Intervinienen: Tapia, Belen - Barrena Salces, Adolfo - Perales Fernández, María Teresa - González Barbod, Gonzalo - Vallés Cases, María Yolanda - Mihi Tenedor, Encarnación
El señor PRESIDENTE (TOMÁS TOMÁS): Buenas tardes, señores y señoras diputados.
El primer punto del orden del día es la comparecencia de la Asociación para la recuperación de niños sacados de su país, a petición propia, al objeto de exponer la situación de retención ilegal de los niños de la asociación, y especialmente de la niña aragonesa Dounia Chahidi Tapia. [Se abre la Sesión a las dieciséis horas y cuarenta y cinco minutos.]
Comparecencia de la Asociación para la recuperación de niños sacados de su país, a petición propia, al objeto de exponer la situación de retención ilegal de los niños de la Asocición y, especialmente, de la niña aragonesa Dounia Chahidi Tapia.
La compareciente tiene un tiempo de veinte minutos para exponernos lo que crea conveniente. Ya puede empezar, sí.
La señora compareciente (TAPIA): Agradezco a la Comisión de Peticiones y Derechos Humanos esta nueva ocasión para venir a exponer la situación del secuestro interparental de menores y especialmente de una …
El señor PRESIDENTE: Perdone, perdone, ¿puede elevar un poco la voz, o acercarse al micro?
Puede continuar.
La señora compareciente (TAPIA): Disculpe.
Agradezco a la Comisión de Peticiones y Derechos Humanos esta nueva ocasión para venir a exponer la situación del secuestro interparental de menores y especialmente de una niña aragonesa que fue secuestrada el 20 de abril de 1997, mi hija Dounia. Y agradezco especialmente la empatía y las gestiones de doña Encarna Mihi, diputada del Grupo Socialista, y doña Teresa Perales, diputada del PAR, a quienes conocí en la manifestación que hicimos recientemente ante los Juzgados de Zaragoza, a la que acudieron para mostrar su deseo de apoyarnos.
Pero, hoy, mi voz viene de luto por la muerte de mi hija y por la de otras niñas y niños de las que he llegado a tener noticia en estos años de lucha, junto a mis compañeras y compañeros de la asociación que fundamos en Zaragoza. Son víctimas del odio y la sinrazón, el eslabón más frágil en la cadena de la violencia doméstica. Aquel que todavía no existe para las instituciones, el botín de canje y coacción más útil porque, en el mismo momento en que se escucha el llanto del hijo, se paralizan las fuerzas y se anula la dignidad.
Muchos de estos niños ya no podrán ser arropados por los brazos de sus progenitores, para ellos se ha perdido el camino de regreso a casa…
El señor PRESIDENTE: Perdone, señora. Perdone la insistencia, pero es que, aquí, aún no se oye apenas; yo no sé los demás miembros de la comisión… Le rogaría que, simplemente, es cuestión de que eleve un poco la voz; es que, si no, no nos vamos a enterar.
Prosiga, prosiga.
La señora compareciente (TAPIA): Decía que, hoy, mi voz viene de luto por la muerte de mi hija y por las de otras niñas y niños de las que he llegado a tener noticia, en estos años de lucha junto a mis compañeras y compañeros de la asociación que fundamos en Zaragoza.
Son víctimas del odio y la sinrazón, el eslabón más frágil en la cadena de la violencia doméstica, aquél que todavía no existe para las instituciones; el botín de canje y coacción más útil, porque en el mismo momento en que se escucha el llanto del hijo, se paralizan las fuerzas y se anula la dignidad.
Muchos de estos niños, ya no podrán ser arropados por los brazos de sus progenitores; para ellos se ha perdido el camino de regreso a casa. El hogar de los que murieron, antaño lleno de risas, será siempre un ataúd con ventanas. Las familias de estas víctimas saben que hasta la luz de sol sabe a cementerio. Y, precisamente, por los pedregosos cementerios marroquíes, prohibidos a una fatwa, ha pasado por la compasión de otras humildes mujeres, que fueron mi último viaje a la desesperanza.
Antes pasé por decenas de registros documentales, que en Marruecos, en algunos lugares, son como quioscos con cartones en las ventanas, donde un funcionario en guardapolvo manda a empujones e insultos a un hombre, con aspecto de indigente, a buscarle los libros de registro, mientras ofrece un té en un vaso que nunca es lavado porque se limpia con el té siguiente. Los que, con una falsa compasión, tratan de decirme que guarde la esperanza de encontrar con vida a mi hija, demuestran un profundo desconocimiento de un mundo que desde aquí nos resulta extraño, pero en el que, paradójicamente, todo se acepta con un malish, vocablo que alude a la fatalidad, a la resignación y al destino, porque viven en el centro mismo del más fiero y cruel realismo.
Y real y documentada es la muerte de mi hija, en medio de la mayor miseria y del más cruel abandono. Los secuestradores, una vez agotadas las negociaciones en las que no consiguieron su canje, en venganza y para que jamás se encontrara a la niña, hicieron una boda falsa en la que fui suplantada por una mujer marroquí y divorciada en ese mismo acto, con lo que consideraron a mi hija en situación de abandono y la dieron en adopción a un general de Estado Mayor, que la mantuvo oculta por más de un año hasta que, por la presión de mis gestiones en el país, se la devolvió a la abuela paterna y ésta la entregó a una mujer marroquí, prometiéndole un pago mensual si la mantenía oculta. Le cambiaron la identidad, por lo que, en caso de haber sobrevivido, ella jamás habría podido llegar a saber que era española y encontrar a su madre.
