Intervinienen: Lacasa Vidal, Jesus - Yuste Cabello, Chesus - Allue Sus, Javier - Alastuey Lizaldez, Daniel - Atares Martinez, Vicente
El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Gracias, señor Urbieta.
Debate conjunto de las siguientes proposiciones no de ley: proposición no de ley número 19/03, sobre el cumplimiento del acuerdo alcanzado en agosto de 2001 entre el Gobierno central, Telefónica y los representantes de los trabajadores de la empresa Sintel, presentada por la Agrupación Parlamentaria Izquierda Unida de Aragón (Grupo Parlamentario Mixto), y la proposición no de ley número 22/03, sobre el incumplimiento del acuerdo sobre la empresa Sintel, presentada por el Grupo Parlamentario de Chunta Aragonesista.
Para la presentación y defensa de la proposición 19/03 tiene la palabra el señor Lacasa.
Proposiciones no de ley núm. 19/03, sobre el cumplimiento del acuerdo alcanzado en agosto de 2001 entre el Gobierno central, Telefónica y los representantes de los trabajadores de la empresa Sintel, y núm. 22/03, sobre el incumplimiento del acuerdo sobre la empresa Sintel.
El señor diputado LACASA VIDAL: Muchas gracias, señor presidente.
Señorías.
El pasado 1 de febrero teníamos ocasión de emocionarnos con un acto de entrega de los premios Goya de nuestra cinematografía, y desde luego no solo por lo que llevamos en esta solapa, en mi solapa de la derecha, que era ese «No a la guerra» que después ha provocado un efecto o ha ayudado a provocar un efecto auténticamente masivo de contestación en las calles de todas las ciudades de nuestro país, y también por supuesto en Aragón, con las más grandes manifestaciones, solo comparables a las del rechazo al Plan hidrológico nacional. Ese «No a la guerra» -digo- fue uno de los elementos que presidieron esa ceremonia de entrega de los premios Goya, pero hubo para mí otro momento muy entrañable y muy emocionante, y es cuando se recibió el Goya al mejor documental para la película El efecto Iguazú. Una película yo creo que muy interesante -digo «creo» porque no la he podido ver, y ese será un elemento que yo plantearé como un reto para esta cámara también, el poder ver esa película juntos a lo mejor algún día-, una película emocionante porque hablaba de la vida de la gente, hablaba de la vida de una gente que un buen día de enero, un 29 de enero, decide acampar en el paseo de la Castellana y permanece durante seis meses, ciento ochenta y siete días, hasta que levanta ese campamento el 4 de agosto del año 2001. Esa acampada en el corazón financiero de Madrid, que es decir el corazón financiero del Estado español y uno, por lo tanto, de los lugares principales de los negocios en la Unión Europea, fue noticia, traspasó las fronteras de nuestro país, obviamente, y simbolizó el ejemplo de la ética y de la resistencia de un conjunto de trabajadores y de sus familiares que les apoyaron directamente en todo ese proceso de lucha -recordamos a las mujeres encerradas en la Almudena de Madrid-; por lo tanto, todo un proceso de lucha muy importante.
Y ¿por qué este proceso de lucha tan ejemplar, esa resistencia tan digna en tiempos en los que a veces parecía predicarse cierto escapismo y cierto abandono de los compromisos éticos, políticos, sindicales, etcétera? Pues yo creo que porque había un conflicto que tocaba la médula de un conjunto de varios millares de trabajadores en su momento, una empresa importante, una empresa puntera en las telecomunicaciones, Sintel, una empresa filial del grupo Telefónica, que en un momento determinado, año noventa y seis, todavía -hay que reconocerlo- con un Gobierno socialista, se procede, en el marco de esa privatización de la empresa Telefónica, a desprender de la empresa Sintel, y esta empresa Sintel acaba en manos de la mafia cubana de Miami, acaba en manos de Mas Canosa. Y, a partir de ese momento, de esa entrega y toda la polémica que se ha originado con las correspondientes querellas criminales, con las acusaciones de fraude en torno a esa venta o regalo -por mejor decirlo- a Mas Canosa de esa empresa, empiezan los problemas y empieza lo que se intuye puede ser el triste final de la vida de Sintel y, por lo tanto, el riesgo para miles de trabajadores de perder sus puestos de trabajo.
