
El señor ORERA CLEMENTE: Muchas gracias.
Efectivamente, en el tema de las cerámicas, de los materiales cerámicos, vamos a decir, que parece ser que son los que más han llamado su atención, en lo que yo sé, en lo que conozco -es un tema que toco un poco de cerca-, esencialmente, en España hay una industria ceramista muy potente, que es la de la región valenciana, sobre todo la de Castellón de la Plana. Allí hace ya años que la industria y la propia Comunidad Autónoma está invirtiendo bastante dinero en centros de investigación y de desarrollo. Porque desde que nosotros estudiamos un material hasta que sale al mercado hay unos pasos intermedios que no tenemos que cubrir solamente nosotros. O sea, nosotros podemos decir que un material es viable, incluso podemos llegar a hacer un prototipo, pero hacen falta centros de desarrollo, centros de investigación y desarrollo, pero centros que desarrollen esa tecnología en casos concretos, y que estudien no solamente la idoneidad del material desde el punto de vista de fabricación, sino también desde el punto de vista económico. Y ahí es donde duele, donde nos aprieta el zapato.
En concreto, la industria valenciana ha apostado bastante fuertemente por el azulejo. Ahora parece que está un poco peor, pero ha tenido momentos muy buenos. Se ha ganado muchísimo dinero, se han creado muchos puestos de trabajo, y, en consecuencia, los han invertido también. De hecho, en la Universidad de Castellón, si ustedes saben, la Jaume I, una gran parte de los centros científicos están muy subvencionados por la industria azulejera de Castellón, muy subvencionados. De hecho, yo mismo he tenido ofertas sustancias para ir allí a trabajar, y te montan un laboratorio con cien millones para empezar, o lo que sea; o sea, muy sustanciados por la industria regional. Y la materia prima viene casi toda de Teruel; eso sí que es cierto.
¿Sería posible en Aragón desarrollar una industria similar? Hombre, en el campo de la azulejería, quizás no; en el campo del gres, ya sabemos lo que pasa con los intentos que se han hecho en el campo de la construcción. Claro, las cerámicas de aplicación industrial están en un período mucho más lento de desarrollo que las otras que estamos hablando. Es decir, habría que estar dispuesto a invertir bastante dinero durante bastante tiempo para sacar provecho, y habría que hacer un buen estudio de los posibles mercados, habida cuenta de la competencia que podemos tener en otros países.
Pero sí en algún tipo de cerámica hay campos que aún están vírgenes, en los cuales, si uno se mete decididamente, a lo mejor se puede llevar el gato al agua; por ejemplo, las cerámicas ultraligeras para aislamiento es una de las cosas en las que, hoy día -es increíble-, se están produciendo materiales que son tan porosos, mucho más porosos que los poliuretanos que empleamos en construcción, mucho más rígidos, y que, lógicamente, la construcción del futuro va a emplear masivamente; vamos a tener unas cosas que van a pesar muy poco, en densidades de 0.03 gramos por centímetro... Casi viene una bolada de aire, y casi se los lleva, pero son materiales sólidos.
En cuanto al tema de los conductores a través de las cerámicas, estamos trabajando en materiales superconductores. Pero ahí no se va a necesitar producción masiva. A ver si me explico: ahí van a ser cosas muy especializadas, de alto valor añadido, pero no con producción masiva.
En cuanto a sustituir, por ejemplo, montones de piezas, incluso en automoción, por cerámica, eso sí que va a ser un futuro que está ya ahí, y Aragón podría pasar... Claro, ¿qué nos haría falta? Primero, tener unos centros de desarrollo y, luego, que hubiera unos grupos empresariales interesados en el tema y dispuestos a meterse en esa aventura. Claro, eso, quizás, es lo más difícil.
En cuanto a la duplicidad de esfuerzos, es un tema que me preocupa, sobre todo cuando se ve que, a veces, el dinero se invierte... Yo creo que el dinero siempre se aprovecha, pero, a veces, unos, digamos, tenemos que ganarnos la vida por ahí fuera, y otros, pues, no, y ésas son cosas que a veces habría que tratar de evitar. Yo creo que todo el mundo se debería ganar la vida por ahí fuera un poco, pero también habría, de vez en cuando, que ayudarles de alguna forma. En eso sí que tengo una crítica que es personal, a lo mejor hemos desarrollado en una comunidad algunos organismos cuyas funciones, realmente, a lo mejor no las veo yo muy claras, la verdad, no las veo muy claras; hay inversiones un poco sustanciales a veces... Y, claro, la pregunta que se hace el investigador o el ciudadano de a pie es qué se va a hacer con eso. Creo que, quizás, habría que reconducir un poco esos temas, y, a lo mejor, incluir una mayor participación de los centros de investigación que están en Aragón ya en las nuevas estructuras que se hacen, o un trasvase de personal, o unos planes de formación por los que pudiéramos formar a los nuevos tecnólogos que fueran a trabajar en esos organismos, etcétera. Podría ser una vía de cooperación; pero, si no, parece que hay ahí un poco de disfunción.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, doctor Orera.
¿Alguna otra cuestión?
Señor Guía, tiene la palabra.
El señor Diputado GUIA MATEO: Simplemente, agradecer al compareciente la amplia explicación que ha dado; he tomado muy buena nota.
Muchas gracias.
El señor Presidente (NAVARRO ELOLA): Gracias, señor Guía.
No habiendo ninguna pregunta más, damos por terminado el tercer punto del orden del día, agradeciendo previamente al compareciente su brillante y amena exposición.