Como los pagos no llegaban, esta mujer se la colocó a otra, anciana, diciéndole que era adoptada de un general de Estado Mayor y que era la hija de una española que le pagaría mucho dinero.
Los datos para localizar a estas mujeres me fueron facilitados por el prefecto de las Brigadas Nacionales, cuyas declaraciones están recogidas en autos o en el procedimiento marroquí.
El durísimo invierno de Fez para una criatura de cuatro años, con un vestidillo de verano, sobre un suelo de tierra, en un cuartucho sin ventanas de donde solamente la sacaba la anciana por la noche, por miedo, a que hiciera sus necesidades en las letrinas colectivas, alimentada de los restos de otras familias. Quizá pueda ilustrar, mínimamente, el horror que pudo vivir mi hija antes de enfermar de los pulmones y morir.
Quien la guardaba no sabía su nombre; la llamaban, en árabe, la “perra de la española”, porque siempre estaba temerosa en un rincón. Buscando un hijo entre aldeas que acumulan putrefacción, sarna y basura… A la pregunta de por qué no hay perros en los países árabes, se escucha la respuesta de la subsistencia: porque comen. Aunque no sea un perro, que no es capaz de darse vida por si mismo, sin familia, indefectiblemente, un niño muere.
La medicina es un lujo, y se reutilizan hasta las dentaduras postizas de los muertos. Paradójicamente, un cadáver es altamente rentable para quien lo posee, si llega a acordarse con los mercaderes de la brujería, aunque las condenas sean severísimas, llegando incluso a la pena capital.
Las mujeres que lavaron el cuerpo de mi hija después de morir, sola y desasistida, en un hospital público de Fez, de donde ha desaparecido el expediente médico, aunque constan los registros de entrada y salida, guardaban algunos trozos de sus ropas, precisamente para protegerse de su desgracia. Una de ellas me contó cómo puso un aro en su lengua, para evitar que su espíritu volviera. Narraron también cómo ninguno de los familiares se hizo cargo y los problemas que habían tenido con la Policía.
Su pequeño cuerpo, que soportó algo más de dos años de cautiverio, de traslados, de frío, abandono y miseria, fue finalmente envuelto en las siete medidas de su antebrazo, en la tela de los pobres, y entregado a la tierra, donde dos simples piedras indican, sin absoluta certeza, porque bien podrían ser las otras dos piedras de al lado, que allí dejaban a la hija de la española como a un perro, porque las oraciones también cuestan dinero.
En aquellas me encontraba precisamente en Marruecos, donde llevaba casi dos meses viajando entre Fez, Rabat y Casablanca. Las veces que pasé por las puertas de ese hospital, sin imaginar que mi hija agonizaba sola en él…
Utilizando la simbología árabe, el destino que portaba mi hija en su frente al venir al mundo no podía ser más trágico. Su propio padre lo utilizó desde los pocos meses de su nacimiento, para chantajearme con su secuestro y obtener cantidades periódicas de dinero. Ante una negativa a sus coacciones, le rompió una clavícula a la niña y me amenazó con romperle el otro brazo. Desesperada, denuncié y busqué ayuda en la Policía y en los jueces, pero solamente obtuve que se me arrojara por la escalera de mi casa, produciéndome graves lesiones, que saboteara el coche en el que viajaba con mi hija, entre otros episodios de violencia e intentos de homicidio.
La jueza que dictó medidas cautelares reconoció los hechos y el chantaje económico en la sentencia, en la que decretó el cierre de fronteras como medida preventiva. Pero la inoperancia se vistió de fatalidad y el Juzgado ofició por error a la Guardia Civil que, no teniendo competencia por ser de la Policía, ratificó el cierre sin que quedase grabado en ningún registro, en un escrito que dió lugar a la sentencia de la Audiencia Nacional, condenando al Ministerio del Interior como responsable. A las pocas semanas se produjo, durante un régimen de visitas, el secuestro anunciado. Y la noche en que denuncié la desaparición de mi hija no tuve asistencia judicial, porque la funcionaria del Juzgado de guardia, evaluó por si misma que no valía la pena avisar al juez. Mi queja al Defensor del Pueblo y la investigación que se tramitó, que llegó incluso al Consejo del Poder Judicial, me ha valido más de seis años de durísimos esfuerzos y penalidades, tratando de obtener justicia en el país de los secuestradores, con la desconfianza que suscita el no tener el apoyo del mío, ante la imposibilidad de obtenerla en nuestro propio país por el puro resentimiento de un Juzgado instructor.
De nada sirvieron las grabaciones, tomadas directamente por la Policía judicial, de las negociaciones con los secuestradores para el rescate de la niña, previo pago de diez millones de pesetas. Ni los informes policiales marroquíes, cursados directamente entre el Ministerio de Justicia de ambos países, referidos a las personas que intervinieron en el secuestro y la forma en que lo perpetraron. Ni los testimonios de quienes, o bien habían asistido al pago parcial del rescate en Casablanca, o habían tenido relación con los secuestradores y les habían contado los hechos.
De nada sirvieron, tampoco, las sentencias marroquíes aportadas que llevaron a prisión a varias personas relacionadas con el secuestro y que se encuentran todavía hoy en la prisión de Hucacha, en Casablanca, una de ellas el propio abuelo paterno de mi hija, para el Juzgado de instrucción número tres de Zaragoza que, a día de hoy, sigue sin calificar el delito más allá de una simple desobediencia judicial.