Y esto se va confirmando, y el Partido Popular no hace sino certificar por dejación todas las malas expectativas que había en torno al desarrollo de esta empresa, de Sintel. Hasta que, en un momento determinado, la reacción de los trabajadores y también -por qué no decirlo- el debate en el parlamento, en el Congreso de los Diputados... Hay una proposición no de ley que presenta el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida sobre medidas y actuaciones que piensa llevar a cabo el Gobierno para dar solución a la grave crisis de Sintel; esta proposición no de ley sufre una serie de transformaciones y de enmiendas y de pactos para acabar siendo aprobada por unanimidad en una resolución del Congreso de 17 de abril de 2001, en la cual el Congreso de los Diputados se pronuncia a favor de un proceso de negociación que busque solución a los trabajadores de Sintel dentro del marco legal y aboga por una reestructuración de la empresa de común acuerdo y zanjar la actual situación de profunda crisis que de forma dramática padecen los trabajadores. Pues bien, todo esto se produce mientras están acampados estos trabajadores en la Castellana. Al Gobierno le importa en un momento determinado evitar esa imagen, esa imagen en la milla de oro de Madrid, esa imagen de ese campamento de la esperanza por el que desfilan premios Nobel, por el que desfilan intelectuales, artistas, líderes políticos de la izquierda; en fin, se convierte en una especie de ágora, una especie de foro público donde lo más vivo y activo de nuestra sociedad va a manifestar su solidaridad, y ese es un escenario que al Gobierno de España, al Gobierno del Partido Popular, no le gusta, porque revela o pone a las luces, quizá, el flanco antisocial de su política, claramente derechista, y quiere cercenar y quiere evitar esa situación.
Y, por lo tanto, el Gobierno se ve obligado a plantear un acuerdo que desbloquee la situación, y el objetivo del Gobierno es que se levante ese campamento. Y el Gobierno envía un escrito -y lo tenemos, esa documentación la tienen ustedes a su disposición- en el cual habla de compromisos, de compromisos del Gobierno y de compromisos de Telefónica, la antigua matriz de esta empresa, en el cual habla -por supuesto, para los trabajadores que están en etapa de prejubilación- de su posibilidad de prejubilación, por supuesto que habla del cobro de las prestaciones por desempleo, pero, lo que es más importante, habla del núcleo de trabajadores que son susceptibles de continuar en activo, que es lo más importante, porque, evidentemente, son la mayoría y, además, porque es el futuro de sus vidas y de sus familias lo que se está decidiendo. Y, por lo tanto, se habla de la recolocación de cientos de trabajadores en empresas contratistas de Telefónica en condiciones de contratación estable, distribuidos geográficamente según las actividades de las empresas y la residencia de los trabajadores. Se habla, además, de otras alternativas de empleo y de medidas de protección social para todos estos trabajadores.
Pues bien, el campamento, como he dicho antes, se levanta el 4 de agosto de 2001, y los trabajadores cumplen estrictamente con los compromisos que les tocaban. Por lo tanto, el Gobierno se ve -entre comillas- libre de esa imagen, de esa imagen que quería evitar, de ese campamento que sacaba sus vergüenzas. Pero ¿qué tenemos en estos momentos? Que hay más de mil cien trabajadores de Sintel, trabajadores activos, que hoy están en el paro, que están agotando sus prestaciones por desempleo y que están a punto de llegar a una situación dramática, una situación de no retorno, de dificultad, porque a determinadas edades, como todos sabemos, es complicado, es complejo encontrar trabajo, y sobre todo trabajos de un mínimo de dignidad para desempeñar y sacar adelante a sus familias. Y también esto afecta a un número de aragoneses; escaso el número, quizá -hoy nos acompaña una representación de ellos-, pero da igual el número, sino que lo que importa es el compromiso y lo que importa es la solución a los problemas. Son cientos y cientos de familias por toda España y, en concreto también, en nuestra comunidad autónoma.
Y ellos nos han planteado a nuestro grupo y a otros grupos la necesidad de mover fichas. Ya aquí, en la cámara aragonesa, hemos dado muestras de estar comprometidos con su lucha y de apoyar y buscar soluciones en positivo. Y, hoy, a lo que venimos es a expresar desde las Cortes nuestra solidaridad, nuestro compromiso y un mandato al Gobierno de Aragón para que este Gobierno se dirija al Gobierno central y le recuerde que hay que cumplir íntegramente los objetivos que planteaba el acuerdo firmado en agosto de 2001, los compromisos del Gobierno y los compromisos de Telefónica, los compromisos que hablan de recolocaciones en empresas dependientes de Telefónica o que tienen contratas con Telefónica, o bien apoyar otras alternativas de empleo; hay una sociedad laboral de la asociación de ex trabajadores de Sintel, que es también un empeño de ellos el poder sacar adelante con una carga de trabajo que les permita afrontar el futuro. De todo esto es de lo que habla la proposición no de ley que Izquierda Unida presenta y que Izquierda Unida defiende; por supuesto, también, la que seguramente defenderá ahora Chunta Aragonesista, y ya anunciamos nuestro voto favorable también para esa otra iniciativa concurrente y concomitante.
Y termino. Decía que nada me gustaría más que poder ver esa película, El efecto Iguazú, que obtuvo ese merecido, seguramente, Goya de nuestra cinematografía. Ojalá tengamos ocasión de verla. Los cines comerciales en nuestra comunidad autónoma no parecen dispuestos a ofrecernos esa ocasión, pero estoy convencido de que quizá en algún momento podamos verla, y nada me gustaría más que también la pudiéramos ver los diputados y diputadas que estamos en esta cámara para ayudarnos a sensibilizar con los problemas reales que tienen los trabajadores cuando son víctimas de prácticas liquidacionistas, prácticas mafiosas, prácticas antiempresariales, que lo que quieren es destruir el patrimonio de muchos años de trabajo y lo que han hecho es provocar este efecto de desolación y devastación en muchas familias, y que yo creo que estamos obligados ética y también por compromiso político a intentar remediar.
Muchas gracias.
El señor vicepresidente segundo (PALAZÓN ESPAÑOL): Muchas gracias, señor Lacasa.
Para defender la proposición no de ley 22/03, sobre el incumplimiento del acuerdo sobre la empresa Sintel, por parte del Grupo de Chunta Aragonesista tiene la palabra su portavoz señor Yuste.
El señor diputado YUSTE CABELLO: Señor presidente.
Señorías.
Queridos compañeros ex trabajadores de Sintel.
En estos últimos Plenos de la legislatura parece que estamos repasando los asuntos más importantes o más significativos de este período y que vemos que no terminan de resolverse, y uno de ellos, de impacto en el conjunto del Estado, pero que también motivó hace un par de años la participación de las instituciones aragonesas, fue precisamente el asunto que nos ocupa ahora: la crisis o el conflicto laboral de Sintel.
Desde el 29 de enero de 2001, abocadas por una situación insostenible, más de mil personas acamparon en el paseo de la Castellana, en el centro de Madrid, durante ciento ochenta y siete días, más de seis meses, protagonizando un hermosísimo ejemplo de lucha obrera contemporánea que merece el reconocimiento y el cariño de toda la sociedad española y de la clase trabajadora en general. El campamento de la esperanza fue una movilización original, contundente, generosa, por parte de los trabajadores de Sintel y de sus familias, con el objetivo, con el nobilísimo objetivo de defender sus nóminas, de defender el mantenimiento de sus familias, de defender el empleo y de defender la viabilidad de su empresa.
Una empresa, Sistemas e Instalaciones de Telecomunicaciones, Sociedad Anónima, que fue filial de Telefónica y que el Gobierno español, en plena transición entre el Gobierno del PSOE al PP, vendió en condiciones sospechosamente ventajosas al conocido líder del exilio cubano en Miami Jorge Mas Canosa. Multitud de acontecimientos sospechosos que se produjeron durante la privatización de esta empresa y durante la gestión de la misma por parte de Mas Canosa están siendo investigados en la actualidad por la Fiscalía Anticorrupción: la actitud de los nuevos gestores de Sintel, de Mas Canosa, descapitalizando la empresa, vendiendo su patrimonio inmobiliario a Telefónica a un precio irrisorio, subcontratando la mitad de la cartera de trabajo para tener desocupada la plantilla y así argumentar o justificar la baja productividad y el consiguiente desmantelamiento de la empresa, decisiones empresariales que están -recordémoslo- todavía investigadas por la Fiscalía Anticorrupción.
Estamos aquí porque los trabajadores no fueron los que provocaron esta crisis; los trabajadores han sido las víctimas de esta crisis, una crisis que no tiene su origen en cuestiones laborales, sino en una cuestión empresarial; una crisis provocada por determinados comportamientos que solo podemos calificar como mafiosos.