Tampoco, al parecer, le movió a reflexión el hecho de que Marruecos pidiera para dos de sus nacionales, en octubre de 1999, orden de detención internacional por los delitos de, textual, “secuestro de una niña menor con petición de rescate, falsificación de documentos y uso de documentos falsos”, pidiendo al procurador del rey para los secuestradores una pena de veinte años de prisión o pena de muerte en caso de haber fallecido la niña. Tampoco, al parecer, le pareció significativa la intervención directa del propio primer ministro marroquí, señor Abderrahman Yusufi, del ministro de Justicia señor Aciman, o el de Interior señor Esbarre.
Quizás se hayan quedado para ellos en simples anécdotas las gestiones directas del señor Aznar o Mayor Oreja que, aunque desgraciadamente inútiles, no dejan de tener lectura propia. Como la tienen el interés del Defensor del Pueblo en sus múltiples gestiones, del Justicia de Aragón e incluso el ombudsman del parlamento de Finlandia y su equivalente figura institucional en el reino de Marruecos.
Llegados a este punto, tengo que hacer un paréntesis para relatar un hecho a modo de ejemplo, puesto que ha habido otros igualmente significativos, que ilustra como la vida de un niño también puede ser objeto de negociaciones políticas. El 7 de febrero del 2000, tras durísimas conversaciones con los secuestradores y sus familiares en Marruecos, en las que intervinieron además los más altos cargos judiciales y el propio primer ministro, nos citó al señor embajador de España y a mí para hacernos entrega de Dounia, en un acto oficial en el palacio Real. Recuerdo el sentimiento de angustia, como el de un mal presagio, cuando en los día de espera se veían en las televisiones encendidas en cualquier lugar los graves episodios de violencia y racismo que estallaban en España, en El Ejido, a raíz de la muerte de una mujer.
En Marruecos se volcaban autobuses de españoles y atentaron contra consulados. La embajada nos advirtió a los españoles que extremáramos precauciones.
Cuando llegó el día de la cita, habían culminado en España hechos, declaraciones y negociaciones absolutamente desafortunadas. El mal nivel de entendimiento entre el señor Aznar y el señor Yusufi, que han continuado durante varios años, posibilitó, probablemente, que nadie, ni siquiera el propio embajador, tuviera una respuesta a lo sucedido en aquellos días. Me pidieron que permaneciera en el país y así lo hice por varias semanas. Finalmente, fui citada por el procurador del rey para comunicarme, en presencia de representación diplomática española, que se abría un procedimiento para investigar el presunto homicidio de mi hija.
A las pocas horas de volver a España, sufrí pérdida de conocimiento y fui ingresada en la unidad de reanimación de la clínica MAZ. Mi diagnóstico fue peculiar: extenuación y agotamiento.
Tras la emisión de la orden de detención internacional marroquí, los secuestradores salieron clandestinamente del país. Uno de ellos, tío de la niña, se encuentra desde hace tres años localizado en Helsinki. Se ha pedido docenas de veces al Juzgado su detención y extradición a España, ya que precisamente se refugió en Finlandia para sustraerse a la acción de la justicia marroquí, al no existir convenio de extradición entre ambos países. Pero sólo obtenemos negativas constantes, la última del jueves pasado.
En tanto, para gastarme económica y emocionalmente, se libran comisiones rogatorias, oficiadas deliberadamente por la vía más larga posible, poniendo asistencia gratuita al secuestrador con abogado del estado para tomarle declaración, mientras a mí se me obliga a desplazarme a Finlandia, designar domicilio y abogado particular del país, traductor jurado y a trasladar igualmente al abogado de España. Unos doce mil euros que no tengo y que, si no consigo, llevará a una nueva indefensión e incluso a la paralización del procedimiento.
El Ayuntamiento de Zaragoza, personado en la causa mediante el ejercicio de la acción popular, acordada en pleno el 28 de noviembre de 1997, ha solicitado igualmente a la OID en varias ocasiones con idéntico resultado, haciendo constar, no obstante, su imposibilidad de designar domicilio y representante legal en Finlandia, dados los limitados medios con que cuenta.
La excelentísima Audiencia Provincial, en auto de enero de este año, calificó el delito continuado de los hechos, posibilitando así a aplicar la nueva legislación que nuestra asociación promovió, junto con los grupos políticos, y que fue aprobada por las Cortes en diciembre del 2002, lo que permitiría la calificación penal necesaria para la extradición del imputado que se encuentra en Finlandia.
La actuación instructora vulnera, además, los artículos 6 y 8 del Convenio europeo de derechos humanos y libertades fundamentales, el artículo 9.3 y 11 del la Convención de Naciones Unidas sobre derechos del niño, y los artículos 24, derecho a un proceso equitativo, 15, derecho a la integridad física y moral, y 17, derecho a la libertad y a la seguridad, de la Constitución Española.
Por respeto y discreción, señor presidente, señores y señoras diputados, no comentaré la carta de la Casa Real que contiene el pésame de Su Majestad por la muerte de mi hija, ni las entrevistas con responsables del Centro Nacional de Inteligencia español y la del correspondiente marroquí, que fueron puestas en conocimiento del Juzgado instructor.
Indefensión y la completa seguridad que todos tienen de mi desgaste, que ha de llegar, sobre todo por la vía de la extenuación y el endeudamiento económico, tras la erosión moral de un esfuerzo en soledad tan desproporcionado.