Precisamente por eso, los trabajadores de Sintel merecieron la solidaridad de las Cortes de Aragón, y, el 14 de marzo de 2001, la Comisión de Economía y Presupuestos, por unanimidad, salvo en un apartado en el que el Grupo Popular se abstuvo, aprobó las proposiciones no de ley 25 de 2001 y 54 de 2001, presentadas respectivamente por Chunta Aragonesista y por Izquierda Unida, en las que se reclamaba al Gobierno español que se tomaran medidas para garantizar la viabilidad de la empresa y el pago de las nóminas adeudadas, que en aquel momento eran siete.
No es novedad, pues, que las Cortes de Aragón abordemos la crisis de Sintel, que afecta, como ya se ha dicho, a varias familias aragonesas. Aquella lucha obtuvo su victoria, o lo que creímos entonces que era una victoria, el 2 de agosto de 2001 mediante un acuerdo tripartito firmado entre el Gobierno español, la empresa Telefónica y los representantes de los trabajadores de Sintel; un acuerdo que tenía dos partes: la primera, el plan social de prejubilaciones, y la segunda, el compromiso por parte de Telefónica de recolocar a la mayoría de la plantilla en empresas contratistas de Telefónica. Un acuerdo de dos partes del cual solo se ha cumplido la primera: esa es la tragedia de Sintel, y por eso estamos aquí otra vez, porque un año y medio después del acuerdo se ha incumplido la prometida recolocación.
Telefónica dijo en su momento que había ofrecido empleos de recolocación que habían sido rechazados, pero no es verdad, y los trabajadores de Sintel que tenemos siguiendo el debate de hoy en la tribuna pueden atestiguarlo; pueden atestiguar cómo no hubo ningún paquete de ofertas de empleo concretas para los mil doscientos trabajadores de Sintel que se encontraban en esa situación, sino unos meros contactos aislados por parte de algunas empresas, desde luego en un número reducidísimo y que en absoluto podemos considerar como las ofertas de recolocación que se habían comprometido en ese acuerdo tripartito del mes de agosto. Por eso, los cerca de mil doscientos ex trabajadores de Sintel que continúan en situación de desempleo han retomado las movilizaciones, exigiendo el cumplimiento íntegro del acuerdo, y han constituido una sociedad anónima laboral, Sintratel, que reclama a Telefónica y al Gobierno que les garantice la carga de trabajo suficiente para que este colectivo pueda mantener sus puestos de trabajo y pueda mantener dignamente a sus familias: eso es lo que está reclamando en estos momentos este colectivo.
Y, en solidaridad con este colectivo, en solidaridad con los ex trabajadores de Sintel, Chunta Aragonesista ha presentado este proposición no de ley, concordante y concomitante, como decía el portavoz de Izquierda Unida, con la que se acaba de defender desde esta tribuna. Para ambas pido el voto favorable a todos los grupos de la cámara. Sinceramente, los trabajadores de Sintel y sus familias merecen el reconocimiento y el apoyo de esta cámara, y ojalá que entre todos podamos recordar al Gobierno español y a la empresa líder de telecomunicaciones que cumplan con sus compromisos, porque no olvidemos que no hay nada más sagrado que el derecho al trabajo.
Muchas gracias.
El señor vicepresidente segundo (PALAZÓN ESPAÑOL): Muchas gracias, señor Yuste.
En el turno de intervención de los grupos parlamentarios no enmendantes tiene la palabra el portavoz del Partido Aragonés señor Allué.
El señor diputado ALLUÉ SUS: Muchas gracias, presidente.
Con brevedad, una vez oídos y relatados los acontecimientos y los hechos en sendas iniciativas que se nos someten a consideración en este último punto del orden del día.
En primer lugar, por lo tanto, para mostrar la solidaridad del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés y nuestro apoyo a los trabajadores de Sintel por la situación angustiosa y dolorosa por la que están pasando. Lamentablemente vuelven a los ojos de estos trabajadores, ejemplo, desde nuestro punto de vista, de la lucha obrera para reivindicar lo que injustamente les es negado, vuelven a los ojos de estos trabajadores el llanto, el sufrimiento.
Anteriormente, la venta fraudulenta de Sintel en 1996 por parte de Telefónica, datos que ya se han dicho, les llevó a protagonizar más de trescientos días de huelga, pasando por la famosa acampada en el paseo de la Castellana y el encierro de las propias mujeres de los trabajadores en la catedral de la Almudena.
Felizmente, el encierro llega a su fin como consecuencia del ofrecimiento por parte del Gobierno y de Telefónica de resolver sus reivindicaciones en los términos que ya se han planteado, en los términos que ya se han relatado y que todos conocemos, evidentemente. Pero en la actualidad, y a salvo de los cuatrocientos setenta trabajadores prejubilados, casi mil doscientos trabajadores siguen en el paro desde hace más de dieciséis meses. Y es triste -desde nuestro punto de vista, desde luego-, cuando no reprobable, que un compromiso en el que se involucra el Gobierno, en el que se involucra Telefónica, en el que se involucra, como dice la propia iniciativa, el Congreso de los Diputados a través de resoluciones aprobadas por unanimidad, que luego parece que son papel mojado, es triste, desde luego, que se incumpla de forma tan flagrante, para desespero de los afectados, dicho compromiso. Y no vale, desde nuestro punto de vista, que una parte diga: «No, nosotros hemos cumplido, y la otra, no». Entendemos que cada una es garante del cumplimiento de esos compromisos que afectan, desde luego, a los verdaderamente afectados, que son los trabajadores de Sintel.
Por ello, entendemos que ambas iniciativas deben ser apoyadas sin reparo alguno como medida de apoyo al conflicto que todavía, y desgraciadamente, siguen viviendo o sufriendo los trabajadores de Sintel. Por lo tanto, y una vez más, nuestro más rotundo respeto y comprensión a las reivindicaciones, y, lógicamente, pedimos, por lo tanto, el voto a favor de estas dos iniciativas.
Nada más, y gracias.
El señor vicepresidente segundo (PALAZÓN ESPAÑOL): Muchas gracias, señor Allué.
Por parte del Partido Socialista tiene la palabra su portavoz señor Alastuey.
El señor diputado ALASTUEY LIZÁLDEZ: Gracias, señor presidente.
Recordaba el portavoz de Izquierda Unida la ya famosa entrega de los premios Goya, famosa por varias razones: una, por el no que se dio a la guerra; otra, quizá más frívola, porque nadie se acordó de Almodóvar, y otra porque todos vimos allí a los trabajadores de Sintel, a quienes uno de los premiados, que había visto premiado su documental, El efecto Iguazú, subió a la tribuna para que pudieran recordar su problema; un problema que es cierto que hemos debatido en estas Cortes con iniciativas que se discutieron en la Comisión de Economía y que fueron en su práctica totalidad aprobadas por unanimidad.
En aquel momento las aprobamos, sencillamente, porque entendíamos que la lucha que estaban llevando a cabo los trabajadores era una lucha merecedora de respeto. Más allá de las historias que aquí se han contado en cuanto a la enajenación de la empresa, en cuanto a las prácticas mafiosas, que aquí, en Aragón, hemos visto recordadas hace muy poco con otra empresa de menos volumen, pero con las mismas características empresariales, más allá de eso -digo-, si unos trabajadores luchan de esa manera por su puesto de trabajo, es casi seguro que tienen razón; por tanto, eran merecedores de nuestro apoyo.
Y es cierto también que todos nos alegramos y nos congratulamos cuando oímos que se alcanzaba un acuerdo, cuando vimos que los trabajadores, supongo que después de un intenso debate interno en el campamento de la esperanza, aceptaban el acuerdo y que, por tanto, se creían que tenían un compromiso y un acuerdo. Y, claro, el problema es que estamos discutiendo aquí hoy porque lo creyeron y ahora se han dado cuenta de que seguramente aquello no era cierto. Un acuerdo que en principio parecía razonable; un acuerdo que incluía, como se ha dicho aquí, las medidas de prejubilación, que incluía la recolocación de la mayoría de los trabajadores, que incluía incentivación económica para aquellos que no pudieran acogerse a otras medidas de recolocación y que incluía impulso a otras medidas de empleo; por tanto, un acuerdo que en principio parecía razonable y que año y medio después -porque ha pasado año y medio- debería haber sido suficiente para que aquellas medidas que -digamos- estaban menos definidas -no ya las recolocaciones solamente- se pudieran llevar a cabo.
Lo peor para un sindicalista es siempre que no se cumplan los acuerdos. Los acuerdos se inician siempre con las movilizaciones, si es que tiene que haberlas; después se plasman en las mesas y después necesitan una vigilancia constante sobre su cumplimiento. Y tan importante como la primera fase y tan importante como la segunda es la tercera, porque, si no, no ha existido acuerdo. Y, si en este momento resulta que hay mil trabajadores que no han sido recolocados y que, por tanto, tienen un problema, no ha habido acuerdo. Por eso estamos absolutamente de acuerdo -valga la redundancia en este caso- con la proposición no de ley que presenta Izquierda Unida, que significa sencillamente instar al Gobierno de Aragón para que se dirija al Gobierno de la nación para recordarle su compromiso, es decir, para que en ese proceso continuo que es una negociación cumpla también con la tercera fase, que es el cumplimiento de los compromisos.