Sólo he obtenido de mi hija una fotocopia de una fotografía, que alguien entregó al procurador del rey, de Casablanca, en la que se aprecia la tristeza y la mirada perdida de Dounia. Y estos restos que llevaba mi hija cuando falleció, que la piedad de unas mujeres marroquíes me dieron entre lágrimas. Con ellos en mi mano hago responsable de su muerte, entre otros, al Juzgado de instrucción número tres de Zaragoza y le acuso de la voluntad de dejar impune el crimen cometido contra ella. Tras haberme maltratado psicológicamente de manera continuada y obligado a litigar en nuestra indefensión ante los tribunales marroquíes y, ahora, en Finlandia, tras más de seis años de lucha diaria por obtener información y justicia, decenas de viajes por varios países, cientos de entrevistas entre amenazas de muerte y advertencias, oficiosidades y desinformaciones, humillaciones y el más profundo dolor, no he conseguido que mi hija recuperara a su madre, ni que volviera a su casa.
Aunque se haya materializado una parte de ese esfuerzo en logros colectivos, al frente de la asociación que fundamos.
Y quizá tampoco consiga sumar sus restos y certificar oficialmente su muerte, porque si no se pone a sus responsables ante los tribunales, no puede ser juzgado el delito, ni acordadas determinadas diligencias.
La consecuencia lógica de la indefensión es la impunidad. Pero, hoy por hoy, no cuento con poderes públicos o instituciones que avalen la continuidad de este procedimiento que repugna y genera alarma social, cuya erosión emocional se multiplica por mil con cada nuevo dato, e incluso con la expectativa de aquellos que esperan verme llegar con el cadáver de mi hija en los brazos, para poder acordar finalmente algún tipo de acción y, luego, extraditarme el país vecino a cumplir condena por profanación. Pero no es éste el momento ni el lugar para narrar las oficiosas invitaciones a utilizar vías de hecho y atentar contra soberanías, que me han sido hechas por responsables institucionales y judiciales, entre diferentes advertencias y paternalismos. He confiado en la razón universal de los derechos humanos y el respeto a las leyes, y espero y confío igualmente que no me desasistan.
Agradezco al señor presidente, y a las señoras y señores diputados su interés y empatía, y quedo a su disposición para contestar a cuantas preguntas quieran hacerme.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Tapia, por su emotiva exposición.
A continuación, concluída la misma, los grupos, ¿quieren tener algún receso para formular preguntas o lo que crean conveniente, o continuamos la sesión? ¿Continuamos? De acuerdo.
Pasamos a la intervención de los grupos parlamentarios para que planteen las cuestiones que consideren pertinentes.
Tiene la palabra, por el Grupo Mixto de Izquierda Unida, el señor Barrena.
El señor diputado BARRENA SALCES: Gracias, señor presidente.
Buenas tardes y bienvenida, y gracias por la entereza, por el valor y por todo, porque nos sitúa ante una de las realidades que este mundo tiene y nos obliga, yo creo, a reflexionar y, además, a comprometerse en que este tipo de cosas no pasen, o por lo menos dejen de pasar o que se encuentren medios y cauces para que ello se evite.
La verdad es que su relato, primero, me mueve a expresarle mi solidaridad profunda y a expresar mi acuerdo y mi disposición a apoyar una iniciativa, que yo creo que podremos encontrar entre todos los grupos, que desde luego vaya en la dirección de lo que usted expone y creo que también de lo que usted espera, que es que se haga un poquito de justicia y, sobre todo, que vuelvan las cosas a un estado más normal. Yo creo que es lo que usted espera de nosotros. Yo, poco más, salvo manifestar mi disposición al acuerdo.
Gracias.
El señor PRESIDENTE: Señora Tapia, puede contestar a los grupos individualmente o si quiere puede hacerlo al final, después de oír a todos.
La señora compareciente (TAPIA): Mejor al final.
El señor PRESIDENTE: ¿Mejor al final? Gracias.
Tiene la palabra, por el Grupo del Partido Aragonés, las señora Perales.
La señora diputada PERALES FERNÁNDEZ: Muchas gracias, señor presidente.
Yo quería comenzar dando la bienvenida, como se suele hacer, a la Asociación que aquí comparece, en este caso la Asociación para la recuperación de los niños sacados de su país y, concretamente, a Belén Tapia, que viene en representación de dicha Asociación y a la que personalmente ya he tenido la oportunidad de conocer. Belén: bienvenida a esta comisión. Muchas gracias, además, por comparecer aquí y por compartir con todos nosotros tu relato.
Ante las palabras tan duras que has compartido con nosotros, realmente creo que no hay mucho discurso posible y te lo digo con el corazón en la mano. Me gustaría empezar haciendo un reconocimiento personal hacia tu persona, decirte que eres una persona realmente fuerte y que la fortaleza que llevas en el interior la consigues trasmitir a los demás; creo que eso no lo tienes que perder jamás. No sé si soy un poco egoísta al pedirte esto, pero creo que no deberías de perderlo nunca. Es un reconocimiento de admiración a Belén, a una madre que perdió lo más valioso que una madre puede perder jamás, que es una hija.
Hay un libro que a mí me gusta mucho, que se titula: Los pilares de la tierra. Los pilares de la tierra trata sobre vidas humanas, sobre circunstancias que confluyen y que hacen que la vida, a veces, se torne diferente y coja diferentes caminos. Yo me imagino que los pilares de Belén han tenido que temblar muchas veces e incluso han amenazado, seguramente, con desmoronarse. Vuelvo a insistirte: espero que los mantengas firmes, porque no solamente representas tu caso, sino que te has convertido en un referente para muchas personas que necesitan de tu ayuda y, cómo no, del Gobierno en este caso, que es donde has acudido.
En este sentido, desde el Partido Aragonés quería manifestarte nuestro apoyo y, desde luego, no es un apoyo simbólico, sino que es un apoyo firme, es un apoyo de compromiso. Un compromiso político, admitiendo nuestra responsabilidad como representantes de los ciudadanos, en este caso de los ciudadanos aragoneses, de una madre aragonesa, de una niña aragonesa y de otros tantos niños y niñas, y madres y padres, que se ven en situaciones similares a la tuya.
Por eso, compartiendo ese dolor que tú tienes y llegando a un acuerdo entre el Partido Socialista y el Partido Aragonés, hemos presentado una proposición no de ley para hacer que ese compromiso, de verdad, sea real. Es un compromiso firme que no se va a quedar en un papel y no se va a quedar en unas palabras, sino que esperamos que sirva para mucho más.
No me quiero extender, Belén. Yo creo que hoy eres tú la protagonista y que tus palabras son las que tienen que quedar más reflejadas en la mente de todos nosotros.
Muchas gracias por haber venido y, ¡sigue adelante!
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Perales.
Tiene la palabra el portavoz de Chunta, señor González.
El señor diputado GONZÁLEZ BARBOD: Gracias, señor presidente.
En primer lugar, trasmitirle en nombre del Grupo Parlamentario Chunta Aragonesista nuestras condolencias por cómo ha acabado, cómo han ido evolucionando los acontecimientos en esta situación que conocíamos desde hace tiempo, lo dramático de esta situación y lo fatal del desenlace. Realmente, en ese sentido trasmitirle nuestro apoyo y también compartimos el dolor que usted nos ha expuesto aquí.
Creemos que, en este sentido, hay unas responsabilidades compartidas por parte de distintas administraciones y como responsables públicos, igualmente que el resto de portavoces, asumimos que desde las instituciones se debe poder hacer más. Creo que de su exposición, aparte de que el resultado final es realmente un poco desolador, que muchas personas se pueden volver a encontrar en esa situación y, sobre todo, esa situación de desprotección en la que usted se ha sentido. Creemos que eso hay que evitarlo y hay que poner los instrumentos necesarios para que estas situaciones no se repitan.
Por otro lado, creemos que a lo largo de todos estos años y también a partir de la comparecencia que la Asociación tuvo aquí ya hace algunos años, también más allá de su caso particular, el hecho de que la Asociación ha ido creciendo, haya ido desarrollando su trabajo, ha tenido resultados positivos. Y el hecho de que veintiún menores hayan sido rescatados, hayan podido volver con su familia, nos parece que es importante y que es un paso adelante. Igualmente la reforma que ha habido del Código Penal, tipificando como secuestros este tipo de casos que, hasta entonces, se consideraban simplemente como tráfico ilegal de personas. Por lo tanto, creemos que hay que reconocer el trabajo que ha hecho la Asociación y creemos que también eso puede ser un motivo para la esperanza.
En esa responsabilidad compartida que creemos que tienen las instituciones, por un lado el poder judicial, por otro lado también en el ámbito de las relaciones diplomáticas, que este asunto tiene mucho que ver con las embajadas y consulados de los países donde están estos niños. También, por otro lado y por lo que nos afecta al ámbito político, en ese sentido creemos que tenemos que asumir nuestra responsabilidad y creo que la queja que interpuso la Asociación ante el Justicia, en relación con la situación de desamparo, nos parece que puede ser un punto de partida para que, desde la comunidad autónoma, asumamos las responsabilidad que se puedan tener, en función de las competencias en protección de menores. Nos parece que la comunidad autónoma puede asumir esa responsabilidad y, a partir de ahí, de la declaración de esa situación de desamparo, puede ser un punto de partida para trabajar.
No quiero insistir mucho tampoco en las cuestiones técnicas de esta recomendación del Justicia, creo que quizás no sea el momento.
Pero, también, quiero brindar el apoyo de nuestro grupo, nuestra solidaridad para que en esa iniciativa o en otras iniciativas que pudiera haber, poder trabajar en ese camino y que, desde luego, las personas que se puedan volver a ver en una situación como la que se ha encontrado usted, no se encuentren tan desprotegidas, no se encuentren sin apoyos y puedan afrontar la dureza de estas situaciones, al menos, con un mínimo de apoyos por parte de las administraciones.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor González.
Señora Vallés, portavoz del Grupo Popular.
La señora diputada VALLÉS CASES: Sí, buenas tardes.
En primer lugar, quiero agradecer en nombre del Partido Popular que haya venido aquí a exponer la situación en que se encuentran los niños de su asociación, y fundamentalmente, por el trabajo que están ustedes desarrollando. Y a la vez, aprovechando que contamos hoy aquí con su presencia, expresarle nuestro reconocimiento y solidaridad; reconocimiento, por haber sacado fuerzas de su sufrimiento para trabajar por otras personas que se encuentran en su misma situación y solidaridad, por la situación personal que está atravesando.
Mis palabras van a quedar muy frías después de su intervención, tan emotiva, pero me voy a permitir hacer una pequeña exposición un poco más objetiva, para intentar explicar un poco la situación o las propuestas que nosotros podíamos plantear.
Hoy nos ha expresado aquí su preocupación por la situación en que se encuentran los menores de familias mixtas, en donde, por razones de crisis familiar o de pareja, se produce un traslado extrafronterizo; circunstancia en la que uno de los padres, como usted ha dicho, se apodera un día de su hijo y le roba al otro el derecho a verlo crecer. Hechos en los que intervienen diferentes ámbitos: el privado y el público, el civil, el penal y el social, el nacional — internacional, el convencional y el extraconvencional. Diferentes ámbitos que, ante la angustia desesperada que produce la separación de un hijo, da la impresión de caos y un sentimiento de impotencia, a los que hay que sobreponerse y contra los que ustedes y todos nosotros tenemos que seguir trabajando. En este camino de trabajo y gracias sobre todo a su tesón, como ha dicho, se consiguió que se regulara un tipo delictivo específico para estos supuestos, modificándose el criterio del código penal del 95, que los consideraba como delito de desobediencia a la autoridad, con el correspondiente problema que planteaba en materia de extradición.