Y vamos a votar también favorablemente la propuesta de Chunta Aragonesista, aunque tengamos algún reparo, aunque no sepamos si el Gobierno de Aragón puede instar al Gobierno de España a que suministre trabajo a una empresa concreta. Pero, bueno, nos parece que es una medida propuesta por los trabajadores, que no sé si al final tendrá virtualidad, que puede encajar en alguno de esos puntos del acuerdo, como la incentivación de otros modos de empleo, y que, simplemente, aunque tengamos esas reticencias, nos parece que es de justicia dar también el apoyo para que los trabajadores puedan seguir expresando su descontento y, lo que es más importante todavía, proponiendo soluciones para su problema. La característica de este conflicto no ha sido que alguien ha ido a solucionar un problema: la característica del conflicto es que han sido los propios trabajadores quienes han buscado las soluciones y las han propuesto. La lástima es que a estas alturas no se hayan cumplido los compromisos.
Con el voto favorable del Grupo Socialista esperamos que esa tercera parte del acuerdo, que es el cumplimiento de los compromisos, se lleve a cabo.
Gracias.
El señor vicepresidente segundo (PALAZÓN ESPAÑOL): Muchas gracias, señor Alastuey.
Y cierra este turno de intervenciones el portavoz del Grupo Parlamentario Popular señor Atarés.
El señor diputado ATARÉS MARTÍNEZ: Gracias, señor presidente.
Para responder a la proposición no de ley que presenta Izquierda Unida basaré mi intervención en el mismo artículo que ha servido de inspiración para la exposición de motivos, y digo «inspiración» por no decir «copia», ya que conscientemente ha reflejado todo menos lo que no le interesa. Me refiero al artículo del suplemento de El Mundo del 24 de noviembre pasado.
Empezaré por recordar algunos párrafos de su exposición de motivos que también desde nuestro grupo consideramos importante en el proceso. Es necesario recordar que esta compañía era líder en su sector hasta 1996, cuando fue vendida -regalada, según los trabajadores- poco antes de la llegada del Partido Popular al Gobierno; luego la venta se produjo con el Partido Socialista en el Gobierno y don Felipe González como presidente.
El Gobierno del Partido Popular firmó un acuerdo en agosto de 2001 con Telefónica y los trabajadores que contenía un conjunto de medidas destinadas a dar solución a la crisis de Sintel. Parte de estas medidas han alcanzado sus objetivos, como la prejubilación en marzo de 2002 de cuatrocientos setenta trabajadores; sin embargo, otra, como la colocación de al menos ochocientos trabajadores en empresas contratistas de Telefónica, no ha alcanzado un buen término.
Respetando el aspecto social y personal de esta situación, y con el deseo claro de que se alcance la mejor solución, debemos hacer un análisis objetivo del proceso seguido. La Asociación para la colaboración con los trabajadores de Sintel es la organización que crearon la mayoría de los trabajadores afectados y que ha acabado desvinculándose totalmente de las direcciones sindicales del metal de Comisiones Obreras y UGT. Esta asociación, según la exposición de motivos, denuncia que en ningún momento existieron ofertas reales de empleo. Pero, si leemos el artículo antes mencionado -y que al señor Lacasa se le ha pasado por alto-, dice que tanto Telefónica como el Ministerio de Trabajo y fuentes de la propia dirección confederal de Comisiones Obreras -repito: fuentes de la propia dirección confederal de Comisiones Obreras- aseguran que esas ofertas de empleo existieron, que se formularon hasta seiscientas en noviembre de 2001 y que los trabajadores de Sintel las rechazaron porque se involucraron en el proyecto que la empresa fantasma rusa Televik ofreció a los dirigentes de la Asociación de los trabajadores de Sintel. Esta oferta de unos supuestos empresarios rusos ha quedado finalmente en el aire, acaba diciendo el artículo.