Son avances normativos, cuyos efectos establecen acuerdos con las circunstancias, interpretaciones y decisiones judiciales. Interpretaciones y decisiones judiciales que se encuentran en el difícil papel de conjugar el deber de protección del menor y el derecho del progenitor a relacionarse con su hijo, así como por las facultades derivadas de la paternidad o maternidad.
Aunque, en los últimos años, la jurisprudencia se va decantando por privar al vulnerador de la patria potestad, así como por ir admitiendo la amenaza que supone la sustracción del menor —interpretaciones y decisiones judiciales que, desde nuestro grupo, no vamos a entrar a valorar por la condición constitucional y, por tanto, básica de nuestro sistema democrático de la independencia del poder judicial—, a su vez, algunas medias cautelares como la relativa al cierre de fronteras, en muchos casos se ven dificultades para la libertad de movimiento extrafronterizo, dentro de los tratados suscritos por España. Hay que trabajar, como ya han dicho aquí, todas las administraciones de manera conjunta y todos, tal vez, somos responsables de esta descoordinación.
Como he mencionado, la amplitud de ángulos que afecta a estos casos nos hace que debamos tener en cuenta muy especialmente el derecho internacional, al traspasar y encontrarse el menor fuera de nuestras fronteras.
En este sentido, se han firmado muchos convenios internacionales como el de La Haya, Luxemburgo o el convenio internacional bilateral con Marruecos. Es en este caso de aplicación el convenio bilateral con Marruecos donde, a pesar de haberse dictado resolución a la institución, como es su caso, éstas no se han ejecutado y no se hecho efectivas, porque se ha alegado por parte del Gobierno marroquí la falta de localización de los niños. Esta falta de localización puede derivarse, en algunos casos, de la tradición y cultura del país en cuestión, ya que la entrega de un menor,puede llegar a chocar con los valores imperantes en esa sociedad, valores tanto religiosos como sociales.
Como he mencionado antes y a pesar de haber convenios internacionales, resulta difícil que se entreguen los menores alegando la autoridad que no ha encontrado al niño. Más complicado resulta en caso de ausencia de convenio, donde la extradición o el establecimiento de un régimen de visitas dependen de la doble incriminación, de la reciprocidad y, en definitiva, de su ordenamiento jurídico y de la voluntad de las autoridades del país donde se encuentra el menor.
En resumen, es un tema complejo en el que intervienen muchos factores y en los que hay que seguir trabajando para poder dar respuesta a las distintas situaciones que se producen. En el ámbito de trabajo, corresponde a estas Cortes estudiar qué mecanismo se puede articular desde la administración autonómica para contribuir, si se puede, a hacer más fácil este arduo camino que tienen los padres, que luchan por recuperar el contacto con sus hijos que han sido sacados del país. Y ese mecanismo, tal y como nos ha apuntado otro compañero, tal vez debería ir en el sentido de la recomendación del Justicia de Aragón, que es la aplicación de la Ley de la infancia y la adolescencia de Aragón, que considera que los servicios sociales aragoneses podrían asumir en determinados casos la tutela del menor, como base para el ejercicio de las acciones de todo orden que procedan, en la defensa y protección de los derechos del niño.
Nos gustaría, por tanto, que esa propuesta que han anunciado el Partido Socialista y el Partido Aragonés nos la facilitaran a todos los grupos y, en eso, creo que estaremos de acuerdo. Para, aunque sólo sea en honor a su propia hija, conseguir una votación conjunta de esa determinada propuesta.
Usted ha calificado este hecho como violencia doméstica, en la que la primera víctima es el niño, pero en la que también sufre esta violencia el progenitor que se ve privado de su relación con su hijo y que, casualmente, suele ser la mujer. Sin embargo, por su adscripción al Código Penal del 95 y en aplicación de los principios de actuación en beneficio del menor, no se está considerando como violencia doméstica. Tal vez es en este camino donde deberíamos ir todos profundizando, concienciándonos y convenciéndonos de que se trata de una expresión cruel de violencia doméstica.
Hay que evitar que las crisis familiares produzcan efectos perjudiciales en los menores, como estos casos en que un progenitor sustrae las facultades derivadas de la custodia al progenitor al que se le ha conferido. En este camino de la protección del menor, es el que puede contar con el apoyo del Grupo Popular de estas Cortes.
No tenemos palabras para consolarle en su dolor, pero quiero que sepa que cuenta con nuestro más sincero apoyo.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Vallés.
Por el Grupo Socialista, tiene la palabra la señora Mihi.
La señora diputada MIHI TENEDOR: Gracias, señor presidente.
El Grupo Parlamentario Socialista quiere, especialmente, saludar y agradecer su presencia hoy aquí, señora Tapia. Agradecer su valor, su testimonio, su dolor, su tenacidad y la expresión de esa necesidad de justicia que, en el caso que nos ha expuesto, demanda para usted y para quienes con usted, desgraciadamente, sufren, padecen y comparten casos similares, sin que las respuestas o las soluciones a los mismos se produzcan con los resultados que todos estamos convencidos que desearíamos.
Desde la mayor expresión de la dignidad y la templanza, nos ha expuesto su caso a esta comisión, y pensamos los socialistas que la mejor respuesta que podemos darle a su intervención, tanto desde el corazón como desde la ideas y la política, es recorrer el camino que conduce,con la contribución positiva de soluciones, si no a remediar lo pasado, sí a eliminar o resolver en el futuro. Situaciones como la suya nos llegan tan hondo que no podemos sino asumirlas como propias.
Hoy, usted nos expone su esfuerzo tenaz, el desgaste, el físico, el psicológico que le ha supuesto este proceso. Se han producido fallos, cuando menos de coordinación, por no calificarlos de otra forma más dura, cuando no más certera, pero estamos aquí y entendemos que usted viene aquí con el ánimo de lograr que su sufrimiento no sea baldío, no sea estéril.
No es la primera vez que usted y quien ostenta en este momento la representación del Grupo Socialista hablamos de su caso, queremos dejarlo claro. Pero sí es la primera vez que podemos darle algo más que comprensión y solidaridad, personal y partidaria. Por ello, como le han anunciado, el Partido Aragonés y el Partido Socialista hemos presentado conjuntamente, con fecha de hoy, en estas Cortes, una proposición no de ley en defensa de los intereses de los menores y de las familias que, por el tenor de las intervenciones de los representantes de todos los grupos políticos en esta comisión, no dudamos que va a salir adelante. Iniciativa que, también le digo y nos comprometemos el Grupo Socialista, no será la última.
Nada más y muchas gracias por su valor, señora Tapia.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Mihi.
Señora Tapia, tiene la palabra para responder a cuantas cuestiones crea pertinentes.
La señora compareciente (TAPIA): Quiero agradecerles a todas ustedes, a todos ustedes sus palabras de aliento y de solidaridad. Decirles que todo lo he hecho siempre en cumplimiento de un sentido profundo de responsabilidad hacia mi hija y hacia el resto de los niños y víctimas, a las familias que se encontraban viviendo la situación del secuestro de un hijo.
Mi comparecencia hoy viene motivada por lo mismo. Yo sé que a mi hija no le devolveré la vida, y que tratar de que se haga justicia y de que los criminales sean puestos ante los tribunales es una cuestión, como siempre, de tiempo y, por qué engañarnos, de dinero. Constancia y dinero harán que, un día, pueda poner a estas personas ante los tribunales y deban responder por su crimen y decir qué hicieron, cómo se deshicieron del cuerpo de mi hija. Confirmar, quizá, los datos que hoy tenemos.
Mi lucha en estos seis años, junto a mis compañeras que aquí están también presentes dos de ellas, ha sido incondicional, hemos estado veinticuatro horas al servicio de muchas personas que estaban sufriendo episodios tan dramáticos como el de mi hija. Es angustioso escuchar a las tres de la mañana a personas, a familias completas llorando, gritando en sus casas, porque no saben qué hacer. Sus hijos están pasando de una frontera a otra sin ningún control, sin que nadie pueda detenerlos. No saben qué hacer, no hay nadie que coordine, no saben por dónde empezar. Esto es patético.
Es patético cuando uno sabe, porque ha estado en países árabes, que el niño que llega a una frontera árabe va a ser prácticamente imposible volverlo a traer a casa. Como antes he apuntado en la exposición o relato que he hecho, vivimos de espaldas a otra cultura de la que no conocemos nada, con unos códigos totalmente diferentes. Hay que apuntar, incluso, que cuando una mujer va a un país árabe —y es la primera fuerza instintiva que le da, ir corriendo detrás de su hijo y atravesar esa frontera—, puede incluso no salir jamás de ese país, no sólo porque pueda ocurrirle cualquier percance, sino porque, si esa mujer está casada bajo el rito islámico, el marido le prohiba la salida. La Embajada Española, a la que usted aludía como una protección, que yo no comparto, no va a darle ni dos euros para que pueda comer el bocadillo del día; esa mujer tendrá que mendigar o prostituirse, porque no hay vuelta a casa tampoco para ella.
Se están viviendo auténticos errores en el traslado interparental. Y no son modernos, no arrancan del secuestro de mi hija; en España, hace muchísimos más años que se conoce. A nosotros nos ha cumplido la tarea de hacer de avance; a mi hija Dounia, quizá, del pequeño mártir que pagará todos esos errores judiciales, para sacar a la luz todas las inoperancias.
No estoy de acuerdo, señora diputada, con esa exposición que ha hecho de que, efectivamente, es así ante al papel, pero no ante los hechos. La desasistencia a las víctimas de un secuestro parental en España es absoluta y aterradora; y no sólo desde la vertiente económica, que no hay ningún tipo de ayuda. Nosotras hemos visto en la Asociación que, para que una mujer o un hombre puedan acometer la búsqueda de su hijo secuestrado, van a necesitar cantidades que nunca puede ganar una persona con un sueldo normal. Estamos hablando de pagos de abogados, viajes, procuradores, traducciones juradas, de fárragos inmensos de gestiones policiales en varios idiomas, incluso investigadores… Cantidad de pagos que no se pueden aquí mencionar. Realmente es un coste que se multiplica por millones. También llamadas telefónicas.
Todo esto corre siempre a cargo de la persona que está buscando al hijo, suponiendo que, además, tenga la fortuna de tener la mínima instrucción necesaria para trabajar con unas burocracias complejísimas de varios países. Porque en nuestra Asociación tenemos cartas de algunas mujeres que nos piden ayuda para sus hijos y escriben hijos sin h. Dígame cómo estas mujeres pueden hacer una sola gestión dentro del complejo de la burocracia española y ya no le hablo de la burocracia árabe o de la burocracia de cualquier país europeo. Ésta es la realidad y ésta es la gran tragedia.