Podría darles más datos, pero me centraré en uno que debe tener credibilidad para los dos grupos de izquierda que presentan la proposición no de ley: se trata de la resolución del Consejo Confederal de Comisiones Obreras sobre el conflicto de Sintel y su posterior desarrollo de 28 de enero de 2003. Dice la resolución, entre otras cosas: «Tras la primera ronda de reuniones con empresas del sector para conocer qué oferta de empleo hacen, el día 11 del diez de 2001 se constata que existen seiscientas setenta ofertas de empleo distribuidas entre las siguientes empresas [da una relación de doce empresas]. Por estas mismas fechas, miembros relevantes del antiguo comité de empresa comienzan a divulgar entre los trabajadores afectados que existen grupos empresariales, que han contactado con ellos, que están interesados en la compra de la empresa y que, ante ello, consideran conveniente frenar el proceso de recolocaciones previsto en el acuerdo y optar por un proyecto que mantenga a todos juntos. Esta actitud se muestra más claramente el 20 del diez de 2001 en una nota de prensa del antiguo comité intercentros que da cuenta de la decisión de iniciar negociaciones con la empresa rusa Televik, y se concreta con la firma de un acta ratificando el inicio de negociaciones entre ambas partes el día 12 de noviembre de 2001. La actitud anteriormente referida y las concreciones que va teniendo ponen en riesgo los acuerdos inicialmente referidos, puesto que levantan enormes suspicacias y notables interrogantes entre las demás partes concernidas por el acuerdo». Concluye la resolución diciendo: «El Consejo Confederal de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras da por cumplidos los compromisos adquiridos por las partes en los acuerdos aprobados el 3 de agosto de 2001».
Respecto a la proposición no de ley de Chunta Aragonesista, sirve todo lo dicho anteriormente, pero, como además proponen como solución al tema que el Estado y Telefónica faciliten a la sociedad laboral Sintatrel la carga de trabajo suficiente, quiero hacer unas consideraciones. En primer lugar, se habla de una solución que no aparece por ningún sitio del acuerdo firmado, no la propone ninguna de las partes interesadas, y, además, ni siquiera sabemos la opinión de los afectados respecto de la misma. En segundo lugar, y reconociendo la buena intención de la iniciativa, debo decirles que me parece totalmente utópica, más propia de una carta a los Reyes Magos que una propuesta seria de un grupo que aspira a gobernar. Si la analizamos desde el punto de vista económico, demuestra un gran desconocimiento del mundo empresarial: el empresario es ante todo una persona emprendedora, con ideas, que arriesga su dinero y dedica su tiempo, abre mercados, busca clientes y siempre intenta ser más competitivo que la propia competencia; ustedes lo que pretenden es que se haga empresarios a los trabajadores de Sintel, pero que todas esas cualidades y acciones necesarias no las realicen ellos, sino el Estado y Telefónica. Así, señorías, seríamos empresarios casi todos los españoles.
Y, desde el punto de vista político, el error es tremendo. ¿Cuántos trabajadores se preocuparían por la crisis de su empresa si al final viene el Estado, te hace empresario y se encarga de buscarte trabajo para que no tengas ningún problema? ¿Qué opinarían las empresas a las que se haría competencia? ¿Qué opinarían los empresarios y los trabajadores? Nuestro grupo, señorías, no puede apoyar estas proposiciones no de ley porque se intenta responsabilizar al Gobierno central de unas culpas que no tiene; no obstante, deseamos la mejor solución y con la mayor rapidez para todos los trabajadores en paro.
Nada más. Muchas gracias.
El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor Atarés.
Vamos a pasar al turno de votación. En primer lugar votaremos la proposición no de ley número 19/03, presentada por el Grupo Parlamentario Izquierda Unida de Aragón. ¿Votos a favor de la proposición no de ley? ¿Votos en contra? ¿Abstenciones? Treinta y tres votos a favor, veinticuatro en contra y ninguna abstención: queda aprobada la proposición no de ley número 19/03.
Votamos ahora la proposición no de ley número 22/03, presentada por el Grupo Parlamentario de Chunta Aragonesista. ¿Votos a favor? ¿Votos en contra? ¿Abstenciones? Treinta y tres votos a favor, veinticuatro en contra y ninguna abstención: queda aprobada también la proposición no de ley número 22/03.
Turno de explicación de voto.
Señor Lacasa, tiene la palabra.
El señor diputado LACASA VIDAL [desde el escaño]: Sí. Muchas gracias, señor presidente.