¿Cómo traemos un niño secuestrado a España? Hablamos de convenios de La Haya que, lógicamente, tiene una operancia muy básica y sólo dentro de países europeos. Me ha hablado usted del convenio hispano-marroquí. El convenio hispano-marroquí, puesto que lo ha mencionado, se dice que no se ha puesto en aplicación; no es exacto porque ha habido niños que han vuelto de Marruecos a España, a través de ese convenio. Lo triste es que detrás de ese convenio, o lo que recoge ese convenio es que se ratifica la sentencia de un juez español, pero es que el juez español no da esa orden; por tanto, ¿cómo puede ratificar el convenio marroquí la inexistencia de una orden que no ha dado un juez español? Lo triste es tener que encontrar validez a tus demandas, bajo la legislación de otro país que no es el tuyo, en otro idioma que no es el tuyo, cuando no te apoyan las instituciones y los jueces españoles. Eso es muy patético.
Quiero decirle que todo lo que tenemos, y ya no quiero hablar de cierres de fronteras, donde no se miran los coches, donde los menores viajan sin documentación, lo que hay en España y lo sabe esta Asociación por su comparativa con otros países, tanto del ámbito europeo como internacional, hasta hace pocos años rayaba en el más absoluto y vergonzoso bochorno. Hoy, que tenemos legislación y no se aplica, está rayando ya todo lo imaginable en vulneración de los derechos del menor.
Querría decir un dato más. Ésta es la sentencia, una sentencia del Tribunal del Consejo de Europa, de Estrasburgo. Es muy reciente, es de abril, del 29 de abril de este año, en la que se condena a España y es la segunda vez que se condena a España por no articular los derechos necesarios para la protección de un menor secuestrado.
Aquí hay un artículo del Consejo de la Abogacía de Mallorca, en el que un abogado de derecho internacional hace una declaración muy fuerte: no hay cultura de respeto al derecho internacional por parte de los tribunales españoles. Esto quiere decir que las sentencias de los tribunales europeos serían de aplicación obligatoria en los tribunales de instrucción o audiencias provinciales, por entenderse que son órganos de justicia superiores y no se están aplicando. España en pleno no está articulando las medidas necesarias de protección del menor.
Y no nos podemos esconder diciendo que son temas de familia, que son temas interculturales, porque están sucediendo ya en parejas de españoles. Españoles que, un día, deciden marcharse a la República Dominicana o a Paraguay y dejarle al otro sin el hijo, sencillamente para causarle dolor; y luego volver con toda impunidad, dejando a sus hijos en plena selva. Esto está sucediendo. No hablemos ya de interculturalidad, ni manejemos tópicos respecto al tema del secuestro de menores.
Estaríamos hablando, como he dicho antes, de violencia doméstica, pero también de coacción. Los niños son el instrumento más eficaz para coaccionar. Y si estamos asistiendo a negociaciones por plazas de garajes, por dinero, por cualquier tipo de cosa, el niño es un punto muy vulnerable, muy frágil, muy negociable. Y, desde luego, no parece importar su vida, porque hay varios niños muertos. En la prensa se ha recogido hace poco que aquí, en España, dos niñas en Gondomar murieron asfixiadas porque su padre las había dejado en un coche, sin comida y muertas de frío. Hace unos años, recogió la prensa cómo un padre, también español, arrojaba a su hijo de tres años cuando iba a ser detenido por la Guardia Civil, en el puerto internacional de Tui, y el niño murió al caer al agua.
Cuando la gente se ciega en el odio, no ve al niño. Pero tampoco estamos protegiendo a los menores, no se les está articulando desde las estructuras políticas institucionales, ni judiciales, tal y como debería hacerse según los tratados a los que estamos suscritos.
Y creo que con todo esto, no sé que más puedo decirles…
Hay otra realidad muy cruda, muy dura; se la voy a contar a modo de pequeña anécdota: Una vez, Luis del Olmo me dijo en un programa de radio que cuál era la frase más dura que había escuchado de una de las madres, cuando yo atendía al móvil de guardia. Y le dije, sin dudarlo un minuto: el momento en que una madre me dijo “ya no tengo dinero para continuar”, porque en ese momento ella sabe que deja a su hijo a su suerte, a su hijo o a su hija. Esto quiere decir que sólo mientras un progenitor, padre o madre —nuestra asociación defiende el derecho del menor y, por lo tanto, para nosotros avala en igual garantía y calidad la maternidad y la paternidad—, cuando a un progenitor le quitan a su hijo, sólo cuenta con sus medios, tanto económicos, como de formación, como psicológicos. Y hasta donde lleguen llegará la posibilidad que tenga de acercarse a su hijo. Una vez que se acaban, el niño queda, indefectiblemente, a su suerte.
Les agradezco una vez más su empatía y cuanto puedan hacer. Nuestra Asociación queda igualmente a disposición de todos ustedes, para facilitar todos los datos, estadísticas, todo lo que se ha realizado hasta ahora. Poco más tengo que decirles.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE (TOMÁS TOMÁS): Le agradecemos, señora Tapia, su traumática exposición. Traumática porque, al final, son los niños quienes la padecen, los más débiles de nuestra sociedad y traumática porque los padres también la padecen al arrebatarles a estos niños involuntariamente.
Esta comisión le desea, de verdad, que su esfuerzo, su constancia, obtenga al final los frutos que todos esperamos y que estos hechos, mediante su trabajo y su denuncia, nunca se produzcan, que es lo que todos deseamos.