Señorías, me ha parecido realmente enternecedor el alegato a favor de las resoluciones del Consejo Confederal de Comisiones Obreras que ha hecho el representante del grupo mayoritario de la cámara. Yo pediría que todas las resoluciones del Consejo Confederal de Comisiones Obreras sean la doctrina oficial que el Partido Popular lleve a la cámara: iríamos por mejor camino -fíjese lo que le digo-. Particularmente podían haber empezado por aplicar aquellas que se referían al decretazo. ¿Se acuerdan ustedes de aquel decretazo, de aquella huelga general que no hubo, aquel ministro portavoz del Gobierno que dijo que no hubo huelga general y un ministro de Trabajo que había, que ya no hay ministro portavoz del Gobierno y ya no hay ministro de Trabajo y ya no hay decretazo? Bueno, pues nos habríamos ahorrado un considerable esfuerzo en tiempo y energías.
Dicho esto, diremos que Izquierda Unida no es el brazo político parlamentario de ningún sindicato; por lo tanto, en ocasiones, en muchas ocasiones, coincidimos con las valoraciones y apreciaciones de los sindicatos y en otras no tenemos por qué coincidir literalmente con ellas, como cualquiera puede entender perfectamente.
¿Qué sucede: que los trabajadores de Sintel, además de ser engañados por su antigua empresa, por quien la vendió, etcétera, también han sido decepcionados por unos supuestos empresarios que iban a mejorar su estatus y que no han cumplido? Pues ¡qué le vamos a hacer! Peor todavía me lo ponen, ¿no? ¡Qué desgracia! Pero esa no es razón para, ahora, dejar en la estacada a un montón de gente, a miles de ciudadanos de este país que tienen un problema objetivo, y es que se acaba el desempleo y es la realidad que no hay empleo a la vuelta de la esquina.
Y nosotros no vamos a entrar en cuál debe ser la solución concreta: si esta empresa, la otra o una sociedad anónima laboral. El Gobierno se comprometió a ayudar a recolocar en las empresas auxiliares y el Gobierno se comprometió a otras iniciativas de fomento de empleo. Luego es lo que estamos pidiendo: que se cumplan los acuerdos y que estos trabajadores y trabajadoras tengan una alternativa viable para que puedan sus familias seguir funcionando y para que a los años que ellos tienen puedan encontrar alternativas viables y razonables de empleo. Creo que no era pedir demasiado, y es lo que, por otra parte, agradezco a los Grupos del PAR y del PSOE, que han apoyado también esta proposición no de ley.
Muchas gracias.
El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor Lacasa.
Señor Yuste, tiene la palabra.
El señor diputado YUSTE CABELLO [desde el escaño]: Brevemente.
Los trabajadores de Sintel fueron estafados por Telefónica con la pasividad, en parte, o la complicidad o la aquiescencia -o como se quiera decir- del Gobierno español, y, por eso, los responsables del desaguisado, los responsables de ese problema quedaron comprometidos en agosto de 2001 a dar una solución a la crisis, y por eso les pedimos a los responsables de ese problema que se comprometieron en agosto de 2001 a que ayuden a restablecer la situación a la situación anterior a 1996. Eso es lo que en estas Cortes le hemos pedido mayoritariamente al Gobierno español y a la empresa Telefónica. Y por eso solo nos queda agradecer a los Grupos Parlamentarios del PSOE y del PAR el haber apoyado las proposiciones no de ley que hemos presentado esta tarde.
Ojalá entre todos hayamos contribuido -entre todos los que hemos votado a favor, quiero decir-, aunque sea un poco, a que en el futuro, más temprano que tarde, los trabajadores de Sintel puedan ver la luz después de este larguísimo túnel que están atravesando, ojalá, y en ese sentido solo me resta darles mucho ánimo para que sigan trabajando y buscando esa carga de trabajo que permita que la empresa Sintratel sea un nuevo comienzo, un nuevo futuro que esperemos que sea positivo para todos ellos.
Muchas gracias.
El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor Yuste.
Señor Atarés, tiene la palabra.
El señor diputado ATARÉS MARTÍNEZ [desde el escaño]: Gracias, señor presidente.
Yo no voy a explicar el voto; yo, simplemente, voy a manifestar un deseo que es el de nuestro grupo, y es que los trabajadores de Sintel encuentren rápidamente una solución a su problema, pero no con la vía de culpar al Gobierno central de la situación, sino buscando entre todos la mejor solución.
Nada más. Muchas gracias.
El señor vicepresidente primero (ESTEBAN IZQUIERDO): Muchas gracias, señor Atarés.
Se suspende la sesión [a las veinte horas y cuarenta y cinco minutos], que se reanudará mañana a las diez.